Aurelio Velázquez, 1899 – 1966

Aurelio Velázquez nació el 16 de febrero de 1899, en la ciudad de Mérida, estado de Yucatán (México); y murió el 10 de agosto de 1966, en la misma ciudad.

Estudió en el Instituto Literario del Estado, donde acabó el bachillerato en 1918.

Como intelectual, ya desde los 18 años, Aurelio Velázquez se inclinó por la literatura y el periodismo, participando en las tertulias celebradas durante el gobierno de Alvarado, en el café “Ambos Mundos”, y a tenor de la Revolución Mexicana. Esto también le llevó a participar en la revista Tierra, órgano de las Ligas de Resistencia del Partido Socialista del Sureste.

En política, Aurelio Velázquez trabajó en la administración pública estatal y municipal, fue secretario particular del gobernador Felipe Carrillo Puerto, de Álvaro Torre Díaz y otros gobernantes, regidor del Ayuntamiento de Mérida y diputado del Congreso del Estado de Yucatán por el Partido Socialista del Sureste.

Como poeta, la obra de Aurelio Velázquez se caracterizó por una poesía ingenua, sincera y sentimental; desarrollando una vertiente social y otra erótica. En su estilo poético influyó su maestro Leopoldo Lugones y el interés por imprimir musicalidad al verso. Prefirió el soneto tanto en endecasílabos como en alejandrinos. Entre sus aportaciones destacan Ala izquierda, incluida en la Antología de poetas revolucionarios del Prof. Felipe Jiménez de la Rosa, editado por la SEP, La canción del deseo y Los vocablos del ensueño, su último libro conocido.

En 1919, Villaespesa incluyó en el número extraordinario de la revista Cervantes, dedicado a Mérida, a Aurelio Velázquez. También figura en la Antología universal de sonetistas, Libros de los 1001 sonetos, que se publicó en Buenos Aires, Argentina.

Recordamos a Aurelio Velázquez con dos de sus poesías publicadas en Ala izquierda (1935), y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesías de Aurelio Velázquez

BRONCE LITERARIO

Prócer efigie de bronce
hierática y sugestiva,
el indio anciano a la puerta
de la casita descansa.

Las arrugas de su rostro
senderos son del esfuerzo
de una vida y una raza,
estelas de los dolores,
huellas que en carne dejaron
las zarpas de la desgracia.

El indio anciano medita
y en sus pupilas fulguran
crepúsculos de agonía,
llamaradas de protesta
y luceros de esperanza,
vía crucis del jornalero
que al fin escucha los cantos
de la alondra libertaria.

El indio anciano recuerda
con terror los viejos tiempos,
y piensa que él nunca pudo,
ni en los años más lejanos,
vibrar al ansia de vida
de que hoy se muestran ufanos
los jóvenes que a su lado
gozan, bregando en la finca,
vida y condición de humanos.

El indio anciano se asombra
de tantas liberaciones.

Él era esclavo sufrido,
él era bestia de carga,
sus hijos son hoy felices
y jamás serán esclavos.

El indio anciano medita
y añora a la compañera
que ha muchos años que duerme,
calladita, bajo tierra.

Ah, si ella hubiera visto
cómo cambiaron las cosas;
cómo los indios son libres
con los hijos y la esposa!

Ella que al plantel llevaba
con devoción el pozole
para aliviar el hostigo
de las lluvias y los soles,
y además la sal de gleba
de su amor y su palabra.

Cómo hubiera sonreído
y qué alegre exclamación
de pájaro alborozado
fondera siempre encendida
dentro de su corazón!

Y aquel vástago mayor
que un día más no volviera,
aquel fornido muchacho
que un día cayó en la leva
y llevaron para el Norte
sin decir adiós siquiera.

Pero la Revolución
extirpó la odiosa leva.
Y el recio bronce sonríe
con un destello cordial
por esta mágica nueva.

Su nieto aprende a leer
y este pensamiento enflora
su espíritu en el fervor.

(Continúa en la otra columna)

Cómo goza cuando el niño,
contento y en alta voz,
sus lecciones deletrea,
y cómo estuvo riendo
cuando el niño hizo un retrato
del abuelo en el cuaderno!

El indio anciano palpita
con santa consolación;
buen premio para sus penas
son las proclamas de hoy.

Libertad para los suyos,
libertad y protección
que también ellos son gentes.

Prócer efigie de bronce,
hierática y sugestiva,
el indio anciano a la puerta
de la casita descansa.

Las arrugas de su rostro
son ya caminos de luz,
estelas de una esperanza
señales que agrupan hombres
bajo un estandarte rojo.

EX PATRÓN

En la plebe reverbera
como lumbre de ilusión,
la esperanza justiciera
de ver mendigo al patrón.

Con harapos, harapiento
en el alma y el vestir,
con la traza del hambriento
y el dolor del infeliz.

Suplicar por el mendrugo
que él negara tiempo atrás
con su gesto de verdugo
y su término procaz.

El patrón, ente ignorante
que riquezas heredó,
sin saber un solo instante
de la mínima labor.

Privilegio de su cuna
hecha del lino mejor;
su madrina, la fortuna,
lo envolvió con su fulgor.

Mas, la vida fue implacable
y, en un día socarrón,
trocó en miseria incurable
el orgullo del patrón.

La sonrisa proletaria
ve en la calle al ex-patrón,
hacer la búsqueda diaria
del mendrugo y del frijol.

Los suyos saben ahora
la fatiga del taller,
salvo un hijo que atesora
profesión de soutener.

El también odia a los ricos
hoy que sabe del dolor,
los tomaría en añicos
a mordidas y a furor.

En un tiempo más que breve
fue la realización;
la esperanza de la plebe
de ver mendigo al patrón.

Dedicatoria de Aurelio Velázquez del Valle al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada y dedicacoria de Aurelio Velázquez en Ala izquierda
Velázquez, Aurelio. Ala izquierda: poemas socialistas. México: Imprenta de la Cámara de Diputados, 1935.

Al Sr. Lic. Vicente Lombardo Toledano. Muy atentamente (firmado) Aurelio Velázquez

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Efemérides con fines de difusión cultural e histórica.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Aurelio Velázquez

  • Pájaros de abril (1918)
  • El libro de las ojeras (1925)
  • La cábala del amor (1928)
  • La canción del deseo (1928)
  • Libro del amor informal (1936)
  • Atalayas del sureste (1935)
  • Ala izquierda (1935)
  • Los vocablos del ensueño (1950)
  • Desde la Casa del Pueblo (1937)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Referencias: Servicios Bibliotecarios del Centro LombardoEnciclopedia de la literatura en México y Yucatán Literario.

X