Conocer a México, requisito para transformarlo.[1]

Conocer a México, requisito para transformarlo.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

...sin conocer las formas peculiares del desarrollo histórico de México, es imposible...
…sin conocer las formas peculiares del desarrollo histórico de México, es imposible…

Pero no basta con el conocimiento de la filosofía del proletariado para ser un dirigente político revolucionario capaz de cumplir sus funciones transformadoras de la realidad social en una cualitativamente superior, porque “sin conocer las formas peculiares del desarrollo histórico de nuestro país y sin aprovechar las experiencias de su pueblo, es imposible que el partido… pueda tener influencia en la clase obrera y en las grandes masas trabajadoras que constituyen la mayoría de la población”, escribió Vicente Lombardo Toledano[3].

Consecuentemente, dedicó su esfuerzo a ahondar en este conocimiento, armado del método dialéctico que dominó como pocas otras personalidades, y trazó los rasgos medulares de lo que denominó “la personalidad de México”, mismos que sintetizó en estas líneas:

“Tres revoluciones populares intensas y dramáticas; dos guerras injustas que mutilaron físicamente el país y desangraron grandemente a su pueblo; varias invasiones militares de su territorio por tropas extranjeras, y un tronco histórico formado por las civilizaciones indígenas y la española del siglo XVI, que dio frutos propios y ricos en todos los órdenes de la vida social y sigue floreciendo de manera inagotable, han formado la personalidad de México”.[4]

Respecto a nuestro tronco histórico y su componente indígena, Lombardo explica que al arribo de los europeos, a finales del siglo XV, existían en nuestro territorio numerosas tribus que todavía no eran naciones en el sentido estricto de la palabra. Algunas todavía estaban en la etapa del nomadismo y se dedicaban a la caza la pesca y la recolección, pero otras poseían conocimientos, que aún hoy asombran por el desarrollo que alcanzaron, de disciplinas como la astronomía, la medición del tiempo, con mayor precisión que los europeos de entonces, y medicina herbolaria. También construían obras de riego y practicaban con talento sorprendente la arquitectura, la escultura, la pintura, la orfebrería, la cerámica y la literatura. Gracias a esas habilidades y conocimientos, y a sus portentosas culturas, los conquistadores españoles fracasaron en su intento de borrar su huella, a pesar de que destruyeron sus ciudades, sus palacios y templos, quemaron sus códices y anatematizaron sus creencias religiosas.

...los conquistadores fracasaron en su intento de borrar su huella, a pesar de que destruyeron sus ciudades, sus palacios y templos, quemaron sus códices y anatematizaron sus creencias religiosas...
…los conquistadores fracasaron en su intento de borrar su huella, a pesar de que destruyeron sus ciudades, sus palacios y templos, quemaron sus códices y anatematizaron sus creencias religiosas…

No obstante todo eso, los pueblos indígenas imprimieron su impronta sobre las expresiones de la civilización mediterránea que trasplantaron los europeos, por lo que aquí, en nuestro territorio, esas expresiones se mexicanizaron.

Por eso, escribe Lombardo, “El mestizaje fue el signo del país desde el siglo XVI, lo mismo en la sicología del pueblo nuevo que surgía de la unión de españoles e indígenas, que en las costumbres, en las artes plásticas, en la literatura y en la música.”[5] Es decir, debido a la riqueza de las culturas indígenas emergió una nueva cultura, una cultura mestiza, que es la que distingue a México respecto de otros pueblos del mundo.

Además del surgimiento de una cultura nueva, rica y vigorosa, el mestizaje incidió en cuanto a que el nuestro no fuera un país de inmigrantes, y también aportó otro rasgo singular:

“Fue la raza propia, la mestiza, la que creció y la que hoy constituye nuestro pueblo. Por eso cada mexicano, aún el que tiene ascendientes europeos, está arraigado profundamente a la historia colectiva a la que pertenece, y se siente dueño de su país con un sentido de propiedad más importante que el jurídico. El derecho de autodeterminación es congénito al pueblo mexicano”.[6]

Cuando se refiere a la primera de las “tres revoluciones populares” que Lombardo estima que contribuyeron poderosamente a forjar la

...la revolución de independencia, encabezada por...  Hidalgo...
…la revolución de independencia, encabezada por… Hidalgo…

personalidad de México, habla de la revolución de independencia, encabezada por Miguel Hidalgo, y en su momento, por José María Morelos, que fueron sus figuras más prominentes. En su opinión, a esa lucha no la motivó el anhelo de liberación política, solamente, sino también y sobre todo el hecho de que las fuerzas productivas materiales, a pesar de su lento desarrollo, habían entrado en contradicción con las relaciones de producción existentes que trababan el ulterior desenvolvimiento de la economía. “La revolución ha estallado porque el régimen colonial ha paralizado la vida del país con sus monopolios materiales y políticos…”.[7]

Además, considera que hubo la influencia del pensamiento liberal más avanzado de la época en los dirigentes de la revolución de independencia, puesto que Hidalgo y varios otros de sus capitanes leyeron las obras de Voltaire, Rousseau y Montesquieu, entre otros,  “encontrando en ellos la confirmación teórica plena de los ideales surgidos en México por razones exclusivamente mexicanas”.[8]

La segunda de esas tres revoluciones populares intensas y dramáticas, fue la de la Reforma, cuya principal figura fue Benito Juárez: “el movimiento de los liberales mexicanos contra el régimen del monopolio de la tierra y de la conciencia en manos de la Iglesia Católica, y a favor de los derechos del hombre, de la libertad de comercio en el interior del país y en el campo internacional…”[9] Esta revolución fue necesaria porque, como él afirma, “los insurgentes habían logrado la independencia política de México; pero no la emancipación de su pueblo respecto del régimen colonial… [por eso] fue

La segunda gran revolución popular fue la de la Reforma...
La segunda gran revolución popular fue la de la Reforma…

menester una nueva revolución que acabara con la estructura económica de más de tres siglos…”[10]

Y la tercera revolución fue la que estalló en 1910 y es ampliamente conocida con el nombre de Revolución Mexicana, a la que nos referiremos en un fragmento posterior.

Cuando Lombardo menciona como otro de los elementos determinantes de la personalidad de México las “dos guerras injustas que mutilaron físicamente el país y desangraron grandemente a su pueblo”, es evidente que se refiere a la que el gobierno estadounidense impuso a nuestro país y cuyo desenlace fue el despojo de más de la mitad del territorio nacional, en 1847. Esa acción de filibusterismo, por sus consecuencias sico-sociales, Lombardo la juzga “el factor más importante para la formación de la conciencia nacional antiimperialista”.[11]

Y se refiere también a la que Carlos Luis Napoleón Bonaparte, Napoleón III, apodado “el pequeño”, impuso a México en 1862:

“La guerra de 1847 y la de 1862, que ningún otro pueblo del Continente Americano ha sufrido en su propio hogar en parecida forma, constituyen, por su carácter, por la movilización de las fuerzas sociales que produjeron, por los principios que levantaron y por sus resultados, uno de los factores principales de la personalidad inconfundible de México”.[12]

De acuerdo con la ideas de Vicente Lombardo Toledano, ¿por qué otras razones es necesario que todo luchador revolucionario mexicano estudie y conozca la realidad nacional con profundidad? Porque, en opinión del destacado pensador marxista y dirigente político revolucionario:

“Sin conocer sus raíces, los sacrificios y las luchas tremendas de su pueblo en todas las etapas de su evolución, las ideas positivas y negativas que este doloroso y brillante proceso representa, no es posible llegar a una teoría revolucionaria y a una línea estratégica y táctica revolucionaria para acelerar en nuestro país el advenimiento de la sociedad socialista”.[13]

[1] Tercer fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] Lombardo,La personalidad de México”, en ¿Moscú o Pekín?, La vía mexicana al socialismo. Editorial Combatiente, México, 1975, pág. 81.

[4] Op cit., pág. 103.

[5] Op cit, pág. 82.

[6] Op cit., pág. 83.

[7] Vicente Lombardo Toledano, Contenido y trascendencia del pensamiento popular mexicano. Mensaje de la Universidad Obrera de México a la UNESCO. Noviembre-diciembre de 1947. Primera edición, 1947, Universidad Obrera de México. Segunda edición facsimilar, 2010, CEFPSVLT. Pág. 12.

[8] Op cit., pág. 13.

[9] Op cit., pág. 16.

[10] Ibidem.

[11] Lombardo, La personalidad de México”, en Moscú o Pekín, pág. 87.

[12] Op cit., pág. 89.

[13] Op. Cit., pág. 103.

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Por Juan Campos Vega

Aunque los efectos del estudio de las obras del marxismo no se producen inmediatamente, es perceptible un cambio de actitud de Vicente Lombardo Toledano hacia Carlos Marx y sus ideas.

Para finales de 1925, escribe un artículo donde se opone a los criterios anarquistas contrarios a considerar como positivos para el proletariado los conceptos de patria, bandera y soberanía nacionales y a los hombres que las hicieron posibles. Argumenta que los individuos que pueden figurar en la lista de héroes del proletariado son los que han logrado, en parte, la manumisión de sus semejantes, que los han liberado de la opresión nacional o extranjera, por lo que en la lista de los héroes del proletariado del mundo deben estar Jesucristo, Miguel Hidalgo y Costilla, Karl Marx y Benito Juárez, porque se propusieron realizar obras de redención y las lograron, en parte, con la idea y con el amor, con la polémica que dio origen a una nueva situación en la vida y con el ejemplo que produjo nuevos horizontes en el mundo [i].

Benito Juárez
Benito Juárez

En noviembre, en el debate del dictamen de la ley relativa al trabajo y a la previsión social, responde a las posiciones que defienden los derechos individuales frente a los colectivos. Expresa que sólo hay una manera de acabar con el capitalismo o, cuando menos, defenderse de él, presentar un frente único, por eso considera una claudicación doctrinaria y en los hechos, plantear que para que el frente único del proletariado, predicado por Karl Marx, pueda llevarse a cabo, se aniquilen los grupos obreros de México, porque la única manera de garantizar el frente único es por medio de la existencia de las mayorías organizadas [ii].

En diciembre, en otro debate parlamentario, se declara partidario de Marx, aunque no totalmente; pero a diferencia de lo planteado seis años antes, ahora se opone a la dependencia del mercado externo y de los capitales extranjeros, afirma no ser partidario a pie juntillas de la teoría de Marx, pero que en un país como México no se necesita ser marxista para ver que el país no produce, que es esclavo del mercado extranjero [iii].

En junio de 1926, publica un artículo a favor de la creación del Banco Cooperativo Agrícola de la CROM; sus planteamientos reflejan una combinación de posiciones socialdemócratas y marxistas [iv]; en el mismo mes, el jefe de la división de Investigaciones de la Oficina Internacional del Trabajo, Fernand Maurette, le solicita la elaboración de un trabajo sobre la libertad sindical. En octubre, Lombardo envía a la oit su trabajo La libertad sindical en México, que aborda el desarrollo histórico del movimiento sindical y de la legislación laboral.

En enero de 1927, publica la revista Derecho Obrero, que plantea problemas jurídicos del movimiento sindical [v]. Organiza el congreso de maestros que constituye la primera organización sindical nacional de profesores: la Federación Nacional de Maestros, y elige el comité ejecutivo, que encabeza Lombardo en su carácter de secretario general [vi].

En marzo, se produce un conflicto entre los gobiernos de México y Estados Unidos, por la expedición de una ley sobre el petróleo. Lombardo dicta una conferencia: La Doctrina Monroe y el movimiento obrero. Expresa que la filosofía social actual arranca con la concepción materialista de la historia de Marx, que interpreta la evolución política e intelectual de la sociedad, como producto de cambios en las relaciones económicas, las fuerzas de productivas y el modo de producción. Considera que esa interpretación es cierta, pero, no de un modo absoluto, porque junto a las fuerzas de la producción material existen factores de orden moral que influyen en los económicos. Afirma que es marxista, pero considera que hay más cosas de las que pensó Marx; está convencido que sin trabajar por la elevación de una clase, no se puede contribuir eficazmente a la libertad mundial, que es necesario convertir en realidad la patria del proletariado mexicano, para unir a los proletarios organizados del mundo, y propone a la crom la depuración de la Confederación Obrera Panamericana, para enfrentar al imperialismo yanqui[vii].

En agosto, en la Octava Convención Nacional de la crom, sostiene que a pesar de que el artículo 123 constitucional plantea que sus leyes reglamentarias incluyan bases que amparen a toda persona que tenga un contrato de trabajo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los tribunales comunes y del trabajo, el gobierno federal y los de los estados, restringen la legislación del trabajo al aspecto obrero, no consideran trabajadores a los técnicos de las empresas privadas y a los técnicos y profesores que laboran para el Estado, y los excluyen de toda organización sindical. Argumenta que los trabajadores intelectuales tienen los mismos derechos y obligaciones que los manuales, y que el Estado, cuando utiliza sus servicios, debe considerarse como patrón respecto de ellos; plantea la necesidad de organizarlos, que la crom convoque a un congreso para constituir la Federación Nacional de Trabajadores Intelectuales [viii].

En septiembre, en el marco de la huelga de profesores del estado de Veracruz, lucha porque sean atendidas las demandas salariales de los maestros y entabla una polémica con autoridades municipales y de la entidad, acerca de la responsabilidad del Estado respecto de los maestros, sus trabajadores. Lombardo gana la polémica y se sienta el precedente de que el Estado debe ser considerado patrón. En el informe a la Federación Nacional de Maestros, explica:

Se creyó en un seguro fracaso de la huelga de maestros, en virtud de que la Constitución del estado de Veracruz desconoce los derechos de los maestros y empleados públicos como trabajadores, apartándolos del beneficio del artículo 123, y de hecho el gobierno declaró ilegal la huelga para hacerla fracasar. A pesar de todo esto, la huelga de maestros triunfó, y estableció un precedente que servirá en lo futuro para obtener el respeto hacia las organizaciones magisteriales [ix].

En noviembre, al intervenir en un debate parlamentario, afirma haber corregido un poco a Marx, porque dice que la experiencia siempre resuelve los problemas que desconciertan a la inteligencia pura, que los que sostienen la idea socialista, han encontrado que no todo está contenido en los libros de El capital, que además del aspecto económico, hay un fondo espiritual que no es producto de la economía [x]; criterio que refleja que Lombardo aún no abandona del todo las enseñanzas recibidas en la Universidad.

MPC

En agosto de 1928, elabora una “Bibliografía del trabajo y de la previsión social en México”; en octubre dicta la conferencia “El contrato sindical de trabajo”; de octubre a diciembre imparte un ciclo de conferencias organizado por la Universidad Nacional de México, denominado “La organización científica del trabajo”, donde opina que el socialismo de Marx es el primero que en forma metódica, sistemática, científica, tratar de explicar las razones de ser entre la economía política y las actividades de origen político, que hasta entonces eran consideradas del ámbito espiritual, y explica aspectos de la economía marxista: al referirse al valor de la mercancía, dice que su utilidad es una condición, una cualidad, pero que no indica que da el valor real de las cosas, que el único medio de establecerlo es mediante el trabajo humano. Limitando el tema a reivindicaciones inmediatas, explica lo que representa la lucha de clases planteada en el Manifiesto del Partido Comunista: ha tenido tres etapas: la primera origina la formación del sindicato como liga de resistencia; la segunda produce el contrato colectivo del trabajo, y la tercera, la participación o intervención obrera en la dirección de las empresas [xi].

La Novena Convención de la crom, de diciembre, elige a Lombardo como secretario general; aunque interviene en dos ocasiones para retirar su candidatura, se insiste en elegirlo, por lo que los miembros del Grupo Acción, de Luis N. Morones, meten “credenciales falsas en las ánforas de los votos [xii]” para elegir a uno de sus integrantes.

En junio de 1929, en el diario Excélsior, señala que la teoría de la plusvalía de Marx, es el origen del reparto de utilidades, “de hacer partícipes a los obreros en los beneficios de las empresas [xiii]”; enarbola la crítica a los empresarios por haber “convertido el trabajo humano en una mercancía, según la elocuente frase histórica de Marx [xiv]”; plantea como solución transitoria el contrato colectivo de trabajo, pero destaca que éste “no ha logrado extirpar totalmente de las relaciones obrero-patronales el germen de la lucha [xv]”; y al referirse a la educación, afirma que “los religiosos creen, incidiendo en el error de Karl Marx, que la vida tiene una sola explicación: divina para ellos, materialista para el teórico del socialismo [xvi]”.

Carlos Marx
Carlos Marx

En octubre, en el diario El Universal se publica un artículo donde critica la conducta de los patrones del país, y amplía su oposición al papel determinante de la economía, considera que esa es una explicación simplista, porque además del aspecto económico, en la sociedad influyen factores de conciencia y psicológicos. Pone como ejemplo que el materialismo histórico afirma que el derecho no puede modificar la estructura de la sociedad porque la evolución del derecho depende de la transformación económica, y que paradójicamente los patrones asumen ese planteamiento, al señalar que el Estado, cuando legisla, tiene límites más importantes que la Constitución: la ciencia económica y la realidad, por lo que “son más marxistas que la clase obrera [xvii]”.

En enero de 1929 elabora programas, para las cátedras de Legislación del Trabajo y de la Previsión Social, y para la de Derecho Industrial; escribe artículos y dicta conferencias referentes a temas laborales y sindicales. En diciembre, intenta convertir al Partido Laborista Mexicano en un partido de clase, revolucionario, por lo que elabora un documento sobre la acción política del proletariado, en el que indica la diferencia entre sindicatos y partidos políticos.

De 1925 a 1929, cita repetidamente a Marx, aunque aún no asimila totalmente sus tesis; en algunos casos, mantiene su oposición a ciertos postulados del marxismo, “puede todavía ser considerado un socialista evolutivo, en la tradición de la Segunda Internacional [xviii]”. Es evidente que en esos años, una transformación profunda ocurre en su forma de entender el mundo y la realidad de México.

A partir de 1930 —cuando su formación marxista ya se ha consolidado—, es cuando realiza sus mayores aportes a la organización de los trabajadores y a las luchas del proletariado mexicano; es la etapa en la que crea las herramientas educativas, y participa en la constitución de las organizaciones sindicales que influyen de manera decidida en la conciencia de los trabajadores y en los acontecimientos de la época.

[i] VLT, “La crom y el culto a los héroes”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México CEFPSVLT, p. 228.

[ii] VLT, “La mayoría obrera es la única que tiene derecho de contratar”, op. cit., pp. 245-246.

[iii] VLT, “Golpe de gracia al individualismo y a la vieja Constitución liberal”, op. cit., p. 262.

[iv] VLT, “El primer banco de la crom”, op. cit., pp. 309-310.

[v] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos Biográficos, México, UOM, pp. 11-21.

[vi] VLT, “Primer Congreso Nacional de Maestros”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 255.

[vii] VLT, “La Doctrina Monroe y el movimiento obrero”, op. cit., p. 283 y 337.

[viii] VLT, “Los derechos sindicales de los trabajadores intelectuales”, op. cit., pp. 349-360.

[ix] VLT “La huelga de maestros en Veracruz”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 41.

[x] VLT, “Es necesario incorporar a los técnicos a las funciones del Estado”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 390.

[xi] VLT, “La organización científica del trabajo. Cuarta conferencia”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, pp. 197-198 y 200.

[xii] VLT, “Discurso pronunciado ante la Convención Extraordinaria de la crom”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 56.

[xiii] VLT, “La participación en las utilidades y el proyecto de Código del Trabajo”, Obra histórico- cronológica, t. II, vol. 1, México CEFPSVLT, p. 61.

[xiv] VLT, “Un acierto del código: el consejo nacional del trabajo”, op. cit., p. 69.

[xv] Idem.

[xvi] VLT, “Católicos y jacobinos vs. la escuela de la Revolución Mexicana”, op. cit., p. 104.

[xvii], Obra histórico-cronológica, op. cit., p. 133.

[xviii] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., pp. 23-24.

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