Vicente Lombardo Toledano, un ser humano sin cuento*.

Imagen de Vicente Lombardo para el artículo Artículo "un ser humano sin cuento"

Artículo un ser humano sin cuento, en el marco del 125 aniversario del nacimiento de Vicente Lombardo Toledano.

Vicente Lombardo Toledano es un clásico de la historia y del pensamiento mexicanos por una razón singular: Combinó acción y reflexión; fue un constructor de instituciones fundadas en una concepción de México y el mundo, generada desde la filosofía, la historia, la economía y la sociología, a lo largo de más de medio siglo de trabajo.

Pero, ¿qué es ser un clásico?

Ser de todos los tiempos: de ahora, de antes y de después.

Esta singularidad confiere a su legado una multiplicidad de instancias de análisis: valor como testimonio histórico; interés interpretativo de los diversos momentos en los conflictos sociales; ejemplo de cientificidad en el estudio de los problemas políticos; vigencia de su pensamiento como guía instrumental; y, sobre todo, posibilidad de pensar y repensar la realidad como una totalidad consistente…

Vicente Lombardo Toledano fue maestro, combatiente político, antropólogo, filósofo, periodista, que de manera infatigable estudió, escribió y comunicó acerca de todo lo que ocurría en México y el mundo de su tiempo. Fue, como José Martí, capaz de escribir páginas inolvidables de los principales personajes de la historia, la política, la literatura, el arte y la ciencia.

Esta excepcional combinación de elementos en una mente privilegiada como la suya, con una personalidad atrayente y sugestiva, y un cariño altruista por su pueblo, el pueblo mexicano del campo, de la fábrica, de la escuela rural, de la sierra, lo convierte en el hombre capaz de agrupar y fundir en un movimiento a toda la clase trabajadora de México y América Latina para luchar por elevar su nivel de vida y defender lo que les  era suyo, la patria, en contra de la reacción interna y las asechanzas de los poderosos externos.

Vicente Lombardo Toledano desarrolló una actividad incansable en el campo de las ideas, y llevó su lema “el que gane la batalla de las ideas ganará el porvenir” hasta sus últimas consecuencias, para unir voluntades y esclarecer conciencias a favor de la causa del progreso social para combatir la ignorancia y la sumisión al explotador y al fanatismo.

Aun dentro de su intensa actividad política, Vicente Lombardo Toledano mostró una gran sensibilidad y preocupación hacia los jóvenes, cuidando siempre su vocación educativa. Uno de sus últimos escritos lo dedica precisamente a la juventud a manera de carta: “a un joven socialista mexicano”, en donde lo exhorta a prepararse, como único modo de ser libre…

En su vida como revolucionario y como pensador, logró articular ciencia, conciencia y acción. Y lo hizo a partir de una actitud ética, porque era un hombre ético; de una gran honestidad para consigo mismo y para con los demás. Era un hombre convencido de sus ideas, con una cultura en la que estaban presentes el pensamiento, el conocimiento y el sentido de lo bueno más profundamente humano.

Esta conducta ética siempre lo motivó a que se debía enseñar con el ejemplo. En ello está la esencia de su virtud humana, de su virtud educativa, la prueba de la consecuencia de su vida…

Como ha dicho el antropólogo hispano mexicano, Santiago Genovés, “este hombre se sabía todos los cuentos de la vida, siendo un ser humano sin cuento”.

Viene, pues, a cuento, un fragmento del poema Quiero… sueño de León Felipe:

No me contéis más cuentos,
que vengo de muy lejos
Y sé todos los cuentos.
No me contéis más cuentos…
Que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me arrullen con cuentos;
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me sellen la boca y los ojos con cuentos;
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me entierren con cuentos…

*Fragmentos del discurso en el acto de develación del monumento a Vicente Lombardo Toledano en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, 1999.

Sergio Núñez Santamaría (1896 – 1982)

Imagen de la portada del libro "Tierra de lobos"

Fotografía de Sergio Núñez SantamaríaSergio Núñez Santamaría nació el 7 de octubre de 1896, en la ciudad de Santa Rosa (Ecuador); y falleció en la ciudad de Quito. Fue un destacado docente, biógrafo, dramaturgo, escritor de novela, cuento y poesía.

Sus estudios de primaria y bachiller los realizó en su ciudad natal, Santa Rosa. Sus estudios de secundaria los realizó en el Colegio Bolívar, en Tulcán.

Como docente, en 1932, fue profesor de la parroquia Constantino Fernández. Tras esto, también ejerció como profesor en el Instituto Martínez en Ambato, para terminar como profesor de Literatura en Quito, en el Colegio Mejiá. En Quito también trabajó en la Escuela de Artes e Industrias, y fue fundador y Vicerrector del Colegio de Señoritas Riobamba.

Sergio Núñez Santamaría se inició como escritor en 1918, con la publicación del poemario Hostias de Fuego, libro que le sirvió para cobrar fama e integrarse en el “Grupo de los hermanos”. Tras esto, continuó publicando también en géneros como la novela, el cuento y la dramaturgia.

Recordamos al autor con un fragmento de su cuento Tierra de lobos (1939) y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Fragmento del cuento Tierra de lobos (pp. 147-149)

Una débil animación sacudía el sopor de la ciudad de Guayaquil, apenas velada por la neblina trasnochadora.  Brisas venidas de muy lejos refrescaban las axilas de los primeros estibadores del Malecón que, con el desánimo del día anterior, querían “buscar” por la misma calle “Industria”.

Pancho Layana estaba borracho y maldecía. Fernando Juncos, jaque de por vida, se le enfrentó con los puños, sorbiéndose los hilos de baba. A ver, ahora estaba en sus cabales, y no sería como ayer, que le “pisaron el poncho”, en presencia de la peruana puta del Astillero  la zamba Rosalía, ladrona como ella sola de pujanzas viriles.

El jachudo Camilo Tutivén no se paró en chiquitas, al recordar lo sucedido con él la semana a pasada. Viéndolo todavía con las calenturas, le movieron camorra tres de los mismos. Fuera de hacerle gastar la semana integra, le propinaron unos cuantos pescozones, porque sí . Y a no ser por el loro Anchundia, que se puso de por medio, llevándole después donde l a serrana Rosario, lo habrían cargado los perros.

Mordiendo recuerdos y pisoteando puntas de vicisitudes, la emprendieron, con dirección a las Peñas. Ya no por la calle Industria, y peor por la Libertad, porque equivalía a volver por las mismas. Por ahí, claro que por ahí, estaba la quinta Pareja, emporio de vagos y matones, declarados en huelga y con el ojo avizor a un extraño, con su arma oculta.

Andandito se iban cambiando coces y empujones.

Subrayaron su montuviada unos, recorriendo imaginativamente los grandes tendales de cacao de la “Maravilla” y “Tenguel”, allá cuando los mayordomeaba Antepara, el “huatusa Antepara” de Samborondón, y de quien nadie sabía a estas horas si bebía agua en Guayaquil.

Entonces se encendió el comentario entre los seis o siete cargadores, al abocarse a la placeta de las Peñas.

Layana había conocido al “huatusa” en sus mejores tiempos, cuando tuvo éste a su cargo a la hija del caramelero Castillo. Y ¿qué más? Castillo, a la vuelta de cinco años escasos, y con gran sorpresa de los que lo conocieron, “puso” su barraca en la plaza de la orilla, y armándose de ínfulas mayores. ¿Quién le alivio de costas? Decían, y quizá no dirían por decir, que el maridaje de su hija extrajo tamaña utilidad, pues el huatusa Antepara se portó de lo mejor con ella, merced a sus ahorros que se esfumaron como humo de tabaco, quedándose él al abrigo de la mala suerte y carcomido por las deudas.

Antepara. ¿Tal vez Florencio Antepara oriundo de Salitre o Samborondón? Apenas se recordaba su historia de los últimos días, si bien parecía haberse impregnado su figura en la memoria de algunos.

La hija del caramelero se hacía todavía lenguas de su grande hombre. ¡Qué prodigalidad! ¡Qué poco aprecio a la plata, siempre que se tratase de ella! Podía quedarse, limpio, como a la postre se quedó, por tenerla contenta. Solo el color le ofendía, porque era prieto y feo como un pecado mortal. Ella no lo veía así, y peor cuando tuvo hijos, y estos hijos eran su vivo retrato. Alto de cuerpo, rollizo, ganando salud por todos los poros, venía a ser orgullo de su casa, y bien podía ser envidiado por unos cuantos.

Alto como una ceiba, estaba bien dicho; se hacía respetar de la cuadrilla de cacahueros en las diferentes trifulcas de los sábados.

Juncos se arrancó de sus compañeros y volvió a su trabajo, como a eso de la una de la tarde. Podía responder por unos veinte lapos dobles, ingeridos entre estas y las otras.

Era Lunes, y maldita la gracia que le hacia el tal lunes, cuando era el quien acuñaba dinero “para beber duro y parejo” en el término de unos segundos. De soslayo miraba el cariz de la ría atragantada de embarcaciones menores. Dormían su borrachera de distancias, vapores y lanchitas como el “Daule”, el “ Vinces”, la “Adelita”, la “Rosa Elvira’’, las “Dos hermanitas”, y cien otras, remojándose la barriga prieta.

Y a él debía ocurrirle también darse una zambullida magistral, desnudito, con el hipo de la embriaguez en la boca. La idea de seguir sin rumbo en busca de su jorga le contuvo. Olisqueaba el ambiente de las olas, como perro nómada, sorbiendo emanaciones fuertes, verbigracia, la del cacao, puesto a secar frente a las empresas afines. Guzmán, Aspiazu, Vélez, etc.

— Yo lo Conozco, debo conocerlo de hangas o de mangas al tal huatusa. No veo la razón de que este carajo se me haya ido de la memoria. Si parece que lo estoy viendo con su bembo tostado por el trago. Un negrantajo como yo. Solo qué sabia contar con suerte y adular a los blancos… Ganas me dan de…

Dedicatoria de Sergio Núñez Santamaría al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portadas del libro "Tierra de lobos"
Núñez, Sergio. Tierra de lobos. Ecuador: Imprenta del Ministerio de Educación, 1939.

Simpatía y solidaridad del autor, al compañero Vicente Lombardo Toledano Director de “Futuro” la gran Revista de los trabajadores mexicanos.
(Firmado) Sergio Núñez, Quito – Ecuador Obre / 939 (1939)

Obras de Sergio Núñez Santamaría

  • Hostias de Fuego (1918)
  • Aurora boreal
  • La Esfinge Interior
  • Un pedagogo terrible o el vientre de una revolución
  • Árbol que no da fruto
  • Novelas del páramo y la cordillera
  • Tierra de lobos (1939)
  • Visiones y ultravisiones de tierra adentro
  • Un hombre y su época ante la Historia
  • A Bolívar en la gloria
  • Nueva historia crítica de la Literatura española
  • La poesía que vuelve
  • Las cien mejores poesías ecuatorianas; “Poemas de concentración y de concejal
  • Los buitres hambrientos
  • Figuras estelares de América
  • Grandes hombres del Ecuador
  • Resumen histórico del Ecuador
  • Cien años de independencia

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Adolfo Montiel Ballesteros (1888 – 1971)

Adolfo Montiel Ballesteros nació el 2 de noviembre de 1888, en Paysandú (Uruguay); y falleció el 1 de agosto de 1971, en la ciudad de Montevideo (Uruguay). Fue un ilustre escritor, dramaturgo, político, diplomático y poeta.

Como escritor, Adolfo Montiel Ballesteros se destacó en la novela, la poesía y el cuento. De joven viajó a Europa, lo que le valió para conocer a Rubén Darío. Ya en su país natal, encabezó el movimiento “Juventud Literaria del Uruguay”. Entre los años 1912 y 1913, su obra se vio influenciada por el modernismo.

Adolfo Montiel Ballesteros también escribió para la revista literaria Pegaso, junto con autores de la talla de Antón Martín Saavedra, Wifredo Pi, César Miranda y José María Delgado. También presidió la Sociedad de Autores Uruguayos de Teatro, y fue Vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Escritores y miembro de número de la Academia Nacional de Letras del Uruguay.

En política, Adolfo Montiel Ballesteros fungió como Cónsul, de 1919 a1929, en Florencia (Italia). A su vuelta a Uruguay, se postuló a cargos electivos por el Partido Socialista del Uruguay.

Recordamos a Adolfo Montiel Ballesteros con tres de sus poesías  y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesía de Adolfo Montiel Ballesteros


PAISAJE

Sobre el fondo de seda amarilla las cuatro líneas geométricas de la casa, con su puerta, su ventanita y su penacho humoso de pose fotográfica.
Duros, duros, verdes, verdes, cinco árboles.
Colgando de un hilo invisible, un pájaro vuela.
Un prado de heno fresco reluce mórbido y mira curioso al caminillo blanco, arroyo de savia por el cual se desangra el paisaje.
Una pastorcita, vestida de azul, se inmoviliza como un fantoche con las piernas de palo.
Y entre la hierba humilde estallan amapolas sangrientas y enormes margaritas de oro, con su ojo solo guiñando promesas, y con su robustez saludable de sirvienta campesina recién llegada.
Amapolas y margaritas primitivas robadas a una mancha sintética y cerebral de Rafael Barradas.
No hay firma.
La artista anónima se ríe de la gloria y lo mismo remata con amor el paisaje que con inédito encanto ingenuo luce el delantal de mi hija.
Mundo flamante y mágico donde se posarán los ojos vírgenes, donde resbalará su primera sonrisa y alguna lágrima desteñirá los hilos de colores, como en la vida se nos van destiñendo los sueños…

EL LADRÓN DE ESTRELLAS

Cuando la ciudad se desliza
en el precipicio de la sombra,
el cielo enciende sus luminarias.
Entonces, el hombrecillo práctico
roba una estrella
y en la punta
de su indice tenso
por toda la ciudad la pasea!

Ahora la oscuridad
llora lágrimas de fuego?
No.
Está reflejando los astros
en su espejo negro.
El hombre
del largo dedo ígneo,
se acerca a los picos de gas
y les susurra una confidencia:
—Hermanos— los incita,
—el cielo está lleno de luces,
regalémoles a la tierra,
para su fiesta, unas estrellas.

Hombrecillo misterioso,
que antes reclamaba,
yo no te necesito…
Mi Alma está toda iluminada
con el astro azul
de mi hijo.

EL ESPANTAPÁJAROS

Entre toda esta
sonrisa de fiesta
de la mañana solar:
alegría de colores,
cielo, verdura, flores,
con los brazos de par en par,
ese vestido hecho jirones
y el sombrero en los ojos, pones,
espantapájaros,
toda una nota singular.
Píííí, píííí, píííí! La protesta
de los pájaros,
a quienes ahogas la fiesta…
Píííí, píííí, píííí! Se te importa un bledo?
Los pájaros niños se erizan de miedo,
mirando tu facha y tus desaliños…
El horror les traes,
pues, para asustarlos, dicen sus mamaes:
¡El hombre que roba
los pájaros niños!
Y, naturalmente, huyen los cantores.
Tu silueta infúndeles
oscuros terrores.
Ante ti se hielan las alas inquietas.
—Pájaros colegas,
el mundo está lleno
de espanta-poetas!…..

Catania 1925

Portada de Montiel Ballesteros, Adolfo. La raza: novela. Buenos Aires: Nuestra América, 1925.
Montiel Ballesteros, Adolfo. La raza: novela. Buenos Aires: Nuestra América, 1925.

Montiel Ballesteros en su libro escribió la dedicatoria:

A V. Lombardo Toledano, cordialmente (firmado) Montiel

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Adolfo Montiel Ballesteros

Poesía

  • Terruño, cantos a mi tierra (1912)
  • Las primaveras del jardín(poesía, 1912)
  • Emoción (1913)
  • Savia, poemas desnudos (1917)
  • Versos baguales(1959)
  • Trovas chapetonas(1968)

Cuento

  • Cuentos uruguayos(1920)
  • Alma nuestra(1922)
  • Montevideo y su cerro(cuentos, 1924)
  • Los rostros pálidos (1924)
  • Cuentos para los niños de América (1939)
  • El burrito blanco (1947)
  • La ciudad de los ojos alegres (1947)
  • Selección de cuentos(1970)
  • La isla de oro (1966)

Novela

  • La raza(1925)
  • Castigo ‘e Dios(1930)
  • Pasión(1935)
  • Barrio(1937)
  • La república de los niños(1941)
  • Elegía Florentina (1953)
  • La jubilación de Dios(1951)
  • Mundo en ascuas (1956)
  • Don Quijote Grillo (1961)
  • El ángel tenaz(1963)
  • La honda y la flor(1965)

Dramaturgia

  • Farsa (1937)
  • Dios y el Diablo, sociedad limitada (1938)
  • Teatro menudo (1958)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


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