Pablo Picasso, 1881 -1973

picasso-portada

Por el Mtro. Josep Francesc Sanmartín Cava y el dedicado trabajo realizado por los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.

Pablo Ruiz Picasso, universalmente conocido como PABLO PICASSO, nació el 25 de octubre de 1881, en Málaga (España), y falleció el 8 de abril de 1973, en Mougins (Francia). Es considerado como uno de los grandes pintores de la historia del arte, con un un legado artístico prolífico, siempre a la vanguardia. Se le considera uno de los creadores del movimiento cubista, junto con Georges Braque y Juan Gris. Su desarrollo artístico estuvo siempre guiado por la experimentación. Sin embargo, su progreso artístico parece definirse en cuatro etapas destacadas:

  • La época azul (1901-1904), donde trató temas que se centraban en la muerte y la tristeza, cuya técnica se basó en el empleo del azul para enfatizar el pesar de los cuadros. Destacan de esta época cuadros como La celestina y Mendigos a orillas del mar.
  • La época rosa (1904-1906), donde trabajó sobre la juventud y la fragilidad. Sin abandonar del todo los azules, comienza a usar el rosa de manera predominante. Las líneas se hacen más redondeadas y la paleta se ve influenciada por el estilo fauvista. Destacan de esta época cuadros como La planchadora y el Retrato de las Señora Canals.
  • El cubismo (1907-1917), donde trabajó sobre temas musicales, naturalezas muertas, ballet, retratos, temas culturales y cotidianos. Entre las técnicas que desarrolló destacan el collage, la representación escultórica llevada a la pintura y la adaptación representativa de propuestas artísticas no europeas. Destacan de esta época cuadros como Las señoritas de Avignon y Dos mujeres tocando la vihuela.
  • La etapa clásica (desde 19017). Durante esta época el artista se ve influenciado por el surrealismo, y esto que tiene como resultado propuestas artísticas como “las metamorfosis”, donde utilizó la pintura y las formas como metáforas, siempre con contenido crítico. Aunque se podría decir que su obra se da en un marco que va del expresionismo al cubismo, su producción es demasiado diversa y personal como para clasificarla dentro de un movimiento artístico concreto. Su producción, explora todo tipo de técnicas, desde el dibujo a la pintura, pasando por el aguafuerte. Destacan de esta época pinturas como el GuernicaCráneo de buey.
Guernica, 1937.

También abordó géneros como la escultura, el dibujo, el grabado, la cerámica, la ilustración de libros, el diseño de escenografía y vestuario. Pablo Picasso, fue sin duda una de las figuras más influyentes en el campo del arte del siglo XX. Pero también fue un declarado pacifista y comunista, miembro del Partido Comunista Español y del Partido Comunista Francés. Y aunque gran parte de su vida la pasó en Francia, no dudó en apoyar al bando republicano durante la Guerra Civil Española. Como resultado de ello pintó el Guernica, inspirado en los bombardeos realizados en dicha población. Obra que hoy es considerada como una de las mayores contribuciones al arte realizadas en la historia, y que se puede visitar en el Museo Reina Sofía en Madrid.

En homenaje al autor, el Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano pone a disposición el artículo que publicó Pablo Picasso para la revista FUTURO, el primero de enero de 1934: “La pintura contemporánea” (pág. 8 y 15). Revista que fue fundada y dirigida por el Mtro. Vicente Lombardo Toledano. También adjuntamos una reseña del Luis Cardoza de Aragón sobre Picasso, al final del artículo.

Revista disponible seleccionando aquí.

La Pintura Contemporánea

pablo picassoPor Pablo Picasso

Me llaman buscador, pero yo no busco: encuentro. Del cubismo se ha hecho una especie de piedra filosofal.

Hemos visto a muchos pobres diablos que, de pronto, hacían alarde de su arte cuando no existía tal arte. Se jactaban de poder engrandecerlo todo. De todo ello salió un arte afectado, sin relación verdadera con la tendencia del trabajo que a mí me ocupaba. Usted no sabe la antipatía que tengo por cuantos quieren imitar mi MANERA. Los partidarios de la escuela joven, los su-realistas, vieron un día varias hojas mías de bocetos, llenos de puntos y líneas, que acababan de servirme para unos ensayos de estudio. Me había producido por aquellos días gran impresión un mapa del cielo estrellado; me parecía una cosa bella sin ninguna significación, y un día me puse, en consecuencia, a trazar líneas y puntos; las líneas se ligaban unas a otras como si colgaran del cielo. Hacía todo aquello porque sí; aunque tal vez pudiera el día menos pensado servirme aquel estudio de elemento gráfico para cualquiera composición; y de pronto—sorpresa— unos su-realistas descubrieron que aquellas fantasías tenían concordancia con sus ideas más abstractas. En todo se quiere encontrar un sentido. Es la enfermedad de nuestra época, muy poco práctica, aunque hace alarde de todo lo contrario.

Un día referí a Jean Cocteau lo que me había pasado durante el verano. Quizás escriba él todo un libro a propósito de esta anécdota. Vinieron unos amigos para llevarme a la Exposición Internacional de Artes Decorativas, que era, a mi parecer, una cosa de muy poco gusto, pero de la que se podía aprender mucho. Mis amigos me dijeron: “Ya verá usted Picasso; es usted el responsable de esa arquitectura; usted mismo se descubrirá en aquellas obras, que son obra de usted”. ¡Creían proporcionarme una gran satisfacción con estas palabras!… Suponga usted que Miguel Ángel fuese a comer a casa de unos amigos y le recibieran diciéndole: “Mire usted este aparador Renacimiento; ¿Verdad que es muy bonito? Está hecho inspirándose en su “Moisés”. ¡Buena cara hubiera puesto Miguel Ángel!

¡Qué manía la de querer inspirarse en el de al lado! Yo sufro casi físicamente cada vez que me veo imitado.

Las artes aplicadas no tienen ninguna relación con el caballete del pintor, con el cuadro de caballete. Aquellas artes son prácticas; pero la pintura es un juego noble. Guardo agradecimiento a la butaca porque me ofrece unos brazos abiertos; pero la butaca no es arte.

Por el año de 1906 lo invadió todo la influencia de Cézanne. Estaban entonces al alcance de cualquiera las frases de “composición, polarización de las formas, ritmo de los colores”. Dos problemas se presentaron a mi espíritu. Observé que la pintura tiene un valor intrínseco independiente de las cosas reales, tangibles. Y me pregunté a mi mismo: ¿no sería mejor pintar cosas que sean y no las cosas que vemos?

La pintura tiene una belleza propia. Desde el momento en que la pintura puede tener su belleza propia se hace posible la creación de una pintura independiente, con tal de que no permanezca siendo pintura.

Por eso tomé el partido del cubismo durante varios años. Nunca hice más que pintar para darme la satisfacción de pintar, excluyendo todas las nociones de la realidad real.

El cubismo no ha sido otra cosa que esto: pintura por la pintura, excluyendo todas las nociones que sean realidad real.

Del color depende el tamaño de un volumen. Sabido es que un cuadrado blanco resulta siempre más grande que uno negro de la misma dimensión. Esto es de lo más elemental, de lo más simple. Pero no fue obstáculo, sin embargo, para que todos los tontos se pusieran a descubrir leyes y reglas, y trataran de explicarnos de qué modo tenemos que pintar.

Cada obra no es para mí la meta de mis deseos, sino un incidente dichoso, una experiencia más.

El color es la herramienta para medir el mundo de las formas. No se trata de retroceder a la geometría de los sabios. Los exploradores pueden embarcarse en los vehículos de semejantes teorías; mejor: así desaparecerá más fácilmente el que no valga.

Picasso. Guitarra, 1913.
Picasso. Guitarra, 1913. Obra del periodo de cubismo sintético (1912-1915)

Hubo pintores llamados cubistas que asustados ellos mismos de lo que estaban haciendo, buscaban teorías para justificarse… El cubismo no se ha regido nunca por un programa. Mis ideas estéticas eran en el fondo una de las formas de mi acción artística. Había siempre una concordancia entre ellas y mí trabajo meramente práctico. Un cuadro puede presentar igualmente, ya las ideas que tengamos de una cosa, ya su aspecto externo. En realidad, nunca se copia la Naturaleza: solamente se imita la Naturaleza, se viste con apariencias realísticas objetos imaginarios.

No hay que ir de la pintura a la Naturaleza, sino de la Naturaleza a la pintura. Hay pintores que al pintar el sol colocan en el cuadro una mancha amarilla: se empeñan en hacer, con habilidades manuales, que aquella mancha amarilla produzca el efecto del sol; hay otros que aplican la reflexión, que aplican medios calculados para que haga efecto de sol aquella mancha amarilla.

La pintura tiene que contener elementos al alcance de todos, para que todos puedan entender y amar el arte.

Se recurre a la Naturaleza para tomar de ella pretextos que sirvan al cuadro de variante. Ese es el ideal de todos los grandes creadores: comenzaban por su ideal personal y llegaban a dar a las cosas que pintaban apariencias personales. Creo que el origen de toda la pintura es una expresión organizada de lo subjetivo.

Al asunto no le doy nunca importancia. Yo soy todo para el objeto: respeto el objeto; no hay que destruir nunca la figura ni el orden de nuestros pensamientos más secretos. Ya sabemos hoy que la pintura no es la verdad: por lo menos, la verdad a nuestro alcance. El artista debe hallar la manera de convencer al prójimo de la verdad que entraña su poesía.

No entiendo la importancia que se da a la palabra “buscar”. Yo creo que no significa nada.

Yo trato de pintar lo que he encontrado, no lo que he buscado. En el arte no tiene valor la mera aspiración de alguna cosa. “Obras son amores y no buenas razones”, dice un refrán de España. La idea de buscar ha conducido la pintura a lo abstracto. Es, quizá, el error más grande del arte moderno. La manía de buscar ha envenenado a aquellos que no han entendido bien la parte positiva del arte moderno y, así, trataron de pintar lo invisible, no lo que está al alcance de la pintura.

La obra expresa frecuentemente mucho más de lo que el autor quiso expresar en el cuadro. Muchas veces se encuentra el autor sorprendido por el resultado que le impone su obra. El nacimiento de una obra artística es a veces una auténtica y prístina creación.

Nadie seguirá a un hombre que vaya con la mirada fija en el suelo de la calle, para ver si la Providencia ha dejado tirada en el camino una bolsa de dinero; en cambio, el que encuentra algo, tendrá entonces nuestra atención, si no es que nuestra admiración.

Se habla del naturalismo en contraposición a la pintura moderna. ¿Pero han visto ustedes alguna vez obras artísticas naturales? Naturaleza y arte son dos cosas completamente diferentes. El arte nos hace posible expresar lo que no puede expresar la misma Naturaleza. Empezando por los primitivos, cuyas obras están tan lejos de la Naturaleza, y llegando a los artistas como David. Ingres y Bouguereau, todos, mientras imitaban la Naturaleza, estaban convencidos de que el Arte es arte, y no Naturaleza. Desde el punto de vista del Arte no hay formas concretas y formas abstractas; no hay más que traducciones más o menos convencionales.

El cubismo no es diferente a las demás escuelas habituales del arte. Los mismos principios y los mismos elementos son comunes a todas.

No dice nada en contra del cubismo el hecho de que no haya sido comprendido durante tanto tiempo y de que siga todavía sin ser comprendido para muchos. El hecho de que yo no sepa leer en alemán y de que un libro alemán no sea para mí otra cosa que unas rayas negras sobre blanco, no quiere decir nada contra la lengua alemana, y no debo censurar al autor, sino censurarme yo mismo.

El cubismo no es solamente un germen o un embarazo de arte que tenga que dar a luz lo más esencial de una idea; es un estudio de formas primarias e independientes que tienen derecho a llevar en sí su vida propia.

Si es que el cubismo está cambiando, surgirá de ese mismo cambio una nueva forma de cubismo.

Se ha tratado de explicar el cubismo por la matemática, la geometría y el psicoanálisis. Todo esto es literatura pura. El cubismo tiene sus metas pláticas. Encontramos en el cubismo el medio de expresar lo que vemos con la vista y con el espíritu, explotando todas las posibilidades que están contenidas en las calidades más reales de las líneas y colores. Y esto ha sido un manantial de alegrías inesperadas, un manantial de descubrimientos.

Rousseau, el aduanero, no es un caso singular. Es la perfección de un cierto orden del espíritu. El primer cuadro de Rousseau, que tuve ocasión de adquirir, nació en mí con una fuerza irresistible. Pasaba yo por la calle de los Mártires, y un trapero había puesto contra la pared varios cuadros; uno de ellos, una cabeza de mujer, llamó mi atención sobre todos. ¡Qué rasgos tan genuina y rotundamente franceses!¡Qué claridad!¡Qué decisión! Era un lienzo enorme. Pregunté el precio.

—Cien “sous” —me contestó el trapero; y añadió:

—Puede usted aprovechar el lienzo para pintar… Aquel cuadro es uno de los retratos más veraces y más psicológicos que conozco.

Siempre me quedo sorprendido del mal ejemplo de la palabra “desarrollo”: yo no me desarrollo: yo soy lo que soy. En el arte no hay pasado ni futuro.

El arte de los griegos o de los egipcios no pertenece al pasado. Está más joven que nunca.

Modificación no significa desarrollo. Si un artista cambia su manera de expresarse —cosa que está siempre permitida a todo hombre, a todo artista—, no quiere decir que haya cambiado su manera de pensar.

Siempre me quedo sorprendido del mal empleo buscado; nunca me he atormentado en buscar; lo que veo lo presento unas veces en una forma, otras en otra.

Yo no medito ni hago experimentos; si hay que decir algo lo digo como mejor me parece.

No hay arte de transición; hay solamente artistas buenos y artistas no tan buenos.

Los curiosos, o periodistas, o Mecenas, nos visitan esperando de nosotros desbordamientos de ideas y de definiciones, a fin de poder explicar después nuestro arte y darle un valor instructivo. Pero yo rechazo todo esto. Quieren consideramos no solamente como creadores de cuadros, sino también como teorizadores y fabricantes de aforismos.

Se han hecho antologías de Ingres y Delacroix que las gentes leen asombradas. Pero ¿qué idea de Delacroix puede compararse con su Sardanápalo?

Ustedes esperan de mí que defina qué es el Arte. Si yo lo supiera me lo guardaría para mí.

Yo no busco; encuentro.

Pablo Picasso “La pintura contemporánea”, revista FUTURO, número 3. México, 1° de enero de 1934. Págs. 8, 15.
Revista fundada y dirigida por el Mtro. Vicente Lombardo Toledano.
Revista que puede ser consultada en la Web del Centro de Estudios.

Artículo en PDF disponible aquí.

Reseña de Luis Cardoza y Aragón

Luis Cardoza y Aragón. “Pablo Picasso, la influencia de Picasso”. Revista Futuro, número 1. México, 1° diciembre de 1933. Pág. 27.

 

La Influencia de Picasso —como la de Miguel Ángel en su tiempo— se manifiesta en todas las formas de la vida del arte, en toda la vida de las formas. Su pintura es lo que es: inexplicable, obra de poeta. Limpia de lo conocido, dedicado por entero al prodigio. Universo nuevo, asombroso para el conocimiento normal. Necesidad de misterio y de certeza. Por ello, su obra misteriosa vive en un tiempo con no sé qué de futuro siempre en ella. Rol creador, mejor expresado, entre más arbitrario es el motivo. Impromptu organizado: el azar le es fiel como los astros de la noche. Dio realidad a lo que para Mallarmé, Cezanne, Ducasse, fue una fantasía. Pintó “lo imposible”. Creador de un movimiento revolucionario que da al espíritu evasión y libertad absolutas. Extendió los límites del hombre. Ha sido amo de sus sueños. Y toda su obra, gloriosa porque falta de buen sentido, de ese “demasiado humano” que envilece la poesía, vive en donde ya casi no llega el rumor de la realidad. Pablo Picasso, no sólo pide peras al olmo, sino estrellas y medallas, cúpulas y lámparas y peces y columnas, guantes y puñales, amor y muerte, máscaras y hojas de afeitar.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8388/LOMB
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

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