Javier Bueno, 1891 – 1939

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líder socialista y director del períodico El Avance, fotografiado tras los intentos revolucionarios de Asturias de 1934. Se pueden ver los rastros de la tortura a la que fue sometido y que, tras una investigación, fue explicado por las autoridades como una afección de "furunculosis"...
Javier Bueno (1891-1939). Fue detenido en varias ocasiones. En esta fotografía se pueden apreciar las señales de la tortura dejadas en su cuerpo, tras una investigación en 1934, al inicio de la Revolución de Asturias.

Por el Lic. Javier Arias, el Mtro. Josep Francesc Sanmartín Cava y el dedicado trabajo realizado por los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.

Javier Bueno nació en Madrid (España) en 1891, hijo de la actriz Soledad Bueno y del periodista Manuel Nakens, según parece ser. Fue periodista autodidacta, escritor de gran ingenio, con gran cultura literaria y política, miembro de UGT y líder del movimiento obrero. Aunque fue un declarado marxista, su espíritu libertario lo llevó a figurar como un claro anti-estalinista y anti-burócrata.

Destacó como director del diario socialista asturiano “Avance”, periódico de referencia para la clase obrera de la región de Asturias. Abrió en la editorial un apartado para que los trabajadores pudieran denunciar sus problemas, montando toda una red informativa de corresponsales y colaboradores espontáneos. Por esta razón, el periódico adquirió tal fama que llegó a convertirse en el diario de mayor tirada de la región de Asturias, convirtiéndose, a su vez, en un referente de la lucha de clases que lo llevaría a su cierre en varias ocasiones, junto con numerosas multas y encarcelamientos.

Relato de las torturas que sufrió Javier Bueno en una de sus detenciones:

En la madrugada del 6 de octubre soy detenido y el 8 por la tarde llevado desde la comisaría al cuartel de Guardias de Asalto. Allí sigo en mangas de camisa, y así mismo he de remangarme para fregar los retretes del local, misión que se me señala. Estoy sano. Algún guardia dice mirando el ánimo con que trabajo y mis brazos desnudos: “Eres un fuerte ¿eh?”, “Como Hércules”, contesto yo . El día 14 aún logro distinguirme como cavador. El día 16 me llama a declarar en el proceso contra Teodomiro Menéndez el juez capitán señor Janáriz (o comandante, no estoy seguro) que actúa en el cuartel. Una vez que he declarado le expreso mi voluntad de presentarle una denuncia por malos tratos. Me dice que volverá a llamarme por la tarde, ya para deponer respecto de mi propia detención y si le presento la denuncia me la admitirá. Pero el mismo día 16 por la tarde, antes de que el capitán señor Janáriz lleve a cabo su intención de llamarme a declarar, soy trasladado a la cárcel de Oviedo. Dos o tres días después pido asistencia para una llaga que tengo abierta en el brazo derecho y otros dos flemones a punto de abrirse. Me es tan molesto moverme, que los compañeros que me sirven el rancho hacen lo posible por ayudarme en el sencillo menester de recibirlo. … El doctor Combarros, médico militar, que fue quien diariamente me curó en Oviedo con esmero y cordialidad que tengo muy presentes, hasta que me llevaron a Madrid, ante la inquietud mía porque tardaban en cicatrizar las llagas en que “el más lego en cuestiones médicas ve una furunculosis vulgar”, me dice textualmente: “No se preocupe; esta clase de lesiones no cierran hasta que se elimina todo el tejido magullado”. Sé que es hombre muy cabal, incapaz del cómodo expediente de olvidar lo que se dice. Se acuerda. Se me traslada a Madrid y el médico de aquella cárcel diagnostica en mi presencia, dictando al practicante apellidado Mozos, quien lo asienta en libro registro que sin duda subsiste, “heridas de tantos centímetros, con pérdida de substancia y en período de cicatrización”. Nada de llagas furunculosas.

Marzo de 1935. Continuar leyendo el artículo en Asturias Republicana.

Luchó y fue periodista de trinchera en el bando republicano durante la Guerra Civil Española, quedando cojo de una pierna. Del frente asturiano tuvo que huir a Francia para luego regresar a Madrid donde sería atrapado por los legionarios de las tropas franquistas, y donde finalmente sería fusilado el 26 de septiembre de 1939.

Recordamos al autor por su amistad con el Mtro. Vicente Lombardo Toledano gracias a una dedicatoria rubricada en su libro Tableaux d’Espagne.

BUENO, Javier. Tableaux d’espagne. Ginebra: Editions Unions, 1938
BUENO, Javier. Tableaux d’Espagne. Ginebra: Editions Unions, 1938

A Lombardo Toledano. Fuerte guía revolucionario. Javier Bueno, 4. 6. 38 (1938)

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8388/LOMB
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

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