El Comité Nacional de Defensa Proletaria y la unidad sindical

Juan Campos

El Comité Nacional de Defensa Proletaria y la unidad sindical

Por Juan Campos Vega

En la década de los años treinta, la recomposición del movimiento sindical proporciona una nueva dinámica a las luchas obrero-patronales, lo que se refleja en el número de huelgas anuales que se incrementan. En 1933, las huelgas suman la ínfima cantidad de 13; aumentan a 202 en 1934, y durante 1935, primer año del gobierno del general Lázaro Cárdenas (1 de diciembre de 1934-30 de noviembre de 1940), el movimiento sindical desarrolla una actividad mucho más intensa: las huelgas alcanzan la cantidad de 642.

Plutarco Elías Calles
Plutarco Elías Calles

En medio de ese escenario, el senador de la República, Ezequiel Padilla, proporciona a la prensa de la capital del país las declaraciones del general Plutarco Elías Calles, que se publican el 12 de junio de 1935. Entre sus expresiones, el expresidente de la República ataca la actividad sindical, argumenta que hace seis meses que se realizan huelgas constantes, y que muchas de ellas son injustificadas, y arremete en contra de los dirigentes de sus organizaciones:

Yo conozco la historia de todas las organizaciones, desde su nacimiento; conozco a sus líderes, los líderes viejos y los líderes nuevos. Sé que no se entienden entre sí y que van arrastrados en líneas paralelas por Navarrete y Lombardo que dirigen el desbarajuste. Sé de lo que son capaces y puedo afirmar que en estas agitaciones hay apetitos despiertos, muy peligrosos en gentes y en organizaciones impreparadas. Están provocando y jugando con la vida económica del país [1].

Vicente Lombardo Toledano, de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), en declaraciones publicadas en los diarios del medio día, acepta públicamente su responsabilidad en las huelgas:

Por elemental desconocimiento de las causas que provocan los conflictos sociales dentro del régimen burgués en que vivimos, se hace el honor de considerarme como responsable de los movimientos de huelga últimamente ocurridos en nuestro país. Aprovecho esta ocasión para declarar que no soy sino un humilde agitador y que proseguiré en mi actitud, mientras exista, sirviendo a la causa del proletariado [2].

A la breve declaración de Lombardo, siguen la del consejo nacional de la CGOCM, en la que se señala “que ante la amenaza que existe, considerarán como un agravio para sus intereses propios cualquier atentado que se realice en contra de una agrupación hermana o de sus dirigentes, o cualquier acto que tienda a menoscabar la integridad de los derechos de un núcleo proletario [3]”, y la suscrita por las organizaciones con mayor representatividad dentro del movimiento sindical y campesino: Alianza de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías, Alianza de Uniones y Sindicatos de Artes Gráficas, Cámara Nacional del Trabajo, Confederación General de Obreros y Campesinos, Confederación Sindical Unitaria, Federación de Obreros y Empleados de la Compañía de Tranvías, Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, Segunda Convención Ordinaria del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros, Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, Sindicato Nacional de Telefonistas y Sindicato Mexicano de Electricistas, que se agrupan para oponerse a las pretensiones del expresidente de la República, argumentan que se opondrán “a toda transgresión de sus derechos, utilizando, en el momento preciso, la huelga general en todo el país como único medio de defensa contra la posible implementación de un régimen fascista en México [4]”.

Lázaro Cárdenas del Río
Lázaro Cárdenas del Río

El 13 de junio, en declaraciones acerca de la situación prevaleciente, el presidente Cárdenas asume la responsabilidad histórica de su actuación al frente del gobierno, y a la vez que manifiesta su plena confianza en el movimiento sindical y campesino de México externa su opinión respecto de lo que considera ocasiona los conflictos:

Refiriéndome a los problemas del trabajo que se han planteado en los últimos meses y que se han traducido en movimientos huelguísticos, estimo que son la consecuencia del acomodamiento de los intereses representados por los dos factores de la producción y que si causan algún malestar y aun lesionan momentáneamente la economía del país, resueltos razonablemente y dentro de un espíritu de equidad y justicia social, contribuyen con el tiempo a hacer más sólida la situación económica [5].

Después, al expresar que tanto obreros como patronos gozarán de las garantías y el apoyo para el ejercicio de los derechos que les otorga la ley, declara: “Tengo plena confianza en las organizaciones obreras y campesinas del país y espero que sabrán actuar con la cordura y el patriotismo que exigen los legítimos intereses que representan [6]”.

Al día siguiente, el conjunto de las organizaciones del movimiento sindical y campesino que se agrupan, le expresan al general Cárdenas, que esperan que “sabrá cumplir su promesa de respetar y hacer respetar los derechos de los trabajadores, que ya no están sujetos al capricho de un hombre ni atados a los destinos de un caudillaje [en clara alusión a la política de Elías Calles] sino que descansan en la fuerza de la organización proletaria [7]”.

Comité Nacional de Defensa proletaria
Comité Nacional de Defensa proletaria

La existencia de un nuevo tipo de movimiento sindical que actúa con independencia del poder público, a la que se suma la dinámica del momento, así como el latente deseo de unidad sindical que comparte la clase trabajadora, lleva a las organizaciones que realizan las declaraciones conjuntas a coordinarse para la consecución de sus objetivos: el 15 de junio, suscriben el Pacto de Solidaridad mediante del cual se constituye el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) para enfrentar a Elías Calles, a cualquier tipo de agresión contra las agrupaciones pactantes y a cualquier medida que pretenda atentar contra los derechos obreros; establecen que el CNDP será el encargado de resolver las pugnas intergremiales; que las organizaciones sindicales y campesinas se obligan a prestarse solidaridad, a respetar la autonomía de las demás organizaciones firmantes, a oponerse al colaboracionismo de clases, y en contrapartida, a basar su acción sindical y social en la lucha de clases, y a trabajar con la finalidad de constituir una central única de los trabajadores [8].

En los organismos dirigentes de esas organizaciones confluyen diversas corrientes del ámbito sindical que anteponen, a sus intereses gremiales y discrepancias ideológicas y políticas, sus deseos de unidad; en la base sexta del pacto que suscriben: “Reconocen la necesidad de llevar a cabo un congreso nacional obrero y campesino, en el que se trate en una forma definitiva lo relativo a la unificación del proletariado en una sola central [9], hacen a un lado, momentáneamente, las diferentes ópticas respecto de la orientación que debiera imperar en cada una de las agrupaciones sindicales y campesinas, e inician un proceso incluyente tanto en el terreno teórico como en el organizativo.

El CNDP reafirma los propósitos que alientan su creación, moviliza a los trabajadores en oposición a los intentos del callismo por continuar con la política que ha caracterizado al “Maximato” —la de los tres gobiernos anteriores, supeditados a la influencia de Elías Calles— así como en defensa del gobierno del general Cárdenas y de las perspectivas que se abren para la organización combativa del movimiento sindical y campesino.

Al iniciar el año de 1936, en un proceso no exento de dificultades, se incorporan otras tres organizaciones al CNDP: “el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana; la Confederación Nacional de Asociaciones de Profesionistas, y la Confederación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza [10]”.

A partir de la creación del CNDP y cada vez en mayor grado, se generan las nuevas condiciones que permiten transitar hacia la unidad de las principales organizaciones sindicales y campesinas del país, por lo que éstas proceden a convocar a un congreso de unificación del que surja una nueva central de los trabajadores.

[1] Ezequiel Padilla, “Declaraciones del general Plutarco Elías Calles”, revista Futuro, t. III, núm. 6, México, D. F., julio de 1935, p. 466.

[2] “Declaraciones de Vicente Lombardo Toledano”, ibid., p. 469.

[3] “Declaraciones a la prensa de la cgocm”, ibid., p. 471.

[4] “Los trabajadores y Plutarco Elías Calles”, ibid., p. 472.

[5] Declaraciones del presidente de la República, general Lázaro Cárdenas”, ibid., p. 478.

[6]Idem.

[7] “A los trabajadores de la República”,ibid.,p. 479.

[8] “Todos unidos ante el enemigo común”, ibid., pp. 481-484.

[9]“Todos unidos ante el enemigo común”, revista Futuro, t. III, núm. 6, México. D. F., julio de 1935, p.

[10] “Informe de la gestión del Comité Nacional de Defensa Proletaria”, en CTM 1936-1941, México, s/e, 1941.

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1 comentario en “El Comité Nacional de Defensa Proletaria y la unidad sindical”

  1. Que información tan valiosa, la que nos proporciona el compa Juan Campos Vega, la reenvió de inmediato a todos mis contactos, esperando que hagan lo mismo, se trata de que las generaciones sepan de que manera los trabajadores enfrentaban en ese tiempo, a la oligarquía tanto local como extranjera. ¡ TENEMOS QUE ORGANIZARNOS !!!!!!!!! Saludos.

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