El Primer Congreso de Universitarios Mexicanos

El Primer Congreso de Universitarios Mexicanos*

Por Emilio García Bonilla

A mediados de 1933 la Universidad Nacional Autónoma y la Confederación Nacional de Estudiantes emitieron la convocatoria al Congreso de Universitarios Mexicanos atendiendo la propuesta del IX Congreso Nacional estudiantil que se celebró en Toluca en 1932. El comité organizador quedó presidido por el rector Roberto Medellín, siendo representada la Universidad Nacional por Julio Jiménez Rueda y Vicente Lombardo Toledano, y los estudiantes por Luís Martínez Mezquida y Manuel Boneta. El Congreso tocaría cuatro rubros generales: a) Cuestiones administrativas y docentes, b) Orientación técnica, c) Relaciones escolares, y d) La importancia social de la universidad en el mundo actual. Las universidades estatales enviarían a sus respectivos representantes como delegados y lo mismo harían las federaciones estudiantiles locales, quedando a consideración de los organizadores la invitación de colaboradores con derecho a voz, pero no a voto.[1]

Entre las consideraciones que justificaban la realización del congreso se decía: “Que ha llegado el momento de que los centros de cultura de la República hagan una labor de acercamiento espiritual entre todos sus componentes para dar una orientación a la enseñanza universitaria que esté más en consonancia con el momento actual que vivimos”, por lo que entre los temas que se tratarían estaba el “estudio de la posición ideológica de la universidad frente a los problemas del momento”, además de la “uniformidad de los planes de estudio y programas de las facultades y escuelas”.[2]

Anfiteatro Simón Bolívar. Foto de Rodrigo Vázquez
Anfiteatro Simón Bolívar. Foto de Rodrigo Vázquez

El Primer Congreso de Universitarios Mexicanos se inauguró el 7 de septiembre en el Anfiteatro Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria con la presencia del general Abelardo Rodríguez, quien fue distinguido como presidente honorario por el comité organizador que además designó a Narciso Bassols, secretario de Educación Pública y a Antonio Caso, ex rector de la Universidad Nacional, como miembros honorarios. Fueron acreditadas delegaciones de 21 entidades del país. Se anunció que el acto inaugural consistiría en una alocución de Guillermo G. Ibarra, presidente de la Confederación Nacional de Estudiantes, “y dos discursos, uno a cargo del rector de la Universidad de Guadalajara, doctor Enrique Díaz de León, representando a las delegaciones de los estados, y otro del señor rector de la Universidad de México, químico Roberto Medellín”, quedando a cargo de la Facultad de Música, la parte artística del programa.[3]

La inauguración del congreso había servido, según se dijo en La Prensa, “para iniciar una fluencia de conceptos” a fin de reconsiderar la imagen pública de la universidad a partir de su función en la sociedad, porque incluso era vista con desconfianza por funcionarios del gobierno, generando en la población cierta “hostilidad como enderezada a una clase de privilegio”. Al respecto, el rector Medellín consideró que “la universidad debe ser el organismo superior de orientación en la posición ideológica que la revolución debe asumir”,[4] para que dejara de ser vista como “semillero de espíritus retrógrados y fábrica de profesionales que se mantienen ajenos a los dolores y a las angustias del pueblo, encasillados en su egoísmo y su conveniencia”.[5]

Llamaron la atención desde un inicio las discusiones dentro de la segunda comisión del congreso, encargada de resolver la orientación ideológica que se le daría a la educación superior en nuestro país. Esa comisión quedó presidida por Vicente Lombardo Toledano, integrándola además Luís Sánchez Pontón, Genaro Ángeles y por Jalisco el doctor Ramón Córdoba, profesor Alberto Terán y pedagogo Saúl Rodiles, quienes defendieron una posición que los llevó, según el diario El Jalisciense a aprobar “los lineamientos principales, que fijan normas completamente izquierdistas para los métodos, programas, doctrinas y textos que se aprueben para el futuro de la vida de nuestras universidades.”[6] La segunda comisión también abordó el tema de la creación de bachilleratos especiales en concordancia con las escuelas y facultades universitarias, avanzando además en la uniformidad de los estudios preparatorios en el país con el establecimiento de normas generales en ese rubro.[7]

Enrique Díaz de León. Rector de la Universidad de Guadalajara
Enrique Díaz de León. Rector de la Universidad de Guadalajara

Los acuerdos tomados en las comisiones serían presentados en la sesión plenaria para que, en su caso, fueran aprobadas por la totalidad de los delegados del congreso, aunque se pronosticaron debates muy interesantes debido a las opiniones divididas, especialmente ante el dilema de considerar a la universidad mexicana sólo como un laboratorio de alta cultura o si debía “tomar parte en la revolución social que conmueve nuestro tiempo”.[8]

Al respecto, el rector de la Universidad de Guadalajara, Enrique Díaz de León, ya había declarado que “la universidad debe ser izquierdista, haciendo para ello una selección rigurosa de catedráticos y trazando una ideología que responda a esa aspiración”.[9] Esto fue considerado como una “amenaza imposicionista” que tenía como propósito, según la prensa reaccionaria, “la propaganda de un radicalismo comunista, copiado, como siempre, del bolchevique ruso, a fin de estimular el proceso revolucionario, agitando a las multitudes desde las cátedras universitarias”, lo que incluso se consideraba subversivo porque “si bien es verdad que en México el Estado se inclina hacia el socialismo, siempre ha desechado los extremos comunistas, persiguiéndolos, en ocasiones como delictuosos”.[10] Para el autor de la nota, iba a ser necesario reformar el artículo tercero constitucional para permitir que la universidad tuviera una orientación ideológica, pues esta iba en contra del laicismo, entendido como “neutralidad”.[11]

La comisión presidida por Lombardo Toledano presentó sus conclusiones, adoptando la ponencia presentada a nombre de la Universidad Nacional en la que se destacaba que:

“Las universidades y los institutos de carácter universitario del país, tienen el deber de orientar el pensamiento de la nación mexicana,” siendo la orientación de sus cátedras e investigaciones tendiente “a la sustitución del régimen capitalista por un sistema que socialice los instrumentos y los medios de la producción económica”. En este sentido, se determinó que “la historia se enseñará como la evolución de las instituciones sociales, dando preferencia al hecho económico como factor de la sociedad moderna, y la ética como una valoración de la vida que señale como norma de la conducta individual el esfuerzo constante dirigido hacia el advenimiento de una sociedad sin clases, basada en posibilidades económicas y culturales semejantes para todos los hombres”.[12]

Asimismo se dijo que las instituciones de educación superior contribuirían “al estudio de nuestro régimen de gobierno; con el propósito de iniciar ante el Estado la organización de sistemas, de instituciones o de procedimientos que mejoren las condiciones económicas y culturales de las masas, hasta la consecución de un régimen apoyado en la justicia social”. Además, se consideró importante que “para lograr la formación de verdaderos investigadores y de técnicos de capacidad superior, deberá proveerse en forma vitalicia a las necesidades económicas de los elementos de cualidades de excepción, para que estos dediquen desde que sean estudiantes, con tranquilidad de espíritu y con entusiasmo, sus energías a la investigación científica”.[13]

En una sesión plenaria con el carácter de permanente que se celebró el 13 de septiembre, fueron presentadas las ponencias y conclusiones de las comisiones primera, segunda y tercera, quedando aprobadas “las conclusiones relacionadas con la uniformidad de los planes de estudio y programas de las facultades y escuelas, los reglamentos de ingreso a las facultades y escuelas universitarias, así como la ponencia de la Universidad Nacional Autónoma sobre la posición ideológica de la universidad frente a los problemas del momento”.[14] Sin embargo, esta última fue objeto de un acre debate al día siguiente, antes de ser clausurado el congreso debido a que Antonio Caso envió una nota al rector Medellín diciendo estar en desacuerdo con la postura de los integrantes de la segunda comisión, por lo que fue invitado a exponer sus juicios al respecto.[15]

En el siguiente artículo abordaré el debate entre Antonio Caso y Vicente Lombardo Toledano dentro del Congreso de Universitarios Mexicanos y sus repercusiones en la prensa.

* Fragmento de la investigación “El conflicto universitario de 1933 en la prensa mexicana” presentada como ponencia en el VIII Coloquio La prensa como fuente para el análisis en las ciencias sociales realizado en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca en noviembre de 2013.

[1] “Convocatoria para el Congreso de Universitarios Mexicanos”, en Revista Universidad de México, Tomo VI, No. 31 y 32, Mayo-Junio de 1933. Información Oficial, pp.: 125-126. Archivo Histórico de la UNAM.

[2] Idem.

[3] “Inaugurará hoy el señor Presidente el Congreso Universitario Mexicano. Veintiuna delegaciones asistirán a esa asamblea, en la que estarán representadas las universidades del país”, en Excélsior, 7 de septiembre de 1933, Archivo Histórico de la UNAM, Colección: Memoria Universitaria, Sección: Publicaciones Periódicas, Sub-sección: Noticias Universitarias, en adelante AHUNAM.

[4] La Prensa, 8 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[5] Excélsior, 9 de septiembre de 1933. Citado por Héctor Ramírez Cuellar en Lombardo. Un Hombre de México, México, El Nacional, 1992, p. 54.

[6] “Los trabajos desarrollados ayer por el primer Congreso de las Universidades del país”, El Jalisciense, 9 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[7] “Se trata de unificar la enseñanza universitaria”, El Universal, 10 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[8] “La Universidad debe tener injerencia en la Revolución Social”, Excélsior, y Nota en La Nación, Veracruz, 11 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[9] Idem.

[10] “Al margen del Congreso de Universitarios”, Excélsior, 12 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[11] Idem.

[12] “Posición ideológica de la Universidad y programa de labores”, Excélsior, 13 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[13] Idem.

[14] “Clausura del Congreso de los Universitarios”, El Universal, 14 de septiembre de 1933, en AHUNAM.

[15] VLT, “Prólogo” [1963], Idealismo vs Materialismo Dialéctico. Polémica Caso-Lombardo, México, Universidad Obrera de México, 2010, p. 22.

Objetivos y táctica, a debate entre los marxistas mexicanos.[1]

Objetivos y táctica, a debate entre los marxistas mexicanos.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

En el fragmento anterior recordamos que, existiendo distintas opiniones entre los partidarios del socialismo en México sobre cómo y hacia dónde, con qué objetivos inmediatos y posteriores, y con qué tácticas habría que transformar la realidad de México, Vicente Lombardo Toledano los convocó a discutir colectivamente todas estas cuestiones. Así fue como se produjo la Mesa redonda de los marxistas mexicanos[3], realizada en enero de 1947, con la idea de que de esa discusión surgiera la unidad de todas las corrientes consecuentemente revolucionarias.

Los objetivos y táctica de los revolucionarios, se discutieron en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos.
Los objetivos y táctica de los revolucionarios, se discutieron en la Mesa Redonda de los marxistas mexicanos.

El tema que propuso Lombardo fue justamente: “Objetivos y táctica de lucha del proletariado y del sector revolucionario de México en la actual etapa de la evolución histórica del país”. La carta invitación fue enviada al Partido Comunista Mexicano, Acción Socialista Unificada, Grupo “El Insurgente” y Grupo marxista de la Universidad Obrera; también se les propuso nombraran hasta seis de sus miembros como sus representantes en la conferencia. Además, hubo otros invitados, sugeridos por los ya mencionados: Narciso Bassols, Víctor Manuel Villaseñor, José E. Iturriaga, Juan Manuel Elizondo, Agustín Guzmán, Francisco de la Garza, Gaudencio Peraza, Gontrán Nobel y Rafael Carrillo.

Finalmente, la lista de los integrantes del relevante evento quedó de esta manera: Vicente Lombardo Toledano, Enrique Ramírez y Ramírez, Miguel Mejía Fernández, Humberto Lombardo Toledano, Rodolfo Dorantes y Carmen Otero y Gama, por el Grupo marxista de la Universidad Obrera, como titulares, y Federico Silva, Estela Carrasco, Joel Marroquín y María Teresa Puente, suplentes. Por el PCM, Dionisio Encina, Jorge Fernández Anaya, Blas Manrique, Carlos Sánchez Cárdenas, Abel Cabrera L., y Prisciliano Almaguer, titulares, y como suplentes, Alberto Lumbreras y Estela Jiménez Esponda. Por el Grupo marxista “El Insurgente”, como titulares Leopoldo Méndez, José Revueltas, Luis Torres, Moisés Rogelio Díaz, Eduardo Alonso y Jesús Miranda, y como suplentes, Luz Salazar, José Alvarado y Abraham Gutiérrez. Acción Socialista Unificada designó a Alberto Bremauntz, Valentín Campa, Hernán Laborde, José María Téllez, Manuel Meza Andraca y Miguel A. Velazco, todos titulares. Además, asistieron los invitados ya antes citados, a título individual.  

Hace tiempo que se observa un abandono de la teoría por parte del movimiento obrero y campesino del país…

La intervención inicial, que además constituyó la base para la discusión, corrió a cargo del convocante. En una primera parte del documento, Lombardo, entre otras cuestiones, expresó las siguientes: A) Hace tiempo, se observa un abandono de la teoría por parte del movimiento

Vicente Lombardo Toledano, pintado por David Alfaro Siqueiros.
Vicente Lombardo Toledano, pintado por David Alfaro Siqueiros.

obrero y campesino del país, y esto ha repercutido en la aparición de múltiples problemas que afectan el desarrollo de la Revolución Mexicana. B) Se presentan divergencias de criterio sobre cuáles son las metas inmediatas y cuál es la forma de organizar las fuerzas para alcanzarlas. C) Se han observado dos desviaciones, una de izquierda y otra de derecha. D) La desviación de derecha plantea que el gobierno de México evite toda fricción con los monopolios extranjeros, y sigua una política de “interdependencia” con Estados Unidos para resolver los problemas domésticos de la nación. E) La desviación de izquierda, sin embargo, es hoy la más peligrosa: consiste en afirmar que llegó el momento de que el gobierno cumpla de manera inmediata y mecánica con los objetivos fundamentales de la Revolución Mexicana; que se vuelva un instrumento del proletariado, porque si no lo hace, se deberá considerar que se trata de un gobierno entregado a los enemigos de la nación. Esta desviación debilita la lucha e incurre en el oportunismo y en el sectarismo. Luego planteó y desarrolló los aspectos teóricos. A) La necesidad de estudiar la realidad con base en una teoría científica que no puede ser otra que la que sustenta la filosofía del proletariado. B) Explicó qué es y en qué consiste, en términos generales, la filosofía del materialismo dialéctico, como teoría y como método. C) Asimismo, qué es el materialismo histórico. D) Respecto de las maneras de negar el marxismo, señaló que unos lo hacen de manera abierta, como los idealistas filosóficos y los metafísicos. Pero otros, lo deforman, y también es una manera de negarlo. Y otros más, lo niegan convirtiéndolo en dogma. Explicó cada una de las formas de negación enunciadas. E) Desarrolló el tema de la obligatoriedad, para los marxistas, de aplicar el marxismo al análisis de la realidad, porque

“Si queremos, pues, tener un conocimiento marxista, científico, de la realidad de hoy, para inferir de este conocimiento las deducciones que necesitamos en la acción práctica, es indispensable analizar el medio concreto de nuestro tiempo; saber en qué consiste la realidad rica y viva de un hecho nuevo, diferente a la realidad de otro tiempo, conectada con las realidades de ayer, en virtud de la conexión, de la interacción, de las relaciones sociales, de todo el proceso del desarrollo histórico que hemos analizado, pero al fin y al cabo realidad nueva, concreta, que sólo se explica con los principios del Materialismo Dialéctico, del Materialismo Histórico, de la Economía Política.”[4]

El imperialismo en escala mundial surgió de la guerra debilitado…

A continuación, el ponente caracterizó al mundo en 1947. Aquí se ofrece a los lectores una síntesis muy apretada de esa rica exposición: A)

Examinar la realidad a la luz de la teoría del proletariado, formulada por Marx y Engels y enriquecida por Lenin.
Examinar la realidad a la luz de la teoría del proletariado, formulada por Marx y Engels y enriquecida por Lenin.

Estamos en la época de la transición entre capitalismo y el socialismo. B) El mundo está dividido en dos grandes sistemas: el capitalismo y el socialismo, “que existe en la sexta parte de la Tierra”. C) El capitalismo se halla en su última etapa, la etapa del imperialismo, que es el capitalismo en proceso de descomposición. D) Dentro de esta etapa del imperialismo hay una crisis general del capitalismo. E) El imperialismo  en escala mundial surgió de la guerra debilitado, porque Alemania, Japón e Italia, fascistas, también eran potencias imperialistas y perdieron su fuerza dominante. F) Aunque, si bien el imperialismo salió debilitado en escala mundial, se concentró, en cambio, en un solo país: Estados Unidos, donde los monopolios crecieron y se fortalecieron económica, política y militarmente, convirtiéndose en una grave amenaza para todos los pueblos del mundo. E) El socialismo en la URSS también se fortaleció de manera importante. A pesar de las enormes pérdidas materiales, a pesar del enorme sacrificio de hombres que ha tenido que sufrir, la guerra consolidó el régimen socialista. F) Hoy existen dos grandes potencias con sistemas sociales distintos, cuyo poder económico, político y militar es mayor al de todos los demás países, Estados Unidos y la Unión Soviética. G) Otra característica del mundo, luego de la guerra, es la inestabilidad de la paz, seriamente amenazada.

H) La liberación de los pueblos de Europa central y sudoriental, del nazismo, por la lucha de la clase obrera y otras fuerzas progresistas –con

China vivía una lucha intensa, que culminó con la victoria del Ejército de Liberación Nacional...
China vivía una lucha intensa, que culminó con la victoria del Ejército de Liberación Nacional…

la ayuda del Ejército Rojo—tuvo el alcance de una revolución triunfante, porque el imperialismo que intervenía en su vida económica y política, en muchos casos, era sobre todo el imperialismo alemán. Con la insurrección victoriosa de los pueblos contra el invasor, se detonó un movimiento de grandes transformaciones: las tierras fueron nacionalizadas y entregadas a los campesinos; las industrias fueron nacionalizadas; la banca fue expropiada. Si bien la propiedad privada no se ha suprimido, subsiste como minoritaria frente a la propiedad estatal, ahora mayoritaria. I) En contraste, al otro extremo de Europa sobrevive el régimen fascista, rezagado y opresor, en España y Portugal. J) El imperio británico entró en crisis en su industria, en su moneda y en su dominio imperial que se desquebraja. K) En Francia se vive una intensa lucha entre las fuerzas del proletariado y otras, progresistas, contra los remanentes del fascismo que pretenden restaurar su poder. El gobierno actual es de coalición progresista[5] y está tratando de enfrentar y controlar los monopolios, rehabilitar la economía y elevar el nivel de vida del pueblo. La batalla es ardua. L) En Italia hay una crisis semejante a la de Francia, con una lucha importante entre la reacción y los monopolios, y las nuevas fuerzas organizadas del pueblo[6]. M) China vive un combate agudo que se libra, también entre fuerzas de carácter progresista y popular, por una parte, contra las de la derecha proimperialista y ligada con los señores feudales.[7] N) En América Latina renace el deseo de emancipación en cada uno de los países que la integran. La contradicción que se da entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción ha llegado al grado en que sólo hay dos soluciones posibles: o bien se destruyen las formas artesanales y feudales de la producción, o se va atrás y se consolida el carácter neocolonial de las relaciones económicas y políticas, con la predominancia del imperialismo y las fuerzas reaccionarias. El desequilibrio mencionado explica la inestabilidad política tan extendida en la región. O) En la India, Indochina y Birmania; en los países árabes y en las colonias de África, se vive en estos momentos una insurrección contra el imperialismo colonial, lucha que toma diversas formas concretas.

Hay quienes, asumiéndose revolucionarios, hacen una interpretación simplista, no marxista, de la realidad.

Lombardo también se refirió a la amplia diversidad del desarrollo económico y de la vida democrática, de ese momento:

“…podría decirse que las formas del desarrollo histórico presentan hoy una variedad mucho más grande que en ninguna otra época, y que esta diversidad tan importante no es más que la confirmación del principio del desarrollo desigual en la historia, del principio del desarrollo diferente de las instituciones sociales, según el país y según el momento histórico en que se encuentren.”[8]

Enseguida, criticando el simplismo en que algunos incurrían en sus intentos de analizar la realidad, dijo:

“Una interpretación simplista del desarrollo histórico podría consistir en decir que el tránsito al través de la historia, el cambio de la sociedad humana, se ha caracterizado en pasar del régimen del comunismo primitivo al régimen de la esclavitud; de la esclavitud al feudalismo, más tarde al capitalismo y, por último al socialismo y que, en tal virtud, nuestra época de hoy es una época caracterizada por la instauración del régimen socialista…”[9]

Luego, habló sobre la existencia de grados diferentes en el desarrollo de las revoluciones, y de la variedad de objetivos inmediatos del proletariado; de cuáles son sus objetivos en el mundo colonial, y cuáles, en los países semicoloniales; de la diversidad de estrategia y táctica, y de las nuevas formas de organización del proletariado. Respecto de los propósitos de la clase proletaria en México y otros países semejantes, expresó:

“Nuestros países aún conservan, a pesar del desarrollo demográfico que en los   últimos años, en algunos de ellos, ha sido importante, a pesar de que el progreso general de la ciencia y de la tecnología ha tenido sus repercusiones en ellos también, conservan aún su fisonomía semifeudal, y la intervención de las fuerzas de los monopolios internacionales contribuye a mantener esta fisonomía en provecho no sólo de los detentadores del régimen atrasado, sino de los propios agentes del imperialismo.”[10]

¿Por qué, la Revolución Mexicana no se propuso el advenimiento inmediato del socialismo? ¿Qué objetivos y qué

los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país ...
los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país …

táctica, propuso Lombardo?

Al plantear los objetivos inmediatos de la transformación de México, Lombardo dijo que la Revolución Mexicana no se había propuesto como objetivo inmediato el advenimiento del socialismo –meta para la cual indudablemente no existían las premisas necesarias en una sociedad pre-capitalista como era la nuestra, en 1910 y ni siquiera se daban cuando se realizaba este debate, en 1947– sino que aspiraba a destruir la estructura semifeudal y esclavista y desarrollar las fuerzas productivas de la nación. También hizo notar que, al realizarse la mesa redonda, ese mismo seguía siendo un objetivo medular del proletariado y otras fuerzas progresistas.

Señaló que la Revolución además se había propuesto como objetivo medular la emancipación de la nación respecto del imperialismo, que de igual manera se mantenía vigente, y su otro propósito fue el establecimiento de un régimen democrático popular, por el que asimismo había que seguir luchando. Éstos eran los objetivos que correspondían al desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del país en la etapa previa, y los que podían sentar las bases para nuevas transformaciones revolucionarias.

Otros fines más concretos, además, serían el de industrializar al país para romper el desequilibrio existente entre el desarrollo agrícola y el industrial, y como la fórmula principal para desarrollar las fuerzas productivas, sin lo cual sería imposible. Con ese mismo fin habría que orientar el crédito público y privado a propósitos reproductivos y no a finalidades especulativas, como de manera indebida se venía haciendo hasta entonces, incluso en tiempos de gobiernos tan progresistas como el de Lázaro Cárdenas. Estableció que para el avance ulterior del proceso revolucionario hacia sus objetivos, la clase obrera debería dirigir la Revolución Mexicana, y ya no la burguesía, porque ésta es una clase social muy débil e inconsistente frente al enemigo principal, el imperialismo y, sin la dirección del proletariado, los objetivos señalados no podrían alcanzarse. Planteados los objetivos, expuso que la táctica de lucha debería ser la unidad nacional; es decir, la construcción de un frente muy amplio, de carácter nacional, contra el imperialismo, porque en nuestro caso,

“la Revolución, además de ser una Revolución que conviene al proletariado, es una Revolución que conviene al resto de la nación mexicana”.[11]

Lombardo consideró que además había otro elemento táctico imprescindible: “la creación de un gran partido popular de las masas progresistas de México, para que sirva, al lado de los demás partidos progresistas que existan y al lado de las agrupaciones de carácter social, a la consecución de los objetivos inmediatos señalados”.[12]

Así quedó planteada la propuesta que se concretaría más tarde con el surgimiento a la vida pública del Partido Popular, tema que abordaremos más adelante. Los objetivos y el programa del proletariado y las fuerzas progresistas de México, ya señalados, se podrían resumir de manera apretada en tres puntos: a) la emancipación económica del país; b) la elevación del nivel de vida del pueblo, y c) la obtención de mejores condiciones democráticas.

En sus numerosas intervenciones, los participantes en la Mesa redonda de los marxistas mexicanos analizaron el documento que presentó Lombardo; la memoria del evento registra diversas apreciaciones sobre los temas abordados y valiosas coincidencias que dieron pie a futuras acciones conjuntas. Hubo discrepancias, de igual forma, e incluso debates entre unos y otros de los asistentes. Pero no hubo expresión alguna de rechazo al documento central ni de objeción a sus aspectos fundamentales.

Los oradores fueron: Jorge Fernández Anaya, del PCM; Valentín Campa, de Acción Socialista Unificada; Jesús Miranda, del Grupo “El Insurgente”; Víctor Manuel Villaseñor, como invitado, a título personal; Rafael Carrillo, también invitado, a título personal; David Alfaro Siqueiros, de la Sociedad Francisco Javier Mina –que solicitó participar en la mesa redonda cuando se había instalado y fue aceptada–; Miguel Mejía Fernández, de la Universidad Obrera; Dionicio Encina, del PCM; Luis Torres, del Grupo “El Insurgente”; Manuel Meza Andraca, de Acción Socialista Unificada; Narciso Bassols, como invitado, a título personal; Rodolfo Dorantes, de la Universidad Obrera; Juan Manuel Elizondo, como invitado, a título personal; Blas Manrique, del PCM; José Revueltas, del Grupo “El Insurgente”; Hernán Laborde, de Acción Socialista Unificada; Narciso Bassols, por segunda vez; Enrique Ramírez y Ramírez, de la Universidad Obrera; Leopoldo Méndez, del Grupo “El Insurgente”; Vicente Lombardo Toledano, por segunda vez, para hacer una proposición procedimental; Valentín Campa, por segunda vez; Carlos Sánchez Cárdenas, del PCM; David Alfaro Siqueiros, por segunda vez; Narciso Bassols, por tercera ocasión; Luis Torres, por segunda vez; Juan Manuel Elizondo, por segunda vez, y Vicente Lombardo Toledano, en la intervención final.[13]

[1] Quinto fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida, y que próximamente será publicada por el Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, CEFPSVLT, México. 1982.

[4] Op cit., pág. 33.

[5] Gobernaba una coalición del Partido Socialista Unificado – Sección Francesa de la Internacional Obrera, más conocido por su abreviatura en francés, SFIO, con el Partido Comunista Francés, que tuviera una fuerza política y electoral muy importante.

[6] El primer ministro Alcide de Gasperi estaba al frente del gobierno. Fue un político antifascista, vinculado con la socialdemocracia y la democracia cristiana. El Partido Comunista Italiano era vigoroso como fuerza electoral y de masas, y consecuentemente, incidía de manera significativa en la vida nacional.

[7] En 1946 se había iniciado una nueva etapa de la guerra civil, que se denominó Guerra de Liberación, entre el Ejército de Liberación Nacional, compuesto sobre todo por los combatientes del Partido Comunista Chino, guerra que culminó con la victoria total, y la proclamación, el 1 de octubre de 1949, de la República Popular China, por Mao Zedong.

[8] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, op cit., pág. 43

[9] Ibídem.

[10] Op cit., pág. 49.

[11] Op cit., pág. 58.

[12] Op cit., pág. 69.

[13] Los textos íntegros de las intervenciones se pueden consultar en la Mesa Redonda de los Marxistas, op cit.

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (segunda parte)

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (segunda parte)

Por Emilio García Bonilla

Como gobernador de Puebla, Vicente Lombardo Toledano se propuso demostrar que el Partido Laborista Mexicano y la Confederación Regional Obrera Mexicana, ambos organismos de la clase trabajadora, habían “meditado profundamente el verdadero programa de salvación y de organización social del país”, mismo que él contribuiría a realizar desde su ámbito de acción, estando sus primeras acciones de gobierno encaminadas en ese sentido: nivelación de los presupuestos del estado, corrección de los errores políticos de las leyes dictadas para perpetuar a un grupo de hombres en el poder, un programa educativo “que cambie el ambiente de incultura y de postración moral en que vive actualmente Puebla”.[1]

En todo el estado de Puebla, los boletines del gobierno informaron puntualmente de las actividades, reformas y logros de la administración de Lombardo, gracias a lo cual muchos de sus antiguos opositores le manifestaron simpBoletín del Gobierno del Edo. de Puebla 1924atía y sus partidarios se terminaron de convencer.[2] Entre las acciones a destacar del gobierno lombardista en Puebla podemos mencionar el reparto de tierras y dotación de ejidos beneficiando a trece poblaciones, entre ellas Esperanza, San Jerónimo Caleras, Chalma y Huaquechula, sumando 12 859 hectáreas repartidas en tres meses.[3]

El gobierno de Lombardo fue garante de los derechos de la clase trabajadora, estableció los primeros contratos colectivos del país, apoyó la creación de cooperativas, el crédito a trabajadores, la reorganización de la industria textil y se proyectó la creación de una universidad del obrero. En su administración los impuestos a los banqueros se incrementaron en 500% para que sirvieran de recurso para el Colegio del Estado, institución a la que modificó sus planes de estudio para modernizar la enseñanza, y por cierto, prohibió las corridas de toros, por considerarlas carentes de un valor constructivo.[4]

Gobierno de Intelectuales o Areópago Griego

Vicente Lombardo Toledano presentó una iniciativa para crear el Museo de Historia, Arqueología y Etnografía, primera institución de este tipo en el estado,[5] en ese documento argumentaba:

[…] he juzgado que uno de los deberes más altos que tiene el gobierno que en la actualidad tengo la honra de presidir, es el de crear cuanto antes un Museo […], considerado, no como un conjunto sin orden ni principio de objetos de estimación más o menos relativa, sino como un sitio que recuerde de un modo dinámico el pasado de nuestro terruño y la importancia que tuvo el espíritu privilegiado de los hombres y los pueblos, […] señalando el camino del porvenir.[6]

Luís Castillo Ledón, director del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, respaldó ese proyecto, ofreciendo enviar a Puebla las piezas arqueológicas duplicadas que no estuvieran exhibidas en los salones del Museo Nacional. Ante la solicitud de Lombardo de “vaciados en yeso de los más importantes objetos del Salón de Monolitos”, Castillo Ledón aceptó formar una colección “compuesta de veinte piezas de las más interesantes”, para lo cual se requerían 250 pesos en oro nacional.[7] Este proyecto daría lugar en 1926 al Museo Casa de Alfeñique, aunque lejos de la finalidad buscada por Lombardo.

Estando Lombardo al frente del gobierno de Puebla, Felipe Carrillo Puerto, el gobernador socialista de Yucatán fue fusilado, siendo este uno de los momentos más trágicos de la rebelión delahuertista. Al enterarse de este crimen, Lombardo Toledano declaró:

Carrillo tenía cualidades extraordinarias: su amor al pueblo, su conocimiento profundo de Yucatán, su fe sin desmayos, su energía infatigable. […] El trágico fin de Felipe Carrillo Puerto no debe desalentar, sin embargo, a ninguno de los que trabajamos por la renovación social de México. Antes bien, su ejemplo debe estar siempre delante de nosotros para animarnos y darnos energía en esta obra difícil, pero necesaria y salvadora.[8]

El gobierno del estado de Puebla organizó una velada dedicada “a la memoria del mártir revolucionCarrillo Puertoario” en la que intervinieron Pedro B. Limón, en representación de la Confederación Sindicalista del estado, Mariano Sánchez en nombre de los campesinos organizados, y el propio gobernador Lombardo.[9]

También destacó en este periodo la iniciativa de Lombardo Toledano, Alfonso Caso, Henríquez Ureña, y Loera y Chávez, para fundar la revista Puebla, la cual trataría “todos los tópicos de orden social que puedan interesar a los habitantes del Estado de Puebla”, pretendiendo además, hacer de esa publicación “un órgano de intensa difusión social ocupándose en todos los problemas nacionales y presentando las grandes corrientes dinámicas e ideológicas que inquietan al mundo.” Agustín Loera y Chávez sería el director de la publicación y entre sus colaboradores se mencionó a Antonio Caso, Diego Rivera, Genaro Estrada, Dr. Atl, Daniel Cosío Villegas, Javier Icaza, así como personajes de la vida política estatal como Lauro Camarillo, Pedro Limón, Crisóforo Ibáñez, Juan Andrew Almazán, entre muchos otros.[10] Esta publicación fue muy efímera pues su vida se limitó a un solo número: el primero y el último.

En ese único número de la revista Puebla, el gobernador Lombardo publicó un artículo titulado “Morfología de las organizaciones sociales en Puebla”, en el que luego de un análisis de las formas de opresión y dominación de las que eran víctimas los trabajadores urbanos y campesinos de Puebla, y de las ineficaces formas de organización sindical para hacerles frente, concluía declarando:

Es necesario conservar la organización comunal de los campos llevando hasta la conciencia de sus miembros la supremacía de ese sistema de vida como organismo moral y productor.

[…] Es necesario llevar a la conciencia de los obreros organizados de la gran industria la idea de que las organizaciones deben reposar de hoy en adelante en la concepción clara y perfecta de cada uno de sus miembros respecto de lo que es la organización sindicalista.

Es necesario llevar a la conciencia de los artesanos el concepto de su ruina moral y económica, así como la necesidad de que se organicen en asociaciones por comunidades de producción.[11]

Grabado de Alberto Beltrán
Grabado de Alberto Beltrán

En las anteriores líneas, ya podemos distinguir a un Lombardo preocupado por cambiar el pensamiento de los trabajadores, haciendo énfasis en una conciencia de clase que había que desarrollar, destacando la organización y la unidad del proletariado en oposición al individualismo para realizar sus objetivos, todo ello razonado sin conocer todavía a fondo el pensamiento marxista pues, según él mismo, el estudio sistemático de las obras de Marx y Engels lo comenzó en 1925.[12]

Sin embargo, como se mencionó en el artículo anterior, el estado de Puebla vivía un periodo de gran inestabilidad política, por lo que las condiciones para que esa entidad tuviera un gobierno ilustrado-progresista no estaban dadas. Las acciones de gobierno emprendidas hicieron que la reacción exigiera al gobierno federal la remoción del gobernador.

El presidente Obregón en vista de tales presiones, por medio del secretario de Gobernación, Enrique Colunga, le pidió a Lombardo que dejara la gubernatura a finales de marzo de 1924. Era evidente que se necesitaba la energía de un militar al frente del gobierno y no el talento de un intelectual, así que Lombardo se separó del cargo a finales de marzo de 1924 y el general Alberto Guerrero fue designado gobernador interino.

Ante su salida del gobierno, la Sociedad de Estudiantes de Derecho en el Colegio del Estado envío a Lombardo un emotivo mensaje de despedida en el que le expresaron:

A pesar de que usted ya está lejos de nosotros, su nombre ha quedado grabado en nuestro corazón, teniendo a honra reputarlo nuestro compañero, así mismo lo hemos anotado en el catálogo de nuestros amigos predilectos y por consiguiente quedamos incondicionalmente a sus órdenes para atenderlo en todo lo que podamos servir, pues usted es una persona que nos dispensó múltiples bondades a las que no fuimos acreedores.”[13]

Su experiencia como breve gobernador de Puebla le permitió a Lombardo conocer de cerca los problemas sociales existentes aun varios años después de haber concluido la revolución armada, comprendiendo que las pugnas políticas por llegar al poder continuaban y los sectores más numerosos seguían sin recibir beneficios. Pudo además poner en marcha algunas reformas y programas con la finalidad de impulsar el desarrollo del estado.[14] Años después, el propio Lombardo reconocería: “Mi experiencia como gobernador de Puebla fue muy interesante para mi formación política”.[15]

Vicente Lombardo Toledano regresó a la Ciudad de México y ocupó el cargo de regidor del Ayuntamiento, para el que había sido electo meses atrás.

[1] VLT, “Criterio de gobierno”, Declaración publicada en el Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo 1, núm. 8, Puebla de Zaragoza, 7 de enero de 1924, en Obra histórico-cronológica, México, CEFPSVLT, 1994: T.I, Vol. 2, pp. 5-7.

[2] Carta de Benigno Campos a VLT, Teziutlán, 14 de abril de 1924, en CEFPSVLT, Fondo Vicente Lombardo Toledano.

[3] Relación que manifiesta los pueblos que han sido dotados de ejidos, 1923-1924, en Fondo Histórico Lombardo Toledano de la Universidad Obrera de México (FHUOM), Legajo 43.

[4] Martín Tavira Uriostegui, Vicente Lombardo Toledano. Rasgos de su lucha proletaria, México, Partido Popular Socialista-El Día en libros, 1990: pp. 134-142.

[5] Pedro A. Palou, “Vicente Lombardo Toledano, Gobernador de Puebla”, en Marcela Lombardo (coord.), Vicente Lombardo Toledano y la batalla de las ideas, México, CEFPSVLT, 2005, pp. 213-214.

[6] VLT, “Iniciativa para crear el Museo de Historia, Arqueología y Etnografía de Puebla”, Circular publicada en el Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo 1, núm. 8, Puebla de Zaragoza, febrero 9 de 1924, en Obra histórico-cronológica, op. cit.: T.I, Vol. 2, p. 52.

[7] Carta de Luís Castillo Ledón a VLT, 14 de febrero de 1924, en FHUOM, Legajo 47.

[8] VLT, “El asesinato de Felipe Carrillo Puerto”, Declaraciones publicadas en el Boletín del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Puebla, tomo 1, núm. 8, Puebla de Zaragoza, febrero 9 de 1924, en Obra histórico-cronológica, op. cit.: T.I, Vol. 2, pp. 8-9.

[9] Programa de la velada que el gobierno del estado dedica a la memora del mártir revolucionario Felipe Carrillo Puerto, 25 de enero de 1924, en FHUOM, Legajo 46.

[10] Carta de los fundadores de la revista Puebla a Guillermo Toussaint, 21 de febrero de 1924, en FHUOM, Legajo 48.

[11] “Morfología de las organizaciones sociales en Puebla”, en Puebla, revista quincenal de asuntos sociales e ideas de interés general, núm. 1, Puebla de Zaragoza, marzo 15 de 1924, en Obra histórico-cronológica, op.cit.: T.I, Vol. 2, p. 17, cursivas en el texto consultado.

[12] VLT, en James Wilkie y Edna M. de Wilkie, Vicente Lombardo Toledano. Teórico y militante marxista [Entrevistas 1964-1965], México, Partido Popular Socialista, 1989: p. 32.

[13] Carta de Roberto Ochoa a VLT, 25 de marzo de 1924, en FHUOM, Legajo 53.

[14] Leonardo Lomelí Vanegas, Breve Historia de Puebla, México, El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, 2001: pp. 340-342 y Gustavo Abel Hernández Enríquez, Historia Moderna de Puebla. Tomo II, 1920-1924. El periodo de la anarquía constitucional, México, s.e., 1988: pp. 100-101.

[15] Wilkie, op. cit.: p. 38.

Lombardo impulsa la unidad sindical

Lombardo impulsa la unidad sindical

Por Juan Campos Vega

A partir de 1930, Vicente Lombardo Toledano transmite y comenta —sin crítica y con solidez— diversos postulados del marxismo-leninismo, los defiende ante sus enemigos y elogia a sus fundadores. Ha concluido su proceso de tránsito del idealismo al marxismo. Lo sintetiza de la siguiente manera:

Vicente Lombardo Toledano
Vicente Lombardo Toledano

Mi formación intelectual fue, necesariamente, primero idealista, en la que yo creí; después una formación que se alejaba del idealismo para pasar a la concepción materialista. Pero en ese periodo hubo, naturalmente, contradicciones en mí mismo y, por último, llegué a la depuración de mi pensamiento aceptando la doctrina del materialismo dialéctico de una manera definitiva [1].

Otro factor que contribuye a su transformación es su relación con los trabajadores y su participación en la actividad sindical, lo que se refleja en todas sus actividades, por ejemplo, en un artículo publicado en el diario Excélsior, en enero de 1930, dice que: “Descartes, Bacon, Lutero, Pasteur, Darwin, Marx, fueron hombres de cultura extraordinaria; triunfaron porque el conocimiento de los errores de las disciplinas y de las ciencias anteriores a ellos hizo posible la organización de su propio pensamiento [2]”.

En otro artículo publicado en febrero en el mismo diario, al elogiar las huelgas organizadas por el movimiento sindical, señala que Marx proporcionó la base técnica de la ley del valor, el secreto de la producción, la génesis del capital y el carácter preferentemente económico de la sociedad humana [3].

En una conferencia dictada en octubre, en la Escuela Nacional Preparatoria, al defender a la Revolución Mexicana, argumenta que se le hace “el mismo cargo que los enemigos de las doctrinas socialistas formulan contra el gran movimiento del proletariado del mundo, iniciado sobre bases sólidas a partir del Manifiesto del Partido Comunista que redactaran Carlos Marx y Federico Engels [4]”.

Federico Engels
Federico Engels

En diciembre de 1931, participa en la redacción del dictamen del consejo nacional de la CROM sobre acción política, congruente con la ideología marxista-leninista, plantea que la organización sindical es para luchar por las reivindicaciones económicas y políticas de quienes la integran, que está conformada por individuos que lo único que comparten es la lucha por sus intereses inmediatos e históricos, independientemente de sus preferencias ideológicas, políticas, y creencias religiosas, por lo que no es suficiente para transformar el régimen capitalista; mientras que una organización política tiene unidad ideológica y política y constituye el medio para acceder al poder del Estado, porque mientras éste no pase a manos de los trabajadores es imposible construir un nuevo sistema social, que el único camino para llegar al poder es el de la acción política, ya sea por medio de transformaciones legislativas paulatinas, o por la apropiación violenta del poder público [5].

Para precisar su opinión, diferencia las funciones de la organización sindical y de la política, y propone la forma para combinar la lucha gremial con la partidaria; dice que las agrupaciones que integran la CROM deban seguir realizando su programa sindical, pero estima inconveniente que se permita que sus miembros actúen políticamente en partidos que no sean de clase, y que también es perjudicial que las agrupaciones prediquen la abstención política de un modo constante, porque imbuyen en los trabajadores la idea de que la acción política es funesta e inútil [6].

En abril de 1932, es electo secretario general de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal (FSODF); al día siguiente, en el discurso que pronuncia en el mitin conmemorativo del Primero de Mayo, expresa que no es una fiesta sino un acto de protesta contra la explotación de las masas por una minoría privilegiada, dueña de los medios y las fuentes de la producción económica, y que mientras la clase obrera no sea la dueña del producto de su trabajo, esta fecha es para recordar los sucesos de Chicago, es una fecha de protesta y no fecha de regocijo [7].

Después de analizar la situación económica y educativa, y referirse a la crisis del movimiento obrero —debido a la conducta de los mercenarios que han traicionado a la clase obrera, haciéndola depender del poder público—, expresa que los trabajadores están cansados de promesas incumplidas, que ha de llegar la hora de sepultar a todos los traidores a la revolución, de dentro y de fuera del gobierno, y concluye: “nosotros, camaradas, con todo el respeto que me merecen los primeros años de lucha del general Calles, no creemos como él que la revolución consiste en ayudar a los de abajo y a los de arriba; la Revolución Mexicana es unilateral y consiste exclusivamente en ayudar a los de abajo [8]”.

En ese momento, coexisten en la organización sindical dos corrientes: la reformista liderada por Luis N. Morones, cuya estrategia consiste en esperar la rectificación del gobierno, y la asumida por Lombardo, partidaria de la lucha de clases y la independencia de la CROM del poder público.

En julio, Lombardo pronuncia un discurso en el que después de preguntarse cuál debe ser la conducta del proletariado organizado ante la crisis, la derechización del gobierno y la ofensiva yanqui, expresa que la única respuesta del proletariado mexicano consciente y sincero es contribuir vigorosamente, por medio de su táctica de lucha, a la transformación del régimen burgués; que no puede ser otro camino para vivir y preparar una vida mejor para nuestros hijos, que si transigimos, si estamos de acuerdo con las transacciones, mantendremos el mendrugo de hoy a costa de privarnos del pan de mañana, que por esa razón ¡El camino está a la izquierda!, y que ese es el único camino de salvación [9].

En la Décima Convención de la CROM, de septiembre de 1932, se evidencia la pugna entre Lombardo y Morones, y el choque entre las dos corrientes es inevitable.

En un mitin organizado por la FSODF, Lombardo critica duramente la conducta del gobierno federal, y explica que: “Por este motivo nada es posible esperar ya del poder público; no podemos esperar nada de ellos porque el poder público carece de programa, porque el poder público cree que hay que entregar paulatinamente México a los Estados Unidos, y porque sus hombres se preocupan exclusivamente de hacer fortuna personal [10]”.

Los ideólogos e intelectuales al servicio de la burguesía acusan a Lombardo de ser un comunista solapado [11].” Éste responde que nunca ha predicado el comunismo, sino lo mismo que hace veinte años: la lucha de clases entre burguesía y proletariado; la socialización de las fuentes de producción económica, de la riqueza material; una mejor distribución de la renta pública; que las escuelas sirvan a la ideología revolucionaria; que se revisen los aranceles, los impuestos, y los métodos de gobierno; concluye afirmando que no hace comunismo, sino marxismo puro, de la mejor clase [12].

Su argumentación de no ser comunista, está relacionada no con el comunismo como doctrina y práctica política, sino a su rechazo a la política que mecánicamente aplican los miembros del Partido Comunista Mexicano (pcm) debido a la consigna sectaria de “clase contra clase”, aprobada en 1928 por la Internacional Comunista (IC), por eso explica que si no fuera marxista no tendría explicación ni justificación el esfuerzo que realiza y el que efectúan los trabajadores; que no es comunista porque difiere en el modo de actuar del partido organizado en Rusia, en la forma en que proceden los camaradas de Rusia, que se han equivocado y fracasado al querer sujetar a la misma táctica a todos los países del mundo sin importar los propósitos, los antecedentes, las características y las peculiaridades de cada pueblo [13].

Al finalizar su discurso, Lombardo argumenta: “El Estado significa, en todas las épocas de la historia, dictadura; siempre ha sido dictadura de una minoría; queremos que haya una dictadura de la mayoría sí, pero al servicio de los destinos de todos ”[14].

Morones responde atacando públicamente a Lombardo: lo acusa de propagar ideas exóticas, como la del socialismo.

Lombardo, en su renuncia a la organización sindical, señala que Morones, entre otras descalificaciones hacia su persona, desautorizó su discurso tachándolo de radical y perjudicial para la organización. Argumenta que desde que ingresó, en 1921, es la primera ocasión que desautorizan sus opiniones, que siempre ha normado su conducta con base en: “La declaración de principios de la constitución de la CROM, que sustenta la teoría materialista de la historia de Karl Marx y preconiza la lucha de clases como medio para lograr la emancipación del proletariado [15]”, y que ha pasado por alto el modo de vida de muchos de sus integrantes, porque su interés ha sido servirle a la masa y no a sus dirigentes. Después de responder a las demás críticas de Morones, afirma que su decisión de separarse: “Obedece a los motivos antes dichos y, además, a mi propósito de no dividir a la organización obrera [16]”. La separación de Lombardo representa: “En realidad el momento decisivo en el lesionamiento vital de la fuerza de la crom [17]”.

En 1933, la mayoría de los delegados a la convención de la confederación, protestan por las desviaciones de derecha de Morones y deciden convocar a una asamblea extraordinaria, e invitan a Lombardo para que dirija a la que llamaron “CROM depurada”. En marzo, cuando interviene en la convención extraordinaria pregunta ¿cuál fue la ideología de la CROM?, y responde: “Una repetición de los estatutos de muchas organizaciones obreras europeas partidarias de las doctrinas del socialismo científico formulado, preconizado y explicado por Karl Marx en la Primera Internacional obrera [18]”.

Primera Internacional
Primera Internacional

Explica que muchos párrafos y artículos de los documentos básicos de la CROM están tomados del Manifiesto del Partido Comunista, con el cual los va cotejando; por ejemplo, el artículo 18 expresa “que los sindicatos y uniones son cuerpos de acción organizados con el objeto de realizar la lucha de clases [19]”; en otra parte declara: “Que la industria debe estar en manos de quien la hace producir; que es preciso descentralizar la propiedad, que es menester socializar las fuentes de la producción económica, que es preciso remplazar al Estado capitalista por el Estado proletario [20]”, pero que, en la práctica, estos principios habían sido olvidados por sus dirigentes.

La convención acepta que sea revisada a fondo la actuación de la organización sindical y adopta el Programa Mínimo de Acción de la CROM —que incluye los principios del sindicalismo revolucionario, que Lombardo elabora en su carácter de dirigente de la FSODF— donde se establece la necesidad de reorganizar y depurar los sindicatos mediante el establecimiento de la democracia en su vida diaria; erradicar la corrupción; prohibir que sus miembros asistan a ceremonias religiosas; educar política y culturalmente a los trabajadores; prohibir que sus miembros acepten puestos públicos; desvincular a la organización del Partido Laborista Mexicano y de la Confederación Obrera Panamericana, y constituir la Confederación Obrera Iberoamericana, con un programa de defensa y acción contra el imperialismo; además, de un conjunto de demandas económicas y sociales entre las que destacan: nacionalizar el petróleo, la electricidad, los ferrocarriles, los transportes, las comunicaciones y la minería; intensificar la reforma agraria; restringir la entrada de capitales extranjeros, y reformar el artículo 123 constitucional y la legislación laboral para responder a las necesidades de vivienda, salud, transporte, educación —cuya orientación deberá ser socialista— y otras medidas populares; todo lo anterior con base en la acción permanente de los trabajadores al amparo de: “La lucha de clases hasta la desaparición del régimen burgués [21]”.

En octubre de 1933, Lombardo constituye la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), con la mayoría de los sindicatos de la CROM y otras organizaciones independientes. En la nueva confederación quedan plasmados principios que caracterizan al sindicalismo revolucionario: lucha de clases, democracia sindical e independencia del movimiento obrero.

Confederación General de Obreros y Campesinos de México
Confederación General de Obreros y Campesinos de México

El propósito de Lombardo es rehacer la unidad sindical. Valora la importancia de la CGOCM, como “una institución que se ha dado cuenta de que hay un problema más urgente que el de discutir sobre el sistema que debe remplazar a la sociedad capitalista: el de rehacer la fuerza del proletariado, agrupando en un solo organismo los núcleos dispersos o antagónicos [22]”, que con el desarrollo de su fuerza reconstituida decidirá acerca de los problemas a mediano plazo.

Aunque considera a la CGOCM como una organización de transición, de corta vida —octubre de 1933 a febrero de 1936— señala que está llamada a contribuir a generar frutos mayores desde el punto de vista organizativo e ideológico para la clase obrera y para contribuir a la unidad de los trabajadores de América Latina, y explica que constituye: “Un nuevo baluarte, recio grande, con […] experiencia fecunda […] dispuesta a inaugurar una nueva era por la reivindicación económica y moral de las masas desvalidas de México [23]”.

[1] James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, México visto enop. cit., p. 100.

[2] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “Revolución y cultura”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 1, p. 281.

[3] VLT, “Elogio de la huelga”, op. cit., p. 318.

[4] VLT, “El sentido humanista de la Revolución Mexicana”, op. cit., p. 385.

[5] Juan B. Fonseca y VLT, “A las agrupaciones dependientes del Partido Veracruzano del Trabajo, representante en el estado del Laborista Mexicano”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 2, p. 307.

[6] Ibid., p. 311.

[7] VLT, “Discurso del Primero de Mayo de 1932”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 3, p. 103.

[8] Ibid., p. 115.

[9] VLT, “¡El camino está a la izquierda!” op. cit., pp. 192-193.

[10] VLT, “Mitin de la Federación de Sindicatos del D.F.”, op. cit., p. 242.

[11] Ibid. p. 243.

[12] Idem.

[13] VLT, “Mitin de la… op, cit., p. 244.

[14] Ibid. p. 246.

[15] VLT, “Renuncia a la crom”, op. cit.,  p. 250.

[16] Ibid., p. 252.

[17] Tzvi Medin, El minimato presidencial: historia política del maximato, (1928-1935), p. 61.

[18] VLT, “Discurso pronunciado ante la Convención Extraordinaria de la CROM, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4,  p. 38.

[19] Ibid., p. 40.

[20] Ibid., p. 42.

[21] VLT y Rafael García, “Programa Mínimo de Acción de la CROM”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4, pp. 73-82.

[22] VLT, “La Confederación General de Obreros y Campesinos de México”, op. cit., p. 238.

[23] Ibid., p. 239.

Lombardo y el debate marxista sobre el socialismo en México[1]

Lombardo y el debate marxista sobre el socialismo en México[1]

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo[2]

Entre Vicente Lombardo Toledano y otras personas, organizaciones, corrientes y grupos de izquierda hubo discrepancias de diversas índoles. Aún se debaten hoy en día, algunas de ellas, con igual vehemencia, ya sea en los ámbitos académicos o los de la lucha política revolucionaria.

Una de las principales cuestiones de diferendo ha sido la relativa al objetivo inmediato que deberían proponerse los revolucionarios, en el caso de México en el siglo XX, y de cómo deberían realizarlo: 1) insurrección armada –a semejanza de la soviética– para que el proletariado tomara el poder, derrocara a la burguesía e instaurara el socialismo en lo inmediato, como proponían unos, o 2) desarrollo de las fuerzas productivas nacionales a cargo de un conjunto de diversas fuerzas sociales de carácter patriótico y bajo la dirección de la clase trabajadora, dentro de un sistema que por algún tiempo conservara la propiedad privada, pero cuyo fin sería independizar al país económica y políticamente respecto del imperialismo, a la brevedad, proceso durante el cual se buscaría sentar las bases materiales y subjetivas para el cambio revolucionario al socialismo, según el otro punto de vista. Esta disyuntiva, que tiene que ver con principios y categorías del marxismo, y también con lo relativo a la realidad nacional, fue largamente debatida en el siglo XX, pero es vigente hoy mismo y por esa razón continúa dándose el debate.

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Lombardo, pensador marxista y luchador por el socialismo.

Entre los participantes de éste y otros desacuerdos respecto a qué hacer y cómo hacerlo en la lucha revolucionaria, estuvieron, por un lado, los dirigentes del Partido Comunista Mexicano, PCM, fundado en 1919, que fue parte orgánica de la Internacional Comunista, IC, y por el otro, el pensador marxista y organizador y dirigente de la clase obrera, Vicente Lombardo Toledano.

Procede precisar que la relación entre Lombardo y el PCM fue complicada, pues comprendió coincidencias, manifestaciones de unidad en la acción y alianzas, en diferentes momentos del acontecer nacional e internacional; pero de igual manera incluyó desavenencias y enfrentamientos, habiendo predominado éstos, por su frecuencia y duración,  y también por la aspereza que alcanzaron en muchas ocasiones.

La alternativa formulada líneas arriba respecto al objetivo inmediato de la lucha revolucionaria en México, es cierto que tiene como opción de respuesta rápida la de “la insurrección armada inmediata para instituir el socialismo ya”, porque suena atractiva, aunque usualmente se emite sin dar tiempo a la reflexión. Pero si se analiza el problema con apego riguroso al método y a la teoría marxista, se llega a la conclusión de que ese aserto no necesariamente es justo ni está debidamente fundamentado, porque se trata de un problema que exige se tomen en cuenta varios elementos de juicio, unos de carácter general y otros de tipo particular. Entre los de carácter general están los siguientes: a) el principio del materialismo dialéctico que postula que ni en el universo ni en la vida social existe algo que esté inmóvil; b) la inferencia de que, dado que todo se mueve de manera constante, y se transforma, los modos de producción –o sean los sistemas de organización de la sociedad– todos son perecederos, ninguno inmortal; por lo tanto, el capitalismo tampoco es eterno, y c) otro principio conectado con los anteriores: lo mismo en la naturaleza que en las sociedades humanas,luego de un proceso de cambios de cantidad, que son acumulativos, se produce un cambio súbito y profundo, un salto que cambia la calidad del fenómeno, al que en la vida social se le llama cambio revolucionario o simplemente, revolución.

La concepción marxista exige tomar en cuenta tanto lo general como lo particular.

Si consideráramos sólo los principios generales señalados, sin tomar en cuenta los concretos, la referida respuesta rápida parecería ser la correcta, sin más. Pero sería antimarxista quedarnos con ese único basamento ya que el método dialéctico no permite desentenderse de las particularidades que tienen que ver, entre otros aspectos, con un pueblo concreto y una época concreta. Conviene reiterarlo, la concepción marxista exige tomar en cuenta tanto lo general como lo particular.

Para examinar los elementos particulares de manera correcta, indudablemente que hace falta, entre otros requisitos, que se tenga un conocimiento suficiente de: a) la historia del pueblo de que se trate –en nuestro caso el pueblo mexicano– y del grado que ha alcanzado el desarrollo de sus fuerzas productivas, precisando con qué relaciones de producción se corresponden, las de la comunidad primitiva, las esclavistas, las feudales, las capitalistas o las socialistas, y b) se debe tener un conocimiento suficiente de la realidad económica y social de México, en nuestro caso. También es claro que se debe analizar todo el cuadro de las particularidades en su conjunto con apego riguroso al materialismo dialéctico y al materialismo histórico. De seguro Lombardo tuvo esto presente cuando, cuestionado por el intelectual norteamericano James W. Wilkie respecto a las diferencias que el PCM tuvo con el pensador y dirigente marxista, respondió:

“Las discrepancias que yo he tenido toda mi vida con el Partido Comunista Mexicano, se deben a que sus dirigentes no entienden lo que es México, no conocen su historia, no han sabido aplicar los principios, que debían conocer, a la realidad mexicana, y por eso chocamos a cada momento…”[3]

Por otra parte, retomando la importancia de lo concreto, además de lo general, podríamos plantear el asunto a discusión de esta manera:

El socialismo no… es sino el resultado final y la meta inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas… V. I. Lenin.

Puesto que de acuerdo con el materialismo dialéctico e histórico, para que se detonara la Revolución Socialista de Octubre fue necesario que antes, en la vieja Rusia se diera una acumulación paulatina de cambios cuantitativos específicos en la base económica, sobre todo, pero también en las superestructuras; y puesto que dicha acumulación de cambios deberían tener un contenido específico que permitiera a Lenin y los demás bolcheviques llamar a la insurrección como tarea inmediata, con el objetivo de establecer la dictadura del proletariado y emprender la edificación del socialismo, ¿en México, en el siglo XX, se produjeron, acaso, cambios equiparables a los que se dieron en Rusia, en los años anteriores a 1917? Es decir, ¿puede afirmarse que existían aquí premisas semejantes a las que había en la Rusia zarista y que hicieron posible aquel proceso victorioso? No hay que olvidar que, como lo dice el propio genio de la Revolución de Octubre, Vladimir Ilich Lenin, “Marx y Engels fueron los primeros en esclarecer en sus obras científicas que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas productivas dentro de la sociedad contemporánea…”.[4]

En el hipotético caso de que estas preguntas tuvieran respuestas afirmativas, no habría dudas: siendo luchadores revolucionarios, los marxistas mexicanos del siglo XX, y en concreto, los partidos de la clase obrera, debieron juzgar que su tarea apremiante era organizar y dirigir la insurrección obrera que tomara el poder, desplazara a la burguesía e instaurara la sociedad sin explotadores ni explotados y sin propiedad privada de los medios de producción y cambio, la sociedad socialista, sin distraer su atención en menesteres distintos. Pero el análisis de los elementos particulares demostró que ése no era el caso; que las preguntas arriba planteadas no podían tener respuesta afirmativa, como veremos adelante.

O volviendo a la tendencia indebida a depender sólo de los elementos generales dejando de lado los particulares, podríamos preguntarnos lo siguiente: Siendo que el capitalismo era el modo de producción dominante en el mundoen el siglo XX –como lo es hoy en día– ¿se ha de entender por ese solo hecho que todos los países de la Tierra, y México en particular, habrían acumulado los cambios de cantidad específicos que sentarían las condiciones para el salto cualitativo al socialismo? Y siguiendo el mismo hilo de razonamiento, ¿se debe entender que hoy mismo procede dar saltos revolucionarios al socialismo en todos los países del planeta de manera simultánea, sin pasos intermedios?

Este problema no es menor. Téngase en cuenta que personas e instituciones relevantes dentro de la corriente marxista, en distintos momentos concibieron que sí existían las condiciones para un salto revolucionario simultáneo y general, de carácter planetario. Allá por los años de 1928 a 1934, por ejemplo, no sólo el PCM, sino la propia Internacional Comunista alentó esa idea, después que su VI Congreso, efectuado en Moscú, en 1928, aprobó una línea política basada en la consigna de que la lucha debería ser frontal “clase contra clase” en todas partes, concepción que se basó precisamente en la hipótesis de que la toma del poder por el proletariado en el mundo entero, era, en aquel momento, inminente. Con este pronóstico y con el objeto de acelerar el proceso, la IC llamó a los trabajadores del mundo a luchar contra la burguesía frontalmente hasta que se lograra la victoria final y el capitalismo se erradicara de la faz de la Tierra, llamado que mantuvo durante más de seis años.

Pero la IC cambió su opinión al respecto en 1935, en su VII Congreso, luego de someter la mencionada decisión previa a un severo análisis autocrítico, que la llevó a resolver que la línea “clase contra clase” había constituido un grave error de subjetivismo y sectarismo, y que había causado serios descalabros a las luchas del proletariado. La revolución socialista no podía ser simultánea, reconoció la IC, puesto que existe la ley del desarrollo desigual de los pueblos que demuestra que no todos marchan al mismo ritmo ni están en las mismas condiciones. Esa misma ley objetiva de la realidad es la que determina que sea indispensable que el análisis se haga tomando en consideración los elementos particulares de cada caso y no solamente los de carácter general.

Importantes contradicciones conceptuales y metodológicas entre el Internacional Comunista y el PCM sobre la táctica para marchar al socialismo.

Hernán Laborde, Secretario General del Partido Comunista Mexicano.

Por su parte, el PCM, no obstante que sus delegados asistieron al VII Congreso de la IC, participaron en la discusión y allí no sólo manifestaron que estaban de acuerdo con el nuevo enfoque, sino que criticaron duramente la posición anterior y saludaron la nueva con verdadero entusiasmo,[5] paradójicamente, como partido, se mantuvo aferrado en su vida diaria a la vieja línea “clase contra clase”. Siéndole al PCM tan difícil abandonar la concepción señalada, sus desavenencias con Lombardo se mantuvieron y alcanzaron momentos de agudo enfrentamiento[6], porque, por su parte, el fundador de sindicatos de lucha y grandes organizaciones obreras nacionales e internacionales como la CTM y la CTAL; de instituciones académicas y partidos políticos, respecto de este tema invariablemente sostuvo una concepción diferente, que no dependió de las distintas posiciones que adoptó la IC y que, bien sustentada en el marxismo, resumió con estas palabras:

“El paso brusco de un estado a otro, de un régimen social a otro distinto, es la revolución… Pero no hay saltos de carácter general, en las categorías universales… y tampoco ocurren las revoluciones abarcando a todos los estadios de la vida social, sino que surgen siempre en una sociedad determinada y en un momento concreto de su proceso histórico”.[7]

Consecuentemente, Lombardo llamaba a los revolucionarios a “seguir el desarrollo de los fenómenos sociales, investigar su contenido substancial al ritmo de sus cambios, conocer las leyes que a ellos se refieren y advertir las transformaciones que sufren, y saber aplicarlas dinámicamente a las situaciones concretas”.[8] Pues sólo de esta manera se podría fijar una política revolucionaria correcta, incluyendo la acertada solución del problema del objetivo inmediato de la lucha, así como también el de la táctica adecuada.

Los trabajadores latinoamericanos y su unidad imprescindible
Capítulo tercero: Lombardo y sus relaciones con el Partido Comunista Mexicano, la Internacional Sindical Roja y la Internacional Comunista.

Ahora bien, la validez del principio referido por Lombardo, de que no hay saltos de carácter general, sino que cada uno es concreto, razón por la que también deben tomarse en cuenta los elementos concretos de análisis; y de que las revoluciones no ocurren abarcando a todos los estadios de la vida social –que se vincula con la ley del desarrollo desigual de los pueblos– ha sido comprobado por la historia con abundancia de datos empíricos.

En efecto, no todos los pueblos del orbe vivieron de manera simultánea ni en condiciones idénticas la comunidad primitiva ni el modo esclavista de producción. Por ejemplo, entre las ciudades griegas y Roma medió una diferencia de alrededor de setecientos años entre los períodos de auge y florecimiento del esclavismo. Además, el modo esclavista establecido en Grecia coexistió con el comunismo primitivo como modo todavía dominante en la mayor parte de la Tierra, por un lapso extenso, y lo mismo sucedió en el caso de Roma, en su momento. Por cuanto al modo feudal de producción, se puede decir algo semejante; tampoco todos los pueblos del mundo entraron a él al mismo tiempo ni en iguales circunstancias. Ni al capitalismo.

Por último, en el siglo XX estalló la Revolución Socialista de Octubre, en 1917, pero no hubo otros estallidos victoriosos en ese momento, ni otros pueblos emprendieron la construcción del socialismo en sincronía con el proceso dirigido por Lenin. Hubo pueblos de Europa que iniciaron su transición al socialismo décadas después, luego de la segunda guerra mundial, al calor de la victoria de la Unión Soviética sobre el fascismo, organizando gobiernos de democracia popular. Otros iniciaron después el trascendente proceso revolucionario hacia la sociedad sin clases, como Cuba. Pero muchos, la mayoría de los pueblos del mundo, aún ahora, ya entrado el siglo XXI, aún no lo han iniciado. Y algunos que acometieron ese camino, como las democracias populares de Europa, y hasta la propia Unión Soviética, que lo hizo con enorme vigor, sin embargo tuvieron que retroceder en su marcha ascendente, regresando al capitalismo, por circunstancias que no es el momento de analizar. Así es la dialéctica de la lucha revolucionaria.

Emblema de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

En el mismo sentido, si bien hoy en día el capitalismo, visto en su conjunto,  es el sistema dominante en el planeta, no es sin embargo el modo de producción que predomina en todos y cada uno de los países de la Tierra. Algunos van adelante  y están inmersos en el esfuerzo de la transición al socialismo; además de Cuba, así lo proclaman, entre otros, China, Vietnam y la República Democrática de Corea, cada uno recorriendo sus propias vías, siguiendo sus modalidades y enfrentando sus particulares desafíos. En tanto, en otros territorios, principalmente en América Latina, África y algunos de Asia, aún prevalecen como dominantes las relaciones de producción pre-capitalistas y a ésas corresponde el desarrollo actual de sus fuerzas productivas.

La demostración que nos dan la historia y la propia realidad contemporánea, es fehaciente: no todos los pueblos comparten el mismo modo de producción de manera simultánea ni avanzan al mismo tiempo y por vías idénticas. Jamás ha sido así, puesto que su desarrollo es desigual en el tiempo, además de estar preñado de singularidades. Cada pueblo, guiado por sus partidos revolucionarios de la clase obrera y sus cuadros políticos, ha de decidir qué pasos concretos habrá de dar para avanzar hacia formas superiores de organización social; y, necesariamente, sus dirigentes deben conocer y saber aplicar la teoría y el método marxista, pues de lo contrario estarán sujetos a cometer graves y costosos errores.

En busca de la unidad de todas las corrientes revolucionarias y partidarias del socialismo por la vía de discusión franca de las discrepancias.

MesaRedonda
El más importante esfuerzo por construir la unidad de los marxistas y revolucionarios consecuentes, luchadores por el socialismo en México.

Sin embargo, habiendo distintas opiniones entre los partidarios del socialismo en México sobre cómo y hacia dónde, con qué objetivos inmediatos y posteriores, y con qué tácticas habría que transformar la realidad de México, Lombardo convocó  a discutir colectivamente estas cuestiones, tarea que fue emprendida en una reunión que la historia recogió como la Mesa redonda de los marxistas mexicanos, realizada en enero de 1947. Además de Lombardo, participaron el PCM y las otras expresiones marxistas de la época. En el texto de la invitación, el convocante dijo que “ante la evidente confusión por que atraviesa el movimiento de izquierda del país –ya que en su seno se manifiestan diversas y encontradas corrientes de opinión y en consecuencia contradictorias concepciones sobre la estrategia y la táctica que el proletariado y el movimiento revolucionario deben aplicar en la etapa presente— [es] imprescindible la… más amplia y profunda discusión de estas cuestiones.”[9] De esa discusión debería surgir la unidad consciente y sustentada de todas las corrientes consecuentemente revolucionarias.

[1] Cuarto fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida. En breve será publicada íntegramente.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”. 

[3]Ver James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, México visto en el siglo XX, entrevistas de historia oral. Instituto Mexicano de Investigaciones Económicas, México, 1969. Pág. 321.

[4] V. I. Lenin, Federico Engels. Disponible en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1890s/engels.htm

[5] Ver las intervenciones de Hernán Laborde, Secretario General del PCM, y de Miguel Ángel Velasco, en el VII Congreso de la IC, en Fascismo, democracia y frente popular, VII Congreso de la Internacional Comunista, Moscú, 25 de julio-20 de agosto de 1935.  México, Siglo XXI Editores, 1984, págs. 406-408 y 428-439, respectivamente.

[6] Para una aproximación más amplia sobre este tema, véase Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Lombardo y la CTAL. México, 2011, CEFPSVLT. Capítulo Primero. Apartado 2. “La exploración cronológica de los hechos y el supuesto de que la CTAL surgió por consigna de la Internacional Comunista”. También el Capítulo Tercero. “Lombardo y sus relaciones con el PCM, la ISR y la Internacional Comunista”.

[7] Lombardo. “La política y las leyes de la realidad”, en ¿Moscú o Pekín?, La vía mexicana al socialismo. Editorial Combatiente, México, 1975, pág. 20.

[8] Lombardo. “Cambio en las leyes del desarrollo”, en Moscú o Pekín, op cit., pág. 22.

[9] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, CEFPSVLT, México. 1982, pág. 11.

Conocer a México, requisito para transformarlo.[1]

Conocer a México, requisito para transformarlo.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

...sin conocer las formas peculiares del desarrollo histórico de México, es imposible...
…sin conocer las formas peculiares del desarrollo histórico de México, es imposible…

Pero no basta con el conocimiento de la filosofía del proletariado para ser un dirigente político revolucionario capaz de cumplir sus funciones transformadoras de la realidad social en una cualitativamente superior, porque “sin conocer las formas peculiares del desarrollo histórico de nuestro país y sin aprovechar las experiencias de su pueblo, es imposible que el partido… pueda tener influencia en la clase obrera y en las grandes masas trabajadoras que constituyen la mayoría de la población”, escribió Vicente Lombardo Toledano[3].

Consecuentemente, dedicó su esfuerzo a ahondar en este conocimiento, armado del método dialéctico que dominó como pocas otras personalidades, y trazó los rasgos medulares de lo que denominó “la personalidad de México”, mismos que sintetizó en estas líneas:

“Tres revoluciones populares intensas y dramáticas; dos guerras injustas que mutilaron físicamente el país y desangraron grandemente a su pueblo; varias invasiones militares de su territorio por tropas extranjeras, y un tronco histórico formado por las civilizaciones indígenas y la española del siglo XVI, que dio frutos propios y ricos en todos los órdenes de la vida social y sigue floreciendo de manera inagotable, han formado la personalidad de México”.[4]

Respecto a nuestro tronco histórico y su componente indígena, Lombardo explica que al arribo de los europeos, a finales del siglo XV, existían en nuestro territorio numerosas tribus que todavía no eran naciones en el sentido estricto de la palabra. Algunas todavía estaban en la etapa del nomadismo y se dedicaban a la caza la pesca y la recolección, pero otras poseían conocimientos, que aún hoy asombran por el desarrollo que alcanzaron, de disciplinas como la astronomía, la medición del tiempo, con mayor precisión que los europeos de entonces, y medicina herbolaria. También construían obras de riego y practicaban con talento sorprendente la arquitectura, la escultura, la pintura, la orfebrería, la cerámica y la literatura. Gracias a esas habilidades y conocimientos, y a sus portentosas culturas, los conquistadores españoles fracasaron en su intento de borrar su huella, a pesar de que destruyeron sus ciudades, sus palacios y templos, quemaron sus códices y anatematizaron sus creencias religiosas.

...los conquistadores fracasaron en su intento de borrar su huella, a pesar de que destruyeron sus ciudades, sus palacios y templos, quemaron sus códices y anatematizaron sus creencias religiosas...
…los conquistadores fracasaron en su intento de borrar su huella, a pesar de que destruyeron sus ciudades, sus palacios y templos, quemaron sus códices y anatematizaron sus creencias religiosas…

No obstante todo eso, los pueblos indígenas imprimieron su impronta sobre las expresiones de la civilización mediterránea que trasplantaron los europeos, por lo que aquí, en nuestro territorio, esas expresiones se mexicanizaron.

Por eso, escribe Lombardo, “El mestizaje fue el signo del país desde el siglo XVI, lo mismo en la sicología del pueblo nuevo que surgía de la unión de españoles e indígenas, que en las costumbres, en las artes plásticas, en la literatura y en la música.”[5] Es decir, debido a la riqueza de las culturas indígenas emergió una nueva cultura, una cultura mestiza, que es la que distingue a México respecto de otros pueblos del mundo.

Además del surgimiento de una cultura nueva, rica y vigorosa, el mestizaje incidió en cuanto a que el nuestro no fuera un país de inmigrantes, y también aportó otro rasgo singular:

“Fue la raza propia, la mestiza, la que creció y la que hoy constituye nuestro pueblo. Por eso cada mexicano, aún el que tiene ascendientes europeos, está arraigado profundamente a la historia colectiva a la que pertenece, y se siente dueño de su país con un sentido de propiedad más importante que el jurídico. El derecho de autodeterminación es congénito al pueblo mexicano”.[6]

Cuando se refiere a la primera de las “tres revoluciones populares” que Lombardo estima que contribuyeron poderosamente a forjar la

...la revolución de independencia, encabezada por...  Hidalgo...
…la revolución de independencia, encabezada por… Hidalgo…

personalidad de México, habla de la revolución de independencia, encabezada por Miguel Hidalgo, y en su momento, por José María Morelos, que fueron sus figuras más prominentes. En su opinión, a esa lucha no la motivó el anhelo de liberación política, solamente, sino también y sobre todo el hecho de que las fuerzas productivas materiales, a pesar de su lento desarrollo, habían entrado en contradicción con las relaciones de producción existentes que trababan el ulterior desenvolvimiento de la economía. “La revolución ha estallado porque el régimen colonial ha paralizado la vida del país con sus monopolios materiales y políticos…”.[7]

Además, considera que hubo la influencia del pensamiento liberal más avanzado de la época en los dirigentes de la revolución de independencia, puesto que Hidalgo y varios otros de sus capitanes leyeron las obras de Voltaire, Rousseau y Montesquieu, entre otros,  “encontrando en ellos la confirmación teórica plena de los ideales surgidos en México por razones exclusivamente mexicanas”.[8]

La segunda de esas tres revoluciones populares intensas y dramáticas, fue la de la Reforma, cuya principal figura fue Benito Juárez: “el movimiento de los liberales mexicanos contra el régimen del monopolio de la tierra y de la conciencia en manos de la Iglesia Católica, y a favor de los derechos del hombre, de la libertad de comercio en el interior del país y en el campo internacional…”[9] Esta revolución fue necesaria porque, como él afirma, “los insurgentes habían logrado la independencia política de México; pero no la emancipación de su pueblo respecto del régimen colonial… [por eso] fue

La segunda gran revolución popular fue la de la Reforma...
La segunda gran revolución popular fue la de la Reforma…

menester una nueva revolución que acabara con la estructura económica de más de tres siglos…”[10]

Y la tercera revolución fue la que estalló en 1910 y es ampliamente conocida con el nombre de Revolución Mexicana, a la que nos referiremos en un fragmento posterior.

Cuando Lombardo menciona como otro de los elementos determinantes de la personalidad de México las “dos guerras injustas que mutilaron físicamente el país y desangraron grandemente a su pueblo”, es evidente que se refiere a la que el gobierno estadounidense impuso a nuestro país y cuyo desenlace fue el despojo de más de la mitad del territorio nacional, en 1847. Esa acción de filibusterismo, por sus consecuencias sico-sociales, Lombardo la juzga “el factor más importante para la formación de la conciencia nacional antiimperialista”.[11]

Y se refiere también a la que Carlos Luis Napoleón Bonaparte, Napoleón III, apodado “el pequeño”, impuso a México en 1862:

“La guerra de 1847 y la de 1862, que ningún otro pueblo del Continente Americano ha sufrido en su propio hogar en parecida forma, constituyen, por su carácter, por la movilización de las fuerzas sociales que produjeron, por los principios que levantaron y por sus resultados, uno de los factores principales de la personalidad inconfundible de México”.[12]

De acuerdo con la ideas de Vicente Lombardo Toledano, ¿por qué otras razones es necesario que todo luchador revolucionario mexicano estudie y conozca la realidad nacional con profundidad? Porque, en opinión del destacado pensador marxista y dirigente político revolucionario:

“Sin conocer sus raíces, los sacrificios y las luchas tremendas de su pueblo en todas las etapas de su evolución, las ideas positivas y negativas que este doloroso y brillante proceso representa, no es posible llegar a una teoría revolucionaria y a una línea estratégica y táctica revolucionaria para acelerar en nuestro país el advenimiento de la sociedad socialista”.[13]

[1] Tercer fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] Lombardo,La personalidad de México”, en ¿Moscú o Pekín?, La vía mexicana al socialismo. Editorial Combatiente, México, 1975, pág. 81.

[4] Op cit., pág. 103.

[5] Op cit, pág. 82.

[6] Op cit., pág. 83.

[7] Vicente Lombardo Toledano, Contenido y trascendencia del pensamiento popular mexicano. Mensaje de la Universidad Obrera de México a la UNESCO. Noviembre-diciembre de 1947. Primera edición, 1947, Universidad Obrera de México. Segunda edición facsimilar, 2010, CEFPSVLT. Pág. 12.

[8] Op cit., pág. 13.

[9] Op cit., pág. 16.

[10] Ibidem.

[11] Lombardo, La personalidad de México”, en Moscú o Pekín, pág. 87.

[12] Op cit., pág. 89.

[13] Op. Cit., pág. 103.

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Lombardo asume la filosofía del proletariado

Por Juan Campos Vega

Aunque los efectos del estudio de las obras del marxismo no se producen inmediatamente, es perceptible un cambio de actitud de Vicente Lombardo Toledano hacia Carlos Marx y sus ideas.

Para finales de 1925, escribe un artículo donde se opone a los criterios anarquistas contrarios a considerar como positivos para el proletariado los conceptos de patria, bandera y soberanía nacionales y a los hombres que las hicieron posibles. Argumenta que los individuos que pueden figurar en la lista de héroes del proletariado son los que han logrado, en parte, la manumisión de sus semejantes, que los han liberado de la opresión nacional o extranjera, por lo que en la lista de los héroes del proletariado del mundo deben estar Jesucristo, Miguel Hidalgo y Costilla, Karl Marx y Benito Juárez, porque se propusieron realizar obras de redención y las lograron, en parte, con la idea y con el amor, con la polémica que dio origen a una nueva situación en la vida y con el ejemplo que produjo nuevos horizontes en el mundo [i].

Benito Juárez
Benito Juárez

En noviembre, en el debate del dictamen de la ley relativa al trabajo y a la previsión social, responde a las posiciones que defienden los derechos individuales frente a los colectivos. Expresa que sólo hay una manera de acabar con el capitalismo o, cuando menos, defenderse de él, presentar un frente único, por eso considera una claudicación doctrinaria y en los hechos, plantear que para que el frente único del proletariado, predicado por Karl Marx, pueda llevarse a cabo, se aniquilen los grupos obreros de México, porque la única manera de garantizar el frente único es por medio de la existencia de las mayorías organizadas [ii].

En diciembre, en otro debate parlamentario, se declara partidario de Marx, aunque no totalmente; pero a diferencia de lo planteado seis años antes, ahora se opone a la dependencia del mercado externo y de los capitales extranjeros, afirma no ser partidario a pie juntillas de la teoría de Marx, pero que en un país como México no se necesita ser marxista para ver que el país no produce, que es esclavo del mercado extranjero [iii].

En junio de 1926, publica un artículo a favor de la creación del Banco Cooperativo Agrícola de la CROM; sus planteamientos reflejan una combinación de posiciones socialdemócratas y marxistas [iv]; en el mismo mes, el jefe de la división de Investigaciones de la Oficina Internacional del Trabajo, Fernand Maurette, le solicita la elaboración de un trabajo sobre la libertad sindical. En octubre, Lombardo envía a la oit su trabajo La libertad sindical en México, que aborda el desarrollo histórico del movimiento sindical y de la legislación laboral.

En enero de 1927, publica la revista Derecho Obrero, que plantea problemas jurídicos del movimiento sindical [v]. Organiza el congreso de maestros que constituye la primera organización sindical nacional de profesores: la Federación Nacional de Maestros, y elige el comité ejecutivo, que encabeza Lombardo en su carácter de secretario general [vi].

En marzo, se produce un conflicto entre los gobiernos de México y Estados Unidos, por la expedición de una ley sobre el petróleo. Lombardo dicta una conferencia: La Doctrina Monroe y el movimiento obrero. Expresa que la filosofía social actual arranca con la concepción materialista de la historia de Marx, que interpreta la evolución política e intelectual de la sociedad, como producto de cambios en las relaciones económicas, las fuerzas de productivas y el modo de producción. Considera que esa interpretación es cierta, pero, no de un modo absoluto, porque junto a las fuerzas de la producción material existen factores de orden moral que influyen en los económicos. Afirma que es marxista, pero considera que hay más cosas de las que pensó Marx; está convencido que sin trabajar por la elevación de una clase, no se puede contribuir eficazmente a la libertad mundial, que es necesario convertir en realidad la patria del proletariado mexicano, para unir a los proletarios organizados del mundo, y propone a la crom la depuración de la Confederación Obrera Panamericana, para enfrentar al imperialismo yanqui[vii].

En agosto, en la Octava Convención Nacional de la crom, sostiene que a pesar de que el artículo 123 constitucional plantea que sus leyes reglamentarias incluyan bases que amparen a toda persona que tenga un contrato de trabajo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los tribunales comunes y del trabajo, el gobierno federal y los de los estados, restringen la legislación del trabajo al aspecto obrero, no consideran trabajadores a los técnicos de las empresas privadas y a los técnicos y profesores que laboran para el Estado, y los excluyen de toda organización sindical. Argumenta que los trabajadores intelectuales tienen los mismos derechos y obligaciones que los manuales, y que el Estado, cuando utiliza sus servicios, debe considerarse como patrón respecto de ellos; plantea la necesidad de organizarlos, que la crom convoque a un congreso para constituir la Federación Nacional de Trabajadores Intelectuales [viii].

En septiembre, en el marco de la huelga de profesores del estado de Veracruz, lucha porque sean atendidas las demandas salariales de los maestros y entabla una polémica con autoridades municipales y de la entidad, acerca de la responsabilidad del Estado respecto de los maestros, sus trabajadores. Lombardo gana la polémica y se sienta el precedente de que el Estado debe ser considerado patrón. En el informe a la Federación Nacional de Maestros, explica:

Se creyó en un seguro fracaso de la huelga de maestros, en virtud de que la Constitución del estado de Veracruz desconoce los derechos de los maestros y empleados públicos como trabajadores, apartándolos del beneficio del artículo 123, y de hecho el gobierno declaró ilegal la huelga para hacerla fracasar. A pesar de todo esto, la huelga de maestros triunfó, y estableció un precedente que servirá en lo futuro para obtener el respeto hacia las organizaciones magisteriales [ix].

En noviembre, al intervenir en un debate parlamentario, afirma haber corregido un poco a Marx, porque dice que la experiencia siempre resuelve los problemas que desconciertan a la inteligencia pura, que los que sostienen la idea socialista, han encontrado que no todo está contenido en los libros de El capital, que además del aspecto económico, hay un fondo espiritual que no es producto de la economía [x]; criterio que refleja que Lombardo aún no abandona del todo las enseñanzas recibidas en la Universidad.

MPC

En agosto de 1928, elabora una “Bibliografía del trabajo y de la previsión social en México”; en octubre dicta la conferencia “El contrato sindical de trabajo”; de octubre a diciembre imparte un ciclo de conferencias organizado por la Universidad Nacional de México, denominado “La organización científica del trabajo”, donde opina que el socialismo de Marx es el primero que en forma metódica, sistemática, científica, tratar de explicar las razones de ser entre la economía política y las actividades de origen político, que hasta entonces eran consideradas del ámbito espiritual, y explica aspectos de la economía marxista: al referirse al valor de la mercancía, dice que su utilidad es una condición, una cualidad, pero que no indica que da el valor real de las cosas, que el único medio de establecerlo es mediante el trabajo humano. Limitando el tema a reivindicaciones inmediatas, explica lo que representa la lucha de clases planteada en el Manifiesto del Partido Comunista: ha tenido tres etapas: la primera origina la formación del sindicato como liga de resistencia; la segunda produce el contrato colectivo del trabajo, y la tercera, la participación o intervención obrera en la dirección de las empresas [xi].

La Novena Convención de la crom, de diciembre, elige a Lombardo como secretario general; aunque interviene en dos ocasiones para retirar su candidatura, se insiste en elegirlo, por lo que los miembros del Grupo Acción, de Luis N. Morones, meten “credenciales falsas en las ánforas de los votos [xii]” para elegir a uno de sus integrantes.

En junio de 1929, en el diario Excélsior, señala que la teoría de la plusvalía de Marx, es el origen del reparto de utilidades, “de hacer partícipes a los obreros en los beneficios de las empresas [xiii]”; enarbola la crítica a los empresarios por haber “convertido el trabajo humano en una mercancía, según la elocuente frase histórica de Marx [xiv]”; plantea como solución transitoria el contrato colectivo de trabajo, pero destaca que éste “no ha logrado extirpar totalmente de las relaciones obrero-patronales el germen de la lucha [xv]”; y al referirse a la educación, afirma que “los religiosos creen, incidiendo en el error de Karl Marx, que la vida tiene una sola explicación: divina para ellos, materialista para el teórico del socialismo [xvi]”.

Carlos Marx
Carlos Marx

En octubre, en el diario El Universal se publica un artículo donde critica la conducta de los patrones del país, y amplía su oposición al papel determinante de la economía, considera que esa es una explicación simplista, porque además del aspecto económico, en la sociedad influyen factores de conciencia y psicológicos. Pone como ejemplo que el materialismo histórico afirma que el derecho no puede modificar la estructura de la sociedad porque la evolución del derecho depende de la transformación económica, y que paradójicamente los patrones asumen ese planteamiento, al señalar que el Estado, cuando legisla, tiene límites más importantes que la Constitución: la ciencia económica y la realidad, por lo que “son más marxistas que la clase obrera [xvii]”.

En enero de 1929 elabora programas, para las cátedras de Legislación del Trabajo y de la Previsión Social, y para la de Derecho Industrial; escribe artículos y dicta conferencias referentes a temas laborales y sindicales. En diciembre, intenta convertir al Partido Laborista Mexicano en un partido de clase, revolucionario, por lo que elabora un documento sobre la acción política del proletariado, en el que indica la diferencia entre sindicatos y partidos políticos.

De 1925 a 1929, cita repetidamente a Marx, aunque aún no asimila totalmente sus tesis; en algunos casos, mantiene su oposición a ciertos postulados del marxismo, “puede todavía ser considerado un socialista evolutivo, en la tradición de la Segunda Internacional [xviii]”. Es evidente que en esos años, una transformación profunda ocurre en su forma de entender el mundo y la realidad de México.

A partir de 1930 —cuando su formación marxista ya se ha consolidado—, es cuando realiza sus mayores aportes a la organización de los trabajadores y a las luchas del proletariado mexicano; es la etapa en la que crea las herramientas educativas, y participa en la constitución de las organizaciones sindicales que influyen de manera decidida en la conciencia de los trabajadores y en los acontecimientos de la época.

[i] VLT, “La crom y el culto a los héroes”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México CEFPSVLT, p. 228.

[ii] VLT, “La mayoría obrera es la única que tiene derecho de contratar”, op. cit., pp. 245-246.

[iii] VLT, “Golpe de gracia al individualismo y a la vieja Constitución liberal”, op. cit., p. 262.

[iv] VLT, “El primer banco de la crom”, op. cit., pp. 309-310.

[v] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos Biográficos, México, UOM, pp. 11-21.

[vi] VLT, “Primer Congreso Nacional de Maestros”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 255.

[vii] VLT, “La Doctrina Monroe y el movimiento obrero”, op. cit., p. 283 y 337.

[viii] VLT, “Los derechos sindicales de los trabajadores intelectuales”, op. cit., pp. 349-360.

[ix] VLT “La huelga de maestros en Veracruz”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 41.

[x] VLT, “Es necesario incorporar a los técnicos a las funciones del Estado”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 3, México CEFPSVLT, p. 390.

[xi] VLT, “La organización científica del trabajo. Cuarta conferencia”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 4, México CEFPSVLT, pp. 197-198 y 200.

[xii] VLT, “Discurso pronunciado ante la Convención Extraordinaria de la crom”, Obra histórico-cronológica, t. II, vol. 4, México CEFPSVLT, p. 56.

[xiii] VLT, “La participación en las utilidades y el proyecto de Código del Trabajo”, Obra histórico- cronológica, t. II, vol. 1, México CEFPSVLT, p. 61.

[xiv] VLT, “Un acierto del código: el consejo nacional del trabajo”, op. cit., p. 69.

[xv] Idem.

[xvi] VLT, “Católicos y jacobinos vs. la escuela de la Revolución Mexicana”, op. cit., p. 104.

[xvii], Obra histórico-cronológica, op. cit., p. 133.

[xviii] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., pp. 23-24.

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (primera parte)

Vicente Lombardo Toledano, Gobernador del estado de Puebla (primera parte)

Por Emilio García Bonilla*

El proceso de institucionalización que siguió a la fase armada de la Revolución Mexicana se caracterizó por las pugnas entre los distintos grupos revolucionarios por medio de pronunciamientos, rebeliones, disputas político-electorales y surgimiento de facciones, organizaciones obreras y campesinas y partidos políticos. Inició en 1917 con la promulgación de la nueva Carta Magna y llegó a una fase superior en 1929, cuando la integración del Partido Nacional Revolucionario (PNR) aseguró la continuidad en el gobierno de un grupo bien definido de dirigentes políticos que suplieron a los caudillos militares pero que no siempre se alejaron de las prácticas caciquiles de sus antecesores.

El periodo del que hablamos fue de desorden político en buena parte del país, aunque hubo estados donde el caos y la agitación fueron mayores, como Morelos, Puebla y Veracruz. En sólo ocho años (1920-1928) el estado de Puebla tuvo diecisiete gobernadores, siendo Vicente Lombardo Toledano uno de ellos, ya que estuvo al frente del gobierno estatal de diciembre de 1923 a marzo de 1924.

Vicente Lombardo Toledano con dirigentes de la CROM
Vicente Lombardo Toledano con dirigentes de la CROM

Debido a su cada vez mayor actividad en la política sindical, Lombardo Toledano se fue acercando al Partido Laborista Mexicano (PLM) al que quedó inscrito luego de que fuera electo miembro del comité central de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) en su V Convención celebrada en septiembre de 1923. Su designación como gobernador provisional de Puebla estuvo determinada por el Partido Laborista en el marco de la rebelión delahuertista desatada en aras de la sucesión presidencial de 1924 en la que Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles buscaban relevar a Álvaro Obregón.

El estado de Puebla tenía una importancia estratégica en la rebelión delahuertista puesto que su posesión implicaba el control del centro del país y de la capital. El gobernador constitucional de Puebla, Froylán C. Manjarrez, era un declarado partidario de Adolfo De la Huerta, por lo que al estallar la rebelión, el 7 de diciembre de 1923, el general Juan Andrew Almazán, comandante de operaciones militares en el estado, ordenó su aprehensión bajo el cargo de que pretendía asesinarlo y entregar el estado a los rebeldes. Dos días después, el Congreso del Estado de Puebla designó a Vicente Lombardo Toledano como Gobernador Provisional.

No podemos negar que este nombramiento tenía un claro trasfondo político, así lo confirma un memorándum con carácter confidencial sin firma, en el que el informante señala la inconveniencia de que el sustituto de Manjarrez fuera elegido entre Pastor Rouaix, Jesús Zafra, Reyes Márquez, Claudio N. Tirado y Lauro Camarillo, luego de exponer sus razones, señaló que

Aceptar como substituto al Lic. Lombardo Toledano será garantizar en absoluto los intereses de partido, al Gobierno mismo y a la sociedad toda del Estado. Este llevaría […] un grupo de intelectuales honorables y afines para cubrir los principales puestos que sembraran la confianza en suma.[1]

También se hacía una recomendación para que el jefe de operaciones militares en el estado fuera cambiado: “Militarmente es inconveniente Almazán a quien urge permutar o substituir con Ávila. […] Controlando el Estado con el Lic. Toledano y el Gral. Ávila como Jefe de Operaciones sería completo el éxito del Gobierno.”[2] La idea del autor del memorándum era que con esos movimientos se neutralizara políticamente al cacique José María Sánchez,

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además de asegurar la defensa del estado ante la rebelión. Consideramos que este memorándum estuvo dirigido a la Comisión Permanente del Congreso del Estado, misma que estuvo “asesorada” por los diputados federales callistas Herón Jiménez, Leopoldo Galván y Celestino Gasca, por lo que es probable que el documento procediera del PLM.[3]

Unos días antes de su designación como gobernador provisional, Lombardo había sido electo regidor del Ayuntamiento de la Ciudad de México, cargo que debía desempeñar a partir del 1° de enero de 1924, siendo esa la primera elección en la que fue postulado por el Partido Laborista Mexicano a través de la Alianza de Partidos Revolucionarios.[4] El mismo día de su nombramiento, Lombardo recibió una carta de uno de sus partidarios en la Ciudad de México en la que le decía:

“Creo que es mucho más importante la presencia de U. en esta ciudad con su carácter de Presidente Municipal [sic] que allá con el de Gobernador; […] cualesquiera que sean los acontecimientos la importancia del puesto de aquí es indudablemente muy grande; pero si por razones que yo no sé ha tenido que aceptar el cargo, sea como U. lo quiera y como mejor convenga al país.”[5]

La Llegada

Luego de que tomara posesión del gobierno del estado, Lombardo recibió varias felicitaciones, entre ellas la de un ingeniero agrónomo que en un telegrama le expresó: “Conociendo su espíritu íntegro y revolucionario aplaudo su designación Gobernador y espero sobrepondrase enérgicamente ambiente hipócrita y retardatario esa ciudad ayudando clases laborantes.”[6]

puebla años 20
Puebla ca. 1924

En medio de la agitación política, social, e incluso armada, ya que el estado estaba rodeado por jefes militares delahuertistas en Veracruz, Guerrero y Oaxaca, Lombardo llegó a la capital poblana rodeado de su séquito de colaboradores, todos ellos intelectuales universitarios, “mis amigos y conocidos, y algunos estudiantes”,[7] entre ellos sus cuñados: Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Caso, también Agustín Loera y Chávez, Guillermo Toussaint, Salvador Azuela, entre otros.[8] Recordó Lombardo años después: “La gente de Puebla nos miró como animales raros, decía que eso no era gobierno, que eso era un areópago griego, intelectuales nada más”,[9] aunque también hubo quien los consideró “pura dádiva y honor para Puebla, aunque no piensen así quienes juzgan a los hombres sólo por circunstancias de necesidad parasitaria.”[10]

El nuevo gobernador publicó un Manifiesto con el que buscó tranquilizar a los poblanos ante la crisis política:

Acabo de encargarme de la gubernatura de mi estado natal en momentos difíciles para el estado mismo y para la República. Soy consiente de mi actitud y de mi responsabilidad, pero creo que mi conducta pasada debe tomarse como una garantía de rectitud en los manejos del gobierno y en la autoridad moral que creo también lograré imponer a todos mis actos.

[…] Ideas claras y manos limpias es lo que creo debe poseer todo gobernante, y como no tengo, tratándose de recursos y de facultades, sino manos limpias e ideas claras, repito que los vecinos todos del estado de Puebla deben considerar mi presencia […] como una garantía de concordia para todos sus intereses e ideales y como una fuerza que obrará en todos los casos conforme a los principios elementales de la justicia.[11]

El general Maycotte, jefe de operaciones en el estado de Oaxaca, luego de aparentar ser contrario a la rebelión y ganar la confianza de Lombardo y Almazán, logró que su subordinado, el general Fernando Reyes, se acercara a la capital poblana y la tomara el 15 de diciembre. Ante esto, el gobernador Lombardo tuvo que abandonar la ciudad, lo cual fue aprovechado por los diputados locales delahuertistas que nombraron a Francisco Espinoza Fleury como gobernador provisional.[12]

Una semana más tarde, Puebla fue recuperada por las tropas federales por lo que Lombardo volvió para continuar en el cargo desconociendo al poder legislativo debido a que la mayoría de los diputados se habían declarado en rebeldía.[13]

En vista de la crítica situación, a finales de diciembre, Lombardo Toledano recibió una carta de su padre en la que le recomendaba que hablara con sus superiores, incluso “con el mismo Presidente de la República”, y les dijera “que sea otro el que gobierne ese estado, que en el acto renunciarás y te separarás de él, pues si tú fuiste a él fue porque te llevaron”, y en caso de que lo trataran de convencer para permanecer en el cargo por medio de argucias, le decía enfático: “debes estimar mil veces más a tu crédito personal, a tu honorabilidad de hombre recto y exacto en tus compromisos que todos los puestos públicos por encumbrados que sean. Tus antecedentes, tu cultura y tus conocimientos no permitirán que te traten como a cualquiera.” Además le aconsejó que tratara de arreglar ese asunto “sin procurar entenderte con Morones.”[14]

A pesar de las difíciles condiciones, Lombardo decidió continuar al frente del estado, aunque el 31 de diciembre acudió a la Ciudad de México para protestar como regidor del Ayuntamiento, pidiendo, un día después, una licencia indefinida para separarse del puesto “por tener que atender asuntos urgentes.”[15]

En el siguiente artículo examinaremos los aspectos más significativos del breve paso de Vicente Lombardo Toledano en el gobierno del estado de Puebla.

* Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa. Técnico académico e investigador del CEFPSVLT sobre la vida y la actividad política y sindical de Vicente Lombardo Toledano hasta 1933.

[1] Memorándum confidencial, 1923, en Fondo Histórico Lombardo Toledano de la Universidad Obrera de México (FHUOM), Legajo 43.

[2]Ídem.

[3] Gustavo Abel Hernández Enríquez, Historia Moderna de Puebla. Tomo II, 1920-1924. El periodo de la anarquía constitucional, México, s.e., 1988: p. 88.

[4] Lombardo, dada su influencia en la Escuela Nacional Preparatoria de la que había sido Director, expresamente fue apoyado por grupos estudiantiles organizados en la Confederación de Jóvenes Revolucionarios, el Partido Rojo Estudiantil, el Partido Socialista de Trabajadores y Estudiantes, y el Partido Juventud Socialista. Documentos de adhesión del 18 y 21 de noviembre y 3 de diciembre de 1923, respectivamente, en FHUOM, Legajo 40 los dos primeros y Legajo 41 los dos últimos.

[5]Firma ilegible, carta a VLT, 9 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 41.

[6] Telegrama de M. Bandala, 12 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 41.

[7] VLT en James Wilkie y Edna M. de Wilkie, Vicente Lombardo Toledano. Teórico y militante marxista [Entrevistas 1964-1965], México, Partido Popular Socialista, 1989: p. 38.

[8] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos Biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988: p. 16

[9]VLT en Wilkie, op. cit.: p. 38.

[10] Firma ilegible, carta a VLT, 1º de abril de 1924, en FHUOM, Legajo 53.

[11] “Manifiesto del nuevo Gobernador a los habitantes del Estado de Puebla”, en Periódico El Mundo, Puebla de Zaragoza, 11 de diciembre de 1923, en en Vicente Lombardo Toledano, Obra histórico-cronológica, Tomo 1, Marcela Lombardo (coord.), México, CEFPS VLT, 1994: Vol. 2, pp. 1-2.

[12] Leonardo Lomelí Vanegas, Breve Historia de Puebla, México, El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, 2001: pp. 338-339 y Hernández Enríquez, op. cit.: p. 92.

[13] Lomelí, op. cit.: p. 340.

[14] Carta de Vicente Lombardo Carpio a VLT, 29 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 42.

[15] Telegrama de Marcos E. Raya a VLT, 29 de diciembre de 1923, en FHUOM, Legajo 41; Licencia que solicita VLT al H. Cabildo Metropolitano, 1º de enero de 1924 y Licencia concedida, 2 de enero de 1924, ambos documentos en FHUOM, Legajo 44.

Lombardo inicia el estudio del marxismo

Lombardo inicia el estudio del marxismo

Por Juan Campos Vega

Un recorrido por los trabajos académicos, artículos periodísticos, debates parlamentarios, conferencias, y participación sindical de Vicente Lombardo Toledano nos permite seguir puntualmente el progreso de su formación intelectual, que pasa del conocimiento superficial del marxismo, a la aceptación parcial de los planteamientos de Carlos Marx, para concluir identificándose plenamente con la filosofía del proletariado.

Karl Marx

En 1919, en su tesis para optar por el título de abogado, presentada en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de México, hace referencia al marxismo basado en fuentes secundarias —en comentarios o análisis de diversos autores respecto de las obras de Carlos Marx y Federico Engels—, debido a la inexistencia en México de las obras de los fundadores del socialismo científico.

Lombardo argumenta que el socialismo en los términos clásicos no existe, pero que parte del Manifiesto del Partido Comunista del que afirma —repitiendo la opinión de su maestro Antonio Caso— que es el documento más importante del siglo XIX. Dice que los fundadores de la Internacional Carlos Marx, Ferdinand Lassalle y Federico Engels, interpretaron la doctrina hegeliana en su sentido materialista; opina que Carlos Marx es el individuo más importante en la historia de las doctrinas morales y políticas del siglo XIX; respecto de las ideas marxistas, asevera que los resultados lógicos de sus enseñanzas constituyen un juicio irreverente sobre la conducta humana, y que las consecuencias de la puesta en práctica de tales ideas, las hace responsables del desquiciamiento social en muchos pueblos de la Tierra y la convulsión de todas las instituciones políticas; para concluir sus comentarios acerca del marxismo, sostiene que al grito de Marx: “¡Agrupaos, proletarios del mundo!” han contestado el “maximalismo”, el “bolchevismo”, los “trabajadores del mundo” y los “espartacos” de Alemania [1].

Al abordar los efectos prácticos de la teoría marxista, y expresar su opinión acerca del socialismo y del marxismo: considera que el socialismo puro —del que considera que su mayor representante es Pierre-Joseph Proudhon—, es una doctrina justa, que sería un factor decisivo para la reconstrucción mundial que se inicia, si no fuera porque ha sido encubierta por otras teorías audaces, que son falsas como doctrinas científicas, pero más halagadoras para las clases obreras, debido a Marx y a sus discípulos, ejemplifica con el tema de la demanda del reparto de utilidades de las empresas, que tiene su origen en la teoría marxista de la supervalía [plusvalía], que ha sido construida basada en una falsa teoría del valor, que tanto Marx como sus comentadores han presentado, para no hacer discutible su origen, como resultado de las más estrictas pesquisas científicas [2]”.

La bibliografía que utiliza para desarrollar el tema —como era de esperarse por la inexistencia de traducciones al español— no incluye una sola de las obras de Marx o de Engels, y “en las notas marginales de su discusión sobre Marx apenas figuran dos trabajos secundarios bien oscuros [3]”: La reforme économique et social (1918), del economista Georges Valois —seudónimo de Alfred-Georges Gressent (1878-1945)—, quien después vinculó tradicionalismo y fascismo en su obra L’économie nouvelle (1919), y La filosofía Alemana desde Kant (1906), de Richard Falckenberg.

Friedrich Engels

A partir de esos trabajos, rebate uno a uno los postulados marxistas de tiempo de trabajo necesario y tiempo de trabajo adicional, y sin dejar de reconocer que Marx en algunas ocasiones ha realizado críticas muy justas y muy penetrantes, afirma que analizó la cantidad, pero se olvido de la calidad del trabajo, del aporte intelectual del individuo o individuos que dirigen la producción y también del interés personal del empresario, al que considera elemento necesario para la consumar el proceso de producción. A partir de esos planteamientos, Lombardo califica a la teoría de la plusvalía de colosal absurdo y razonamiento pueril. Además, al referirse a las características del país en ese momento, llega a la conclusión de que es necesario, después de tantos años de luchas intestinas, no solamente dar libertad, sino incluso ayudar a todos los que realizan esfuerzos productores, porque México necesita de la presencia de los capitales extranjeros que de seguro no estarían dispuestos a invertirse en México si no cuentan con amplias garantías de libertad [4]”.

En toda su tesis se refleja su concepción contraria al marxismo, y a la vez, “su posición filosóficamente idealista, con énfasis sobre la libre voluntad y el deber moral [5]”, característica del periodo temprano de su transformación ideológica y política.

Dos años después, en julio de 1921, entre sus actividades sindicales se encuentra —debido a su condición de dirigente magisterial—, su elección como delegado a la Tercera Convención Nacional de la CROM, que se realiza en Orizaba, Veracruz. En otro ámbito, pero siempre relacionado con la vida de los sindicatos, organiza y dirige el Grupo Solidario del Movimiento Obrero en febrero de 1922; dicho grupo está constituido por artistas, escritores e intelectuales, y su objetivo consiste en vincular a este sector con los trabajadores organizados en la CROM.

Un mes después, en su libro Ética. Sistema y método para la enseñanza de la moral en las escuelas elementales y profesionales, descalifica nuevamente al marxismo, y también enjuicia al anarquismo y al liberalismo; mientras del último sostiene que es “totalmente falso”, respecto de los dos primeros matiza su opinión, los considera falsos, pero afirma que algo encierran de verdad “como todas las reivindicaciones profundas de la humanidad en contra de sus tiranos [6]”. En ese momento los cambios en su pensamiento son apenas perceptibles, en esencia mantiene el énfasis “en la libre voluntad y la naturaleza absoluta de la idea [7]” de claro corte idealista filosófico.

En septiembre de 1923, en la Quinta Convención Nacional de la CROM, realizada en Guadalajara, Jalisco —en la que es electo miembro del comité central para las cuestiones educativas y culturales—, se opone a la enseñanza racionalista, basada en postulados pedagógicos de orientación anarquista, por considerarla anacrónica, incompleta, sectaria e infecunda, y propone que la enseñanza sea científica y democrática.

LeninA fines de 1923, es designado gobernador provisional del estado de Puebla (diciembre de 1923-marzo de 1924); en ese breve lapso, logra que los trabajadores de las panaderías pacten con sus patrones el primer contrato colectivo de trabajo que se suscribe en México, y hace pública su primera referencia conocida en torno a Vladímir Ilich Lenin, en una declaración que se incluye en el Boletín del Gobierno Libre y Soberano del Estado de Puebla, en ella opina con un criterio diferente a sus opiniones pasadas respecto del marxismo:

MacDonald [8] ha dado desde luego la solución que exigían la justicia y el sentido práctico: reconocer al Soviet como legítimo gobierno nacional de Rusia, entablando relaciones diplomáticas y comerciales con él. Por caso extraño, este reconocimiento coincide con la muerte de Lenin, alma del gobierno ruso. La reacción difunde por el mundo la idea de que Lenin, y con él el Soviet, habían claudicado de sus ideas, citando en apoyo de esta fábula las transacciones a que se vio obligada Rusia para no permanecer ahogada por sus enemigos, que le pusieron cerco de hambre, y ahora pretenden que el reconocimiento otorgado por el gobierno inglés tiene poco valor en vista de las nuevas orientaciones rusas. No hay tal; el reconocimiento del Soviet por Inglaterra es una tesis que el Partido Laborista viene sosteniendo desde años atrás, y Lenin ha muerto cuando su gobierno era el que mayor tiempo llevaba de duración entre todos los que actualmente existen en el mundo civilizado [9].

En noviembre de 1924, asiste a la Sexta Convención Nacional de la CROM, que se realiza en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde propone la reforma a la educación nacional, basada en los principios de la ciencia y en los ideales de la Revolución Mexicana.[10]

Vicente Lombardo Toledano
Vicente Lombardo Toledano

Lombardo, que por una parte, había estudiado filosofía en la Escuela de Altos Estudios, y por la otra, mantenía vínculos con la realidad en la que se desenvolvía la vida de los trabajadores, entra en conflicto con las ideas aprendidas en la universidad, que chocan con la realidad; el conflicto lo enfrenta con la decisión de seguir estudiando, de conocer a fondo la filosofía del socialismo científico a la que su maestro, Antonio Caso, hacía referencia como una filosofía contraria a la de Hegel, pero que jamás les analiza y explica a sus alumnos.

En su primera salida al extranjero, realizada durante los meses de abril a julio de 1925, en la que asiste en representación de la CROM, en calidad de observador, a la Séptima Conferencia Internacional del Trabajo que se celebra en Ginebra, Suiza, Lombardo se compromete con el director de la Oficina Internacional del Trabajo, Albert Thomas, a promover que México ingrese a la Organización Internacional del Trabajo (OIT); además, establece relaciones con los dirigentes del movimiento sindical europeo como Léon Jouhaux, Francisco Largo Caballero y Jan Oudegeest [11].

En su paso por Nueva York y también en su estancia en París, Lombardo, sabedor de que en México solamente se podía conseguir una reproducción adecuada del Manifiesto del Partido Comunista de Carlos Marx y Federico Engels, ya que las demás traducciones de las obras de los fundadores del marxismo eran de muy mala calidad, abre sendos créditos en una librería de cada una de estas ciudades, lo que le permite recibir los textos de Marx en otros idiomas; relata cómo inicia su aprendizaje del marxismo cuando no domina el idioma inglés: El capital me llevó seis meses de estudio constante, con diccionario al canto, y los demás textos del marxismo los tuve que estudiar en inglés y en francés, porque las traducciones al español eran tan malas que no se entendían [12]”.

[1] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “El derecho público y las nuevas corrientes filosóficas”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 1, México, CEFPSVLT, 1994, pp. 56-57 y 94.

[2] Ibid., pp. 104-105.

[3] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano. (Biografía Intelectual de un marxista mexicano)”, México, s/ed., 1964, p. 8.

[4] VLT, “El derecho público… op. cit., pp. 105, 107-108.

[5] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., p. 9.

[6] VLT, “Etica”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 1, México, CEFPSVLT, 1994, p. 165.

[7] Robert P. Millon, Vicente Lombardo Toledano… op. cit., pp. 12-13.

[8] Se refiere a J. Ramsay MacDonald, secretario de Relaciones Exteriores del gobierno inglés y jefe del Partido Laborista.

[9] VLT, “El Partido Laborista triunfa en Inglaterra”, Obra histórico-cronológica, t. I, vol. 2, México, CEFPSVLT, 1994, pp. 10-11.

[10] Rosa María Otero y Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos biográficos, México, UOM, 1988, pp. 17.

[11] Idem.

[12] José Natividad Rosales y Víctor Rico Galán, “Lombardo: un hombre en la historia de México”, revista Siempre!, núm. 578, México, D. F., 22 de julio de 1964.

Lombardo y lo que todo revolucionario debe saber.

Lombardo y lo que todo revolucionario debe saber.[1]

Por Cuauhtémoc Amezcua Dromundo.[2]

Vicente Lombardo Toledano consideró que todo político revolucionario tiene la obligación de estudiar y prepararse día con día en un proceso que no tiene fin. Él mismo lo hizo así a lo largo de su vida, porque, como lo afirmó, quienes se dedican a esa actividad requieren de un conocimiento sustentado “de los conceptos, de las categorías universales, de las leyes de la naturaleza y de la sociedad, para no extraviarse enMoscúoPekín1 el practicismo sin teoría” que lleva al fracaso, y para no incurrir en “desviaciones ideológicas en el planteamiento de los hechos y en la solución de los problemas, que no son sino el resultado de la ignorancia de la doctrina filosófica del materialismo dialéctico y de su aplicación práctica con espíritu creador”.[3]

Para Lombardo Toledano, ¿qué es lo que fundamentalmente debe saber todo luchador político revolucionario? Puesto que no hay acción revolucionaria sin teoría revolucionaria –destacó evocando a Lenin– todos los que aspiran a ser combatientes revolucionarios; todos aquéllos que hacen suya la tarea superior de transformar la sociedad, deben conocer a fondo la teoría que sustenta la lucha revolucionaria. Y ésta es la filosofía que sustenta el proletariado, el materialismo dialéctico, porque, en sus propias palabras:

“El Materialismo Dialéctico es una doctrina sobre el universo, el mundo y la vida, que se basa en la tesis de la materia como substancia de todo lo que existe, desde las cosas inanimadas hasta el pensamiento del hombre. Y en la dialéctica, como ley fundamental de la materia en constante movimiento y, por tanto, del proceso de la historia”.[4]

Además, Lombardo valoró que:

“…la doctrina del materialismo dialéctico, la doctrina marxista no sólo representa la síntesis más importante realizada en la historia del pensamiento humano, sino que representa el descubrimiento más trascendental en la historia del conocimiento y de la cultura: el descubrimiento de las leyes que rigen cuanto existe, de las leyes que rigen el universo todo, de las leyes que rigen la naturaleza, el hombre y la vida social”.[5]

Para apreciar con mayor nitidez elevada concepción respecto de las ideas filosóficas de Marx y Engels, en especial del materialismo dialéctico y su valor, conviene traer a la memoria otras dos reflexiones suyas sobre el particular. Una, en la que expresó que se trata de “…la suma de los conocimientos logrados por la civilización y la cultura a lo largo de los siglos”.[6] Y otra más, en la que manifestó:

“Lo grandioso del materialismo dialéctico estriba en que es una doctrina del mundo y de la vida con una concepción verdaderamente científica de la materia y del movimiento, que los filósofos y los investigadores del pasado no estaban en aptitud de alcanzar. El materialismo dialéctico sitúa al hombre en el centro del mundo no como un ser pasivo, sino activo, como un ser creado por el proceso de la naturaleza; pero también como un creador de ella, por la interacción que existe entre el ser y el pensamiento”.[7]

¿Qué otras disciplinas, además del materialismo dialéctico, deben ser motivo de estudio y conocimiento por parte de quienes aspiran a contribuir certeramente a la elevada tarea de transformar la sociedad de manera progresiva, en calidad de políticos revolucionarios? De acuerdo con Lombardo, deben conocer, comprender y saber aplicar a la realidad concreta:

“…el materialismo histórico, que es el materialismo dialéctico aplicado al desarrollo de la humanidad, la economía política, que es la aplicación del materialismo histórico al conocimiento particular de un período de la historia de la sociedad humana: la etapa del nacimiento y desarrollo del régimen capitalista, y, por último, el socialismo científico, que es la aplicación del materialismo dialéctico, del materialismo histórico y de la economía política, al tránsito del régimen capitalista al régimen socialista”.[8]

¿Por qué? Entre otras razones, porque constituyendo junto con el materialismo dialéctico, el marxismo propiamente dicho, siempre que se intente hacer el análisis “de un hecho concreto, de un fenómeno social determinado o de un período histórico particular, sólo teniendo en cuenta el contenido amplio de la doctrina marxista se puede llegar a un examen correcto y, consiguientemente, a conclusiones justas”.[9] Y esos tipos de análisis constituyen parte medular del trabajo cotidiano de todo luchador al servicio de la clase trabajadora, que sólo tiene dos opciones, o realiza un examen certero a la luz de la teoría marxista o incurre en la improvisación, o en otro tipo de actitudes antimarxistas. El propio Lombardo desarrolló esta idea:

“No podría, pues, hacerse del marxismo un dogma, ni emplear el procedimiento de ir a los libros fundamentales del marxismo para encontrar soluciones concretas en ellos para realidades que se presentan siempre nuevas en el desarrollo de la sociedad. La única forma de evitar el error de hacer del marxismo un dogma es la aplicación perpetua del marxismo, la reaplicación del marxismo a los fenómenos concretos de la vida social. Si no se aplica el marxismo a un hecho dado, en un momento dado, en un sitio dado, dentro del desarrollo de la sociedad, se puede incurrir en gravísimos errores. Por eso, la única forma es tomar el objeto del conocimiento, el fenómeno, el hecho, el período histórico que se quiere investigar, como algo nuevo, a la luz de los principios del marxismo”.[10]

Asimismo, consideró que todo político revolucionario debe conocer en primer lugar las leyes económicas que “rigen el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción”,[11] porque esas leyes, que forman parte del materialismo histórico,

“…constituyen el conocimiento fundamental del proceso de la sociedad humana. A determinado grado de la multiplicación y de la eficacia de los instrumentos de la producción económica, y de las relaciones que se establecen entre los propietarios de esos instrumentos y los que los manejan con su esfuerzo manual e intelectual, corresponde un sistema concreto de la vida colectiva que engendra un conjunto de valores, de conceptos acerca de las relaciones entre los hombres y de las formas más importantes de su pensamiento”.[12]

¿Qué es el subjetivismo en política?

Congruente con sus principios, juzgó con severidad a los que convierten la política en producto del subjetivismo que, como lo explica, consiste en el “desprecio de la realidad objetiva que trata, al mismo tiempo, de operar sobre ella…”[13]

Subjetivismo en que, desde su punto de vista, incurre la burguesía, porque de manera inútil intenta perpetuar el modo capitalista de producción, que habrá de desaparecer como consecuencia de sus contradicciones congénitas y, sobre todo, como resultado de la lucha de clases. Pero no sólo la burguesía: también caen en el subjetivismo quienes, desde la trinchera de los explotados, creen que no hace falta que existan las condiciones materiales –y que si no las hay, es necesario crearlas—sino que suponen que basta con la voluntad de unos pocos, muy resueltos, para ir hasta donde lo deseen, “más allá de las transformaciones posibles”, aunque en la realidad terminan “actuando en contra de las leyes que presiden el desarrollo de la sociedad”.[14]

Por cierto, esta deformación, también conocida como “voluntarismo”, ha sido motivo de autocrítica enérgica por parte de muchos partidos comunistas y obreros del mundo –y particularmente, de América Latina—porque ha sido causante de innumerables y graves tropiezos para la lucha revolucionaria en diversos países de nuestra región y del mundo.

Vicente Lombardo Toledano fue congruente: fiel a sus convicciones, dedicó su inteligencia, su cultura y su vida a la política revolucionaria como teoría y como praxis, y en consecuencia, a la transformación de la sociedad humana en los ámbitos nacional e internacional. Ya desde joven, había forjado su decisión de ser “un soldado del invencible ejército de la clase trabajadora que todo lo produce, todo lo descubre y todo lo crea con sus manos y con su cerebro, lo mismo en las minas que en las fábricas, en las escuelas, en los laboratorios de investigación y en el interior de la conciencia.”[15] Y así lo cumplió sin titubeos ni claudicaciones.

[1] Segundo fragmento de mi investigación titulada “Lombardo y sus ideas. Su influjo en la vida política y social de México en los siglos XX y XXI”, recién concluida.

[2] Maestro en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador de tiempo completo. Coordinador de Investigación del Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales “Vicente Lombardo Toledano”.

[3] Lombardo, “La política y las leyes de la realidad”, en ¿Moscú o Pekín?, La vía mexicana al socialismo. Editorial Combatiente, México, 1975, pág. 19.

[4]Vicente Lombardo Toledano, Para leer y entender El Capital, sílabo de la conferencia dictada en la Universidad Obrera de México el 30 de octubre de 1967. Publicado en la Revista Siempre!, número 751. Noviembre 15 de 1967. Disponible en Escritos en Siempre! Tomo I/Vol.1, CEFPSVLT.

[5] Vicente Lombardo Toledano, “Objetivos y táctica del proletariado y del sector revolucionario de México en la actual etapa de la evolución histórica del país”, Texto de la ponencia que presentó, en calidad de texto inicial de los debates, en la mesa redonda a la que él mismo convocara a los diferentes grupos y personalidades de pensamiento marxista en México, con el objeto de efectuar un riguroso análisis de las condiciones de México y trazar la línea estratégica y táctica a seguir en la postguerra, misma que sería recogida por la historia con el nombre de Mesa Redonda de los marxistas mexicanos. Periódico El Popular, 1º de febrero de 1947, 2ª  sección, México, D. F., pp. 1, 2, 3 y 4. Ver Mesa redonda de los marxistas mexicanos. CEFPSVLT, México. 1982. Pág. 22.

[6] Lombardo, Mensaje a un joven socialista mexicano. Empresas Editoriales, México, 1967. Pág. 14.

[7] Op cit., pp. 14 y 15.

[8] Mesa redonda de los marxistas mexicanos, op cit., pág. 23.

[9] Ibídem.

[10] Op cit., pág. 32

[11]Lombardo. “La política y las leyes de la realidad”, Pág. 20.

[12] Ibídem.

[13] Vicente Lombardo Toledano, “Notas sobre el subjetivismo en política”. Artículo publicado en la revista Siempre!, núm. 249, 2 de abril de 1958. Se puede consultar en VLT, Escritos en Siempre!, tomo I, vol. 2, pág. 684. Ediciones del CEFPSVLT. México, 1994. También, en el folleto VLT, Lecciones de política para párvulos. Pág. 1. Ediciones del CEFPSVLT. México, 2008.

[14] Op cit., pág. 2.

[15] Lombardo, Lo que la vida me ha enseñado, ibídem.

Lombardo se vincula a los trabajadores y se incorpora al movimiento sindical

Lombardo se vincula a los trabajadores y se incorpora al movimiento sindical

Por Juan Campos Vega*

Vicente Lombardo Toledano, es uno de los hombres más calumniados de la historia de México: lo fue en vida y continúa siéndolo después de muerto. En vida, lo mismo lo agredieron los reaccionarios autóctonos que sus patrocinadores extranjeros, incluso fue objeto de injurias e insultos de quienes debieron ser sus aliados circunstanciales o permanentes. Los unos porque sabían que era el enemigo a vencer, el que se oponía a sus ambiciones desmedidas; los otros, porque jamás lo entendieron, o no quisieron entenderlo.

A más de cuatro décadas de su fallecimiento, lo siguen atacando los militantes de la derecha y la ultraizquierda, a los que se suman algunos académicos que, basados en análisis superficiales, pretenden convertirse en inmaculados juzgadores de la acción ajena.

Considerando los odios concitados alrededor de las ideas de Lombardo, es aplicable a su persona lo dicho por Federico Engels ante la tumba de Carlos Marx: “era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo […] que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal [i]”, porque quienes combatieron a Lombardo no lo hicieron por razones personales, sino por lo que representaba, por las ideas y los intereses que defendía. El intelectual cubano, Juan Marinello Vidaurreta, poeta y ensayista, revolucionario, antimperialista y comunista, dice de Lombardo:

Jamás hombre alguno ha concitado sobre su frente odios tan tercos; nunca líder de multitudes ha contado con persecución tan fiel de reaccionarios y traidores […] es esa la marca mejor de su grandeza. Puede la devoción popular tener sus momentos desorientados, dejarse penetrar alguna vez por el hábil trabajo del seudorrevolucionario. La furia cavernaria no se equivoca nunca. Sus dardos van siempre dirigidos a la zona más sensible, al enemigo más poderoso, al carácter más entero, a la inteligencia más ancha y real, a quien resume en sí, con elocuencia y acción, la voluntad de los necesitados de justicia [ii]”.

Quienes vieron en Lombardo al defensor de los intereses nacionales, y al conductor de las masas populares en la lucha por sus objetivos inmediatos y futuros, reconocieron sus méritos y respondieron a quienes le agredieron: el 28 de febrero de 1946, destacados científicos, artistas, técnicos, profesionales y maestros de México le otorgaron la Condecoración del Combatiente por ser, durante el año de 1945, “el mexicano más calumniado por la prensa reaccionaria [iii]”.

Para valorar el aporte de Lombardo a la vida sindical nacional e internacional es necesario conocer los factores que propician la transformación de su pensamiento y el contexto en el cual se desarrolla su vida. Su juventud transcurre cuando se producen acontecimientos transformadores de enorme magnitud e influencia ideológica y política: el estallido, desarrollo y triunfo de la Revolución Mexicana, la aprobación y promulgación de la Constitución de Querétaro, y la victoria de la Revolución Socialista de Octubre en Rusia. El periodo de su madurez intelectual está asociado con el sexenio del general Lázaro Cárdenas del Río, la etapa más importante de la nación en el siglo veinte ―después del triunfo de la Revolución Mexicana― y también con el peligro que representa la consolidación del fascismo en Italia y Alemania, así como los preparativos para la Segunda Guerra Mundial.

Lombardo es producto genuino de esa etapa de la vida de México y del mundo. Los amplios y profundos conocimientos que adquiere, tanto del marxismo-leninismo como de la historia y los problemas de México, lo convierten en un dirigente de la clase obrera que hace del materialismo dialéctico un método que, como afirma Engels “No ofrece dogmas hechos, sino puntos de partida para la ulterior investigación [iv]”, por lo que es capaz de analizar la realidad de México y trazar la línea política, estratégica y táctica, adecuada para cada momento, sin perder de vista los objetivos esenciales: la definitiva independencia del país, económica y política, y el establecimiento de una sociedad sin explotadores ni explotados. Lombardo se caracteriza, en consecuencia, por su acendrado patriotismo e internacionalismo proletario, combativos antimperialismo y antifascismo, y permanente lucha por la paz del mundo y el socialismo.

La transformación intelectual de Lombardo se inicia en el momento en el que estalla la Revolución Mexicana. El 21 de noviembre de 1910, se informa por medio de una edición extra del periódico El Imparcial, que cabecea su nota principal con grandes letras rojas: “Estalló la revolución en Puebla”, su estado natal, y ello lo motiva a preguntarse qué cosa es la revolución, porque —como él mismo reconoce— no sabía nada del gobierno, ni de la situación del pueblo, ni de lo que era México en aquella época [v].

Apenas cumplidos los 16 años, y de forma inesperada, ante él se devela lo que era su patria, en la que empieza a pensar el día en que estalla la revolución. Este acontecimiento marca su existencia y lo lleva a iniciar el proceso de ahondar en el conocimiento de México. En el homenaje que se le rinde con motivo de su setenta aniversario, así lo expresa: “Quienes empezamos a meditar sobre lo que México era cuando estalló la revolución, descubrimos la magnitud del drama en que vivía, y esta revelación decidió el curso de nuestra existencia [vi]”.

Pero, hasta que se vincula a la clase obrera adquiere plena conciencia de los problemas concretos del país. Relata que cuando la revolución ha concluido su fase armada, en 1917, el rector de la Universidad Popular Mexicana (upm) [vii], doctor Alfonso Pruneda García, lo llama para que se incorpore a ella y lo nombra secretario de la misma. A la upm asistían los obreros para escuchar las conferencias que ahí se impartían. Por ejemplo, en el año de 1920, la upm anuncia que Lombardo impartirá siete conferencias como parte del ciclo denominado: Las nuevas corrientes de la moral social, en las que aborda temas relativos a diversos movimientos sindicales, políticos e ideológicos, y a la realidad de México, los títulos reflejan ese contenido: “Importancia filosófica y política de los movimientos sociales contemporáneos”; “El colectivismo. Sus postulados científicos. Sus representantes”; “La Internacional. Las Trades-Unions, sus congresos. La Liga Agraria de Irlanda”; “El socialismo de Estado en Europa”; “El anarquismo, sus representantes”; “El bolsheviquismo (sic) y la revolución rusa”, y “Síntesis de las pláticas y observaciones acerca de la situación social en México [viii]”.

Lombardo no se limita a impartir conferencias en la upm, también escucha los problemas de los trabajadores, los asesora jurídicamente y se vincula a ellos; de esa manera se inicia el proceso que lo lleva a comprender “toda la profundidad del drama social de México [ix]”, y a incorporarse al movimiento sindical.

Las condiciones concretas del desarrollo de México, cuando inicia la fase constructiva de la revolución iniciada en 1910, constituye un campo propicio para que Lombardo ocupe diversos cargos en organizaciones de trabajadores y realice sus primeros aportes al movimiento sindical nacional:

En mayo de 1918, asiste a la asamblea constitutiva de la Confederación Regional Obrera Mexicana (crom), y en nombre de la upm propone la creación de centros de cultura para los trabajadores en todo el país.

En agosto de 1920, funda y dirige el primer sindicato del magisterio: la Liga de Profesores del Distrito Federal, integrada por algunos maestros universitarios, otros de la escuela preparatoria, y algunos más de las escuelas primarias de la capital de la república, e ingresa a la crom. A partir del momento en el que Lombardo inicia su participación en el sindicalismo mexicano, abandona paulatinamente los aspectos filosóficos “profundamente impregnados de la filosofía idealista [x]” que le inculcaron sus maestros universitarios; pero debido a sus primeras experiencias en la crom, adopta la política reformista que caracteriza a esta central obrera. Afirma en junio de 1935:

De la lucha sindical inferí la teoría de la socialdemocracia, del ambiente universitario recibí la doctrina del socialismo cristiano. Digo que deduje la teoría de la socialdemocracia porque los problemas teóricos de la lucha de clases jamás fueron objeto de atención por los líderes de la organización obrera; de su táctica empleada para resolver los problemas sindicales, de su actitud ante el gobierno […] llegué a la creencia de que era posible el tránsito de la sociedad burguesa a la sociedad socialista, mediante la colaboración con el Estado y la expedición de leyes que protegieran a la clase trabajadora y limitaran el lucro de los detentadores de la propiedad […] la doctrina filosófica espiritualista, sustentada oficialmente en la Universidad por mis maestros, se avenía bien al concepto reformista de la crom [xi].

En la segunda mitad de la década de los años veinte, debido a los cambios ocurridos en el mundo y en México, y a las experiencias de su participación en el movimiento sindical mexicano, se profundiza el proceso de la transformación de su pensamiento que lo induce hacia el conocimiento y la adopción del materialismo dialéctico. Su opinión de esa etapa, en 1935, es la siguiente:

La gran crisis económica de la posguerra [xii], con sus repercusiones políticas y morales, destruyó en mí los conceptos básicos de mi convicción socialdemócrata y de mi filosofía espiritualista. Mi primer viaje a Europa (1925), que me permitió analizar de cerca los más importantes problemas del proletariado, aumentó mi desilusión sobre mi acervo cultural y me decidió a iniciar un estudio atento y sistemático de las doctrinas socialistas que sólo conocía yo superficialmente.

Entré en conflicto conmigo mismo. Rotas mis primeras ideas, inconforme con muchos de los actos del gobierno y con la táctica empleada por los directores de la crom […] y rechazando el proceder del Partido Comunista de México por parecerme infecundo […] torpemente sectario, infantil y alejado de las masas, dediqué la mayor parte de mi tiempo a recorrer la república, a estudiar su verdadera estructura, a conocer las necesidades de sus diversos núcleos humanos y a divulgar entre los sindicatos las ideas socialistas [xiii].


* Licenciado en Economía y maestro en Periodismo Político. Trabaja en estudios sobre la teoría y la práctica sindicales de Vicente Lombardo Toledano.

[i] Federico Engels, “Discurso ante la tumba de Marx”, C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en un tomo, Moscú, Progreso, s/f, p. 452.

[ii] Juan Marinello, Homenaje y gratitud a México, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano,2000,p. 15.

[iii]Rosa María Otero Gama, Vicente Lombardo Toledano. Datos biográficos, México, Universidad Obrera de México, 1988, p. 73.

[iv] Federico Engels, “Carta a Werner Sombart”, en C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. III, Moscú, Progreso, 1973, p. 534.

[v] José Natividad Rosales y Víctor Rico Galán, “Lombardo: un hombre en la historia de México”, revista Siempre!, núm. 578, México, D. F., 22 de julio de 1964.

[vi] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “Lo que la vida me ha enseñado”, Vicente Lombardo Toledano, ideólogo de la Revolución Mexicana, vol. 4, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano,2010, p. 304.

[vii] La upm había sido creada por el Ateneo de México del que formaban parte intelectuales y artistas, entre otros: Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Antonio Caso, Pedro Henríquez Ureña, Martín Luis Guzmán, Enrique González Martínez, Manuel M. Ponce y Diego Rivera.

[viii] Programa de trabajos de la Universidad Popular Mexicana en el año de 1920, México, Imprenta Victoria, 1920.

[ix] James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie, México visto enop. cit., p. 46.

[x] Ibid., p. 99.

[xi] VLT, “Carta a Henri Barbusse”, Obra histórico-cronológica, t. III, vol. 3, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano, 1995, p. 253.

[xii] Se refiere a las secuelas de la Primera Guerra Mundial: inflación, desempleo, endeudamiento, inestabilidad financiera, etc., que conducen a la crisis que inicia en 1920 y no se supera, sino hasta 1924.

[xiii] VLT, “Carta a Henri… op. cit., p. 255.

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