Gráfica en el Exilio: Josep Renau en el Periodo Mexicano

Imagen de la publicidad de la exposición "Gráfica en el Exilio".

Queremos agradecer mediante este texto, el inestimable esfuerzo de Carlos Renau que ha permitido la materialización de esta magnífica colección sobre la gráfica en el exilio de Josep Renau, la cual se ha podido disfrutar durante tres meses y medio en el excelente espacio artístico cedido por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Casa del Lago UNAM. Del mismo modo, cabe señalar el esfuerzo de los Servicios Bibliotecarios del Centro Lombardo Toledano y la Mtra. Paola Uribe en la catalogación y recuperación histórica de las portadas diseñadas por Renau.

Esta exposición gráfica, ha servido para conocer mejor el trabajo del autor, quien es uno de los mayores referentes artísticos del exilio español en México. Tanto es así que su gráfica influyó notablemente en el arte de la época a nivel internacional, llegando a convertirse en el referente máximo en el diseño de cartel. Josep Renau revolucionó el modo de realizar la propaganda gráfica, fomentando la reproducción de carteles por offset de forma masiva (Carlos Renau). Pero no sólo eso, sino que su paso por México le permitió desarrollar un importante trabajo mural que le llevó a trabajar junto con David Alfaro Siqueiros. Entre otros de sus logros destacan la Dirección General de Bellas Artes en Valencia, la evacuación del Museo del Prado durante la Guerra Civil Española y la publicación de fotomontajes e ilustraciones para el semanario Eulenspiegel. Aquí se puede leer su biografía completa.

La victoria de la sublevación del general Francisco Franco y sus tropas contra el Gobierno electo de la II República —que dio origen a la Guerra Civil Española (1936 – 1939)— desplazó a un gran número de republicanos que se exiliaron en Francia y otros países. Más tarde una parte emigró a América Latina; México fue el principal país de acogida gracias a las gestiones del presidente Lázaro Cárdenas y las actividades diplomáticas de figuras como Luis I. Rodríguez, Gilberto Bosques, Isidro Fabela y Narciso Bassols, entre otros. (Marlene Fauthsch, 2019).

A continuación, ofrecemos una selección de las portadas de la Revista Futuro diseñadas por el autor y que han sido facilitadas para la exposición Gráfica en el Exilio: Josep Renau en el Periodo Mexicano

Artículo escrito por Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Todos estos números están disponibles para su consulta de manera gratuita a través de nuestro repositorio y acudiendo a nuestra biblioteca de 9:00 a 18:00 h, de lunes a viernes.

Referencias Bibliográficas:

Fauthsch, M. (2019). Gráfica en el Exilio: Josep Renau en el Periodo mexicano. Cultura UNAM: México.

Renau, C. (2017). 110 aniversario de Josep Renau Berenguer, 1907-1982. Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano. Consultado: https://www.centrolombardo.edu.mx/110-aniversario-de-josep-renau-berenguer-1907-1982/

Sanmartín, J-F (2017). Portadas de Josep Renau Berenguer para la Revista Futuro. Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano. Consultado: https://www.centrolombardo.edu.mx/portadas-de-josep-renau-berenguer-para-la-revista-futuro/

Vicente Lombardo Toledano y la solidaridad de México con la República Española

Sinaia

Decía Vicente Lombardo Toledano que España es uno de los países más destacados en la historia del mundo, pues un solo hecho le otorga una celebridad que será milenaria: su participación adelantada, decisiva, en la gran empresa de completar el mundo, mediante el descubrimiento de Amé­ rica. Con esa hazaña, el pueblo español aceleró la caída de la Edad Media y abrió de par en par las puertas de los nuevos tiempos. Asimismo, que a lo largo de la historia, España ha sido un manantial inagotable de ideas, de proce­dimientos y de instituciones, que se esparcieron por Europa y llegaron hasta el continente americano.

Vicente Lombardo
Vicente Lombardo Toledano (1894 – 1968)

En 1931, con el advenimiento de la Segunda República, pudo pensarse que la caída del antiguo Imperio permitiría que España entrara a una nueva época de democracia. Pero esa Segunda República, víctima de un liberalismo anárqui­co, vacilante y contradictorio, se mostró ineficaz para reali­zar la tarea renovadora que las circunstancias reclamaban, y con su propia inconsistencia facilitó el ataque alevoso de la reacción feudal y eclesiástica, unida a los enemigos interna­cionales de la libertad y la independencia de todos los pue­blos en ese entonces: el nazifascismo.

En la defensa de su naciente régimen democrático y de su independencia nacional, España se convirtió otra vez en un punto clave de la historia del mundo. La gran guerra contra el nazifascismo comenzó en España, y el pueblo español ganó la gloria de ser la avanzada vigorosa y heroica de todos los pueblos en la lucha contra esa amenaza.

Esa es la razón por la cual la causa de la República Espa­ñola fue considerada como la causa de toda la humanidad progresista; como parte indivisible de la lucha de las nacio­nes partidarias sinceras del progreso, de la libertad y de la convivencia pacífica. En esta razón se apoyaron las Naciones Unidas, durante la guerra y después de la guerra, para condenar al régimen franquista y excluirlo durante muchos años del trato de las naciones libres. Y es que, sin sombra de exageración, debe decirse que España, el pueblo español en lucha contra el fascismo, fue uno de los más valerosos pre­cursores de las Naciones Unidas.

Este cambio por la democracia se retrasaría por más de tres décadas de dictadura militar, pero a partir de la consti­tución de la Junta Democrática de España, conformada en Pa­rís en 1974 por los dirigentes de las principales fuerzas polí­ticas y sociales de España, se iniciarían las negociaciones que propiciaron la llamada transición, que se ha convertido en un ejemplo para muchos otros países que buscan construir un régimen democrático.

En este trabajo quiero repasar algunos hechos sobre el pa­pel que México desempeñó en apoyo a aquella efímera re­ pública y la razón histórica para hacerlo, pues aparte de la solidaridad internacional mostrada por otros pueblos del mundo, al pueblo de México y al pueblo de España los unen lazos económicos, culturales y familiares de prácticamente toda la vida.

No hace falta ponderar aquí lo bueno y lo malo de esa re­lación; se han escrito y dicho muchas cosas al respecto, pero, ¿acaso no es lo natural de toda relación, ya sea pública o pri­vada, encontrar situaciones y sentimientos opuestos, ya se hable de sociedades o de familias?

La historia que voy a contar en este trabajo empieza en 1925, cuando Vicente Lombardo Toledano, dirigente de la Confederación Regional Obrera Mexicana, de México, en ocasión de la Conferencia Internacional del Trabajo celebra­ da en Ginebra, asiste como observador a dicha reunión. Ahí establece relaciones con destacados dirigentes sindicales, entre los que se encontraba Francisco Largo Caballero, de España. Desde entonces nacería una gran amistad entre es­ tos dos luchadores sociales.

Amaro del Rosal, otro dirigente obrero español que cono­ció y devino amigo de Lombardo, narra que en octubre de 1934, a los tres años de creada la Segunda República, el mo­vimiento obrero español se ve obligado a declarar un movi­miento nacional revolucionario que es aplastado y seguido de dos años de una brutal represión.

En ese mismo año, el general Lázaro Cárdenas llega a la Presidencia de la República Mexicana, y Lombardo Toledano dirige el movimiento obrero mexicano, primero como secre­tario general de la CROM Depurada (1933), luego de la CGOCM (1933), y a partir de 1936 de la poderosa CTM. Las organizaciones sindicales mexicanas se solidarizan con la lu­cha del movimiento obrero español y después con la defen­sa de la República Española.

En 1935, después de un viaje por la URSS y otros países de Europa, Lombardo Toledano visita España. Según este mis­mo autor, motiva el viaje de Lombardo a España un senti­miento de solidaridad y un deseo de rendir homenaje a Francisco Largo Caballero que, como consecuencia del movimiento revolucionario de octubre de 1934, se encontraba en la cárcel de Madrid con los demás miembros de la comi­sión ejecutiva de la UGT, entre ellos, el propio Amaro del Ro­ sal. La mayoría de la CE de la UGT, principal responsable del movimiento, estaba en prisión y algunos miembros conde­nados a diversas penas. Los ejecutivos eran los siguientes: Largo Caballero, José Díaz Alor, Pascual Tomás, A. Rosal, Felipe Pretel, W. Carrillo y Carlos Hernández Zancajo. El to­ tal de presos en toda España ascendía a más de treinta mil. Se habían producido varias penas de muerte y fusilamien­tos. Se desarrollaba una campaña internacional a favor de los presos y en defensa de los condenados a muerte. Entre ellos figuraba el gran dirigente de los mineros asturianos, Ramón González Peña.

Narra el autor:

El compañero Lombardo Toledano llega a Madrid y realiza varias visitas especiales a la cárcel para entrevistarse por pro­cedimientos medio clandestinos con el compañero Largo Ca­ballero y demás dirigentes de la UGT. Recordamos, sin retener precisiones, que en una de nuestras reuniones de la CE — que se celebraban todos los jueves— Caballero informó de la visita del compañero Lombardo. Los miembros de la CE gozaban de ciertos privilegios, recibían visitas especiales, individual­ mente o en grupo. En nuestra calidad de presos políticos, las visitas especiales se hacían en un locutorio que permitía estar cerca de los visitantes, separados por una verja que hacía posible el saludo de mano por entre las rejas y la introducción, con mucha frecuencia, de objetos que nos obsequiaban, por lo general, cajas de cigarros y botellas de licores y, por supues­to, materiales de propaganda. Es un hecho curioso. Desde la cárcel se dirigían las organizaciones, a la UGT, al Partido Socialista y a las Juventudes Socialistas. Los dirigentes nacio­nales de estas organizaciones que se encontraban en la cárcel, con la complicidad del director, un connotado masón, hacían posible esa labor de dar continuidad a la acción dirigente.

De las visitas del compañero Lombardo a la cárcel — recuer­da A. del Rosal— retengo un comentario con el compañero de ejecutiva y prisión, Felipe Pretel, sobre la personalidad del dirigente mexicano, de la claridad de su modo de hablar, de su pensamiento, de su madurez política. Él, y quien le acom­pañaba en esta visita, después del saludo general, mantuvie­ron la conversación con el compañero Largo. La verdad es que no retengo en mi mente la imagen del compañero Lombardo en aquellos momentos.

Sin duda Caballero trasmitió a la ejecutiva lo tratado con el dirigente mexicano de la CTM en una de las reuniones forma­ les de la misma, con ampliación en las “informales” en el paseo cotidiano en el patio de recreo de la Quinta Galería de la cárcel de Madrid. Lo que es obvio es que el compañero Lombardo estaba en Madrid para patentizar su solidaridad con las vícti­ mas del movimiento revolucionario de octubre, para expresar que la CTM, el movimiento obrero mexicano, contribuiría decididamente a la campaña internacional en contra de la represión y a favor de los presos y condenados a muerte y a largas penas de prisión.

Luego escribe:

 

En febrero de 1936, la gran victoria del Frente Popular recu­pera la República e impone la libertad de los presos y la rehabilitación de todos los represaliados. El embajador de México, Ramón De Negri, es uno de los diplomáticos que muestra su identificación con el pueblo español en su lucha por la libertad y la democracia, como más tarde lo estaría el coronel Adalberto Tejeda, quien vivió nuestra derrota y la tragedia del éxodo hacia Francia. Por unos días fungirá como embajador del medio millón de refugiados deambulando por las carreteras, pueblos y campos de concentración del sur de Francia, desde un hotel de Perpignan mientras, en París, el embajador de México en Francia, Narciso Bassols, en colabo­ración con el doctor Negrín, presidente del gobierno legal de la República en el exilio, realizaban gestiones y misiones decisivas en ayuda y defensa de los refugiados españoles y en la solución de problemas de la máxima importancia para los intereses de la República. En esos momentos, el gobierno legal de la República Española no tema más apoyo en París que la embajada de México.

El nuevo periodo de libertad y democracia de la República Española recuperada después de la victoria del Frente Popu­lar, en febrero de 1936, no había durado más que cinco meses. El 18 de julio el ejército se subleva en contra de la República y sus instituciones democráticas, iniciándose la terrible guerra civil que duraría hasta marzo de 1939.

Cuando en noviembre de 1936 está en peligro Madrid, cuando más escaseaban las armas y municiones, llega a la capital de España la primera manifestación de solidaridad del pueblo mexicano para con el pueblo español con el envío de unos miles de fusiles. En aquellos días dramáticos de un Madrid asediado por las fuerzas sublevadas, los fusiles de México representaron un alivio y un fortalecimiento de la moral de los combatientes. Los milicianos no dejaban de exclamar: “¡Llegaron los fusiles mexicanos!” No se borra de mi mente la figura quijotesca, alto, delgado, con su barbilla, del que había tenido la responsabilidad de la expedición, un tal José María Arguelles, que después de cumplida su misión, visita el domicilio de la UGT (Fuencarral 93) para transmitimos un mensaje de aliento y solidaridad del compañero Lombar­do Toledano. Al general Cárdenas, al general Ávila Camacho y a Lombardo Toledano, se debía ese gesto del pueblo mexi­cano que tanto significó, psicológicamente, para el pueblo madrileño en los días de angustia de noviembre de 1936, cuando la prensa mundial daba por perdida la capital de España y por vencida la resistencia de la República. José María Argüelles, en nombre de Lombardo Toledano y de la CTM por medio de nuestra estación de Radio UGT , envió un emociona­ do mensaje al pueblo español y a los combatientes.

A partir de entonces, la solidaridad hacia la República Espa­ñola fue permanente. En el editorial de la revista Futuro, que dirigía Vicente Lombardo Toledano, del mes de octubre de 1936, número de homenaje a España, se expresa:

Es necesario hacer un alto en el camino y marcar la situación de España tal como es y que a mostrarla contribuyan repre­sentativos de los grupos aparentemente más alejados, pero unidos todos en el común ideal que encarna el Frente Popular. Así lo hace Futuro en este número y deja oír en sus páginas a favor de la pugna de España de hoy, la voz de altos repre­sentativos de la cultura universal.

También, como secretario general, en representación de la Confederación de Trabajadores de México, envía un “Mensaje al proletariado español”:

Vuestro heroico ejemplo ha logrado lo que hasta hoy los siglos no habían conseguido: la fraternidad entusiasta del pueblo mexicano con el pueblo español. Hace cuatrocientos años, el Estado-Iglesia que prevalecía entre vosotros adquirió, a fuer­za de armas esta región de América, para beneficio de los detentadores de la riqueza de vuestro país, y declaró sus súbditos a los que la habitaban; no hermanos del pueblo español sino individuos sujetos a la autoridad de sus reyes. Desde entonces, el mismo régimen que vosotros padecéis todavía, lo sufrimos intensamente en México hasta hace unas décadas: feudalismo, latifundio, industria paralítica, clero opresor, ejército podrido.

La Revolución Mexicana no ha liquidado aún todo el pasa­ do oprobioso, pero ha elevado a nuestro pueblo ignorante y pobre a la categoría histórica de base y objeto de las institu­ciones públicas, y nos ha enseñado a luchar contra la explota­ción de los hombres y contra los opresores actuales de nuestra nación. Ahora vosotros castigáis en nombre de España y de la América española al enemigo común: al encomendero, al gachupín, al cura rico, al soldado mercenario, al acaparador de la tierra, al industrial sin escrúpulos, al noble, al parásito, al enemigo del bienestar y del progreso. Por estas causas seguimos con enorme interés, con emoción profunda, la gi­antesca lucha en que está empeñado vuestro pueblo, es la suerte de todos la que en España se debate; el porvenir inmediato de la madre y de los hijos; el futuro próximo de los pueblos hermanos. Pero hay algo más que rebasa el problema de la destrucción o del mantenimiento de las formas semifeudales de la vida social en España y en América: la rebelión del ejército español contra un gobierno electo por el pueblo en forma clamorosa y sin precedente, no es sólo una amenaza contra las libertades cívicas que vuestra España ha conquista­ do con grandes sufrimientos en el curso de su larga vida, y contra nuestra democracia incipiente, sino que significa, en esta hora trágica para el destino del mundo, un nuevo avance de la barbarie fascista, una nueva fuerza que se suma a la causa de la violencia, de la tiranía y de la destrucción de los mejores frutos de la civilización humana.

La posición de México se manifestó en todos los campos, entre ellos en el de la diplomacia internacional, en el que el repre­sentante de México en la Liga de las Naciones, señaló con claridad y precisión. En este foro, Narciso Bassols expresó:

Apoyado en sólidas bases jurídicas y de comprensión del problema del gobierno español, pues México ha sufrido en el curso de su historia el azote de cuartelazos antisociales, el gobierno de México definió su política de cooperación mate­rial para con el gobierno legítimo de España, que tenía enfren­te el hecho crudo de una sublevación militar. Esta línea de conducta cae dentro del ejercicio de nuestra soberanía propia y se basta a sí misma por su claro apoyo en el derecho, de tal manera que ni siquiera la examinaríamos en esta tribuna internacional si no fuera porque, como dejamos expuesto, el fenómeno político español ha planteado agudamente la ur­gencia de que, también en este otro aspecto de la actividad natural de la Sociedad de las Naciones, se busquen los medios de lograr la aplicación eficaz de las reglas jurídicas vigentes. México cumple su deber de venir a señalar en esta asamblea la necesidad de evitar el peligro que encarna el hecho de que, en vez de progresar el derecho internacional, se produzcan manifestaciones de retrogradación jurídica.

La solidaridad del movimiento obrero para con la lucha del pueblo español fue expresada principalmente por las accio­nes de la CTM dirigida por Vicente Lombardo Toledano; así, el 10 de septiembre de 1937, el embajador de España en México, doctor Félix Gordón Ordas, en representación del gobierno de la República Española, impuso al secretario general de la CTM la condecoración denominada Encomien­ da de Isabel la Católica, por su lucha a favor del pueblo de España.

El embajador de la España republicana en México expresa este enjuiciamiento ético:

triunfante o derrotada, España se salvará incólume de este naufragio moral. Si triunfante, porque afirmará las normas de una fuerza democrática y salvará la paz del mundo; si derro­tada, porque habrá dado su vida en defensa de la libertad de los pueblos. Y así España sabe ser fiel a sí misma en una época bochornosa de claudicaciones y reverencias ante la fuerza bruta.

El final de la guerra de España, que fue la derrota de la República frente a la fuerza bélica del fascismo internacio­nal, presentó al pueblo español la grave alternativa de decidir entre la continuidad de la lucha hasta el aniquila­ miento (Juan Negrín) o la capitulación (Segismundo Casa­ do), o sea, un acuerdo de cese al fuego y un pacto con Franco. El tomar el segundo camino, dio por resultado la llamada tragedia de Alicante y los campos de concentración, crueles ejemplos del significado de la tiranía y el terror fascistas.

Los campos de concentración en Francia fueron el antece­dente obligado del exilio de los republicanos españoles a los diversos países que expresaron su solidaridad, principal­ mente México, la URSS, Francia, Argentina, Venezuela, Re­ pública Dominicana, Cuba, Chile y Bélgica.

Las gestiones para dar refugio a los españoles en México, principiaron desde 1937: El embajador Daniel Cossío Ville­ gas desde Portugal y por medio del director del Banco de México, Luis Montes de Oca, con apoyo de los que forma­ ron parte de la Casa de España, como Alfonso Reyes, Eduar­ do Villaseñor, Genaro Estrada Jesús Silva Herzog y Manuel Martínez Báez, trajeron a los primeros intelectuales invita­dos a México.

Se creó la Casa de España en México, que fue auspiciada por varias instituciones: la Secretaría de Educación Pública, el Fondo de Cultura Económica, el Banco Nacional de Mé­xico y la Universidad Nacional Autónoma de México.

Portada de Lombardo, mi abuelo.
Este artículo se corresponde a uno de los capítulos del libro Lombardo, mi abuelo (2009).

En febrero de 1939, antes del final de la guerra, Isidro Fa­bela, representante de México en la Liga de las Naciones, re­ corrió los campos de concentración en Francia para exami­nar las posibilidades de dar ayuda a los que estaban interna­ dos, advirtiendo que ahí estaban hombres de reconocida inteligencia y preparación, con un manifiesto deseo de ir a México.

Pero la firme actitud del gobierno de México, de solidari­dad para con los republicanos de España, tuvo en contra una intensa propaganda llevada a cabo por los periódicos de mayor circulación y de tendencia manifiestamente dere­chista. Por ello, fue necesaria una campaña de orientación acerca del significado y de los beneficios de la inmigración republicana a México. La defensa más firme frente a los ata­ques de la prensa fue la realizada por la Confederación de Trabajadores de México dirigida por Vicente Lombardo To­ledano, en todos los frentes y también por la prensa, por me­ dio del periódico El Popular, que permanentemente orienta­ba sobre la realidad de la llegada de los republicanos espa­ñoles. Con el mismo objetivo se realizaron reuniones en las organizaciones de trabajadores, asociaciones médicas, sin­dicatos de maestros y sociedades de estudiantes.

Las gestiones de los representantes de México en la Liga de las Naciones (Isidro Fabela) y ante el gobierno de Francia (Narciso Bassols), lograron resolver y organizar los viajes de los refugiados republicanos que se encontraban en los cam­pos de concentración de Francia, a través de los esposos Gamboa (Fernando y Susana).

El primer viaje fue el del doctor Juan Negrín y Julio Álva­rez del Vayo, quienes, vía Nueva York y Los Ángeles, viaja­ ron al estado de Sonora para entrevistarse con el presidente Lázaro Cárdenas, llegando a la Ciudad de México el día 7 de junio de 1939.

El día 31 de mayo, llegaron a Veracruz 323 republicanos españoles, entre los cuales llegó el expresidente del Consejo de Ministros del gobierno republicano, José Giral; el técnico agrícola Francisco Julio Roiz, acompañados de muchos pro­fesionistas.

En el mes de mayo de 1939 salió a México la primera expe­dición masiva de los republicanos españoles, que arribó al puerto de Veracruz el día 13 de junio en el buque francés Si­mia, con 1620 pasajeros seleccionados por oficiales españo­les y el embajador mexicano Narciso Bassols, con ayuda de Fernando y Susana Gamboa. El aspecto financiero fue cu­bierto por el Comité de Ayuda a los Refugiados Españoles.

En el puerto de Veracruz se les brindó una recepción en­tusiasta y cariñosa; las organizaciones obreras del puerto — miembros de la CTM— recibieron a los republicanos españo­les tributándoles un cálido homenaje, expresando que Mé­xico no recibía a los exiliados como “náufragos de una tem­pestad”, sino como heroicos luchadores de la democracia.

Magna fue la recepción que las organizaciones obreras, campesinas y pueblo en general tributaron a los refugiados que llegaron a las playas veracruzanas en el vapor Simia. Al bajar a tierra, en medio de los vítores del pueblo, los recibió la comitiva encargada de darles la recepción oficial formada por Ignacio García Téllez, secretario de Gobernación; Vicen­te Lombardo Toledano, secretario general de la Confedera­ción de Trabajadores de México; Alejandro Gómez Magan­da, representante personal del general Lázaro Cárdenas; Fernando Casas Alemán, gobernador del estado; Francisco Trejo, jefe de la Oficina de Población; Vidal Díaz Muñoz, di­ rigente de la CTM en Veracruz; Alejandro Carrillo, de la Universidad Obrera de México, y Rodolfo Piña Soria del comité nacional de la CTM; por la parte española, la comitiva estuvo formada por Juan Negrín, Francisco Méndez Aspe y A. Pu­ che.

Las circunstancias históricas en que este acto tuvo lugar, hacen necesaria la remembranza de los discursos que se pronunciaron en esta recepción. Dijo García Téllez:

Españoles: no os recibimos como náufragos de la persecución dictatorial a quienes misericordiosamente se arroja una tabla de salvación, sino como a defensores aguerridos de la demo­cracia republicana y de la soberanía territorial, que lucharon contra la maquinaria opresora al servicio de la conspiración totalitaria universal; el gobierno y el pueblo de México os reciben como exponentes de la causa imperecedera de las libertades del hombre. Vuestras madres, esposas e hijos, en­contrarán en nuestro suelo un regazo cariñoso y hospitalario. Entráis al hogar que formaron vuestros ancestros para en­ tendernos en el mismo idioma, mezclar nuestra sangre, hacer fructificar los campos y acrecentar la industria, aportando recursos económicos, capacidad técnica y fuerza de trabajo. Los altos valores que representáis en las ciencias y en las letras contribuirán al brillo de la cultura nacional y recogeremos a la vez el ejemplo de la superación de la intelectualidad espa­ñola que puso su patrimonio espiritual al servicio de la Repú­blica.

El mensaje de Alejandro Gómez Maganda, como repre­sentante personal del presidente Lázaro Cárdenas (en ver­sión periodística), es el siguiente:

El propio general Cárdenas lamenta el no haber estado a la llegada del Simia, como fue su deseo. La mejor inmigración que México puede recibir es la española, por unidad espiri­tual, por afinidad, por cultura y lazos de sangre; México no es un país en auge sino un país que se construye con la fe en su propio destino.

Al dar el saludo en nombre del presidente Cárdenas a los refugiados, espero que la solidaridad del pueblo mexicano lleve a sus espíritus angustiados por una guerra injusta y cruel, la tranquilidad y el afecto. El que convivió durante un año y medio la guerra con el heroico pueblo español, está perfectamente seguro de que con sus esfuerzos y trabajo harán un México constructivo, y resolviendo su propio pro­blema coadyuvarán al engrandecimiento de la patria, que tiene fe en un porvenir mejor por la nobleza y voluntad creadora de sus hijos.

A nombre de la Confederación de Trabajadores de México, Vicente Lombardo Toledano, al dar la bienvenida a los republicanos dijo entre otras palabras:

Si el destino histórico nos los entrega, tenemos el deber de recibirlos entusiastamente. La sola presencia de la flor y nata del pueblo español bastará para estimular nuestro empeño, el empeño del pueblo mexicano para alcanzar nuestra inde­pendencia económica y política.

El pueblo y el proletariado los reciben porque sabemos que este es un tesoro en favor de la causa de España, en favor de la causa de México, en favor de la causa de todos los pueblos libres de la tierra, porque la causa de España no se ha perdido. Prometemos, en nombre de un millón de hombres y mujeres que se agrupan en torno a las filas de la CTM, que ningún español republicano será extraño en nuestro país. Ustedes, españoles, forman la vértebra de nuestra raza.

A instancias del público intervino el doctor Juan Negrín, quien dijo:

Los españoles pronto sabrán demostrar que colaborarán con los trabajadores de México, pueblo que no sólo es hermano de sangre, sino que tiene su propia personalidad conjugada con la civilización de una raza autóctona, que aunque no le gusta voltear hacia atrás, en esta ocasión debería detenerse a reconsiderar sobre lo pasado y así darse cuenta de los motivos del triunfo franquista, que no fue motivado sino por la desu­nión, lo cual deben los españoles republicanos tomar en cuenta para cavilar sobre el futuro, cuando piensen reconquistar España, a la que pronto recuperaremos para la democracia.

Al concluir la guerra de España e iniciarse la Segunda Guerra Mundial, se comprendió que los republicanos espa­ñoles trabajarían en México por tiempo indefinido, partici­pando cada vez más en la realidad mexicana.

Las actividades de los refugiados se ubicaron fundamen­talmente en la capital del país; se organizaron asociaciones y se establecieron reconocidos centros de reunión para ali­viar las penalidades del exilio. Cuando el tiempo del exilio aumentaba y la perspectiva del retorno a España disminuía, la actividad de estos centros se fortalecía.

Los republicanos de la clase obrera trabajaron ingresando a los sindicatos de la CTM, o en nuevas empresas creadas con recursos de los propios emigrantes, las que tuvieron éxito material en algunos casos.

Algunos de los académicos españoles contribuyeron a las investigaciones antropológicas de México y de otros países de Latinoamérica; los sabios españoles que más se interesa­ ron por lo mexicano fueron los antropólogos Pere Bosch Gimpera, Juan Comas y Santiago Genovés, quienes al hacer la historia de las civilizaciones prehispánicas, hicieron com­prender que el nacionalismo mexicano parte del sentimien­to hacia el pasado indígena.

En sociología, derecho y humanidades, así como en biolo­gía, física, química y matemáticas, los académicos españoles se integraron al personal docente de las universidades y de los institutos tecnológicos.

También dieron su contribución los intelectuales españo­les en el arte y la literatura, tomando como motivo de inspi­ración el panorama mexicano, ya que sus obras fueron pro­ducto de sus sentimientos frente a lo mexicano.

En la medicina la contribución de los médicos españoles del exilio fue extraordinaria; casi quinientos médicos llega­ ron a México en la inmigración procedentes de las faculta­ des de medicina de las diferentes universidades españolas; muchos de ellos especialistas de prestigio internacional en cardiología, oftalmología, psicología y ginecología, relevan­ tes en México para impulsar su desarrollo científico.

Importantes médicos españoles formaron parte del per­sonal de varias universidades mexicanas y del Instituto Po­litécnico Nacional; otros del personal de los principales hospitales de México y otros trabajaron también fundando pe­queños nosocomios; algunos otros en instituciones especia­ les como el Leprosario.

Fue en la labor editorial donde la inmigración republica­na dio otra de las mayores aportaciones al país. Con la inmi­gración llegaron elementos con la experiencia y la capaci­dad necesarias, con el deseo de continuar ejerciendo su ac­tividad. Al ingresar al Fondo de Cultura Económica trabaja­ ron afanosamente y en poco tiempo llegó a ser una casa edi­torial de gran importancia, publicando obras originales y traducciones en siete ramas académicas y seis colecciones especiales. Los editores españoles, además de cooperar con el Fondo de Cultura Económica, fundaron sus propias editoriales.

La labor periodística del exilio dio principio, primero, con su participación en periódicos y revistas como El Popular y Futuro, en donde destaca la labor fotoperiodística de Paco Mayo y sus hermanos; después, con revistas literarias como España Peregrina, editada por Juan Larrea.

Con el apoyo de Jesús Silva Herzog, quien reunió a un grupo de escritores españoles y mexicanos, se produce la edición de una revista de mayor amplitud. En la dirección se nombró a Larrea y a León Felipe; así, en enero de 1942, nace Cuadernos Americanos. Su consejo editorial se formó con cuatro escritores españoles y seis mexicanos, todos conocidos por su preparación académica.

Los escritores y literatos españoles en el exilio participa­ ron en varias publicaciones literarias periódicas. Unas tra­tando sólo temas españoles como España Peregrina, Litoral y Las Españas; otras fundadas por españoles con colaboracio­nes de mexicanos como Cuadernos Americanos, Romance, El Hijo Pródigo, Tierra Nueva y Taller; otras más fueron en los su­plementos literarios de periódicos diarios.

Fue editado también el periódico Ciencia, que se inició en 1940, fundado por el destacado científico Ignacio Bolívar, cubriendo todos los campos de la ciencia y de la medicina, logrando un merecido prestigio desde su primer número.

A esta España del exilio corresponden los Premios Nobel de Literatura y de Ciencias de Juan Ramón Jiménez (1956) y Severo Ochoa (1959).

Los inmigrantes no sólo fueron los intelectuales, los pro­fesionales y los políticos, sino también trabajadores y técni­cos que llegaron en gran número a partir de 1940, principal­mente valencianos, catalanes y vascos, que formaban el ejército republicano.

Al llegar estos inmigrantes se interesaron en fomentar ac­tividades características de la forma de ser habitual del espa­ñol. Los republicanos españoles, fieles a su identidad nacio­nal y a su situación en el exilio, formaron agrupaciones para fomentar sus relaciones sociales. El lazo de unión de la ac­ción social fue el interés por la cultura española para conservar su identidad. Los sitios clásicos de reunión fueron los cafés.

Otra tendencia para fomentar y fortalecer la identidad es­pañola en la existencia y la mentalidad de la inmigración, con trascendencia hacia las generaciones siguientes, fue la fundación de colegios, sin relación con los llamados “Niños de Morelia”, traídos en plena guerra por iniciativa del presi­dente Cárdenas y su esposa. Las primeras escuelas para los hijos de los inmigrantes fueron el Instituto Luis Vives, la Academia Hispano-Mexicana y el Colegio Madrid, funda­ dos en la Ciudad de México.

En suma, las actividades de la inmigración republicana española en los aspectos intelectual, social y económico se realizaron hallando excelentes soluciones, ayudando al de­sarrollo y al progreso de México.

BIBLIOGRAFÍA

Bassols, Narciso, Cartas. Textos de Humanidades. Colección Educadores

Mexicanos. Edit. UNAM-IPN, México, 1986.

CTAL. Por un mundo mejor. Diario de una organización obrera durante la Segunda Guerra Mundial. Edit. CTAL, México, 1948.

CTM. 1936-1941. Obra documental de los primeros cinco años de la Confedera­ción. Edit. CTM, México, 1941.

Del Rosal, Amaro, Vicente Lombardo Toledano y sus relaciones con el movimiento obrero español. Edit. CEFPSVLT, México, 1980.

Fagen, Patricia W., Transterrados y ciudadanos: Los Republicanos españoles en México. Edit. FCE., México, 1975.

Lombardo Toledano, Vicente, Obra histórico-cmnológica: Tomo II, vols. 2, 3 y 4; Tomo III, vols. del 1 al 10. Edit. CEFPSVLT, México, 1997.

Revista Futuro, México, 1933-1946.

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