La Universidad Nacional en manos de la reacción

La Universidad Nacional en manos de la reacción*

Por Emilio García Bonilla

Autonomía Completa

El 17 de octubre de 1933 fue presentada ante el Poder Legislativo la iniciativa del Ejecutivo federal para reformar la Ley Orgánica Universitaria y que había elaborado el secretario de Educación Pública, Narciso Bassols.

La intervención del diputado Alberto Bremauntz fue una de las más acertadas porque planteó el problema en la Universidad en sus adecuadas dimensiones: identificó como el origen del conflicto a la reacción que provocó la “tesis radical” aprobada por el Congreso de Universitarios y que llevó a que los elementos conservadores se agruparan para “contradecir y desvirtuar” el acuerdo que había surgido de ese congreso. Por eso el legislador preguntó a sus colegas si estaban seguros de dejar a la institución educativa en manos de esos elementos reaccionarios que muy probablemente pondrían los recursos económicos otorgados por el Estado al servicio de los enemigos de la Revolución.[1]

Narciso Bassols
Narciso Bassols

Cuatro diputados se inscribieron para hablar en contra del proyecto, pero desistieron una vez que Bassols presentó su exposición de motivos, siendo aprobada la iniciativa “con grandes aplausos”. Quedó, así, derogada la ley de 1929, estableciéndose “que el patrimonio de la Universidad lo constituirán los edificios de que dispone en la actualidad. El resto del año en curso [1933], la Federación cubrirá sus gastos conforme a la vieja ley y a partir de 1934 y durante cuatro años, la misma Federación, si las circunstancias lo ameritan, dará a la Universidad proporcionalmente hasta diez millones de pesos, sin más ministraciones posteriores”. Esta medida representaba un paso importante hacia la completa autonomía, según las declaraciones del comité directivo de la huelga, que consideró que, en los cuatro años que tendría el subsidio de la federación, la Universidad podría asegurarse un patrimonio propio que le permitiría una vida liberada en el orden económico. Bassols señaló que al desatenderse de la Universidad Nacional, el gobierno federal dedicaría sus recursos a incrementar la enseñanza técnica y a desarrollar las universidades en los estados.[2]

Con esto se dio por concluida la crisis en la Universidad Nacional: el gobierno dejó en manos de los propios universitarios la resolución del problema pero quedó favorecido el grupo que con la huelga había tomado por asalto la institución educativa. La nueva ley generó otro cúmulo de opiniones publicadas en la prensa, comenzando con las declaraciones de Vicente Lombardo Toledano, quien finalmente fue destituido como director de la Escuela Nacional Preparatoria siendo expulsado de la Universidad junto a otros catedráticos que le eran afines y que apoyaron la orientación socialista.

Lombardo declaró que el grupo conservador de la Universidad se había opuesto a aplicar una orientación a la enseñanza a pesar de que hubiera profesores de una misma asignatura que se contradecían existiendo una completa anarquía en la que se tomaba como verdad “aquella que con mayor habilidad explica el más elocuente profesor”, resultando que la moral con más adeptos era “la del éxito personal, para obtener un título en el menor tiempo de estudio posible aunque no sepa nada, careciendo de responsabilidad social”. Sin sentirse derrotado, Lombardo Toledano señaló que confiaba en que tarde o temprano “la revolución creará una escuela socialista, para tener técnicos que la organicen y desarrollen”. Con su destitución consideró que se cerraba un ciclo y declaró que no volvería a ocuparse de la Universidad ni de la Preparatoria y se dedicaría “a trabajar y a esperar”.[3] Finalmente, comentó que las universidades de Guadalajara, Tabasco y Mérida se preparaban para adoptar una orientación socialista, como la que se negó para la Universidad Nacional, en acatamiento de los acuerdos del Congreso de Universitarios.[4] La Universidad Michoacana y la de Sinaloa irían en el mismo sentido.

Leña del Árbol caído

Una vez que Lombardo salió de la Universidad, en los diarios fueron más que evidentes los ataques y críticas de que fue objeto él y quienes respaldaron la orientación ideológica de la enseñanza superior. En Excélsior, Manuel González Flores publicó un artículo en el que celebraba que “poco a poco va disipándose la desorientación que en un principio produjo en el campo universitario la tesis del licenciado Lombardo Toledano”, y al ser rechazada en la Universidad Nacional esa posición, los jóvenes universitarios debían de mostrarse agradecidos con Antonio Caso, “el único maestro que supo ponerse a la altura de su deber en los momentos en que un bien organizado grupo de políticos burdamente disfrazados de mentores, clamaban con metáforas sonoras nada menos que por la destrucción de nuestro máximo centro de cultura”, por lo que era necesario reivindicar a la institución educativa “seleccionando el profesorado y haciendo efectiva la disciplina estudiantil”[5].

El periódico conservador Omega señaló que en la Universidad se había impuesto “el individualismo y el poderoso espíritu liberal” sobre “las teorías demoledoras del marxismo judaizante [sic]”, obteniendo “un triunfo clamoroso y durable”[6].

Desenlace del conflicto

Ante el anuncio de que el gobierno federal sólo proporcionaría a la Universidad Nacional cierta cantidad de dinero durante cuatro años, se empezó a hablar de la necesidad de recortar los gastos de la institución y de disminuir los salarios de los directivos.[7] Sobre ese asunto, Luís Chico Goerne, unos de los catedráticos dirigentes de la huelga, se dijo satisfecho porque “queríamos la Universidad libre, sin dinero, y nos la dan con diez millones de pesos”[8].

Luego de la aprobación de la reforma a la Ley Orgánica de la Universidad, y en espera de su promulgación, comenzó a prepararse la renovación en todos los niveles de la institución: elegir a nuevos directores de las escuelas y facultades, nombrar a un nuevo rector y determinar el rumbo que tendrían las organizaciones estudiantiles para no caer en “radicalismos”[9].

Se crearon nuevas agrupaciones estudiantiles que ocuparan el lugar de la repudiada Confederación Nacional de Estudiantes, como fue el caso de la Asociación Universitaria “Reivindicación Social”, que tuvo como principales objetivos: apoyar las reformas promovidas por los profesores e impedir que se formaran camarillas “ya que son peligrosas y nefastas”[10].

Manuel Gómez Morín
Manuel Gómez Morín

Entre los universitarios hubo voces que clamaron para que Antonio Caso se hiciera cargo de la rectoría de la Universidad pero se negó a aceptar esa distinción aclarando que se conformaba con seguir siendo profesor porque “el sueño de mi vida había sido tener una Universidad enteramente autónoma, lo hemos conseguido”, y una vez alcanzada esa meta, incluso podría retirarse de la docencia.[11] En vista de la negativa de Caso, las preferencias de los universitarios se agruparon en torno a dos candidatos: Manuel Gómez Morín, profesor de la Facultad de Derecho, y Fernando Ocaranza, ex Director de la Facultad de Medicina, siendo el primero de ellos el favorecido por el Consejo Universitario, tomando posesión de la rectoría de la Universidad el 23 de octubre de 1933, iniciando así una nueva etapa de la máxima casa de estudios.

Consideraciones Finales

El conflicto universitario de 1933 despertó en la opinión pública, y especialmente en la prensa, el interés por la discusión que culminó en el Primer Congreso de Universitarios Mexicanos en el que prevaleció la tesis del grupo encabezado por Vicente Lombardo Toledano que contó con adeptos en algunas universidades estatales y en la Confederación Nacional de Estudiantes.

Sin embargo, en la Universidad Nacional, el grupo contrario a la orientación socialista de la educación inició un movimiento de agitación principalmente en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, teniendo como primeras exigencias la renuncia de Roberto Medellín a la rectoría y de Lombardo Toledano a la dirección de la Escuela Nacional Preparatoria, el primero por mostrarse dispuesto a acatar las resoluciones del Congreso de Universitarios, y el segundo por ser el principal ideólogo de la tendencia marxista en la Universidad.

Los articulistas de la prensa, al ser contrarios al socialismo, o lo que entendían como tal, criticaron la postura ideológica que aprobó el Congreso de Universitarios, etiquetando como sectarios a sus defensores e influyendo en la opinión pública para rechazar una orientación en la Universidad, aunque no alcanzaran a comprender cabalmente el proyecto presentado por Lombardo.

La huelga que siguió al Congreso de Universitarios llegó a actos violentos, choques entre los estudiantes que defendían una y otra posición. Tales desórdenes obligaron al gobierno federal a intervenir como lo había hecho en 1929, presentando al Congreso de la Unión una iniciativa para reformar la Ley Orgánica de la Universidad, planteando la autonomía completa para esa institución educativa, incluso en la cuestión económica.

Al conceder la autonomía total a la Universidad, el gobierno de la República terminó por aprobar al grupo que fue relegado ideológicamente en el Congreso pero que se había valido de todos los medios para hacerse del control de la institución, por lo que en aras de la libertad y la cultura relegaron a los estudiantes y catedráticos que propugnaban por darle un sentido ideológico a la educación.

Al llegar Gómez Morín a la rectoría, la Universidad Nacional entró en una etapa oscura en la que sirvió a los intereses de empresarios y banqueros, quienes al tener la capacidad de aportar donativos y financiar las actividades de la institución, tuvieron también la prebenda para influir en los contenidos de los programas de estudios de las escuelas y facultades. También se posicionaron grupos católicos, como los jesuitas.[12]

Por otro lado, los profesores encabezados por Lombardo Toledano fundaron en febrero de 1934 la Universidad “Gabino Barreda” para demostrar en la práctica la orientación socialista de la educación,[13] además en agosto de ese año se llevó a cabo en Puerto Álvaro Obregón, Tabasco, el Congreso de Estudiantes Socialistas entre cuyos acuerdos estuvo el de apoyar la reforma al artículo tercero constitucional que ya se discutía en el medio político[14].

Si bien el sector conservador impidió que la educación impartida en la institución universitaria más importante del país tuviera una orientación ideológica, en la educación básica sí prosperó esa reforma y en diciembre de 1934 se aprobó un nuevo texto que establecía que “la educación que imparta el Estado será socialista, y, además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del Universo y de la vida social”[15].

La fundación del Instituto Politécnico Nacional en 1936 como una institución destinada a impartir  educación superior gratuita a jóvenes de familias trabajadoras y buscar consolidar a través de ella “la independencia económica, científica, tecnológica, cultural y política para alcanzar el progreso social de la nación, de acuerdo con los objetivos históricos de la Revolución Mexicana”,[16] tuvo desde un inicio una clara orientación educativa.

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* Último fragmento de la investigación “El conflicto universitario de 1933 en la prensa mexicana” presentada como ponencia en el VIII Coloquio La prensa como fuente para el análisis en las Ciencias Sociales realizado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en noviembre de 2013.

[1] Intervención del Diputado Alberto Bremauntz, Diario de los Debates, Cámara De Diputados, XXXV Legislatura, Año II, Período Ordinario, No. 14, 17 de octubre de 1933.

[2] “La Universidad será realmente autónoma según una nueva ley”, El Diario del Norte, Saltillo, 18 de octubre de 1933, y “Se terminó el conflicto de la Universidad”, La Opinión, Torreón, 17 de octubre de 1933, en Archivo Histórico de la UNAM, Colección: Memoria Universitaria, Sección: Publicaciones Periódicas, Sub-sección: Noticias Universitarias (en adelante AHUNAM).

[3] Pasaron 26 años para que Lombardo Toledano volviera a la Universidad Nacional, invitado por Pablo González Casanova, director de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, donde dictó la conferencia “La batalla de las ideas en nuestro tiempo” el 17 de julio de 1959.

[4] “Verdadero origen del conflicto universitario. Opinión del Sr. Lombardo Toledano en este asunto”, El Mundo, 18 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[5] Manuel González Flores, “Por mi Raza Hablará el Espíritu”, Excélsior, 21 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[6] “El vigoroso impulso del espíritu público arrolla a los banderizos radicales”, Omega, México, 23 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[7] “Confianza en la autonomía universitaria”, El Dictamen, Veracruz, 19 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[8] “La queríamos sin dinero y nos la dieron con millones”, El Nacional, 19 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[9] “Mañana se reunirá el Constituyente de la Universidad“, El Universal Gráfico, 20 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[10] “Lo que persigue la Asociación Universitaria”, El Universal, 19 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[11] “La queríamos sin dinero y nos la dieron con millones”, El Nacional, 19 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[12] Juan Hernández Luna, “Prólogo a la polémica en la prensa sobre marxismo: Antonio Caso vs Francisco Zamora”, en Idealismo vs Materialismo. Polémicas filosóficas, México, Masonería Filosófica de Michoacán-Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano-Asociación Francisco J. Múgica, 2008, p. 109.

[13] Esta institución daría lugar en 1936 a la Universidad Obrera de México, enfocada específicamente a la educación de los trabajadores en el aspecto político, sindical y cultural. Las escuelas técnicas y científicas de la Universidad “Gabino Barreda” pasaron a formar parte del IPN al fundarse este en 1936, como la Escuela de Bacteriología que se transformó en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas.

[14] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988, pp. 32-33.

[15] Citado por VLT, “Prólogo” [1963], Idealismo vs Materialismo Dialéctico. Polémica Caso-Lombardo, México, Universidad Obrera de México, 2010: p. 25.

[16] Artículo 1° de la Ley Orgánica del Instituto Politécnico Nacional.

Una huelga reaccionaria en la Universidad Nacional (1933)

 Una huelga reaccionaria en la Universidad Nacional (1933)*

Por Emilio García Bonilla

Caso y Lombardo en la prensa

En la semanas que siguieron al Congreso de Universitarios Mexicanos y a la polémica suscitada antes de que este concluyera, Antonio Caso publicó dos artículos en Excélsior en los que criticaba a quienes pretendían darle a la educación un enfoque socialista, señalando que el marxismo lo mismo abarcaba “un materialismo histórico, un determinismo económico, que un socialismo de Estado”, y que se pretendía hacer de la universidad “un semillero de politicastros, una confabulación de ignorancias, un régimen que en lugar de la ciencia muestre la política, en vez de la ética, la economía, y en lugar de la patria mexicana, la incolora y absurda tesis materialista”[1].

Por su parte, Lombardo Toledano escribió varios artículos que se publicaron en El Universal, a través de los cuales buscó aclarar las razones que estaban detrás de la postura que defendía y que veía a la universidad como “un vehículo de orientación social” que sirviera a los hombres, haciendo, a la vez, que estos sirvan a su época. Consideró que la cultura por la cultura misma carecía de sentido, y por eso mismo la universidad, como todas las instituciones que no se vinculan a su tiempo, terminaría por servir al pasado, y viviéndose una época de transformaciones, no podía asignársele a la enseñanza superior “el papel de retaguardia permanente del progreso”[2].

Huelga Reaccionaria

Rodulfo Brito Foucher
Rodulfo Brito Foucher

Lejos de los razonamientos que se reflejaban en la prensa, los opositores a la reforma en la Universidad Nacional realizaban movimientos para afianzar su posición, buscando transformar la derrota ideológica en una victoria política. El verdadero conflicto estalló el 11 de octubre cuando los estudiantes de Derecho se declararon en huelga, enarbolando “una bandera rojo y negra en son de guerra”.[3] El principal instigador era Rodulfo Brito Foucher, quien días antes había sido separado de su cargo como director de esa facultad, pero al no aceptar su remoción se había declarado en rebeldía junto a los estudiantes que le eran afines, siendo identificado como “un elemento de clara filiación contrarrevolucionaria” y opositor declarado de la reforma universitaria socialista.[4] Varios catedráticos de Derecho presentaron su renuncia como muestra de solidaridad con el directivo cesado. Por su parte, el rector acusó a Brito de ser “desleal a la Universidad, de intervenir en la política estudiantil, de desplegar maniobras para solidarizar al profesorado de la facultad con su actitud”, llegando a presentarse todavía como director “para hacer propaganda política”[5].

La agitación entre los futuros abogados, además, se dijo que era patrocinada por los conocidos políticos Antonio Díaz Soto y Gama y Aurelio Manrique, encausando el movimiento huelguístico para exigir la renuncia de Roberto Medellín a la rectoría, adquiriendo tal radicalismo que con frecuencia tuvo que intervenir la policía.[6] Uno de los episodios más violentos ocurrió el 13 de octubre, cuando los huelguistas se presentaron “en actitud hostil” en el edificio principal de la Universidad solicitando hablar con el rector, pero les fue impedida la entrada por los preparatorianos, contrarios a la huelga[7], lo que tuvo como respuesta el incendio de la puerta y la lapidación del edificio. Los colegiales de San Ildefonso contestaron enérgicamente, resultando varios heridos por ambas partes hasta que intervinieron los bomberos y la policía que calmaron los exaltados ánimos, pues inclusive se escucharon varios disparos que luego se comprobó que habían sido hechos con pistolitas de dardos[8].

Hubo diarios que exageraron la magnitud de ese enfrentamiento: mencionaron que de no ser por los bomberos “el albergue de la cultura habría sido reducido a cenizas”, cuando en realidad sólo habían prendido fuego a la puerta. También informaron erróneamente que la radicalización de los estudiantes de Derecho se debía a su condición de marxistas, cuando ellos estaban en contra de la línea socialista, y junto a la petición de renuncia de Medellín solicitaban la dimisión de Lombardo Toledano[9].

El rector Roberto Medellín continuó en su cargo a pesar de que fue amenazado de muerte,[10] y en previsión de que la huelga se generalizara, ordenó que se cerraran los cursos en todas las facultades, al tiempo que el edificio de la Universidad Nacional era custodiado por militares. Los únicos que continuaron “normalmente” sus cursos fueron los preparatorianos, mostrando así su apoyo a Lombardo y al rector. Mientras tanto, en la opinión pública se generalizaba la idea de que el conflicto terminaría cuando el gobierno pusiera fin a la autonomía universitaria[11].

“Más de mil estudiantes armados de piedras, palos y cohetes”[12] tomaron el edificio principal de la Universidad Nacional el 14 de octubre cuando los preparatorianos se retiraron pacíficamente después de que el rector y el personal administrativo hicieran lo propio, trasladándose a la Escuela de Medicina donde se instaló provisionalmente la rectoría[13].

Expulsión de Vicente Lombardo Toledano

En ese ambiente de crispación, tuvo lugar una sesión del Consejo Universitario dominado por los estudiantes huelguistas y por profesores que respaldaban ese movimiento, como Luís Chico Goerne y el propio Antonio Caso, acordando la expulsión de Vicente Lombardo Toledano de ese órgano, quien declaró a la prensa que seguiría luchando “porque se dé una orientación socialista a la enseñanza.” Los profesores disidentes integraron un Comité Pro Reforma Universitaria (contrario a la reforma socialista), siendo uno de sus primeros comunicados la amenaza de que “no se haría responsable de las consecuencias si el rector se presentaba ante los huelguistas”.[14] En tanto, los estudiantes rebeldes adoptaron la exigencia de que el rector fuera “nombrado por los estudiantes y profesores en vez de por el Ejecutivo federal”[15].

Abelardo L. Rodríguez
Abelardo L. Rodríguez

El presidente Abelardo L. Rodríguez, en vista de la violencia que estaba tomando el conflicto, emitió un comunicado condenando el hecho de que se hubiera llegado a la expulsión del rector de sus propias oficinas, “además de los serios deterioros causados en los planteles por las luchas de los estudiantes entre sí”. Mencionó que su gobierno se había mantenido al margen de las pugnas internas de la universidad, aunque presenciaba “cómo se desvía de sus nobles fines culturales el instituto que debiera ser orgullo de la nación entera”, por lo que consideró que era su responsabilidad “buscar los medios más adecuados para llegar a una fina y completa solución al estado de cosas reinante”. Por eso informó que en breve enviaría al Congreso de la Unión su iniciativa de reforma a la Ley orgánica de la Universidad[16].

Ante la expulsión de Lombardo Toledano del Consejo Universitario y de la exigencia para que renunciara como director de la Escuela Nacional Preparatoria, el comité central de la CROM “depurada” declaró que el proletariado mexicano estaba expectante del desarrollo del conflicto universitario y que esperaba “que la enseñanza superior profesional no vaya a ser entregada en manos de la reacción”, agregando que tenían la confianza de “que algún día el pueblo  entrará en la Universidad a arrojar del templo a todos los fariseos de la cultura”.[17] Los huelguistas señalaron que los obreros de la CROM habían apoyado a los preparatorianos en los enfrentamientos ocurridos, lo cual fue desmentido categóricamente por Lombardo[18].

Una noticia que causó “gran sensación” en la opinión pública fue el reto a duelo que Brito Foucher hizo a Lombardo Toledano, siendo los dos “figuras culminantes en el movimiento universitario que hasta estos momentos ha sido un problema para las autoridades de la Universidad y para el Gobierno de la República.” Brito designó como sus “padrinos” a los profesores Gual Vidal y González Aparicio, “quienes se acercaron ante el Licenciado Lombardo Toledano, para retarlo en su nombre”, en vista de lo cual “numerosas personas de relieve intelectual, están haciendo todas las gestiones posibles para evitarlo”, siendo en el fondo una provocación[19].

Para el 15 de octubre ya se hablaba de una huelga de carácter nacional, estudiantes de varios estados habían expresado su adhesión al movimiento desconociendo a la Confederación Nacional de Estudiantes; del mismo modo, los directores de las secundarias y facultades favorables a la huelga presentaron “su formal e irrevocable renuncia” en solidaridad con los estudiantes de Derecho y con Brito Foucher.[20] Los huelguistas apedrearon el edificio de la Secretaría de Educación Pública insultando a gritos al titular, Narciso Bassols, después irrumpieron en la Preparatoria donde izaron la bandera roji-negra luego de desalojar violentamente a los estudiantes que la custodiaban. Tuvo que intervenir la policía quedando detenidos varios huelguistas[21].

La prensa informó que oficialmente se había descubierto que la huelga y la agitación estudiantil estaba “instigada y sostenida por elementos católicos bajo la dirección de los Caballeros de Colón que están descontentos por la implantación del marxismo en la Universidad”, habiéndose identificado entre los componentes del grupo católico a Miguel Palacios Macedo y al director de la Escuela de Medicina.[22] Los huelguistas se agruparon en una nueva organización denominada “Federación de Estudiantes Revolucionarios”, que hizo público un pliego petitorio con las siguientes exigencias:

Condonación de adeudos por concepto de colegiaturas.
Enseñanza gratuita en los planteles
Supresión de becas
Derogación de los exámenes de admisión
Depuración del profesorado
Elección directa del Rector, directores y profesores de escuelas
La caída de Medellín, Lombardo Toledano y Jiménez Rueda
La caída de los cachorros [sic] de Lombardo Toledano
La no mixtificación del marxismo
La no intervención de la policía en los problemas estudiantiles
Que no tome injerencia en los conflictos universitarios el Lic. Bassols[23].
 

El 15 de octubre finalmente renunció a la rectoría el ingeniero Roberto Medellín junto al Secretario de la Universidad, Julio Jiménez Rueda y el Tesorero,[24] esta medida fue celebrada por los miembros del Comité Pro Reforma Universitaria al considerar que había “venido a abreviar la resolución del conflicto pues si el Gobierno lo hubiera apoyado [a Medellín], la situación sería delicada; pero desaparecido éste obstáculo es posible seguir adelante”. En cambio, Lombardo Toledano dijo que no había renunciado a la Dirección de la Escuela Nacional Preparatoria, aclarando que no dejaría de asistir a sus labores a menos que fuera cesado. A estas alturas, un sector de los preparatorianos ya había sido cooptado por los huelguistas para que pidieran su dimisión[25].

En vista de la renuncia del rector Medellín, empezaron a manejarse los nombres de sus posibles sustitutos: Manuel Gómez Morín o Miguel Palacios Macedo[26], los dos conocidos por antimarxistas. Dedicado a este último, un universitario anónimo escribió un Ovillejo:

De niño tuvo laurel
Miguel.
Al dinero no es reacio
Palacio.
Y al marxismo tiene miedo
Macedo.
Oportunista y paniaguado,
ante Lombardo es un bledo.
Este pedante ilustrado:
Miguel Palacios Macedo[27].

En el siguiente artículo me referiré a la salida que encontró el gobierno federal al conflicto y su desenlace.

* Fragmento de la investigación “El conflicto universitario de 1933 en la prensa mexicana” presentada como ponencia en el VIII Coloquio La prensa como fuente para el análisis en las Ciencias Sociales realizado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en noviembre de 2013.

[1] Antonio Caso, “El marxismo en la preparatoria”, Excélsior, 27 de septiembre de 1933, citado por Héctor Ramírez Cuéllar, Lombardo. Un hombre de México, México, El Nacional, 1992: p. 57.

[2] Vicente Lombardo Toledano “Bases de la Reforma Universitaria”, El Universal, 20 de septiembre de 1933. En Obra Histórico-Cronológica, México, CEFPSVLT, 1995, Tomo II. Vol. 4: pp. 205-206.

[3] “Huelga de estudiantes de Leyes en la C. de Mex.”, El Diario de Durango, 12 de octubre de 1933, en Archivo Histórico de la UNAM, Colección: Memoria Universitaria, Sección: Publicaciones Periódicas, Sub-sección: Noticias Universitarias, en adelante AHUNAM.

[4] Ramírez Cuéllar, op. cit.: p. 58.

[5] “El Rector Medellín ataca al Lic. Brito”, El Demócrata, Mazatlán, 13 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[6] “Sigue tomando incremento la pugna en la Universidad”, El Pueblo, Culiacán, 13 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[7] Cabe recordar que Vicente Lombardo Toledano era director de la Escuela Nacional Preparatoria.

[8] “Frente a la Universidad Nacional hubo terrible choque a pedradas”, El Demócrata, Mazatlán. 14 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[9] “Los estudiantes son marxistas; incendiaron ayer la Universidad”, Noticias, Guadalajara, 14 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[10] “El Rector es amenazado de muerte”, El Tiempo, Hermosillo, 14 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[11] “Clausuraron los cursos en las Facultades”, La Prensa, San Antonio. 14 de octubre de 1933 y “La Universidad iba a ser quemada ayer”, El Mundo, Tampico, 14 de octubre de 1933 en AHUNAM.

[12] “Los estudiantes asaltaron y tomaron la Universidad”, El Mexicano, Cd. Juárez, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[13] “La agitación estudiantil continúa en todo su vigor en la Metrópoli”, El Demócrata, Mazatlán, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[14] “Los estudiantes asaltaron y tomaron la Universidad”, El Mexicano, Cd. Juárez, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[15] Idem.

[16] “Fue sacado el Rector a empellones. El C. Presidente propone reforma a la ley que la volvió autónoma“, El Jalisciense, Guadalajara, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[17] “La CROM lanza unas declaraciones sobre la expulsión de Lombardo y espera que la Universidad no vaya a caer en manos de la reacción”, La Nación, Veracruz, 15 de octubre de 1933, nota similar a “La CROM que preside el C. Lombardo, ataca a los Altos funcionarios universitarios”, El Demócrata Sinaloense, Mazatlán, 16 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[18] “La agitación estudiantil continúa en todo su vigor en la Metrópoli”, El Demócrata, Mazatlán, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[19] “Brito Foucher desafió al Lic. Lombardo Toledano”, La Voz de Chihuahua, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[20] “Los huelguistas cuentan con nuevos elementos”, El Mundo, Tampico, 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[21] “Encarnizado encuentro entre estudiantes en las calles de la Capital”, [desconocemos el título del periódico], 15 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[22] Idem.

[23] El Informador, Guadalajara, 16 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[24] “Renunció el Rector de la Universidad”, El Porvenir, Monterrey, 16 de octubre de 1933, en AHUNAM.Legajo 231 FHUOM

[25] “No renuncia el Lic. Lombardo Toledano”, La Nación, Veracruz, 17 de octubre de 1933, y “El Rector Medellín y casi todos los catedráticos, han renunciado”, El Demócrata Sinaloense, Mazatlán, 17 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[26] “El Rector Medellín y casi todos los catedráticos, han renunciado”, El Demócrata Sinaloense, Mazatlán, 17 de octubre de 1933, en AHUNAM.

[27] “Ovillejo” firmado por Ofir, 1933, mecanografiado en una hoja con el escudo impreso de la Universidad Nacional Autónoma, en Fondo Histórico Lombardo Toledano de la Universidad Obrera de México, Legajo 231.

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