Carlos Augusto León (1914 – 1997)

Retrato de Carlos Augusto León
En el día de su aniversario, recordamos al escritor, ensayista, docente, político y notable poeta venezolano, con un fragmento de la poesía que publicó en Yo canto a Lenin (1957) y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Carlos Augusto León nació el 20 de octubre de 1914, en Caracas (Venezuela); y falleció en 1997. Fue un destacado escritor, ensayista, docente, político y notable poeta venezolano.

Cursó primaria en el Colegio La Salle y secundaria en el Liceo de Caracas. Sus estudios universitarios los realizó en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Central, donde se doctoró en 1936, a la edad de 22 años. Fue entonces cuando comenzó a desarrollar su vertiente creativa y humanista. En cualquier caso, también se matriculó en el Instituto Pedagógico Nacional, donde obtuvo el título de profesor de Geografía e historia, asignatura que impartió por más de 15 años en el Liceo Andrés Bello, en su ciudad natal. Durante los últimos 20 años de su carrera académica, Carlos Augusto León impartió literatura contemporánea en la Universidad Central de Venezuela, donde además, ocupó el puesto de director del Departamento de Publicaciones.

El compromiso social de Carlos Augusto León lo llevó a significarse en la defensa de los más desfavorecidos y a oponerse a los gobiernos conservadores venezolanos, sobre todo durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, lo que supuso su encierro y posterior destierro. Esto le sirvió para viajar por Europa y Latinoamérica, transmitiendo sus mensajes políticos a través de la poesía, alcanzando gran reconocimiento internacional, por lo que fue premiado en Rusia con el Premio Mundial de la Paz. Su desempeño político, lo llevó a ser miembro del Consejo Municipal de Caracas y Senador en el Congreso Nacional.

Carlos Augusto León plasmó en su poesía un gran sentido humanista, siempre en defensa del pueblo y la mujer, lo que le convirtió en un exponente de la poesía con compromiso social en Iberoamérica. En 1943, fue galardonado con el Premio Municipal de Literatura, en 1946 con el Premio Municipal de Prosa, otorgado a su ensayo Las piedras mágicas, y en 1948 con el Premio Nacional de Poesía, concedido a su poemario A solas con la vida.

Recordamos a Carlos Augusto León con parte de su poesía publicada en Yo canto a Lenin (1957) y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Fragmento de la poesía de Carlos Augusto León publicada en Yo canto a Lenin (1957)

1

Yo canto a Lenin cuando otros se contunden
y dicen: ya no es ese el gran pueblo de Lenin,
ha cambiado su senda.
No, Lenin: sé que estás más que nunca en los tuyos.
Odio a los que injurian tu familia de pueblos,
los que intentan cubrirla con capa de mentiras.
Pero no es nuevo esto. ¿Tú recuerdas?
¡Si eras para ellos solamente
el gran capitán de los “bandidos”,
todo tu pueblo en pie era una “horda”…
Así ladraban,
así ladran ahora, todavía
prosiguen sus ladridos

2

Pero todo ha pasado, Camarada,
como tú lo decías.
Primero creció solo,
cercado por doquier y conmovido.
mas firme en su crecer,
segura flecha
al blanco dirigida,
el árbol de tu pueblo,
libre y junto,
del ruso, del tadzikio, del turcmenio…
Mas, luego,
surgieron —todo un bosque— nuevos árboles,
de Pekín hasta Praga,
de Mongolia a Bulgaria…
Es que todo ha pasado, Camarada,
como tú lo decías.

Y los otros, los que tú combatías,
han seguido derecho hacia su muerte
como tú lo decías.
Aún ladran, aún maltratan, aún saquean,
porque marchan derecho hacia su muerte,
como tú lo decías.
Y los pueblos todos de la tierra,
cada vez más erguidos y despiertos,
sacúdense los yugos
de uno y otro imperio porque saben
que hay un país, un mundo ya, con ellos.
poderosos, fraternos.
Porque todo ha pasado, Camarada,
como lo ibas diciendo.

3

Hace una vida ya que te conozco, Lenin,
que camino a tu sombra… Y a mi hijo
yo le he dado tu nombre.

He crecido contigo, Maestro, Camarada.
Yo tengo la edad de la Revolución.

Tan cerca he estado siempre
que aunque no te vi nunca yo bien contar podría
cómo era tu sonrisa, cómo eran
tu mirada vivaz, tu ser inquieto.
Sé que eras
río que se vuelve torrente.
Sé que eras
tierno como el arroyo pero fuerte
igual que la tormenta.

Y lo que más admiro en ti, Maestro
tanto como tu clara inteligencia:
eras un árbol que sabe ser espiga:
Cómo entre los tuyos trabajabas,
uno más entre todos, como oías
al mujik y al soldado; tú sabías
que los ojos de muchos, unidos, ven más lejos,
que los brazos de todos, unidos, son más fuertes.

Yo he crecido contigo, entre la infamia
que ronda nuestro mundo. Yo recuerdo:
cuando era un niño apenas me mostraban
a los niños hambrientos de tu tierra
y decían: he aquí lo que perpetran
allá los bolcheviques.
No decían que aquella hambre arrancaba
—que era un río de sed— de los palacios
del zar y de los suyos… Me mostraban
estampas de valientes campesinos
asesinados por los “guardias blancos”
diciéndome: esto hacen
allá los comunistas…
Ellos no cambian, Camarada Lenin,
no cambia el enemigo.
Tu país ha crecido, pero ellos
afirman que sus muros son de hambre
tu tierra es limpia y clara, pero ellos
—los que nutren con sangres populares
sus armas y sus máquinas—
quieren hacernos ver que es sólo sombra.
Ellos no cambian, Camarada Lenin,
nuestro siempre enemigo.
En Budapest ahora asesinó patriotas
y nos mostró sus víctimas diciendo:
esto han hecho
allá los comunistas …

Ellos no cambian, Camarada Lenin.
La vida que yo llevo de luchar y cantar
y el tiempo mismo
que tu Revolución tiene de vida,
ellos lo llevan de preparar Kolchaks
y Denikin para agredir de nuevo… En vano, en vano:
cada día son más débiles
—con bombas, sí, con armas a montones
y montones de dólares—
y cada día más fuertes
somos tú y yo, los pueblos de la tierra.
No se corrigen ellos, nunca cambian,
—¡si son los mismos lobos!—
por nada se convencen que deben dejar paso
a quienes hoy tenemos que edificar la historia.
Una vez atacaron… Era Hitler, ya polvo en la memoria,
crimen en la memoria, ya nada más, del mundo.
Y hace poco quisieron que volviera:
sus cenizas
fueron a despertar y sus soldados
lanzaron contra Hungría…
Pero ésta no fue suya, Camarada.
Tus gentes —tus hermanos, tus hijos
de la patria soviética—
al lado de los húngaros de veras
allí otra vez han rechazado el monstruo,
han liberado al Hombre.

Dedicatoria de Carlos Augusto León al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro o canto a Lenin
León, Carlos Augusto. Yo canto a Lenin. México: [s.n.], 1957.

Para el Lic. Vicente Lombardo Toledano, con la admiración y la amistad de siempre de (firmado) Carlos augusto León, junio 1957

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Carlos Augusto León

  • Los pasos vivientes (1940)
  • Canto de mi país en esta guerra (1944)
  • Homenaje a Jorge Manrique (1947)
  • Los nombres de la vida (1947)
  • La niña de la calavera y otros poemas (1948)
  • A solas con la vida (1948)
  • Canto a Corea (1949)
  • Canto de paz (1950)
  • Tres poemas (1951)
  • Poesías ( 1954)
  • Solamente el alba (1973)
  • Una gota de agua (1974)
  • Los dísticos profundos (1984)
  • Juegos del yo (1989).

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


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