Vicente Lombardo Toledano. Su concepto de reforma agraria

Vicente Lombardo Toledano, su concepto de reforma agraria

Por Emilio García Bonilla

Emiliano Zapata

El 10 de abril de 1939, la Unión de Revolucionarios del Sur, reconociendo en Vicente Lombardo Toledano un continuador del caudillo revolucionario, le otorgó la condecoración “Emiliano Zapata”, ante la estatua del apóstol del agrarismo en Cuautla, Morelos, con motivo del vigésimo aniversario de su deceso.[1] ¿Por qué se hizo merecedor de tal distinción?

Siendo estudiante universitario, Lombardo se comenzó a vincular con los trabajadores organizados, relación que definió su trayectoria intelectual y política llegando a figurar como uno de los dirigentes obreros más reconocidos de todo el mundo: en su momento fue el máximo líder del proletariado en México, presidente de la Confederación de Trabajadores de América Latina y vicepresidente de la Federación Sindical Mundial.

Tuvo el mérito de haber presidido el primer congreso agrario de la República que se realizó en Iztapalapa en septiembre de 1921. Unos meses después, a principios de 1922, publicó el folleto titulado El reparto de tierras a los pobres no se opone a las enseñanzas de nuestro señor Jesucristo y de la santa madre Iglesia, teniendo como portada un dibujo de Diego Rivera, dejando a los reaccionarios y terratenientes sin argumentos religiosos contra la reforma agraria. Durante un breve periodo de tres meses entre 1923 y 1924, Lombardo ocupó el cargo de gobernador provisional del estado de Puebla, en ese tiempo repartió más tierras que todos los gobiernos previos en esa entidad, casi 13 mil hectáreas.[2]

Portada de Diego Rivera, 1922.

De las aportaciones concretas de Lombardo a las luchas campesinas destacan tres:

1) La tesis de la unidad de la clase obrera con la campesina. Cuando Lombardo Toledano se separó de la CROM fundó una nueva central sindical: la Confederación General de Obreros y Campesinos de México, la cual desapareció al crearse la Confederación de Trabajadores de México (CTM), dándole ese nombre para que pudieran incorporarse los campesinos dentro del concepto de trabajadores. Después de la crisis de la CTM por la corrupción de sus líderes, Lombardo auspició la creación de la Alianza de Obreros y Campesinos de México, esta organización se disolvió al crearse la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM).

2) La tesis de que la tierra debería entregarse a los trabajadores agrícolas también, y no sólo a los pueblos y comunidades indígenas. El general Lázaro Cárdenas hizo ley esa idea y la aplicó durante su periodo como presidente de la República.

3) La tesis del trabajo colectivo ejidal implantado en las zonas agrícolas más importantes de la República, como La Laguna, el Yaqui, el Mayo, los Mochis, Mexicali, etcétera,[3] consistente en una concepción cooperativista de la producción, del crédito y de las ventas.[4]

Para Vicente Lombardo Toledano era fundamental tener claridad de las condiciones históricas y sociales del país para actuar políticamente, así sintetizó a la personalidad de México como definida por:

Tres revoluciones populares intensas y dramáticas; dos guerras injustas que mutilaron físicamente el país y desangraron grandemente a su pueblo; varias invasiones militares de su territorio por tropas extranjeras, y un tronco histórico formado por las civilizaciones indígenas y la española del siglo XVI, que dio frutos propios y ricos en todos los órdenes de la vida social y sigue floreciendo de manera inagotable.[5]

Las tres revoluciones que menciona son: la de Independencia, la de Reforma y la iniciada en 1910, esta última definida por el propio Lombardo como una revolución democrático-burguesa, antifeudal, y antiimperialista.

Pero además destacó el papel que la tierra ha representado para el pueblo mexicano:

Su apego profundo a la tierra y su sentimiento de dominio sobre todo lo material y espiritual que la tierra representa, ha desempeñado la principal fuerza motriz en las grandes luchas que el pueblo mexicano ha librado, en las tres revoluciones trascendentales de su historia y en su resistencia a la intervención del extranjero en su vida interior.[6]

De ahí que considerara que la causa principal de las contradicciones que dieron pie a la Revolución de 1910 fue el latifundismo, el cual identificó con una forma de feudalismo. En este sentido, el artículo 27 constitucional es fundamental pues expresa el sentido antifeudal y antiimperialista de la Revolución al oponerse al latifundismo y expresar la defensa del territorio nacional ante los extranjeros.

Vicente Lombardo Toledano. Retrato de Juan Madrid

Por eso es importante al hablar de luchas campesinas conocer algunos conceptos agrarios que sostuvo Vicente Lombardo Toledano.

En su momento señaló que la única forma de elevar el nivel de vida de los mexicanos era la industrialización del país, pero el desarrollo industrial debía apoyarse en una agricultura próspera; que tenía que reducirse la disparidad entre la vida rural y la urbana: “El campo y la ciudad deben marchar paralelamente. Por eso la agricultura y la industria deben ser consideradas como dos aspectos complementarios de un mismo proceso económico, social, político, educativo y cultural.”[7]

La reforma agraria no fue una concesión del régimen, fue producto del esfuerzo y la decisión de los campesinos en armas, había sido conquistada de abajo hacia arriba, arrancada por los campesinos a los gobiernos en turno. Entre sus aspectos positivos, Lombardo destaca que la tierra ejidal no pertenece ni al individuo ni a la familia, sino al núcleo de población, había hecho que el campesinado se organizara y participara con mayor conciencia en las luchas del pueblo, también había logrado minar las fuerzas de la reacción al acabar con la clase social enriquecida del campo.[8]

Consideró que la reforma agraria tuvo por objeto multiplicar las fuerzas productivas y cambiar las relaciones de producción en el campo. Para ello era necesario terminar con los latifundios que sólo se cultivaban en una mínima parte y de un modo primitivo, devolver a las comunidades agrarias las tierras que habían perdido y dotar de ellas a los núcleos de población rural que nunca las habían tenido. Esto tenía como fin liberar a los peones de su situación casi de esclavitud, anular los contratos infames de aparcería y convertir a los campesinos en factores de producción, para que pudiera elevarse su nivel de vida y para crear un mercado nacional con creciente capacidad de compra.[9]

Para Lombardo, la reforma agraria no se podía limitar al hecho de entregar la tierra, sino que debía de ser integral, consistente en asegurar el uso de la tierra, el agua, dirección técnica y el crédito; radicando en este último el problema principal, pues tierra sin crédito es tierra que se abandona o se arrienda.[10]

Al ejido lo consideró no como una propiedad, sino en función del derecho de los campesinos a hacer uso de la tierra sin poder venderla, lo que garantizaba la integridad del territorio nacional al impedir la reintegración de los grandes latifundios y que los extranjeros poseyeran las tierras más valiosas del país.[11]

Ante las críticas de la reacción, que consideraba como medidas comunistas los principios contenidos en el artículo 27 constitucional relativos al dominio directo de la nación sobre los recursos naturales y acerca de la facultad del Estado para dotar a la propiedad privada las modalidades que dictara el interés público, Lombardo aclaró que se trataba del capitalismo de Estado como una forma de facilitar el desarrollo de las fuerzas productivas procurando superar el atraso y mejorar las condiciones de vida sin sometimiento a las fuerzas económicas del exterior.[12]


(Fragmento de la conferencia “Vicente Lombardo Toledano, la lucha campesina y el pensamiento político de la segunda mitad del siglo XX”, presentada en el Congreso Mexicano de Sociología, La mirada sociológica desde el sur, organizado por el Colegio Mexicano de Sociología y realizado en la Universidad Obrera de México “Vicente Lombardo Toledano” del 22 al 24 de noviembre de 2017.)

[1] Rosa María Otero, Vicente Lombardo Toledano, Datos biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988: p. 47.

[2] Jacinto López, “La lucha de Vicente Lombardo Toledano en defensa de los campesinos de México”, en Homenaje de El Popular a Vicente Lombardo Toledano, México, CEFPSVLT, 2014: pp. 40, 44-45.

[3] Ibid.: pp. 45-46.

[4] Vicente Lombardo Toledano, “Los grandes problemas de la reforma agraria y de la agricultura”, discurso del 22 de marzo de 1964, en Obra Histórico-cronológica, tomo VI, Vol. 14, México, CEFPSVLT, 2013: p. 160.

[5] Vicente Lombardo Toledano, “¿Moscú o Pekín?, La vía mexicana al socialismo” [1963], en Obra Histórico-cronológica, Tomo VI, Vol. 11, México, CEFPSVLT, 2011: p. 92.

[6] Ibid.: p. 72.

[7] Vicente Lombardo Toledano, “Los grandes problemas…”, op. cit.: p. 153, 162.

[8] Vicente Lombardo Toledano, “Proyecto de tesis sobre la política campesina”, noviembre de 1955, en Obra Histórico-cronológica, tomo V, Vol. 22, México, CEFPSVLT, 2006: p. 149-150.

[9] Vicente Lombardo Toledano, “Los grandes problemas…”, op. cit.: pp. 153-154.

[10] Ibid.: pp. 155-156.

[11] Vicente Lombardo Toledano, “La Reforma Agraria”, conferencia del 20 de agosto de 1965, en Obra Histórico-cronológica, tomo VI, Vol. 18, México, CEFPSVLT, 2013: pp. 25-26.

[12] Vicente Lombardo Toledano, “López Mateos y los grandes problemas nacionales. El capitalismo de Estado”, artículo del 10 de diciembre de 1958, en Obra Histórico-cronológica, tomo V, Vol. 28, México, CEFPSVLT, 2013: pp. 206-207.

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