El interés arqueológico de Vicente Lombardo Toledano

El interés arqueológico de Vicente Lombardo Toledano

Por Emilio García Bonilla

En el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano” se conservan algunas esculturas prehispánicas talladas en piedra, las cuales son parte de la colección arqueológica que reuniera Vicente Lombardo Toledano principalmente en la década de 1920. ¿Qué relación tienen esas piezas arqueológicas con la tesis con la que Lombardo obtuvo el grado de doctor en Filosofía por la Universidad Nacional en 1933?

El interés de Lombardo por la arqueología se expresó desde que fue gobernador de Puebla (1923-1924) al presentar una iniciativa para crear el Museo de Historia, Arqueología y Etnografía, primera institución de este tipo en la entidad, en ese documento argumentaba:

He juzgado que uno de los deberes más altos que tiene el gobierno que en la actualidad tengo la honra de presidir, es el de crear cuanto antes un museo […], considerado, no como un conjunto sin orden ni principio de objetos de estimación más o menos relativa, sino como un sitio que recuerde de un modo dinámico el pasado de nuestro terruño y la importancia que tuvo el espíritu privilegiado de los hombres y los pueblos, […] señalando el camino del porvenir.[1]

Luís Castillo Ledón, director del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, respaldó ese proyecto, ofreciendo enviar a Puebla las piezas arqueológicas duplicadas que no estuvieran exhibidas en los salones del Museo Nacional. Ante la solicitud de Lombardo de “vaciados en yeso de los más importantes objetos del Salón de Monolitos”, Castillo Ledón aceptó formar una colección “compuesta de veinte piezas de las más interesantes”.[2] Sin embargo, el proyecto no se logró concretar por el breve tiempo que Lombardo Toledano estuvo al frente del gobierno estatal.

De los constantes viajes que realizaba a la Sierra de Puebla, su tierra natal, surgió el interés por estudiar a los pueblos originarios en esa región con tanta riqueza natural y cultural. Lombardo Toledano había aprendido la lengua náhuatl desde niño y mantenía viejas amistades en la zona, por lo que en los años 20 la recorrió y estudió con la finalidad de sustentar su propuesta pedagógica de que en los primeros años de la educación primaria la enseñanza se impartiera en las lenguas maternas de los niños indígenas, porque un idioma no es un simple medio de comunicación, sino que “toda lengua revela el concepto de la vida que tienen quienes la han forjado y la emplean”.[3] Para ello debía elaborarse una carta lingüística de todo el país identificando con precisión los idiomas hablados en las comunidades indígenas. Lombardo decidió comenzar haciendo la descripción y el análisis de las lenguas habladas en su región natal.

MapaA principios de 1925, Abraham Lucas de Tetela de Ocampo le hizo llegar a Lombardo a petición expresa, “un croquis donde señalo los límites donde se habla el mexicano clásico o sea al que se le pospone la l a la t, señalo donde hablan el que yo entendí me dijo Vd. es el olmeca o sea al que no le posponen la l a la t, y también señalé los pueblos que hablan el totonaco, se entiende pueblos de más significación”.[4] Lombardo señaló que esa información la cotejaría “minuciosamente con los datos que ya tenía […] y creo que podrá resultar de todo una carta lingüística bastante exacta.”[5]

Así, y con base en sus investigaciones, Vicente Lombardo Toledano realizó la carta etnográfica de la Sierra de Puebla, señalando las lenguas habladas en cada zona de la región: el otomí, el totonaco, el mexicano clásico y el olmeca-mexicano. Además, pudo elaborar la carta etnográfica para la misma región pero señalando las lenguas que se hablaban en 1570, cuando ya se había implantado el dominio colonial español. En ambos mapas, Lombardo señaló los sitios donde se habían identificado restos arqueológicos indicativos de que hubo núcleos urbanos prehispánicos, habiéndose confirmado la idea de que la Sierra norte de Puebla fue en su momento una de las regiones más densamente pobladas de Mesoamérica.

Vicente Lombardo Toledano también propuso un mapa señalando las rutas que siguieron las lenguas como resultado de las migraciones de los diferentes grupos humanos que poblaron la región antes de la llegada de los españoles.

Alfonso Caso
Alfonso Caso

Lombardo conoció personalmente los yacimientos prehispánicos de su región natal, zona identificada con el Totonacapan: en compañía de su cuñado Alfonso Caso visitó las ruinas de Yohualichan en Cuetzalan invitados por Ángel Huidobro Flores, dibujando el propio Lombardo el primer croquis del lugar dándolo así a conocer.[6] Asimismo a finales de enero de 1925 emprendió un viaje a Papantla, “con el exclusivo objeto de visitar nuestro Tajín para hacer algunos estudios arqueológicos”, para lo cual fue presentado y recomendado por el diputado Luís G. Márquez con Benjamín de Castro, editor del periódico regional El Tajín, quien además tenía “algunas fotografías del sitio arqueológico de hace algún tiempo, cuando todavía no estaba tan destruido como ahora.” Se le solicitó que lo ayudara “en todo lo que pueda para conseguir algunos datos que desea sobre nuestros totonacos.”[7]

Sus amistades poblanas y veracruzanas contribuyeron a que Lombardo Toledano ampliara sus conocimientos arqueológicos, antropológicos y lingüísticos de la región. Por ejemplo, en agosto de 1926, el ingeniero Emilio Aguirre Muñoz, teziuteco que trabajaba en Veracruz, le prometió que “cuando esté Ud. desocupado le enviaré algunos apuntes de datos arqueológicos que poco a poco voy consiguiendo, de personas que dicen haber visto los lugares.”[8] También en diciembre de ese mismo año un amigo de Hueytamalco le comunicó a Lombardo que le había mandado con Luís López “unos ídolos y una máscara de piedra que espero ya sean en su poder”.[9]

A principios de 1927, el profesor José Guadalupe Pérez Méndez desde Teziutlán envío a Lombardo Toledano tres ídolos prehispánicos: dos en regular estado y uno quebrado, y en el mes de mayo le remitió por ferrocarril “el ídolo en buen estado que fue el que le gustó en Xiutetelco y que no le quisieron dar, habiendo sacado Ud. solamente un dibujo; por tratarse de Ud. tomé todo empeño en conseguirlo para proporcionarle la satisfacción de tenerlo.”[10]

Los resultados de esas investigaciones conformarían su tesis doctoral en Filosofía que fue publicada en 1931 con el título de Geografía de las Lenguas de la Sierra de Puebla con algunas observaciones sobre sus primeros y actuales pobladores.[11] En dicha obra, Lombardo realizó importantes aportes para el conocimiento de esa región, destacando la diferenciación que encontró entre el náhuatl clásico o del imperio (hablado en el norte de la región) y el olmeca-mexicano (hablado en el sur), éste último como una variante del primero, producto de la mezcla de grupos culturales diferenciados. En el olmeca-mexicano la t nunca se antepone ni se pospone a la l, existiendo una clara distinción entre los vocablos de una y otra lengua.

Portada de la Geografía de las Lenguas
Portada de la Geografía de las Lenguas

En la Geografía de las Lenguas, Lombardo Toledano presentó la descripción arqueológica y en algunos casos los croquis de sitios prehispánicos en donde él realizó trabajo de campo: Xiutetelco, Teteles, Chignautla, Poza Larga, Hueytamalco, Ixtacapa, San José Acateno, Santa Emilia, Mecapalco, Amixtlán, Yohualichan, San Agustín Matlatlán, Bienvenido o Ignacio Ramírez, Tilapa, Tlacuilolostoc y Atotocoyan. En muchos de esos sitios, Lombardo fue el primero en investigarlos con interés científico, y la gran mayoría en la actualidad siguen ocultos por la naturaleza. Como reconoció el propio autor: “No soy arqueólogo. Estimo que el valor de mi estudio –si es que lo tiene– es el narrativo, con relación a los lugares descritos, los objetos hallados y las costumbres reveladas. Precisamente es de la región totonaca de la sierra de Puebla, de la zona que hasta hoy se ignora casi todo por los investigadores más autorizados del antiguo Totonacapan”.[12]

Vicente Lombardo Toledano destacó a Xiutetelco como el lugar más importante de la región desde el punto de vista arqueológico. Dibujó por primera vez un croquis señalando sus montículos principales y mencionó que ahí había encontrado los ejemplares más hermosos de la escultura totonaca. La riqueza cultural prehispánica de Xiutetelco reflejada en los constantes descubrimientos es clara cuando Lombardo señaló en su libro que estando él en Teziutlán en 1924 le pidieron que acudiera a presenciar el hallazgo de un sepulcro, el cual describió mencionando que era una cripta recubierta de estuco blanco, verde y rojo.[13]

Además, en su obra, Lombardo Toledano realizó un análisis lingüístico de la etimología de los nombres de los pueblos de la sierra, hizo un estudio antropológico de los totonacos contemporáneos como el núcleo cultural más importante de la región: su historia y migraciones, las variantes de su lengua, sus ocupaciones, habitación, muebles, alimentación, vestido, religión y supersticiones, sus danzas, el carácter de la mujer y el uso medicinal de las plantas.

En suma, la Geografía de las Lenguas de la Sierra de Puebla de Vicente Lombardo Toledano constituye un estudio histórico, lingüístico, etnográfico, arqueológico y antropológico para sustentar una propuesta pedagógica aplicable a todo el país. A más de ochenta años de su publicación, sigue siendo un referente para conocer y comprender el desarrollo cultural de los pueblos de esa región. Para su consulta, se encuentra en el tomo II, volumen 2 de la Obra Histórico-cronológica, editada por el CEFPSVLT, la que constituye la compilación más completa de la obra escrita del ilustre revolucionario mexicano.

[1] VLT, “Iniciativa para crear el Museo de Historia, Arqueología y Etnografía de Puebla”, Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo I, núm. 8, Puebla de Zaragoza, 9 de febrero de 1924. En Obra Histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México, CEFPSVLT, 1994, pp. 51-54.

[2] Carta de Luís Castillo Ledón a VLT, 14 de febrero de 1924, en Fondo Histórico de la Universidad Obrera de México (FHUOM), Legajo 47.

[3] VLT, Geografía de las Lenguas de la Sierra de Puebla [1931], en Obra Histórico-cronológica, t. II, vol.2, México, CEFPSVLT, 1995, p. 191.

[4] Carta de VLT a Abraham Lucas, 28 de enero de 1925, y Carta de Abraham Lucas a VLT, 4 de febrero de 1925, en FHUOM, Legajo 75.

[5] Carta de VLT a Abraham Lucas, 14 de febrero de 1925, en FHUOM, Legajo 75.

[6] Carlos Romero Giordano, “La zona arqueológica de Yohualichan”, en México Desconocido, octubre de 2014.

[7] Carta de Luís G. Márquez a Benjamín de Castro, 29 de enero de 1925, en FHUOM, Legajo 75.

[8] Carta de Emilio Aguirre Muñoz a VLT, 25 de agosto de 1926, en FHUOM, Legajo 96.

[9] Carta del Sr. Martínez a VLT, 18 de diciembre de 1926, en FHUOM, Legajo 101.

[10] Carta de J. Guadalupe Pérez Méndez, 22 de mayo de 1927, en FHUOM, Legajo 113.

[11] Geografía de las Lenguas en la Sierra de Puebla. En Obra Histórico-cronológica, t. II, vol. 2, México, CEFPSVLT, 1995, pp. 191-282.

[12] Ibid., p. 234

[13] Ibid: p. 209

X