Aurelio Velázquez, 1899 – 1966

Detalle de la portada Ala izquierda

Aurelio Velázquez nació el 16 de febrero de 1899, en la ciudad de Mérida, estado de Yucatán (México); y murió el 10 de agosto de 1966, en la misma ciudad.

Estudió en el Instituto Literario del Estado, donde acabó el bachillerato en 1918.

Como intelectual, ya desde los 18 años, Aurelio Velázquez se inclinó por la literatura y el periodismo, participando en las tertulias celebradas durante el gobierno de Alvarado, en el café “Ambos Mundos”, y a tenor de la Revolución Mexicana. Esto también le llevó a participar en la revista Tierra, órgano de las Ligas de Resistencia del Partido Socialista del Sureste.

En política, Aurelio Velázquez trabajó en la administración pública estatal y municipal, fue secretario particular del gobernador Felipe Carrillo Puerto, de Álvaro Torre Díaz y otros gobernantes, regidor del Ayuntamiento de Mérida y diputado del Congreso del Estado de Yucatán por el Partido Socialista del Sureste.

Como poeta, la obra de Aurelio Velázquez se caracterizó por una poesía ingenua, sincera y sentimental; desarrollando una vertiente social y otra erótica. En su estilo poético influyó su maestro Leopoldo Lugones y el interés por imprimir musicalidad al verso. Prefirió el soneto tanto en endecasílabos como en alejandrinos. Entre sus aportaciones destacan Ala izquierda, incluida en la Antología de poetas revolucionarios del Prof. Felipe Jiménez de la Rosa, editado por la SEP, La canción del deseo y Los vocablos del ensueño, su último libro conocido.

En 1919, Villaespesa incluyó en el número extraordinario de la revista Cervantes, dedicado a Mérida, a Aurelio Velázquez. También figura en la Antología universal de sonetistas, Libros de los 1001 sonetos, que se publicó en Buenos Aires, Argentina.

Recordamos a Aurelio Velázquez con dos de sus poesías publicadas en Ala izquierda (1935), y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesías de Aurelio Velázquez

BRONCE LITERARIO

Prócer efigie de bronce
hierática y sugestiva,
el indio anciano a la puerta
de la casita descansa.

Las arrugas de su rostro
senderos son del esfuerzo
de una vida y una raza,
estelas de los dolores,
huellas que en carne dejaron
las zarpas de la desgracia.

El indio anciano medita
y en sus pupilas fulguran
crepúsculos de agonía,
llamaradas de protesta
y luceros de esperanza,
vía crucis del jornalero
que al fin escucha los cantos
de la alondra libertaria.

El indio anciano recuerda
con terror los viejos tiempos,
y piensa que él nunca pudo,
ni en los años más lejanos,
vibrar al ansia de vida
de que hoy se muestran ufanos
los jóvenes que a su lado
gozan, bregando en la finca,
vida y condición de humanos.

El indio anciano se asombra
de tantas liberaciones.

Él era esclavo sufrido,
él era bestia de carga,
sus hijos son hoy felices
y jamás serán esclavos.

El indio anciano medita
y añora a la compañera
que ha muchos años que duerme,
calladita, bajo tierra.

Ah, si ella hubiera visto
cómo cambiaron las cosas;
cómo los indios son libres
con los hijos y la esposa!

Ella que al plantel llevaba
con devoción el pozole
para aliviar el hostigo
de las lluvias y los soles,
y además la sal de gleba
de su amor y su palabra.

Cómo hubiera sonreído
y qué alegre exclamación
de pájaro alborozado
fondera siempre encendida
dentro de su corazón!

Y aquel vástago mayor
que un día más no volviera,
aquel fornido muchacho
que un día cayó en la leva
y llevaron para el Norte
sin decir adiós siquiera.

Pero la Revolución
extirpó la odiosa leva.
Y el recio bronce sonríe
con un destello cordial
por esta mágica nueva.

Su nieto aprende a leer
y este pensamiento enflora
su espíritu en el fervor.

(Continúa en la otra columna)

Cómo goza cuando el niño,
contento y en alta voz,
sus lecciones deletrea,
y cómo estuvo riendo
cuando el niño hizo un retrato
del abuelo en el cuaderno!

El indio anciano palpita
con santa consolación;
buen premio para sus penas
son las proclamas de hoy.

Libertad para los suyos,
libertad y protección
que también ellos son gentes.

Prócer efigie de bronce,
hierática y sugestiva,
el indio anciano a la puerta
de la casita descansa.

Las arrugas de su rostro
son ya caminos de luz,
estelas de una esperanza
señales que agrupan hombres
bajo un estandarte rojo.

EX PATRÓN

En la plebe reverbera
como lumbre de ilusión,
la esperanza justiciera
de ver mendigo al patrón.

Con harapos, harapiento
en el alma y el vestir,
con la traza del hambriento
y el dolor del infeliz.

Suplicar por el mendrugo
que él negara tiempo atrás
con su gesto de verdugo
y su término procaz.

El patrón, ente ignorante
que riquezas heredó,
sin saber un solo instante
de la mínima labor.

Privilegio de su cuna
hecha del lino mejor;
su madrina, la fortuna,
lo envolvió con su fulgor.

Mas, la vida fue implacable
y, en un día socarrón,
trocó en miseria incurable
el orgullo del patrón.

La sonrisa proletaria
ve en la calle al ex-patrón,
hacer la búsqueda diaria
del mendrugo y del frijol.

Los suyos saben ahora
la fatiga del taller,
salvo un hijo que atesora
profesión de soutener.

El también odia a los ricos
hoy que sabe del dolor,
los tomaría en añicos
a mordidas y a furor.

En un tiempo más que breve
fue la realización;
la esperanza de la plebe
de ver mendigo al patrón.

Dedicatoria de Aurelio Velázquez del Valle al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada y dedicacoria de Aurelio Velázquez en Ala izquierda
Velázquez, Aurelio. Ala izquierda: poemas socialistas. México: Imprenta de la Cámara de Diputados, 1935.

Al Sr. Lic. Vicente Lombardo Toledano. Muy atentamente (firmado) Aurelio Velázquez

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Efemérides con fines de difusión cultural e histórica.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Aurelio Velázquez

  • Pájaros de abril (1918)
  • El libro de las ojeras (1925)
  • La cábala del amor (1928)
  • La canción del deseo (1928)
  • Libro del amor informal (1936)
  • Atalayas del sureste (1935)
  • Ala izquierda (1935)
  • Los vocablos del ensueño (1950)
  • Desde la Casa del Pueblo (1937)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Referencias: Servicios Bibliotecarios del Centro LombardoEnciclopedia de la literatura en México y Yucatán Literario.

Tomás Rico Cano (1916 – 1993)

Fragmento de la portada del libro Algunos poemas

Tomás Rico Cano nació el 1 de noviembre de 1916, en Uruapan, estado de Michoacán (México); y falleció el 4 de marzo de 1993, en la ciudad de Morelia, estado de Michoacán (México). Fue abogado, escritor, docente, editor, periodista y distinguido poeta.

Estudió para maestro en la Normal Regional No. 3, y Derecho en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Como docente, Tomás Rico Cano fue profesor siendo aún muy joven, impartiendo clases de estética, español, civismo, ciencias sociales, economía y antropología, en escuelas de primaria, secundaria y preparatoria, por más cuarenta años. Además, participó y dirigió diversos movimientos estudiantiles y magisteriales.

Tomás Rico Cano fue un destacado periodista de izquierdas, lo que le llevó a fundar Juventud y a coeditar las revistas Pliego y Undani. También colaboró en El Heraldo de Michoacán, La Chispa, Pomoca, Paideia, El Nacional, El Popular, El Zumbido, Cuadernos de Derechos y Ciencias sociales; Uandami, Voces de la Cúpula y La Voz de Michoacán.

Como poeta, durante sus primeros años como periodista, Tomás Rico Cano publicó poesía en Juventud, en Rebeldías y en Ímpetus. Años más tarde, en 1988, publicó una columna titulada “La poesía de Michoacán” en El diario de Michoacán y en El Sol de Michoacán.

En el ámbito de la cultura, Tomás Rico Cano fue miembro de la Comisión de Cultura del Consejo de la Ciudad de Morelia (1983-1989), presidió la Delegación Moreliana del Instituto de Amistad e Intercambio Cultural México-URSS (1981-1991), y coordinó el taller de poesía de la Casa de la Cultura de Morelia.

Por su dedicación a la cultura, Tomás Rico Cano fue galardonado con la Presea al Mérito Maestro Rafael Ramírez, la Presea Maestro Rafael C. Haro, el Premio Imagen del 77, y la Condecoración Generalísimo Morelos.

Recordamos al autor con tres de sus poesías publicadas en su libro Algunos poemas (1962), y siete dedicatorias al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesías de Tomás Rico Cano

DEL PAISAJE

“Venimos de Michoacán, no queremos nada”
Rafael Heliodoro, Valle

Alba

La noche es obstinada serpentina
de presagios marinos y follajes
que grávidos agitan sus ramajes
como en espera de una golondrina.

La golondrina es blanca, se adivina
ya su aletear de luz y de paisajes
que azorados despiertan en celajes
esmerilados de sutil neblina.

El milagro se ha hecho sin derroche
de inútiles sonidos ni pinturas;
discreta se ha ausentado ya la noche

y al oriente que es rumbo de la vida,
suelto el cabello, boca estremecida,
el alba corta estrellas ya maduras.

Ocaso

EL ausente fulgor, metal marino,
es una rosa triste en agonía;
sus pétalos adiós dicen al día,
en extraño ademán, discreto y fino.

Se ensombrece la tarde, es el destino
primario de esta hora-fantasía
en que una espuma rara todavía
se desgaja en coral, palmas y vino.

Las nubes estrangulan su follaje
en capricho de tintas y figuras
que presienten al fin su último viaje.

Y de su sangre tornasol, lejana,
emerge entre rumores de campana
la noche con su cauda de ternuras.

Romance de Amor a Uruapan

A María Cano de Rico, símbolo de mi tierra.

Ni olvido ni ingratitud
tu fresco rostro me opacan,
ni las neblinas de agosto
hacen que olvide tus aguas;
si no pronuncio tu nombre
de cogollos y retamas
es sólo por no mojarlo
con el rocío de mis lágrimas.
Mas aquí estás en mi pulso,
en mi lengua y en mis ansias
luciendo tus negras trenzas,
tus listones y tus dalias.
Te miro con tu guanengo
bajando por la Charanda
agitado el “rollo” negro
para llegar a la plaza.
¿Qué lleva tu grande jicara?
¿juaquiniquiles, naranjas?
¿o aguacates deslumbrantes
como si fueran de laca?

No quiero ver “la Rodilla”,
la Atarjea ni la Ziranda,
no quiero ver las espumas
que los recuerdos levantan;
quiero mejor aturdirme
al golpe de la Tzaráracua.
Iremos juntos a pie,
muy poco después del alba,
y en Jicalán beberemos
con las manos agua clara.
Si llueve, nos taparemos
con un capote de palma
o entraremos a una troje
donde cuelguen las “zindángatas”.
Y al regresar por la tarde
—nubes plomizas y grana—
en San Juan o San Francisco
iremos a las canacuas.
Mas antes de oír la música
y de presenciar la danza,
dame en un jarrito nuevo
un buen trago de charanda
para no llorar de pronto
con los cantos de mi raza.
¡Flor de Canela!, suspiro
y mi suspiro se clava
y como un viento amoroso
todos mis sueños levanta.
Suspiro porque me acuerdo,
a pesar de la distancia,
de tu rubor encendido
como rosa en madrugada.

Con las aguas de tu río
quisiera bañarme el alma
y hacer gemas encendidas
con sus brisas irisadas.
Pícame “pico de gallo’’
para un “perla” o un “uruapan”
mientras de mero Paracho
van afinando guitarras
para cantarte “pirecuas”
que digan cosas del alma.

Yo he mirado a Tata Vasco
debajo de una ziranda,
descansando del camino,
más brillante la mirada.
Y Fr. Juan de San Miguel
en las noches enlunadas
viene a buscar a sus indios
a los barrios y a la plaza
y triste y decepcionado
se va por la madrugada.
(El Hospital se acabó,
las tierras están sembradas
mas la cosecha la hacen
manos que no las trabajan.
Sus barrios están muy tristes
sin músicas y sin danzas;
y hay nuevos encomenderos
con insignias derrotadas).

Adiós, por hoy, tierra mía,
inolvidable y amada,
el tren tiene que llevarme
lejos de tus frescas aguas,
mas he de volver muy pronto,
mucho antes que el frío a mi espalda
clave sus finos puñales
como timbuques de plata,
y entonces he de entregarte
mi vida en una canacua.

Uruapan, si no te olvido
no olvides a quien te canta
con “el son del corazón”
y el retintín de sus lágrimas;
y cuando llegue la hora
en que se quiebren mis ramas,
con tu rebozo de guare
cobíjame bien la cara…

Dedicatorias de Tomás Rico Cano al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Portada del libro: Rico Cano, Tomás. El Colegio de San Nicolás en la lucha por la libertad y la cultura. México: Universidad Michoacana, Departamento de Extensión Universitaria, 1943.
Rico Cano, Tomás. El Colegio de San Nicolás en la lucha por la libertad y la cultura. México: Universidad Michoacana, Departamento de Extensión Universitaria, 1943.

Maestro: reciba este cuaderno que fue escrito bajo su inspiración guía, como una elemental, pero sólida muestra de reconocimiento y subordinación leal a sus consignas populares que usted encarna. Si alguna vez es posible, agradecería su opinión y aliento. Morelia, Mich., a 6 de febrero de 1944.

Portada del libro Rico Cano, Tomás. Algunas notas sobre el pensamiento político y jurídico de don José María Morelos. Michoacán: Ediciones de la Sociedad Gral. de alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1960.
Rico Cano, Tomás. Algunas notas sobre el pensamiento político y jurídico de don José María Morelos. Michoacán: Ediciones de la Sociedad Gral. de alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, 1960.

Al Maestro y guía sincero de mi Patria, camarada Vicente Lombardo Toledano, con el afecto respetuoso y la admiración de (firmado) T Rico Cano Morelia, a 7 de mayo de 1950.

Portada del libro: Rico Cano, Tomás. Amando a tres ciudades- Uruapan, Pátzcuaro y Morelia. Morelia, Mich.: Ediciones Tzinapu, 1952.
Rico Cano, Tomás. Amando a tres ciudades – Uruapan, Pátzcuaro y Morelia. Morelia, Mich.: Ediciones Tzinapu, 1952.

Al Sr. Lic. Y distinguido maestro y amigo Vicente Lombardo Toledano, con el afecto sincero, nicolaita, de (firmado) T Rico Cano. Morelia, a 4 de nov. De 1952

Portada del libro: Rico Cano, Tomás. Un recado a mi madre. México: Ediciones Tzinapu, 1957.
Rico Cano, Tomás. Un recado a mi madre. México: Ediciones Tzinapu, 1957.

Con el afecto y amistad de (firmado) T Rico Cano, para el maestro, Lic. Vicente Lombardo Toledano” Morelia, Mich., mayo de 1957.

Portada del libro: Rico Cano, Tomás. Un canto a la Revolución Mexicana. Michoacán: Ediciones Tzinapu, 1960.
Rico Cano, Tomás. Un canto a la Revolución Mexicana. Michoacán: Ediciones Tzinapu, 1960.

Al Sr. Lic. Vicente Lombardo Toledano, con el antiguo afecto respetuoso y revolucionario (firmado) de T Rico Cano, Morelia, feb. de 1960.

 

Portada del libro Rico Cano, Tomás. Algunos poemas. Morelia, Michoacán: Erandi, 1962.
Rico Cano, Tomás. Algunos poemas. Morelia, Michoacán: Erandi, 1962.

Al maestro Lombardo Toledano, con el antiguo y revolucionario (firmado) de T Rico Cano. Morelia, feb 28 de 1962

Portada del libro: Rico Cano, Tomás. Un retablo purépecha. Morelia, Michoacán, México: Ediciones de la Sección XVIII del S.N.T.E., 1964.
Rico Cano, Tomás. Un retablo purépecha. Morelia, Michoacán, México: Ediciones de la Sección XVIII del S.N.T.E., 1964.

Con el afecto y amistad de (firmado) T Rico Cano, para el distinguido maestro, Lic. Vicente Lombardo Toledano. Morelia, Mich., agosto 23 de 1964. ¡Feliz Año Nuevo 1965!

Obras ubicadas en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Miguel Otero Silva, 1908 – 1985

retrato de Miguel Otero Silva

Miguel Otero Silva, también conocido como “Miotsis”, “Mickey” e “Iñaqui de Erraconda”, nació el 26 de octubre de 1908, en la Ciudad de Barcelona (Venezuela); y falleció el 28 de agosto de 1985, en Caracas. Fue un destacado escritor, periodista, literato, político, humorista y poeta.

Estudió primaria y secundaria en San José de Los Teques y en el Liceo Caracas, coincidiendo con intelectuales de la talla de Isaac J. Pardo, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Vegas. Con sólo 15 años, acabó sus estudios de bachillerato, tras lo que se matriculó en la Universidad Central de Venezuela para estudiar ingeniería civil. Sin embargo, durante sus estudios se fue interesando cada vez más por la literatura, el periodismo y la política, que se convertirían en las actividades constantes de su vida.

En enero de 1828, se publicó la revista titulada Válvula, revista artística que formó parte de la base intelectual que motivó la revuelta estudiantil que sacudió Venezuela un mes después de su publicación.  Su manifiesto contaba con las firmas de futuros protagonistas de los cambios sociales y políticos que se producirían en el país en 1936: Fernando Paz Castillo, José Antonio Ramos Sucre, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, Antonio Arráiz, y José Nucete Sardi, entre otros.

Abominamos todos los medios tonos, todas las discreciones, sólo creemos en la eficacia del silencio o el grito. Válvula es la espita de la máquina por donde escapará el gas de las explosiones del arte futuro.

En 1929, Miguel Otero Silva se exilia y se afilia al Partido Comunista Internacional. En España, es deportado a Francia, donde se afilió al Partido Comunista Francés. En 1935, tras la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, regresa a Venezuela, para volver a ser exiliado por el régimen de Eleazar López Contreras a México, tras publicar sus versos satíricos en Ahora. Tras esto, también viajó a Estados Unidos, Cuba y Colombia. En 1939, regresó a Venezuela. Y en 1958, es apresado y luego liberado tras la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, lo que conlleva que sea nombrado senador por el estado de Aragua. Esto le permitió, en 1959, crear el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA), que en 1975 fue sustituido por el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), el cual también contribuyó a fundar.

Como periodista, colaboró humorísticamente en el periódico Fantoches y la revista Caricaturas, con el seudónimo de Miotsis. También publicó versos satíricos en el diario Ahora, con el seudónimo de Mickey. Pero, es en 1940, cuando Miguel Otero Silva comienza a dedicarse al periodismo con mayor intensidad. En 1941, funda El Morrocoy Azul y ¡Aquí está!, semanario de izquierda; y en 1943, funda el periódico El Nacional. Tras graduarse como periodista en la Universidad Central de Venezuela, asumió la presidencia de la Asociación Venezolana de Periodistas. En 1958, obtuvo el Premio Nacional de Periodismo.

Como literato, es a partir de 1950 cuando Miguel Otero Silva comienza a destacar por su trabajo. En 1955 publica su segunda novela, Casas muertas, por la que recibe el Premio Arístides Rojas y el Nacional de Literatura. En 1965, publicó uno de sus libros de poesía satírica más popular, Las celestiales, en el que criticaba y se burlaba de la Iglesia. Una de sus últimas novelas, publicada en 1970, Cuando quiero llorar no lloro, fue una de las más celebradas del autor, sobre todo por la generación que vivió los movimientos de la guerrilla en la década de 1960. Esta obra fue llevada al cine por Mauricio Wallerstein.

Recordamos a Miguel Otero Silva con dos de sus poesías publicadas en su libro Elegía coral a Andrés Eloy Blanco (1959), y con dos dedicatorias al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesía de Miguel Otero Silva

LA PRIMERA VOZ DEL CORO ES LA DEL MAR:

No me bastan mis aguas, toda mi sal es poca
para integrar la lágrima que llore su naufragio;
toda mi fuerza es poca para esculpir su muerte
en la quilla salvaje de erguido farallón.

Ha muerto quien hablaba con la voz de los vientos,
quien alzaba su frente como risco de espuma,
quien señalaba el alto cruzar de las gaviotas,
quien amasó sus panes con el trigo del sol.

Nubes de rostros grises le ocultaron el puerto,
turbión de acero y noche tronchó su arboladura,
naufragó en mis bajíos la flor de su velero
y se trizó en mis rocas su pecho sin timón.

Yo vi correr su sangre rumbo a mí como un río,
yo la oí despeñarse por los acantilados;
ella tiñó de rojo mis verdes soledades
y sembró de dulzura mis comarcas de sal.

Silencioso y desnudo como de mí naciera,
ha vuelto a la floresta primordial de las algas,
a mis selvas de vidrio donde las caracolas
guardarán para siempre la almendra de su voz.

De mi más hondo abismo, de mis simas de esperma
me nacerán las olas que salmodien sus versos,
de mi matriz de fuego me nacerá el relámpago
que en los bosques del cielo describa su perfil.

Ha muerto quien amaba con luz de mis salinas,
timonel alumbrado por centellas de gracia,
ha muerto, digo, y oigo más allá de mis dunas
al vasto mar del pueblo repetir su canción.

Para llorar su muerte se destrenzan mis lluvias,
la sombra de mis pájaros enluta mis arenas,
la plata de mis peces me corre como llanto
y entre mis altas peñas solloza el huracán.

LA QUINTA VOZ DEL CORO ES LA DEL CASTILLO:

Yo no puedo olvidar la noche que lo trajo
a mi barco de piedra,
a mis jarcias de hierro,
a mi velamen de soledad y olvido.

Venía de otras prisiones,
desgreñado y barbudo guerrillero en derrota,
con una tristeza de marfil en la frente cautiva
y un temblor de resaca en las manos torturadas.

Yo no puedo olvidar tampoco los ojos libres,
los ojos nunca de preso,
sí de poeta,
los vitrales de agua rebelde,
de luz de afuera,
que entraron consigo,
que aún cintilan sus reflejos como cocuyos en pena,
como cristales hijos de la lluvia y del aire,
entre la dura y salobre frialdad de mis bóvedas.

Yo no puedo olvidar cómo su pensamiento,
cómo su voz de cántaro quebrado,
convirtieron las cosas sombrías que formaban mi entraña
en claro manantial de música y palabras,
de esperanza y vuelo,
de pasión y color,
digo, de poesía.

El silbido del centinela, gavilán de brisa y odio,
la madrugada enloquecida por la diástole seca del tambor,
el pequeño horizonte crucificado en los barrotes,
los grillos, ancla no, ni raíz, sino infame manea,
el rezongo animal de la ola en mis muros,
la tarde presa,
el gato preso,
el gallo preso,
la guitarra presa,
todo se transformaba al caer en el cuenco de sus manos
en armoniosa ráfaga de lirios y angustia,
de llanura y copla,
de amor y lágrimas,
digo, de poesía.

Yo no puedo llorar ante su muerte
porque las claraboyas de mis ojos
no fueron horadadas para el llanto;
porque la piedra en la que estoy tallado
no conoció de musgos ni de acequias
sino de viento y sol, arena y sal;
porque los huesos en que me sostengo
paredes son de muerte y es la muerte
la sangre que me nutre el corazón.

Pero no puedo olvidar que defendía su alegría
como se defiende la mecha de un candil del látigo del viento,
pero no puedo olvidar que escapaba por barrancos de luna y llegaba basta el patio donde por él la madre y las hermanas eran cigarras de oraciones y naranjas de llanto,
pero no puedo olvidar que curvado bajo el aire caliente de los días de cal viva
enseñaba a leer a los campesinos presos,
pero no puedo olvidar que al calor de su hambre y a la luz de sus llagas
le crecía el corazón como una espiga.

Yo no puedo llorar ante su muerte
pero contra mis piedras combatiendo
son versos suyos los que dice el mar.

Dedicatorias de Miguel Otero Silva al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Portada del libro Elegía Coral a Andrés Eloy Blanco
Otero Silva, Miguel. Elegía Coral a Andrés Eloy Blanco. Caracas: Tip. Vargas, 1958.

Para Vicente Lombardo Toledano, con un abrazo de su amigo (firmado) Miguel Otero Silva. Caracas /marzo/58”. (1958)

Portada del libro Oficina N° 1
Otero Silva, Miguel. Oficina N° 1, novela. Buenos Aires: Losada, 1961.

Para Vicente Lombardo Toledano, con la amistad y la admiración de (firma) Miguel Otero Silva. Caracas / 61” (1961)

Obras ubicadas en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com,

Obras de Miguel Otero Silva

Novelas
  • Fiebre (1939)
  • Casas Muertas (1955)
  • Oficina Nº 1 (1961)
  • La muerte de Honorio (1963)
  • Cuando quiero llorar no lloro (1970)
  • Lope de Aguirre, príncipe de la libertad (1979)
  • La piedra que era Cristo (1985)
Poesía
  • Agua y cauce: poemas revolucionarios (1937)
  • 25 poemas (1942)
  • Elegía coral a Andrés Eloy Blanco (1959)
  • La Mar que es el Morir (1965)
  • Las Celestiales (1965)
  • Umbral (1966)
Otros
  • México y la revolución mexicana : un escritor venezolano en la Unión Soviética (1966)
  • Florencia: ciudad del hombre (1974)
  • Ocho palabreos (1974)
  • Obra humorística completa (1977)
  • Prosa completa: opiniones sobre arte y política (1977)
  • Un morrocoy en el infierno: humor… humor… humor (1982)
  • Escritos periodísticos (1998)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Carlos Augusto León (1914 – 1997)

Retrato de Carlos Augusto León

Carlos Augusto León nació el 20 de octubre de 1914, en Caracas (Venezuela); y falleció en 1997. Fue un destacado escritor, ensayista, docente, político y notable poeta venezolano.

Cursó primaria en el Colegio La Salle y secundaria en el Liceo de Caracas. Sus estudios universitarios los realizó en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Central, donde se doctoró en 1936, a la edad de 22 años. Fue entonces cuando comenzó a desarrollar su vertiente creativa y humanista. En cualquier caso, también se matriculó en el Instituto Pedagógico Nacional, donde obtuvo el título de profesor de Geografía e historia, asignatura que impartió por más de 15 años en el Liceo Andrés Bello, en su ciudad natal. Durante los últimos 20 años de su carrera académica, Carlos Augusto León impartió literatura contemporánea en la Universidad Central de Venezuela, donde además, ocupó el puesto de director del Departamento de Publicaciones.

El compromiso social de Carlos Augusto León lo llevó a significarse en la defensa de los más desfavorecidos y a oponerse a los gobiernos conservadores venezolanos, sobre todo durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, lo que supuso su encierro y posterior destierro. Esto le sirvió para viajar por Europa y Latinoamérica, transmitiendo sus mensajes políticos a través de la poesía, alcanzando gran reconocimiento internacional, por lo que fue premiado en Rusia con el Premio Mundial de la Paz. Su desempeño político, lo llevó a ser miembro del Consejo Municipal de Caracas y Senador en el Congreso Nacional.

Carlos Augusto León plasmó en su poesía un gran sentido humanista, siempre en defensa del pueblo y la mujer, lo que le convirtió en un exponente de la poesía con compromiso social en Iberoamérica. En 1943, fue galardonado con el Premio Municipal de Literatura, en 1946 con el Premio Municipal de Prosa, otorgado a su ensayo Las piedras mágicas, y en 1948 con el Premio Nacional de Poesía, concedido a su poemario A solas con la vida.

Recordamos a Carlos Augusto León con parte de su poesía publicada en Yo canto a Lenin (1957) y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Fragmento de la poesía de Carlos Augusto León publicada en Yo canto a Lenin (1957)

1

Yo canto a Lenin cuando otros se contunden
y dicen: ya no es ese el gran pueblo de Lenin,
ha cambiado su senda.
No, Lenin: sé que estás más que nunca en los tuyos.
Odio a los que injurian tu familia de pueblos,
los que intentan cubrirla con capa de mentiras.
Pero no es nuevo esto. ¿Tú recuerdas?
¡Si eras para ellos solamente
el gran capitán de los “bandidos”,
todo tu pueblo en pie era una “horda”…
Así ladraban,
así ladran ahora, todavía
prosiguen sus ladridos

2

Pero todo ha pasado, Camarada,
como tú lo decías.
Primero creció solo,
cercado por doquier y conmovido.
mas firme en su crecer,
segura flecha
al blanco dirigida,
el árbol de tu pueblo,
libre y junto,
del ruso, del tadzikio, del turcmenio…
Mas, luego,
surgieron —todo un bosque— nuevos árboles,
de Pekín hasta Praga,
de Mongolia a Bulgaria…
Es que todo ha pasado, Camarada,
como tú lo decías.

Y los otros, los que tú combatías,
han seguido derecho hacia su muerte
como tú lo decías.
Aún ladran, aún maltratan, aún saquean,
porque marchan derecho hacia su muerte,
como tú lo decías.
Y los pueblos todos de la tierra,
cada vez más erguidos y despiertos,
sacúdense los yugos
de uno y otro imperio porque saben
que hay un país, un mundo ya, con ellos.
poderosos, fraternos.
Porque todo ha pasado, Camarada,
como lo ibas diciendo.

3

Hace una vida ya que te conozco, Lenin,
que camino a tu sombra… Y a mi hijo
yo le he dado tu nombre.

He crecido contigo, Maestro, Camarada.
Yo tengo la edad de la Revolución.

Tan cerca he estado siempre
que aunque no te vi nunca yo bien contar podría
cómo era tu sonrisa, cómo eran
tu mirada vivaz, tu ser inquieto.
Sé que eras
río que se vuelve torrente.
Sé que eras
tierno como el arroyo pero fuerte
igual que la tormenta.

Y lo que más admiro en ti, Maestro
tanto como tu clara inteligencia:
eras un árbol que sabe ser espiga:
Cómo entre los tuyos trabajabas,
uno más entre todos, como oías
al mujik y al soldado; tú sabías
que los ojos de muchos, unidos, ven más lejos,
que los brazos de todos, unidos, son más fuertes.

Yo he crecido contigo, entre la infamia
que ronda nuestro mundo. Yo recuerdo:
cuando era un niño apenas me mostraban
a los niños hambrientos de tu tierra
y decían: he aquí lo que perpetran
allá los bolcheviques.
No decían que aquella hambre arrancaba
—que era un río de sed— de los palacios
del zar y de los suyos… Me mostraban
estampas de valientes campesinos
asesinados por los “guardias blancos”
diciéndome: esto hacen
allá los comunistas…
Ellos no cambian, Camarada Lenin,
no cambia el enemigo.
Tu país ha crecido, pero ellos
afirman que sus muros son de hambre
tu tierra es limpia y clara, pero ellos
—los que nutren con sangres populares
sus armas y sus máquinas—
quieren hacernos ver que es sólo sombra.
Ellos no cambian, Camarada Lenin,
nuestro siempre enemigo.
En Budapest ahora asesinó patriotas
y nos mostró sus víctimas diciendo:
esto han hecho
allá los comunistas …

Ellos no cambian, Camarada Lenin.
La vida que yo llevo de luchar y cantar
y el tiempo mismo
que tu Revolución tiene de vida,
ellos lo llevan de preparar Kolchaks
y Denikin para agredir de nuevo… En vano, en vano:
cada día son más débiles
—con bombas, sí, con armas a montones
y montones de dólares—
y cada día más fuertes
somos tú y yo, los pueblos de la tierra.
No se corrigen ellos, nunca cambian,
—¡si son los mismos lobos!—
por nada se convencen que deben dejar paso
a quienes hoy tenemos que edificar la historia.
Una vez atacaron… Era Hitler, ya polvo en la memoria,
crimen en la memoria, ya nada más, del mundo.
Y hace poco quisieron que volviera:
sus cenizas
fueron a despertar y sus soldados
lanzaron contra Hungría…
Pero ésta no fue suya, Camarada.
Tus gentes —tus hermanos, tus hijos
de la patria soviética—
al lado de los húngaros de veras
allí otra vez han rechazado el monstruo,
han liberado al Hombre.

Dedicatoria de Carlos Augusto León al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro o canto a Lenin
León, Carlos Augusto. Yo canto a Lenin. México: [s.n.], 1957.

Para el Lic. Vicente Lombardo Toledano, con la admiración y la amistad de siempre de (firmado) Carlos augusto León, junio 1957

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Carlos Augusto León

  • Los pasos vivientes (1940)
  • Canto de mi país en esta guerra (1944)
  • Homenaje a Jorge Manrique (1947)
  • Los nombres de la vida (1947)
  • La niña de la calavera y otros poemas (1948)
  • A solas con la vida (1948)
  • Canto a Corea (1949)
  • Canto de paz (1950)
  • Tres poemas (1951)
  • Poesías ( 1954)
  • Solamente el alba (1973)
  • Una gota de agua (1974)
  • Los dísticos profundos (1984)
  • Juegos del yo (1989).

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Manuel Puga y Acal (1860 – 1930)

Recorte de la portada de Lirismos de antaño

Fotografía y firma de Manuel Puga y AcalManuel Puga y Acal nació el 8 de octubre de 1860, en la ciudad de Guadalajara, estado de Jalisco (México); y falleció el 13 de septiembre de 1930, en la Ciudad de México. Fue un destacado escritor, crítico literario, político, periodista, docente, historiador, traductor y poeta.

Realizó sus estudios primarios en Guadalajara, tras los cuales viajó a Europa, para continuar sus estudios en el Lycée Janson-de-Saill de París y en la École des Mines de Mons en Bélgica. Fue en este periodo cuando escribió sus primeras poesías en francés. A su vuelta a México, fue profesor de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Escuela Nacional de Altos Estudios. Y como investigador e historiador, Manuel Puga y Acal se especializó en el proceso de la Independencia de México, realizando sus estudios en el Archivo General de la Nación. En 1918, pasó a ser miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, y poco después fue elegido miembro de número, tomando posesión de la silla XIV en 1922.

Como periodista, Manuel Puga y Acal trabajó en los periódicos El Partido LiberalEl Pabellón Nacional y Excélsior.

Manuel Puga y Acal también trabajó como traductor. Entre sus traducciones destaca la del libro La intervención francesa y el imperio de Maximiliano en México de Émile Ollivier, y la de las poesías de Alfred de Musset, Armand Silvestre, Maurice Rollinat y Charles Baudelaire.

Por último, Manuel Puga y Acal también fue diputado en Jalisco y diputado federal.

Recordamos al autor con cinco de sus poesías, publicadas en Lirismos de antaño, versos y prosas (1923)y la nota que le dedica al Mtro. Vicente Lombardo Toledano en este mismo libro.

Poesías de Manuel Puga y Acal

AMANECER EN EL ATLÁNTICO

DILATADA pradera el mar parece;
la onda duerme aún, y está tan quieta
que su cristal no turba la coqueta
nave que, airosa y a compás, se mece.

Las brisas suaves en las velas cantan,
y, así como las aves en los prados,
los peces voladores, argentados,
en rápidos enjambres se levantan.

La tierra al occidente ya se esfuma;
sobre la ola que la playa azota
se cierne, alitendida, la gaviota,
cual copo desprendido de la espuma.

Del divino rosal de la mañana
brota en tanto, en los términos de oriente,
esparciendo su luz resplandeciente,
el sol, como una rosa soberana.

ENCUENTRO

Como dos marinas aves
que se cruzan en el viento,
en el líquido elemento
se encontraron nuestras naves.

La vi al través de la bruma,
en el puente, pensativa,
como una encarnación viva
de las hijas de la espuma.

Adiviné, que no vi,
su esbeltez y su belleza;
se alejó, y honda tristeza
dentro del alma sentí.

Quedé inmóvil en la popa:
hacia América volaba
su barco; el mío bogaba
rumbo a las playas de Europa.

Estaba nublado el cielo,
mas cuando, no sé por qué,
yo mi pañuelo agité,
vi agitarse su pañuelo.

Después, se borró la estela
que dejó el barco al pasar,
y tras el confín del mar
se ocultó la última vela…

Si aquella ignota mujer
era ajena a mi destino,
¿por qué una lágrima vino
mi pupila a humedecer?

La insensible eternidad
guarda el secreto. ¿Quién sabe,
oh Dios, si en aquella nave
huyó mi felicidad!

Frente a las islas Azores.—1878.

BARCAROLA

Alegres tripulantes
del barco de la vida
que navegáis cantando
monótona canción,
seguid sin desconfianza:
la mar está dormida
y en ignorada gruta
dormido el aquilón.

¿A dónde vais? ¿qué playa
tras el azul se esconde,
que burla vuestro eterno,
indómito anhelar?
¿Cuál es vuestro camino?
¿a dónde vais? ¿a dónde
os lleva el oleaje
voluble de la mar?

¿Qué os dice la esperanza,
la cándida gaviota
que del erguido mástil
revuela en derredor?
¿Os habla, tripulantes,
de la ribera ignota,
de la risueña y fértil
ribera del amor?

Sois jóvenes vosotros,
seguid el derrotero;
bogad, las brisas vienen
la vela a acariciar;
más yo seguir el viaje,
amigos, ya no quiero;
me faltan ya las fuerzas
y anhelo descansar.

También hacia esa playa
mis ojos se tornaron,
más ¡ay! seguir no pudo
su nimbo mi bajel:
deidades enemigas
las olas encresparon
que, airadas y pujantes,
lanzaron contra él.
Dejadme en ese islote
salvaje en donde habita,
serena y enlutada,
la musa del dolor;
contra él el océano
en vano precipita
sus fieras tempestades
que rugen de furor.

Esperaré impasible….
— la espera será breve —
El barco misterioso
muy pronto llegará.
Esperaré que venga,
que venga y que me lleve
el barco de la muerte
que me recogerá.

Dejadme en ese islote:
allí sufriré a solas;
dejadme, que ya tengo
herido el corazón.
Ohé! seguid cantando
alegres barcarolas,
la mar está dormida,
dormido el aquilón!

Bruselas — 1880.

A UNA DESDEÑOSA
Alguna vez, en el salón callado,
cuando la noche silenciosa llegue
y sobre el raso del cojín bordado
tu cintura de sílfide se pliegue;

Cuando, desde el jarrón, nos adormezca
el ramillete de claveles rojos,
y la frívola charla languidezca
ante el lenguaje mudo de los ojos;

Cuando a nosotros lleguen los rumores
de brisas vagarosas y suaves
que lleven el perfume de las flores
del jardín y los trinos de las aves;

alguna vez te lo diré! Olvidando
el injusto desdén con que me humillas,
mi altivez a tus plantas doblegando,
al fin he de postrarme de rodillas.

El indomable amor que por ti siento
elocuente expresión tiene en sí mismo,
como tiene su azul el firmamento,
como, en su fondo, horror tiene el abismo.

Entonces, de tu pecho emocionado
surgirá la piedad, en recompensa
de tanto y tanto tiempo en que he callado
mi ardiente amor y mi ternura inmensa.

Y estas horas eternas de amargura,
si me llegas a amar, hallaré breves…
Cava roca tenaz la roca dura
y el sol derrite las eternas nieves!

México — 1884.

LA GOLONDRINA MUERTA

La pólvora estalló, silbó la bala:
a golondrina, con el pecho herido,
inerte, rota, desplumada el ala,
cayó desde lo alto de su nido.

Cayó sobre la hierba que crecía
de la iglesia en el atrio solitario.
Débil rayo del sol que se moría
doraba la alta cruz del campanario.

Me acerqué a recoger la fácil presa;
la pequeña pupila, agonizante,
fija en mí, me miraba con tristeza;
estaba el cuerpecito palpitante.

El ala intacta, a veces contraída
por el dolor supremo, se agitaba
y una gota de sangre, parecida
a un rubí, sobre el pecho resaltaba

Escuché como voces misteriosas
en mi alma, sentí pena profunda…
Oh, qué cosas tan tristes, cuántas cosas
dijo la pobre ave moribunda!

* * *

“Fui para ti la eterna mensajera
de la dulce estación de los amores
y—nuncio de la alegre primavera—
me anticipaba a las primeras flores.

“Y jamás me alejaron de tu lado
ingratitud, olvido ni desvío;
bien sabes que me hubiera asesinado
el rudo soplo del invierno frío.

“Pero luego que él su níveo manto
con su aterida mano recogía,
con las primeras nubes de amaranto
y los primeros céfiros, volvía.

“Volvía con mi pléyade de hermanas
formando densas nubes trinadoras,
y anidábamos junto a las campanas
anhelando adorar lo que tú adoras.

“Otras veces tu techo compartimos,
y, nuestra vida con la tuya uniendo,
“Buenos días,” al alba te dijimos,
o “Adiós” estando el día atardeciendo

“Jamás, estando lejos, te olvidamos,
y, a pesar de los mares y los montes,
siempre hasta ti solícitas tornamos,
cruzando dilatados horizontes.

“Mi muerte no te es útil, mis dolores
no te dan un instante de ventura,
porque, como las nubes y las flores,
soy tan sólo sonrisa en la natura.”

* * *

Después… nada! Yo, siempre de rodillas,
miré su último, débil movimiento.
¿Las almas de las muertas avecillas
dónde van? preguntó mi pensamiento.

La dejé sobre el césped. En lo alto
de la torre—espectáculo inefable—
las aves, sin rencor, sin sobresalto,
continuaban su charla interminable.

Volví a mi hogar. En un rincón obscuro
dejé el arma fatal que me pesaba:
quedó, no satisfecha, contra el muro,
y hasta me pareció que bostezaba.

Y desde entonces, cuando Mayo viste
on verde manto el prado y la colina,
vuelve a mi mente, apenadora y triste,
la imagen de la muerta golondrina.

Guadalajara.—1884

Dedicatoria de Manel Puga y Acal al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro Lirismos de antaño, versos y prosas
Puga y Acal, Manuel. Lirismos de antaño, versos y prosas. México: Imprenta Victoria, 1923.

Para el Sr. Lic. Vicente Lombardo Toledano, con la admiración y el afecto del autor.
Julio 12/923”

Publicaciones de Manuel Puga y Acal

  • Después del beneficio ( 1884)
  • Los poetas mexicanos contemporáneos: ensayos críticos de Brummel (1888)
  • 90 documentos para la historia patria (1898)
  • Verdad y Talamantes, primeros mártires de la Independencia (1908)
  • Fr. Gregorio de la Concepción y su proceso de infidencia (1911)
  • La fase diplomática de nuestra guerra de Independencia (1919)
  • La fase diplomática de nuestra guerra de Independencia (1919)
  • Lirismos de antaño: versos y prosas (1923)
  • Cuentos
  • Aliadófilos y germanófilos fundamentos de sus opiniones

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Luis Nieto Miranda (1910 – 1997)

Portada de charango

Fotografía de Luis Nieto MirandaLuis Nieto Miranda, conocido también por el seudónimo de “El Cholo Nieto”, nació el 10 de octubre de 1910, en el poblado de Sicuani, Provincia de Canchis (Perú); y falleció el 8 de enero de 1997, en el distrito de Barranco de la provincia de Lima. Fue un destacado cronista, compositor, periodista, luchador social, escritor de ensayo y prolifero poeta. Se le considera uno de los más eminentes representantes de la literatura peruana y latinoamericana.

Su infancia la vivió en la humildad propia del campo. Aún siendo joven, se marchó a la ciudad, donde compaginó diversos trabajos con la escritura de poesía, canciones, ensayos y crónicas. Finalmente, pudo ingresar en la universidad, donde se convirtió en un ferviente poeta y luchador social.

A los 21 años, lo deportaron a La Paz en Bolivia, donde publicó Poemas perversos (1932). Tras esto, viajó a Chile, Argentina y Uruguay. En 1938, publicó Puños en alto (1938), poemas revolucionarios con los que los poetas antifascistas de América Latina hacían homenaje a los milicianos españoles que defendían la República.

Como periodista, en Santiago, fundó, dirigió y colaboró en publicaciones como UnoFrenteFrente Popular y Octubre. A su vuelta a Perú en 1940, fundó y dirigió el semanario Jornada, en Cusco, donde continuó su trabajo literario.

Su vuelta a Perú le permitió publicar una de sus obras más destacadas, Charango, donde se recoge su poemario. Esta publicación fue premiada con una Mención Honrosa por el Jurado de los Premios Nacionales, destinado al fomento de la cultura. Entre sus obras también destaca el Canto al Cusco y a sus Piedras Sagradas (1944), con el que ganó, junto con el compositor Roberto Ojeda Campana, el Concurso de Autores para las Letras y Música del Himno al Cusco.

Por último, Luis Nieto Miranda fue también un destacado comunista, indigenista, “cholista”, que llegó a ser Senador de la República del Perú.

Recordamos al autor con dos poemas de su libro Charango: romancero Cholo (1943), y dos dedicatorias al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poemas de Luis Nieto Miranda

YARAVI

La quena teje guirnaldas
de lágrimas por su derrota.
En el árbol de mi sangre
cautivas hay dos alondras.

Ebria de cielo y estrellas
vuelve herida una paloma.
A la orilla del recuerdo
se quiebran las amapolas.

El canto tiembla en las arpas
y desfallece en las bocas.
A la luz de una mirada
mi corazón se deshoja.

Florece en todos los ojos
alguna ausencia remota.
Se incendia la pena oculta
y la guitarra solloza.

Mustios charlan los pañuelos.
Muda está la risa loca…
¡Por perseguir a una lágrima
se está muriendo una rosa!

La sangre de hondos quereres
como una bandera flota.
Los árboles están callados.
Los pájaros están que lloran.

Arde el canto en las miradas,
flamea en todas las bocas…
¡Junto al clavel de la tarde
se suicidan mis alondras!

De las violetas nocturnas
un leve alarido brota…
(Cómo entristece a los nidos
el silencio de las rondas).

EL llanto de las guitarras
está quemando la sombra.
El viento tiende en el cielo
un lamento de amapolas.

(AFUERA gime la noche
herida como una loba.
Crueles puñales le hundieron
cien luceros de la aurora).

EL ROMANCE DE LOS CHARANGOS

I LA RITA

Desde la hora del alba
la Rita se está arreglando.
Dice que va a comulgar
porque ayer se ha confesado.

Está fresca y está linda
con olor a leche y pasto.
En su corazón de alondra
madura el zorzal su canto.

Una lámpara de trinos
le ofrecen los finos álamos.
Su cosecha de luceros
los arroyos desvelados.

Junto con ella, fiesteras,
las brisas bajan silbando.
Una lluvia de rocío
se desborda de sus manos.

Los cerros siguen durmiendo
pues todavía es temprano.
Los pájaros serenateros
recién se están acostando.

Por el camino encendido
se va riendo y soñando.
Para beber le regalan
los manantiales un cántaro.

¡Las campanitas del pueblo
qué locas están llamando!
La Rita va a comulgar
porque ayer se ha confesado.

Dedicatoria de Luis Nieto Miranda al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro Charango: romancero Cholo.
Nieto, Luis. Charango: romancero Cholo. Cuzco, Perú: H. G. Rozas, 1943.

Al Lic. Vicente Lombardo Toledano, combatiente ejemplar y alta bandera de nuestros esfuerzos. Homenaje fraterno de (firmado) Luis Nieto. Cuzco, Perú, set. 1943.

Portada del libro Itinerario de la canción
Nieto Sicuani, Luis. Itinerario de la canción: antología. [s.l.]: Cuaderno de la Revista del Instituto Americano del Arte, [s.f.].

A mi querido camarada Vicente Lombardo Toledano, gran combatiente antifascista, este homenaje de mi amistad. (Firmado) Luis Nieto. Cuzco, 1946.

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

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Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obras destacadas de Luis Nieto Miranda

  • Los Poemas Perversos (1932)
  • Puños en Alto (1938)
  • Mariátegui (1942)
  • Charango. Romancero Cholo (1942)
  • Itinerario de la Canción (1945)
  • Romancero del Pueblo en Armas (1958)
  • Guerrillero del Alba (1967)
  • ¡Vietnam Libertador! (1969)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Francisco Orozco Muñoz (1884 – 1950)

Francisco Orozco Muñoz nació el 3 de octubre de 1884, en el poblado de San Francisco del Rincón, estado de Guanajuato (México); y falleció el 8 de marzo de 1950, en la Ciudad de México. Fue un destacado médico, político, diplomático y poeta mexicano.

Desarrolló sus estudios de medicina en Bélgica, en la Universidad de la Lovaina, en Lieja. Fue durante su estancia en  Europa que estalló la Primera Guerra Mundial (1914), lo que le obligó a dejar los estudios para atender a los heridos. Y siendo voluntario de la Cruz Roja Belga, Francisco Orozco Muñoz se dio cuenta de que su verdadera vocación era la escritura. Como reconocimiento a su labor, el rey Alberto I le concedió la condecoración otorgada a los extranjeros que sirvieron con grado heroico.

En la docencia, Francisco Orozco Muñoz fungió como profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en 1945, fue nombrado Primer Director de la Escuela Nacional de Bibliotecarios y Archivistas. En 1948, se hizo cargo del Departamento de Bibliotecas de la Secretaria de Educación Pública. Y en 1949, volvió a la Dirección de la escuela, cargo que ocupó hasta su fallecimiento. También fue miembro fundador del Seminario de Cultura Mexicana del Colegio de México, y fue Secretario y Administrador del Colegio Nacional.

Como escritor, su primer libro se tituló Invasión y Conquista de la Bélgica Mártir, obra poética de gran sensibilidad, belleza y valor filosófico. Su siguiente libro Bélgica en la Paz, también tuvo una buena recepción y fue muy bien valorada por Antonio Caso. Otras obras poéticas que  destacan del autor son ¡Oh, tú, que comienzas a tener un Pasado! y Renglones de Sevilla.

También destaca la labor que Francisco Orozco Muñoz desarrolló como comisario y organizador del Pabellón de México en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, nombrado por Venustiano Carranza en 1929.

En el servicio diplomático, Francisco Orozco Muñoz fue Secretario del Servicio Diplomático en Bélgica, Suiza y España, donde recibía a personalidades mexicanas, y también fue Primer Secretario de las Legaciones de México en España y Bélgica.

Por último, Francisco Orozco Muñoz fue Diputado Federal electo por la XXVII Legislatura.

Recordamos al autor con varias de sus poesías y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesías de Francisco Orozco Muñoz

A MI HIJO

Ya verás, ya verás…
Es pobre la cosecha de toda una vida. Lo esencial cabe en estrofas de pocas palabras, las indispensables para vestir la idea. Lo esencial es el apretón de manos, la sonrisa, los ojos, la oferta inesperada… Las desesperaciones profundas y las inusitadas alegrías suelen no dejar huella:  el alma sale límpida, vuelve a nacer.

Ya verás, ya verás…
Después de los viajes, de los amigos, de las mujeres, del arte y de los libros, te preguntarás con angustia la razón de la supervivencia de recuerdos insignificantes: ¿Por qué el aroma de la cera de Campeche al cuajarse en tejos voluminosos, como mi padre la vendía ?
¿Por qué, en las situaciones difíciles, exhalan su perfume los ramos de romero de los nacimientos” de Nochebuena?

Ya verás, ya verás…
En el término no abundan las estrofas. Encontrarás, en las que hoy te ofrezco, el corazón y el alma que te di hace pocos años. Entonces consideraste la doble dádiva de más valor que la herencia de la sangre, a menudo fortuita.

Ya verás, ya verás…

F. O. M.
Bruselas, 1927.

I

CARIÑO,
voz de niño,
amanecer,
¡abuelo!

Armiño,
luz de ala,
atardecer,
¡abuelo!

II

¡CASA
de altos muros
y de honda tristeza
nunca logró el sol
apaciguar tu dolor!

III

Del niño,
la mano
sin soltar
la flor
en el horror
de la inundación.

IV

LIMAS, pálidas limas,
formas acabadas
de miel y de ámbar,
¿dónde están las manos
que ese seno desnudo acariciaron?

V

CABALLOS
en el alba, y un camino…
Al cruzar el río,
flexibles ramillas de fresno
contra la cara.
En el pueblo,
interminable adiós
de los ojos en llanto.

VI

SEMINARIO,
llama de cal y oro en el poniente,
y el mejor presente
tupido casimir en las manos.
¡Tan pura cortesía,
a los trece años,
ancló toda alegría!

VII

RAMO de pálido coral
en el capelo de la Virgen
de la casona maternal.

Rosa blanca de México
a través del cristal
de aquel amanecer sin olvidar…

¡Oh alborada de novia en pedestal!

VIII

El álamo
en el viento
nos da la cara
de plata,
y el cantar,
con suave piedad
de mujer que vuelve a amar.

IX

AÑOS tiernos
del mozo…
La doncella en la sombra sonríe…
¡Qué fiel el recuerdo
de la imagen desnuda
en la sinceridad del silencio!

X

El alma,
sin hablar,
a cada
paisaje
pone su cristal,
contra el animal.

XI

CULPA
fue del puente
y del ojo gigante
que nos vio indolente;
la mujer no miente
al amanecer…
El dolor es mío,
y el agua no deja de correr.

XII

PADRE que bien supiste
poner más oro en tu bondad
con mi sencilla amistad.
Padre que te me fuiste
y que jamás conociste
que llevo en mí tu claridad.

XIII

CON el pincel
y la tinta verde;
antes de trazar
imagino una figura larga,
¿verde esmeralda?…
Lo que quiero es amar.

XIV

¡Oh cuerpo de límpido mirar,
en luz de rescate de Dios!
¡Oh cuerpo con esperanza de morir
y que la gota cálida de vino hace revivir!…

XV

Fue una sola mirada,
y muy blancos los dientes.
La vida, con dolor, cabalga
sin igualar la luz de la mirada
ni cubrir de azabache aquellos dientes.

XVI

SOMOS tan pobres,
Poverello,
que ya no podemos llorar,
sólo amar.

Dedicatoria de Francisco Orozco Muñoz al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro: Orozco Muñoz, Francisco. ¡Oh, tú, que comienzas a tener un pasado!...: pequeños poemas. Bruselas: Imprenta de Luis Desmet-Verteneuil, 1932.
Orozco Muñoz, Francisco. ¡Oh, tú, que comienzas a tener un pasado!…: pequeños poemas. Bruselas: Imprenta de Luis Desmet-Verteneuil, 1932.

Para Vicente Lombardo Toledano, con un Saludo muy cordial de su sincero amigo (firmado) F. Orozco Muñoz. Bruselas, 19 – I – 1938

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Luis Octavio Madero (1908 – 1964)

Título del libro de Luis Octavio madero: Llanto por la vida transitoria
Retato de Luis Octavio Madero
Retrato de Luis Octavio Madero (1908 – 1964). Albergada en Enciclopedia de la Literatura de México.

Luis Octavio Madero nació en 1908, en la ciudad de Morelia, estado de Michoacán (México); y falleció el 15 de agosto de 1964, en la Ciudad de México. Fue un destacado abogado, periodista, diplomático, escritor y poeta mexicano.

Luis Octavio Madero, fue alumno interno del Seminario Michoacán, lo que le serviría para escribir, años más tarde, Claustro (1932), una de sus obras más celebradas, narrada en primera persona y en tono coloquial. Estudió derecho en su ciudad natal, Morelia. Sin embargo, abandonó sus estudios para ser periodista de El Nacional, donde trabajó durante 30 años. También fue redactor de El Diario de México. Y, en 1934, trabajó como reportero en España y fungió como agregado periodístico en la Comisión Naval Mexicana.

Como diplomático, Luis Octavio Madero se desempeñó como cónsul general de primera en Barcelona, de 1938 a 1939.

En el ámbito literario, de 1929 a 1930, formó parte del Grupo Agorista, dedicado a la literatura. Como autor, Luis Octavio Madero escribió cuento, poesía y teatro. Entre sus obras destacan Claustro (1932), El octubre español (1935), Los alzados (1935), Sindicato (936), la antología de Teatro revolucionario mexicano (1937), Llanto por la vida transitoria (1945) y Rítmica voz (1951), entre otras.

Poemas de Luis Octavio Madero

LLANTO POR LA VIDA TRANSITORIA

ilustración del libro Llanto por la vida transitoria de Luis Octavio Madero

I
Poned sobre un puñado mínimo de materia
Tal como Dios, un soplo de perenne inquietud;
El dolor de la duda; la hez de la miseria
Y la locura en carne ciega de juventud
!

Imagen rostro de mujer de llanto por una vida transitoria

II
Poned en el misterio cóncavo de la nada
la ínfima presencia de un átomo de luz
Y luego haced que muera la estrella, desolada
Bajo el eterno embozo que destruya esa luz
!

imagen de mujer y flor en llanto por la vida transitoria

III
Poned en una nube la ambiciosa mirada
Y ponedla en la gloria, la mujer o la flor…
¡Oh, la angustia sin nombre del alma inhabitada!
¡Perderéis nube y gloria y perfume y amor!

Imagen de calaver ay niño en llanto por una vida transitoria

IV
Poned en el reposo lánguido de la cuna
El eco vagoroso de un vagido inicial
Y luego en el silencio de la paz sin fortuna
La lógica tragedia del silencio final.

Imagen calavera en llanto por una vida transitoria

V
Y pensad en un rapto de insondada pavura:
¡No somos ni un instante del instante fugaz!
………………………………………………………………
Y decid con acento trémulo de amargura:
¡Ha sido un hombre menos…!¡Ha sido un hombre más…!

Dedicatoria de Luis Octavio Madero al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro Llanto por la vida transitoria
Madero, Luis Octavio. Llanto por la vida transitoria. México: Ediciones Estampa, 1945.

Maestro Lombardo Toledano: a su llegada a México, un abrazo, por su inteligencia, su revolucionarismo ejemplar y todo mi agradecimiento por sus atenciones para mi hermano Ernesto. Muy cordialmente (Firmado) Luis Octavio Madero, marzo de 45” (1945)

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Efemérides con fines de difusión cultural e histórica.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Referencias: Servicios Bibliotecarios del Centro LombardoEnciclopedia de la literatura en MéxicoDiccionario de escritores mexicanos, siglo XX: M.

Adolfo Montiel Ballesteros (1888 – 1971)

Adolfo Montiel Ballesteros nació el 2 de noviembre de 1888, en Paysandú (Uruguay); y falleció el 1 de agosto de 1971, en la ciudad de Montevideo (Uruguay). Fue un ilustre escritor, dramaturgo, político, diplomático y poeta.

Como escritor, Adolfo Montiel Ballesteros se destacó en la novela, la poesía y el cuento. De joven viajó a Europa, lo que le valió para conocer a Rubén Darío. Ya en su país natal, encabezó el movimiento “Juventud Literaria del Uruguay”. Entre los años 1912 y 1913, su obra se vio influenciada por el modernismo.

Adolfo Montiel Ballesteros también escribió para la revista literaria Pegaso, junto con autores de la talla de Antón Martín Saavedra, Wifredo Pi, César Miranda y José María Delgado. También presidió la Sociedad de Autores Uruguayos de Teatro, y fue Vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Escritores y miembro de número de la Academia Nacional de Letras del Uruguay.

En política, Adolfo Montiel Ballesteros fungió como Cónsul, de 1919 a1929, en Florencia (Italia). A su vuelta a Uruguay, se postuló a cargos electivos por el Partido Socialista del Uruguay.

Recordamos a Adolfo Montiel Ballesteros con tres de sus poesías  y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesía de Adolfo Montiel Ballesteros


PAISAJE

Sobre el fondo de seda amarilla las cuatro líneas geométricas de la casa, con su puerta, su ventanita y su penacho humoso de pose fotográfica.
Duros, duros, verdes, verdes, cinco árboles.
Colgando de un hilo invisible, un pájaro vuela.
Un prado de heno fresco reluce mórbido y mira curioso al caminillo blanco, arroyo de savia por el cual se desangra el paisaje.
Una pastorcita, vestida de azul, se inmoviliza como un fantoche con las piernas de palo.
Y entre la hierba humilde estallan amapolas sangrientas y enormes margaritas de oro, con su ojo solo guiñando promesas, y con su robustez saludable de sirvienta campesina recién llegada.
Amapolas y margaritas primitivas robadas a una mancha sintética y cerebral de Rafael Barradas.
No hay firma.
La artista anónima se ríe de la gloria y lo mismo remata con amor el paisaje que con inédito encanto ingenuo luce el delantal de mi hija.
Mundo flamante y mágico donde se posarán los ojos vírgenes, donde resbalará su primera sonrisa y alguna lágrima desteñirá los hilos de colores, como en la vida se nos van destiñendo los sueños…

EL LADRÓN DE ESTRELLAS

Cuando la ciudad se desliza
en el precipicio de la sombra,
el cielo enciende sus luminarias.
Entonces, el hombrecillo práctico
roba una estrella
y en la punta
de su indice tenso
por toda la ciudad la pasea!

Ahora la oscuridad
llora lágrimas de fuego?
No.
Está reflejando los astros
en su espejo negro.
El hombre
del largo dedo ígneo,
se acerca a los picos de gas
y les susurra una confidencia:
—Hermanos— los incita,
—el cielo está lleno de luces,
regalémoles a la tierra,
para su fiesta, unas estrellas.

Hombrecillo misterioso,
que antes reclamaba,
yo no te necesito…
Mi Alma está toda iluminada
con el astro azul
de mi hijo.

EL ESPANTAPÁJAROS

Entre toda esta
sonrisa de fiesta
de la mañana solar:
alegría de colores,
cielo, verdura, flores,
con los brazos de par en par,
ese vestido hecho jirones
y el sombrero en los ojos, pones,
espantapájaros,
toda una nota singular.
Píííí, píííí, píííí! La protesta
de los pájaros,
a quienes ahogas la fiesta…
Píííí, píííí, píííí! Se te importa un bledo?
Los pájaros niños se erizan de miedo,
mirando tu facha y tus desaliños…
El horror les traes,
pues, para asustarlos, dicen sus mamaes:
¡El hombre que roba
los pájaros niños!
Y, naturalmente, huyen los cantores.
Tu silueta infúndeles
oscuros terrores.
Ante ti se hielan las alas inquietas.
—Pájaros colegas,
el mundo está lleno
de espanta-poetas!…..

Catania 1925

Portada de Montiel Ballesteros, Adolfo. La raza: novela. Buenos Aires: Nuestra América, 1925.
Montiel Ballesteros, Adolfo. La raza: novela. Buenos Aires: Nuestra América, 1925.

Montiel Ballesteros en su libro escribió la dedicatoria:

A V. Lombardo Toledano, cordialmente (firmado) Montiel

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Adolfo Montiel Ballesteros

Poesía

  • Terruño, cantos a mi tierra (1912)
  • Las primaveras del jardín(poesía, 1912)
  • Emoción (1913)
  • Savia, poemas desnudos (1917)
  • Versos baguales(1959)
  • Trovas chapetonas(1968)

Cuento

  • Cuentos uruguayos(1920)
  • Alma nuestra(1922)
  • Montevideo y su cerro(cuentos, 1924)
  • Los rostros pálidos (1924)
  • Cuentos para los niños de América (1939)
  • El burrito blanco (1947)
  • La ciudad de los ojos alegres (1947)
  • Selección de cuentos(1970)
  • La isla de oro (1966)

Novela

  • La raza(1925)
  • Castigo ‘e Dios(1930)
  • Pasión(1935)
  • Barrio(1937)
  • La república de los niños(1941)
  • Elegía Florentina (1953)
  • La jubilación de Dios(1951)
  • Mundo en ascuas (1956)
  • Don Quijote Grillo (1961)
  • El ángel tenaz(1963)
  • La honda y la flor(1965)

Dramaturgia

  • Farsa (1937)
  • Dios y el Diablo, sociedad limitada (1938)
  • Teatro menudo (1958)

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Gregorio de Gante y Rojas (1890 – 1975)

Gregorio de Gante y Rojas nació el 7 de julio de 1890, en Tecali de Herrera, Puebla (México), y falleció el 30 de Septiembre 1975. Fue un poeta, maestro y revolucionario mexicano, contemporáneo a autores como Urbina, Othón, Cortés y Guillermo Aguirre y Fierro.

Estudió en la Escuela Normal, graduándose en 1911, lo que le permitió impartir docencia en Teziutlán, Puebla, enseñando latín, griego y ciencias exactas, antes y después de la Revolución Mexicana. Años más tarde, Gregorio de Gante llegó a catedrático del Instituto Normal del Estado.

Fotografía y firma de Gregorio de Gante (1890-1975), extraída del libro Poemas de Gregorio de Gante MCMXXXI (1933).

Gregorio de Gante y sus hermanos lucharon junto al general Antonio Medina en la Revolución. Aunque sobrevivió a la lucha, fue herido en una pierna, lo que le obligó a usar bastón el resto de su vida. Otro hecho triste para la vida de Gregorio de Gante fue que sus hermanos desaparecieron para siempre.

Tras la Revolución Mexicana, Gregorio de Gante publicó sus primeros versos de estilo clásico, desarrollando también poemas de tipo alejandrino y de tipo madrigalesco. En 1918,  fundó el semanario El Gladiador en Tlaxcala, donde publicaba la vanguardia de los escritores contemporáneos a Gregorio de Gante. Dirigió también el periódico Iris, dedicado al ensayo en letras y política, que sirvió también para dar voz a los normalistas que apoyaron la campaña democrática de Francisco I. Madero.

En 1924, Gregorio de Gante y Rojas ganó la Flor Natural en los Juegos Florales de Tampico, y posteriormente los de Michoacán. También ganó el primer premio de literatura en el concurso del cuarto centenario de la fundación de la ciudad de Puebla.

En 1938, publicó Estampas de mi Tierra, recibiendo muy buenas críticas de la Prensa Nacional y de la crítica en general. En este libro, Gregorio de Gante trae a la memoria sus poemas China poblana, Piropos al rebozo y El charro; entre otras poesías con sentimiento nacionalista.

El Nacional, en 1938, publicó una encuesta donde se valoró a Gregorio de Gante como el tercer poeta más popular de México, tras Enrique González Martínez y Carlos Pellicer, seguido de autores como Octavio Paz, Renato Leducen, José Juan Tablada, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, José Gorostiza, y otros tantos.

Cerca de 1939, publicó Cancionero del Dulce Amor sin Ventura, recibiendo elogios de Gabriel Galicia Montalvo.

A pesar de referir todas sus composiciones al viejo y decantado tema del amor, tan viejo como la humanidad, y en el que se ha dicho todo lo que tenía que decirse y hasta algo de lo que no se debía decir, Gregorio de Gante consigue, en la mayoría de los 60 pequeños poemas, apartarse de la vulgaridad, que ya es decir mucho. El poeta narra, en breves poemas de tipo madrigalesco, la historia de su idilio amoroso, fracasado, pero que le sirvió para captar emociones hondas y duraderas, en unos cuantos versos.
(Gabriel Galicia Montalvo)

Desconociéndose la fecha, Gregorio de Gante y Rojas publicó La Lira Heroica, donde rememora el valor y la enseñanza cívica propia de la Revolución Mexicana.

En 2011, se creó la medalla “Gregorio de Gante” al mérito educativo, para premiar a los maestros con buena trayectoria y desempeño en Puebla, convirtiéndose con el tiempo en el mayor reconocimiento a la docencia del estado.

Recordamos a Gregorio de Gante con dos de sus poesías publicadas en Poemas de Gregorio de Gante MCMXXXI (1933), y con una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poemas de Gregorio de Gante

5 DE MAYO

I
Canto la bizarría de mis mayores;
el empuje de aquellos justadores
que llenos de esperanza y fortaleza,
en medio de la suerte a los agravios,
cruzaron de la lucha la maleza
con la dulce sonrisa entre los labios.

Canto el valor indómito y potente
que fue alud y torrente.
Canto la heroicidad de las mesnadas
que fulminó, en sus horas intranquilas,
el rayo de la muerte en sus espadas
y el rayo de la gloria en sus pupilas.

¡Oh bravos compatriotas, hijos bravos
de la Patria, que el galo en sus anhelos
no pudo hacer esclavos!
¡Oh de Cuauhtemotzín los descendientes
grandes siempre y valientes;
prole gloriosa en la extranjera guerra
del águila, verdugo de serpientes
que empolló en los picachos de la sierra!
Si el que enjuga a la Patria el llanto amargo
y le ofrece su sangre y su consuelo
y su cariño inmenso como el cielo;
si el que ofrenda la vida en la conquista
de un derecho perdido,
a la luz de los cielos infinitos
puede ser bendecido,
vosotros, los valientes, sed benditos
en nombre de las razas que cruzaron
el suelo de la Patria en otros días,
en nombre de los pueblos del mañana
que cruzarán la tierra americana
arrastrando tristezas y alegrías,
en nombre de la Musa que me inspira
y en nombre del Amor de los Amores,
que en el iris prendió siete colores
y puso siete cuerdas a mi lira!

II
Fue aquí, sobre la cumbre siempre en vela
que vigila cual mudo centinela
el sueño de mi Puebla, la Sultana
del Atoyac, donde a nuestros sentidos
es más blanco el brial de la neblina,
el cielo más azul y más sereno,
más luminoso que el rayo que fulmina
y más sonoro el retumbar del trueno.

Fue aquí, sobre las cúspides enhiestas
como dos rudas testas,
donde el pueblo abnegado
improvisó a sus hijos en guerreros,
improvisó en baluarte el muro débil,
improvisó en trincheras los senderos,
al cachorro en león…

Y ante el ultraje
injusto de la suerte,
puso en sus armas cóleras y enojos
la visión termopílica en sus ojos
y este grito en sus labios: ¡Patria o muerte!

Fue aquí, por las rotundas altiveces
de las colinas, cuyas desnudeces
cubrieron el amor de los patriotas,
donde el francés, valiente y aguerrido,
miró caer sus fieros batallones
y, queriendo mellar nuestra hidalguía,
ciñó un laurel al águila bravía
en lo blanco de nuestros pabellones

Fue aquí, sobre el escueto
dorso de Guadalupe y de Loreto,
donde clavaron ávidos los ojos
las sombras de los heroes, impacientes,
y al ver la decisión de esos valientes
no sintieron sonrojos,
sino orgullo por tales descendientes.

Y fue aquí sobre el campo en que aun se escucha
el eco de la lucha,
donde sobre las vidas inmoladas
en aras de la Patria, parecía
extenderse el arcoíris de la gloria,
y el suelo era una alfombra que sangraba,
y el rubio sol era un ”chimalli” de oro,
y un índice e! cañón que señalaba
el sendero que cruza la victoria!

III
Padres de nuestros padres, que en el día
de prueba y de dolor, con bizarría
opusisteis el pecho a la metralla
y por legarnos una Patria libre
recibisteis horrendas cicatrices,
o moristeis felices,
sobre el sangriento campo de batalla:
desde el teatro de vuestro sacrificio,
que ayer os fue propicio,
vuestros hijos os juran que en la hora
tremenda de las nuevas invasiones,
seguirán vuestro ejemplo que atesora
blasón del solar, y harán ante ellas
una muralla fiel de corazones;
y antes que nuestro suelo mancillado,
pisarán nuestro cuerpo inanimado,
antes que nuestras aguas, bebéranse
nuestra sangre vertida,
y antes que nuestros bosques seculares
talarán el rosal de nuestra vida!

CANTO FILIAL

A la Escuela Normal de Puebla, en el primer cincuentenario de su fundación.

Faro sobre el oscuro
oleaje del tiempo y de la vida,
que horadas con tus luces la tiniebla
del pasado, el presente y el futuro;
y en la dorada historia
de la Patria querida,
alumbras medio siglo con tu gloria.

Arbol de recio tronco
y sonoro ramaje,
entre cuyo frondaje
de juventud perenne,
hay un abril florido,
al que va nuestro espíritu cansado,
como el pájaro errante y fatigado
en pos del viejo nido.

Venero inagotable
que frescores prodigas;
fuente de aguas lustrales que mitigas
las sedes de las almas;
río en cuyo caudal de dulces sones
van hacia el porvenir lauros y palmas
bajo una tempestad de bendiciones.

Matrona imponderable
de altas y esclarecidas
virtudes, que las vidas
de los Maestros nutres y amamantas;
heroína en cuyo pecho late
elocuente el afán y el dolor mudo,
cuando a tus hijos mandas al combate
a triunfar, o a volver sobre su escudo.

Hada en cuyo palacio
de oro y de topacio,
como en los dulces cuentos infantiles
príncipes encantados,
a soñar, de tu amor enamorados,
quedaron nuestros años juveniles.
Madre: en tu magna fiesta
hacemos de nuestra alma una floresta,
le pedimos sus dones,
y alzamos en tu altar un ramillete
de rosas rojas: nuestros corazones!

Dedicatoria de Gregorio de Gante a Vicente Lombardo Toledano

Portada dedicada del libro Gante, Gregorio de. Poemas. Puebla: Editora Azteca, 1933.
Gante, Gregorio de. Poemas de Gregorio de Gante MCMXXXI. Puebla: Editora Azteca, 1933.                       

Para el culto Lic. Vicente Lombardo Toledano, con el afectuoso recuerdo de El Autor (Firmado) Puebla Enero 932 (1932). Biblioteca Palafoxiana

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

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Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Obra de Gregorio de Gante y Rojas

  • Rumores del aula – 1919, primera publicación
  • Canciones de Humano Amor – 1923
  • Poemas de Gregorio de Gante MCMXXXI
  • Estampas de mi Tierra – 1938
  • Cancionero del Dulce Amor sin ventura – 1939
  • La Lira Heroica – Fecha desconocida

Antologías

  • Antología Poética – 1967
  • Gregorio de Gante – Inolvidable Poeta Poblano – Fecha desconocida

Compilaciones con diversos autores:

  • Los Poetas. Antología de Poetas Mexicanos – 1929
  • Poetas Iberoamericanos, Poetas del Mundo – Fecha desconocida

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava, en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


María del Carmen Mondragón Valseca (Nahui Olin), 1893 – 1978

Retrato de Nahui Olin

María del Carmen Mondragón Valseca, conocida por su seudónimo Nahui Olin, nació el 8 de julio de 1893, en el pueblo de Tacubaya, Ciudad de México, y falleció el 23 de enero de 1978, en su casa de Tacubaya. Fue una destacada escritora, pintora y poetisa mexicana. También fue una activista feminista influenciada por la ideología de Mary Wollstonecraft, según indica Rubí de María Gómez. También formó parte del grupo “Las siete cabritas”, que activaron la vida cultural mexicana de 1920 a 1930.

Su madre, Mercedes Valseca, le enseñó a escribir y a tocar el piano, a muy temprana edad. Y tras trasladarse a París con su familia a la edad de cuatro años, donde vivió un total de ocho años, Carmen Mondragón ingresó en un internado donde aprendió arte, danza, pintura, literatura y teatro.

Tras su adolescencia, Carmen Mondragón volvió a la Ciudad de México, donde conoció a Manuel Rodríguez Lozano, con quien se casó en 1913. Tras esto, el matrimonio se trasladó a París, donde convivieron con artistas como Pablo Picasso, Georges Braque, Diego Rivera y Henri Matisse. Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, la familia Mondragón huyó a San Sebastián (España), donde el matrimonio se dedicó a la pintura. Sin embargo, tras la muerte de su recién nacido, regresaron a México en 1921, separándose al poco tiempo, cuando Carmen Mondragón conoció al Doctor Atl (Gerardo Murillo). Fue en ese mismo año cuando pasó a llamarse Nahui Olin.

Ya en la Ciudad de México, Nahui Olin retornó a la pintura, conviviendo con artistas como Frida Kahlo, José Vasconcelos, Xavier Villaurrutia, Guadalupe Marín, Tereza Montoya, Dolores del Río, Tina Modotti, José Clemente Orozco, María Izquierdo, David Alfaro Siqueiros, Salvador Novo y Lupe Vélez. Carmen Mondragón también trabajó como modelo para Rosario Cabrera, y para el mural de Diego Rivera La creación (1922). Fue durante esta época, de 1921 a 1924, cuando Nahui Olin fue más prolífica en arte y poesía.

Carmen Modragón fue una de las dos únicas mujeres integrantes de la Unión Revolucionaria de Obreros, Técnicos, Pintores, Escultores y Similares, y en 1935 también fue fundadora de la Liga Feminista de Lucha contra las toxicomanías. También se unió a otros grupos feministas que demandaban el voto de la mujer, derechos iguales, la integración de las mujeres indígenas, el acceso a la educación de la mujer, acceso al trabajo con apoyo a la maternidad y el derecho a poseer tierras por parte de las mujeres.

Tras dejar al Doctor Atl y conocer al caricaturista Matías Santoyo, se trasladó a Hollywood, donde se enfrentó al papel sexual de la mujer en el cine. Ya con cuarenta años conoció al capitán Eugenio Agacino, con quien viajó a Cuba, España y Francia, participando en exposiciones, dedicándose a la pintura y al piano. Tras la muerte de Eugenio Agacino, Nahui Olin se retiró de la vida pública, para dedicarse al arte y a la escritura principalmente. Fue entonces cuando publicó Energía Cósmica (1930), un libro de poesía, reflexiones y asertos científicos contra la teoría de la relatividad de Einstein.

Durante sus últimos años de vida enseñó pintura en una escuela de primaria y disfrutó de una beca de Bellas Artes.

Carmen Mondragón descansa en el Panteón Español de la Ciudad de México.

Recordamos a Nahui Olin con cuatro de sus poesías y una dedicatoria al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesías de Nahui Olin, Carmen Mondragón

LA ARENA QUE CUBRE LA PIRÁMIDE DE BRONCE

La arena que cubre la pirámide de Bronce,
es la arena de un desierto que aterra
—y cuando se levanta, pesa como una ola inmensa que aplasta—
y va subiendo hasta cubrir el bronce de la pirámide
—que no tiene espíritu—
Y su materia va sepultándose sin defensa alguna
bajo la fuerza de la arena de un desierto que aterra.
—De un desierto que ocupa un ínfimo espacio
en un enorme continente,
de un desierto que quema la materia que no tiene espíritu.
—La materia que va sepultando la arena que cubre la pirámide de Bronce.

Oaxaca, 17 de abril de 1922.

BAJO LA MORTAJA DE NIEVE DUERME LA IZTATZIHUATL EN SU INERCIA DE MUERTE

Bajo la mortaja de leyes humanas, duerme la masa mundial de mujeres, en silencio eterno, en inercia de muerte, y bajo la mortaja de nieve– son  la Iztatzihuatl,
en su belleza impasible,
en su masa enorme,
en su boca sellada
por nieves perpetuas,–
por leyes humanas.–
Mas dentro de la enorme mole, que aparentemente duerme, y sólo belleza revela a los ojos huma- nos, existe una fuerza dinámica que acumula de instante en instante una potencia tremenda de rebeldías, que pondrán en actividad su alma encerrada, en nieves perpetuas, en leyes humanas de feroz tiranía.– Y la mortaja fría de la Iztatzihuatl se tornará en los atardeceres en manto teñido de sangre roja, en grito intenso de libertad, y bajo frío y cruel aprisionamiento ahogaron su voz; pero su espíritu de independiente  fuerza, no conoce leyes, ni admite que puedan existir para regirlo o sujetarlo bajo la mortaja de nieve en que duerme la Iztatzihuatl en su inercia de muerte, en nieves perpetuas.–

Óptica cerebral. Poemas dinámicos.

SUPREMO EGOÍSMO

El egoísmo supremo es el inagotable deseo, la ambición desmedida del vivirse en el aislamiento, supremo egoísmo–Satisfacción cerebral.–

No hay nada más interesante que el mundo que llevamos dentro–no hay nada más ilimitado que nuestro espíritu, y no debemos buscar ninguna otra fuerza o potencia para vivir o para producir: hay que fecundar en sus propias entrañas y dar a luz.–

Pretender obtener de todas las cosas fuerza, y expresarla, es impotencia, debilidad, nulidad.–

Bastarse a sí mismo es la eliminación de toda necesidad–la solución del problema intelectual.–

Soledad, magnitud donde sólo uno se escucha, donde no subleva el ruido de la matraca impertinente y absurda de la pobre humanidad que de uniformadas y mezquinas opiniones vive, aturdiéndose de trágicas risas nerviosas, nacidas del terror de mirar el propio vacío, la nada que cada uno significa,–cadáveres flotantes antes de la podredumbre misma del pellejo.–

Óptica cerebral. Poemas dinámicos

TOTALIDAD

La comprensión de la totalidad equivale a utilizar con la fuerza consciente, el cerebro la fuerza única, el misterio o problema de la existencia del infinito y hacer un infinito consciente en cada infinito de molécula, relacionado con una sola vibración vibro-eléctrica consciente de mi cerebro que sería la totalidad.–

La fuerza que podríamos utilizar para desencadenarnos de nuestra miseria y de nuestra impotencia, son ínfimas partículas de belleza, de movimiento que distraen la vista, el pensamiento, y absorben la materia de nuestro ser por decirlo así, son intrigas que cubren de un velo de misterio el porqué de nosotros mismos, es el instinto de conservación de esa totalidad, y como en cada cosa existe el infinito, nosotros nos desviamos queriendo seguir este infinito–inconscientemente hemos hecho la abstracción de esta cosa y nuestra imaginación le ha prestado la ventaja de existir aislada y el misterio se hace más indescifrable porque nosotros no tenemos toda la capacidad necesaria para comprender esta cosa y con esta cosa la totalidad, porque si nosotros movemos una ínfima pieza de este grande aparato–el universo–la totalidad ha tomado ese movimiento multiplicado al esfuerzo de la cosa que se mueve por nuestro movimiento más nuestro propio movimiento de vitalidad mecánica.–

Energía cósmica

 

Dedicatoria de Nahui Olin al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro Olin, Nahui. Energía cósmica. México: Botas, [1930].
Olin, Nahui. Energía cósmica. México: Botas, [1930].

Para Sr. Lic. Vicente Lombardo Toledano con toda mi estimación y respeto (firmado) Nahui Ollin.

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Artículo escrito por el Doctorando Josep Francesc Sanmartín Cava en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.

Más biografías de poetas.


Efemérides de Enrique González Vásquez (1915 – 1971)

grfismo de la portada Desnudo Viento

Enrique González Vásquez nació el 5 de julio de 1915, en Acuitzio, estado de Michoacán (México), y falleció el 9 de enero de 1971, en la ciudad de Morelia, Michoacán (México). Fue editor, periodista y poeta mexicano.

Enrique González Vásquez estudió en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, y años más tarde estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana.

Como periodista y literato, Enrique González trabajó en la revista Voces como editor, y en la revista Pliegos. Colaboró también en la revista La Espiga y El Laurel, impulsada por Ezequiel Calderón Gómez. También escribió columnas crónicas, columnas y artículos culturales.

Como escritor, a temprana edad publicó poemas en la revista Juventud, Atalaya, Ímpetus y Voces. En 1949, Enrique González Vásquez publicó Peluquitas, una novela por entregas. Años mas tarde lograría su mayor reconocimiento como poeta al publicar Desnudo viento, en 1955, y con Formas de gritos, publicada en 1961. Su obra lírica se encuentra recogida en su gran mayoría en Al filo del tiempo, antología compilada por el poeta José Antonio Alvarado y publicada en 2006. Sus temas favoritos fueron la recreación del paisaje de su pueblo natal, la libertad, el amor, la soledad “y ese filo del tiempo que transcurre entre la vida y el desprendimiento de ésta para ingresar al recuerdo de la existencia que en sus poemas se estremecía”.

“Tu vida fue una espiga florida”
(Tomás Rico Cano)

“Enrique González hecho de nubes, de brisa, de rocío… lo conocí en los primeros años de nuestra vida en el Colegio”.

“Su serenidad y tranquilidad con que veía pasar las cosas, y la actitud reposada que adoptaba en todos los casos, llegaron a impresionarnos totalmente”.
(David Franco Rodríguez)

“La pasión de González Vázquez según nos deja ver en sus escritos tanto en prosa como en verso, no es otro que el amor a la Belleza (así lo escribía, con mayúsculas), sea ésta la de la mujer, la del paisaje rural o urbano que en realidad se interpretan y bañan la visión del héroe y de la amada. La presencia del héroe no es un testimonio del pasado, es presente y porvenir”.
(José Antonio Alvarado)

Recordamos al autor con seis poesías que podemos encontrar en la obra dedicada al Mtro. Vicente Lombardo Toledano: Desnudo Viento (1955).

Poesías de Enrique González Vásquez en Desnudo Viento

ENCIMA DE LA TIERRA

ENCIMA de la tierra,
fulge la voz del pueblo
de secular prestigio conmovida.
Y tierra adentro,
de inusitada fuente,
la limpidez nupcial del corazón,
siega las campanadas
de estas siembras de polvo.

La cumplida constancia campesina,
huele en la flor
de inofensivos juegos de muchachos;
y sublimado el grito,
dignamente se encrespa
sobre el mar de la Patria;
y sin ceder al golpe,
hay un dulce llamado de esperanza.

DESNUDO VIENTO

VIENTO abierto,
gracia de tu arrogante
presencia fina,
cuando espacias la voz
de música y de lágrimas,
de dolor y de pueblo;
asido al ritmo
que sentí al aspirarte,
voy por tus brazos
ávidos de límites,
por tus imposibles
riberas habitadas,
por tu tránsito humano
por todos los caminos del mundo;
por ti, por fin, cuando decides
llevar la más auténtica
palabra de mi pueblo.

Siembra de alientos patrios,
las más amplias avenidas de México,
y llegará la vida a nuestras manos
con la humildad de una fragante espiga…

NI SOLEDAD, NI OLVIDO

NI soledad, ni olvido,
frente a la fuente pura
del sol que enardece
las raíces del Hombre;
abramos la distancia
de nuestros corazones,
y aceptemos el ansia
del pueblo mexicano.
Cerremos las ventanas
de nuestros puños;
impidamos el són desesperado
que alienta todavía sobre las rosas.

Cuando gritemos: ¡Mi país, mi Patria!,
en la más franca música del alma;
cuando agitemos la palabra Amor
en persistente ritmo popular,
mi corazón, en su desnudo viento,
temblará de pasión…

SU BREVE CALIDAD

UNTO a la espera,
avanza su breve calidad,
el calor de su aliento,
la certeza del aire
que acarició su nombre…

Vendrá por fin,
diciéndome el olvido
en un adiós profundo,
y sentiré su ritmo
buscando todavía
la mañana y la noche,
bajo su luz, Amor,
sobre mi sombra.

La voz amaneció
sobre sus claras manos,
pero yo la he olvidado,
porque guardo la noche
de sus cabellos.

HUMEDECIDOS DE ALBA

MUEVOME al són maduro
de su nombre,
para adquirir el ritmo
de sentirla,
Patria de mis abuelos liberales,
dura presencia henchida
por la humedad de lágrimas y sangre;
México del maíz y de la espina,
de la serpiente y del águila.

Miguel Hidalgo, Pípila,
humedecidos de alba;
Morelos, y Morelos,
sobre vertientes ávidas
de esperanza.

Patria: ¡Cuántos silencios
de abnegado esfuerzo,
flotan por vuestro cielo!
¡Cuántos hombres ignoran,
el sabor de la risa!

¡QUÉ MANIFIESTO DE LÁGRIMAS!

I
No su caricia, su golpe,
que en él la encontramos presta.
¡Qué exactitud sorprendente,
de su maduro dolor!
¡Qué manifiesto de lágrimas,
para el futuro del Hombre!

En su sonora estancia,
el mundo se desangra;
limpia, la llama quiere
resucitar su forma.
¡Qué amanecer de gritos
en sus ojos!

II
Cuando fluye el olvido,
su presencia se escapa;
siguen sus huellas duras,
el calor de sus lágrimas.
Ceñido a su voz,
el filo de mi silencio;
el aire del valle,
la hoja del cielo, su fulgor.

Clavados e inolvidables
como la luz, sus ojos;
su desnudo rumor,
el atar de su risa.

Su sombra, al aire,
era una prisa
de salir de la sombra;
y fue vano el donaire
de su mirada,
de su mañana y de su fruta.

Dedicatoria al Lic. Vicente Lombardo Toledano en la obra de Enrique González Vásquez: Desnudo Viento

Portada de Enrique González Vásquez
González Vásquez, Enrique. Desnudo viento. Michoacán: Universidad Michoacana, 1955.

para el Señor Lic. Vicente Lombardo Toledano, con la esperanza de un México mejor. (Firmado) Enrique González V., Morelia 25 de junio. 1955” Colegio de San Nicolás.      

Obra ubicada en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Artículo escrito por el Doctorante Josep Francesc Sanmartín Cava en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano.


Eliseo Martínez Zelada, 1915 -1997

Eliseo Martínez Zelada nació el 28 de junio de 1915, en Jerez, Jutiapa (Guatemala), y falleció el 7 de agosto de 1997, en la ciudad de Guatemala. Fue un abogado, diplomático, periodista, escritor y poeta guatemalteco, miembro de la ‘Generación del 40’.

Eliseo Martínez Zelada se graduó en 1940 como abogado y notario por la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde además participó activamente en la Asociación de Estudiantes Universitario (AEU).

En política, durante el gobierno de Julio César Méndez Montenegro, Eliseo Martínez Zelada se desempeñó como Secretario Privado del presidente Juan José Arévalo Bermejo y como Embajador de Guatemala en Bolivia.

Como periodista, Eliseo Martínez Zelada, en 1946 dirigió la publicación Informaciones Nacionales, y en 1945 colaboró en la Revista de Guatemala, fundada y dirigida por Luis Cardoza y Aragón en 1945.

En el ámbito de la literatura, Eliseo Martínez Zelada llegó a presidente de la Asociación de Autores y Amigos del Libro Nacional fundada en 1962; y el 10 de mayo de 1975 fue declarado Hijo Benemérito del Departamento de Jutiapa por parte del Círculo de Cultura Municipal Yupiltepeque.

Recordamos a Eliseo Martínez Zelada con cuatro de los poemas publicados en Kaleidonía: poemas (1948), y dos dedicatorias al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Poesías de Eliseo Martínez Zelada

Evocación de los hombres que todavía no han nacido

Más que los sueños seculares que ya nos dijeron adiós,
más que las lágrimas que no se han llorado
estáis escondidos en el alma del mundo.

Yo siempre sintonicé vuestra presencia en todos los silencios.

Esperé en los linderos que hunden su voz en las distancias,
creí que fuerais los balandros que venían asoleando sus olvidos.

Cuando aquél “hasta la vista” en la orilla del trasmundo
yo era a penas una mirada de amor entre mi padre y mi madre,
y ya en las nubes traíamos leña para encender más estrellas.

Cuando repetisteis mi grito en las barrancas
sentí un raro sonreír de pañuelos extranjeros
y quise volverme con los ecos de vuestro lejano acento.

Seguid hablando en voz baja
por los caracoles pegados a los navíos piratas,
o en voz alta por la lengua de las cataratas enormes,
en voz imprecisa por las botellas verdes
que fueron despedazadas en los mares.

Sé que vendrán primero los cantos y los gritos silvestres,
los bostezos de los centinelas indios,
la voz del campesino insigne y del obrero inmortal.

Hay un latido en la noche de un vientre joven;
un niño revolucionario navega
en el ensueño de la futura madre.

Nocturno de las 2 ciudades

Rielan canales de sombra y de calladas armonías.
El árbol más alto madura el canto más profundo.

El huerto de miel de luna
da millones de fanales en flor.
La urbe de oro condecora la ausencia de la vida.

La muda risa del gas-neón abajo
y sólo ceniza de recuerdos allá arriba
desde el cigarro pensativo nevando.

Duerme el hambre y la miseria de las multitudes.
Es un intestino de leguas que sueña pan.

Hay los que lloran y bañan lechuzas en sus almas,
y los que ríen pero bañan reptiles en el llanto;
pero hoy todos se han ido en la pendiente dulce,
sin presenciar mi fuga de azotea en azotea
de la otra ciudad de mi propio corazón.

Barrendero nocturno

Palabra es él de la bocacalle más triste
en que arrastra su canto de arena y sombra.

Voz y palor de los cirios urbanos
es alma del mar nocturno estafado y desnudo.

“Quiérela siempre. Yo ya he partido”
leyó en un papel ajado de tragedia y lodo.

Peregrino insigne, preciso en el relente,
él jamás pudo llegar a ninguna parte.

En la farsa de sonrisas y de buenas tardes
a él nadie se alegró de verlo.

Por eso un día se irá como el día que iba riendo,
barriendo las estrellas.

Mujeres de Guatemala

DE GUATEMALA

Asomado a tu cántaro clamoroso
lleno de países callados
y de altos minutos sin orillas,
por ti, señora, almiranta de los destinos cardinales
de esta tierra viajera,
mi corazón tañe su cuerno de jade entusiasmado.

Hay un instante inhabitado y lejos
donde nace tu maravilla;
donde tu nombre vaga en una superstición pagana
y tu voz en la jerigonza de los dioses legendarios.

No preguntes por qué amarro a mi sombra
las huellas de tu pie desnudo
donde pasaron a gatas mis alondras;
yo siempre te llamé en todas partes,
escondido en las respuestas
de todos los gallos alboreros.

Tus manos arriba del horizonte
alcanzan los años que se fueron
y los mecen en las altas maromas del presente.
Por ti los días descienden
como aviadores borrachos hacia la muerte,
y tus niños vinieron tristes o alegres
según tus viejas actitudes y oraciones nocturnas.

Aquí el trópico es árbol que se agacha
a quitar la nieve de tu senda,
y tus ojos abren dos túneles de música
en la noche de los adolescentes.

DE QUEZALTENANGO

Levantas más alto el paisaje americano,
en macetas de volcanes que duelen a la joroba del mundo.
Tú en la armonía silvestre de las sierras perennes
naciste pastora de altitudes y de embriagueces gigantes.
Tus brazos guardan entre paréntesis
todas las leyendas de tu raza milenaria.
Tu alegría es siempre y no tiene nombre.
Bañas los veranos
como bañar a tus hermanitos en el río;
y el temblor de tu vestido
abre caminos de luz en el futuro.

DE ANTIGUA

Siempre fue tu nombre cansado eco de letanías errantes.
Yo te vi atravesar la ancha soledad de tus avenidas
y alejarte mar adentro en el misterio
de tu ciudad inmemorable.

Tú misma fuiste el ángel rosado
en el sueño niño del Hermano Pedro,
madrina en el bautismo de tus ponientes viajeros,
paloma náufraga venida en alta lágrima de Almolonga.

Que nunca sepa tu corazón lo que canta más allá de tu silencio.
Que nunca se acabe la alegre tristeza que te envuelve.
Que tú misma seas la cauda y la amanecida
de nuestro vuelo en la velocidad de los astros.

Dedicatorias de Eliseo Martínez Zelada

Portada de Kaleidonía de Eliseo Martínez Zelada
Martínez Zelada, Eliseo. Kaleidonía: poemas. México: El Cristal Fugitivo, 1948.

Para el maestro Vicente Lombardo Toledano, forjador de la gran claridad futura del hombre americano, con la simpatía de (firma) Eliseo Martínez Zelada. México, D. F., 20 mar /48 (1948)

Portada de Colombia en el llanto
Martínez Zelada, Eliseo. Colombia en el llanto: crónica auténtica del movimiento popular de abril de 1948. México: B. Costa-Amic editor, 1948.

Para el maestro y grande amigo Vicente Lombardo Toledano, con la vieja estimación de (firma) E.M. Zelada. México, D. F. 3 / julio / 48 (1948)

Obras ubicadas en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Página web: www.centrolombardo.edu.mx
Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO

Publicaciones destacadas de Eliseo Martínez Zelada

  • Kaleidonía (Guatemala, Talleres de Poesía, 1970)
  • La crónica de viajes Semblante de Europa (Guatemala, Editorial Universitaria, 1972)
  • Los ensayos Gámez Carrillo y el impresionismo (Guatemala, Unión Tipográfica, 1975)
  • Antes que criollos el pueblo forjó la independencia (Guatemala, Asociación de Escritores de Guatemala, 1979)
  • Y la recopilación Crónicas y poemas (Guatemala, Editorial del Ejército, 1972).

Artículo escrito por el Mtro. Josep Francesc Sanmartín Cava en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos.


  • Referencias: Servicios Bibliotecarios del Centro Lombardo Toledano, y la Ficha biográfica elaborada por el Dr. José Edgardo Cal Mordoya (Juliapa, 1973). Doctor en Historia por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (Rapaba). Catedrático de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos de Guatemala, del Postgrado en Historia de la Universidad de Costa Rica y miembro de número de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
  • Imagen de Enrique Othón Díaz recuperada de la revista Síntesis Gráfica, dirigida
    por Arcelia Yañiz (julio de 1967).

Enrique Othón Díaz Melo, 1903-4 – 1967

Enrique Othón Díaz Melo nació el 3 de julio de 1903 o 1904[1], en la ciudad de Oaxaca, estado de Oaxaca (México); y falleció el 11 de junio de 1967, en la Ciudad de México. Fue un importante político, militar, cineasta, periodista, escritor y poeta. Se le reconoce como uno de los miembros de la generación del “Medio Siglo”, grupo destacado de intelectuales oaxaqueños, dedicados principalmente a la literatura.

Se dice de Enrique Othón, que recibió su educación básica en el Colegio del Espíritu Santo, dirigido por Carlos Gracida, donde pudo alternar con Fernando Iturribarría. No existen registros claros sobre sus estudios, pero, según los periodistas Néstor Sánchez y Arcelia Yañiz, su educación fue mayormente autodidacta, ya que tuvo que abandonar la escuela para ayudar a su familia, aunque eso no le impidió seguir formándose en las letras.

Como político y militar, Enrique Othón Díaz formó parte del Bloque de Obreros Intelectuales, apoyó el gobierno de Cárdenas y, en 1929, fungió como secretario del grupo Rebeldía, ayudando a su constitución como entidad organizada afiliada a la Confederación de Partidos Socialistas de Oaxaca (CPSO), de tipo marxista. El grupo Rebeldía defendió una mejor educación y el reparto agrario, defendiendo a la clase trabajadora de Oaxaca, luchando contra el abuso del alcohol y por la creación de pequeñas industrias que sirvieran para la rehabilitación de las masas indígenas.

Como educador, Enrique Othón participó como miembro de la Sociedad de Amigos del Libro Mexicano y del Grupo “En Marcha”, y desarrolló labores educativas en el Partido de la Revolución Mexicana y como profesor en la Universidad Obrera, creada y dirigida por el Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

Como periodista, de muy joven Enrique Othón se hizo cargo del suplemento dominical del diario El Oaxaqueño, fue uno de los fundadores de la revista 18 de marzo, que sirvió para la comunicación entre Petróleos Mexicanos y sus trabajadores. También fue responsable de la redacción del Boletín del programa Nacional Fronterizo y colaboró con la revista Crisol y en el periódico Nacional.

Como cineasta, Enrique Othón Díaz produjo varios documentales sobre la vida y las costumbres indígenas mexicanas.

Como escritor, Enrique Othón escribió novela, cuento, poesía y teatro. El contenido de su obra siempre tuvo carácter social, denunciando los abusos del poder, las injusticias que los hacendados y los militares cometieron contra el pueblo mexicano y, en especial, contra los indios, obreros y campesinos. Su estilo, se ajustó a lo defendido por el grupo Rebeldía: “un arte sencillo, vigoroso y rebelde”; “una literatura eminentemente socialista y humana que combatiera todos los prejuicios y todos los fanatismos; un arte revolucionario, agitador y orientador”. También retrató la situación educativa y la miseria en la que vivían los maestros rurales en tiempos de la Revolución. En 1931, publicó Canto ingenuo. La escuela rural, en 1933 publicó Madre tierra. Poemas al Ejido, en 1937 publicó Montaña virgen como Protesta. Seis aguafuertes, en 1938 publicó S.F.Z. Escuela. La novela de un maestro, editada por el grupo “En Marcha”, en 1955 publicó Dos poemas y La creciente: comedia dramática en tres actos. Dejó dos novelas inéditas: Alud y La luz viene de lejos.

La renovación social no puede aplazarse impunemente, y es nuestro deber responder al llamado angustioso de la época, constituyéndonos en paladines de la transformación que extiende sus abanicos luminosos en el horizonte magnífico donde apunta una aurora esplendente de justicia social. (Párrafo del Manifiesto del grupo Rebeldía)

Enrique Othón Díaz también escribió ensayo, tratando, sobre todo, la historia y folklore oaxaqueños.

Recordamos a Enrique Othón con uno de los poemas publicado en Dos poemas (1955), y tres dedicatorias al Mtro. Vicente Lombardo Toledano.

ELEGIA DE LAS VOCES OCULTAS…

Fue a la hora en que el mundo
con torpeza de niño
comienza a perseguir el alba como una mariposa,
cuando la noche
con sandalias de musgo
se arrebujó en tu carne
y se durmió en tus huesos
con un pesado sueño de plomo y de murciélago.

¡Vivías!
Vivías, y sobre tus dos piernas,
bajo los arcos audaces de tus cejas,
encima del cauce de tu pecho
corría bronco y mugiente el río de la vida!…

Mas de pronto
tus ojos se llenaron de tierra,
zozobraron sus luces,
se adelgazó tu voz,
se dobló tu coraje
y hecho un solo y eterno latido
te hundiste en lo insondable
como buscando
un paréntesis de quietud infinita.

Te fuiste así,
sereno y fuerte,
inadaptado,
en cita prematura
con lo que llena la distancia de galaxias y astros
a la hora precisa en que la vida
iba a madurar sus frutos en tus sienes,
a hacer fértil tu abrasada parcela,
poderosa angustia,
sosegada tu llamada,
claro y fecundo tu destino…

Sucumbiste a destiempo,
sin soslayar el alba,
triste,
joven e irrealizado,
tan harapo encendido,
impetuoso y rebelde…

Te fuiste,
buscándolo,
señero y melancólico,
por los viejos caminos de ceniza y silencio,
de palúdica angustia y estelar esperanza
que domina la muerte.

¡Cazador de imposibles:
ya sólo eres un dardo
perdido por rutas desmesuradas de universos.
Ya tu sangre es venero
fecundando la tierra.
Ya sólo eres un canto
subterráneo y callado.

Te fuiste cuando apuntaba el alba!…

Y yo, de momento,
me quedé como desenraizado,
como voluta de humo
que de tanto torcerse y retorcerse
no tiene ni una lágrima.

Quise agarrarme a lo alto
y fue como si quisiera hacerlo de las nubes.
Busqué el suelo para apoyarme en él
y sólo fue una fuga de materia
brindándome el vacío.

Quise gritar
pero mi grito
corrió a estrellarse en una sorda
muralla de granito.
Mi pecho se desgarró
como una tela
de seda envejecida
sin ruido, sin sangre y sin alientos…

Fue atroz el puñetazo del destino.
Fue el mar metido de golpe entre mi tórax.

Ya asentada la furia de ese oleaje,
fuerte y en nave de confianza,
iré con tu recuerdo en busca de destinos;
será tanta mi fe, que desde hoy,
mis ojos irán rastreando al Hombre
por todos los caminos inciertos de la tierra,
que desde hoy, en ellos,
habrá un hervor de lumbre,
un tránsito sin tregua
de vientos, tormentas y esperanzas…

Por eso a tu llamado viril de última hora,
cuando sin terror ni congoja
me buscaste en el filo de la tumba
para estrechar mi mano
en un adiós afirmativo de raíces,
tan sólo te respondo
con un vasto silencio de montañas,
con ímpetu de ríos en crecida,
con la pujante fuerza de las savias!…

Y evoco tu figura.
Abro como un gajo de flor de amanecer
tu niñez y la mía,
la que vivimos juntos
entre un temblor intermitente de preguntas
y un gozo inexpresable de la vida.

Recuerdo ese pasado
como recuerda un ciego
la ráfaga de luz de una mañana.
Cuando nuestros sentidos
se abrían en floración consternadora y asombrada;
cuando arrojábamos nuestras palabras
al caracol de la montaña
ara recrearnos con su eco;
cuando con anzuelo de gozo,
pescábamos estrellas
surcando la piel fosforescente de las aguas
dormidas en los caños;
cuando aprendimos
a saborear la miel espesa de la tierra,
a paladear raíces,
a sorprender las voces sabias y calladas
balbuceando en las cenizas de todos los abuelos que tuvimos.

¡Qué inmensidad azul
de sueños, de ímpetus,
de tierras y montañas!

¡Qué grito lacerante
de razas y de siglos
latiendo como un feto en nuestra entraña!

¡Qué galope de vida!

¡Qué ardor de arena,
de cielo y mar; de galápagos,
lagartos y de trópico!

¡Qué tempestad de vida
cimbrando los alambres de las venas,
batiendo las persianas de las almas,
cegando los faros de los ojos!…

¡Qué ansia, qué fiebre, qué avidez!
¡Qué vuelo de pájaros negros en locura!
¡Qué levantarse de osamentas de las tumbas
por donde se fueron caminando los ancestros!

¡Qué impotencia de darse y encontrarse!
¡Qué ineptitud de afanes y de fuerzas!
¡Qué insolvencia de voces,
qué clamor de banderas, de surcos y esperanzas!

¡Qué condena implacable y calosfriante!
¡Qué fatal perdición
desde el instante en que un golpe de mar
rompió las amarras de tu barco y de mi nave
apenas atracados a la vida
n el sereno estuario
del vientre de la madre que tú sabes!…

¡Qué avalancha en nosotros
de mandatos, paisajes y de razas!

¡Qué golpe insoportable de horizontes!
¡Qué vastedad de vida,
de encomiendas,
de obra,
de muerte prematura y de destinos!…

Por eso nos sabíamos perdidos e impotentes
y buscábamos
en el magma ardoroso de las copas
la fuerza necesaria
para soportar el peso de montañas que heredamos;
para que las manos pudieran no quemarse
con esa carne ardiente de luceros;
para engrosar la voz y hacerla varonil y fuerte;
para hacer de piedra y argamasa la garganta;
para templar el corazón
en la fragua quemante de la vida;
para que los gritos admonitores de los siglos
que irrumpían a toda hora en nuestro pecho,
no rompieran las cuerdas vocales
como una telaraña
y las arterias no estallaran
y la voluntad no se quebrara
y el peso de nuestro prodigioso y aterrador destino
no sellara en sombras
la encendida romería del corazón y de la fe
a toda hora palpitante y repicador como campana!…

Estábamos perdidos.
Perdidos y aturdidos
por ese peso descomunal de continentes;
perdidos y aturdidos
porque fuimos la jaula
de los pájaros de todos nuestros bosques,
de la esperanza de toda nuestra raza
y por haber anclado en ti y en mí
la flota de todos los dolores
y el llanto sempiterno de los nuestros!…

¡Estábamos perdidos y salvados!
Perdidos y salvados por el peso
de cielos y montañas,
de siglos y más siglos
que acabaron por hacernos
el corazón convexo y cóncavo
para estirarlo en un camino eterno de universos!

Estábamos perdidos y salvados
porque se nos metieron dentro las montañas
y los soles
y los astros
y un lloro de milenios
y las imprecaciones
y las blasfemias
y los espantos
y las negruras
y los ayes
y la desesperación
y la risa
y la bondad
y las promesas
de la absurda, estéril,
grávida y sublime tormenta de la Vidal…

Una raya de luz
en sombra de horizonte es ya tu vida.
Redimida y limpia llama
en alborada preñada de presagios.
Rumor de larvas genitrices
en la matriz augusta de la tierra.


Te digo ya calmado,
seguro de mi mismo:
“Hasta muy pronto, hermano!”

Y seas recordado
con respeto amoroso
porque te fuiste en el fondo de una copa
en hora nueva,
cuando el Hombre comienza
a soslayar la verdad de su destino
entre un cortejo de lágrimas del pueblo
y entre la gratitud humilde de los tuyos!.

(1948)

Libros dedicados por Enrique Othón al Mtro. Vicente Lombardo Toledano

Portada del libro SFZ-33 escuela: la novela de un maestro de Enrique Othón
Othón Díaz, Enrique. SFZ-33 escuela: la novela de un maestro. México: Grupo en Marcha, [s.f.].

Para el compañero Vicente Lombardo Toledano, con mis votos sinceros   por su completo restablecimiento y mi vieja admiración por su gran obra social revolucionaria. Afectivamente (firmado) E. Othón

Portada del librod e Enrique Othón La Creciente
Othón Díaz, Enrique. La creciente: comedia dramática en tres actos, la acción en la ciudad de México, el año de 1941. México: Continente, 1955.

Para el maestro Vicente Lombardo Toledano, con mi admiración y mi inquebrantable lealtad y afecto. (Firmado) E. Othón

Othón Díaz, Enrique. Dos poemas. México: [s.n.], 1955.

Para el maestro Vicente Lombardo Toledano, con la sincera inquebrantable estimación de (firmado) E. Othón

Obras ubicadas en el acervo histórico: “Dedicatorias a Vicente Lombardo Toledano” de la biblioteca del Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano.

Link del catálogo en línea: http://200.78.223.179:8292/LOMBARDO
Correo electrónico: bibliolomb@hotmail.com

Artículo escrito por el Mtro. Josep Francesc Sanmartín Cava en colaboración con los Servicios Bibliotecarios del Centro de Estudios Filosóficos.


NOTAS:

[1] El año exacto de su nacimiento no está claro. Según el Diccionario de escritores mexicanos nació en 1903, pero según la semblanza escrita por el abogado Manuel Zárate Aquino, nació en 1904.

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