El Popular: una historia ignorada

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Libro. 2011. México DF (México)
Editado por: Centro de Estudios Filosóficos, Políticos y Sociales Vicente Lombardo Toledano

ISBN: 978-607-466-038-8
Ciencias Sociales: Historia.

Descripción:

El Popular, fundado en 1938 como diario de la Confederación de Trabajadores de México, se convirtió después en independiente, aunque vinculado a la central obrera, y dejó de publicarse en 1961. A El Popular se le ha ignorado en las historias del periodismo mexicano. Este libro no pretende ser una historia del diario; su objetivo consiste en relatar aspectos concretos de su origen, analizar sus características principales y valorar su importancia durante sus primeros años de existencia.
Por las excepcionales circunstancias internacionales y nacionales de la época en la que surge El Popular —prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial y gobierno cardenista— esta obra examina las posiciones políticas e ideológicas del periódico, un diario militante de izquierda, para contrastarlas con las posturas asumidas por las empresas periodísticas, lo que permite entender mejor las relaciones entre prensa y poder político, y sus consecuencias posteriores.
La comparación entre ambos tipos de diarismo también sirve para comprender los alcances de la censura, la autocensura y para valorar los vínculos de las empresas periodísticas con ideologías, iglesias y elementos del poder político y/o empresarial, que utilizan a una parte de la prensa o se coluden con ella para obtener beneficios de diversa índole.

Índice:

INTRODUCCIÓN (Pág: 7)
CAPÍTULO I. SINDICALISMO DE IZQUIERDA (Pág: 12)
CAPÍTULO II. SINDICALISMO DE IZQUIERDA Y DIARISMO EN MÉXICO (Pág: 44)
CAPÍTULO III. DIARISMO COMERCIAL Y DIARISMO MILITANTE (Pág: 73)
CAPÍTULO IV. ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS DE EL POPULAR (Pág: 100)
CAPÍTULO V. INFORMACIÓN Y OPINIÓN DE EL POPULAR (Pág: 129)
A MANERA DE CONCLUSIONES (Pág: 155)
NOTAS (Pág: 165)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (Pág: 174)





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El Frente Popular Mexicano

Por Emilio García Bonilla

Frecuentemente se menciona la evolución del partido oficial en México como un simple cambio de nombre, sin tomar en cuenta su transformación estructural y programática, particularmente importante fue la formación del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) por su contexto y la influencia que tuvieron los dirigentes políticos y sindicales que participaron en el proceso de su conformación.

No debemos perder de vista el contexto en que el Partido Nacional Revolucionario se transformó en PRM: el gobierno de Lázaro Cárdenas llevaba a cabo políticas para profundizar el proceso revolucionario del país, con la consecuente reacción de sectores bien definidos, arrebatándole el poder y la toma de decisiones al expresidente Plutarco Elías Calles. El mundo se encontraba al borde de una nueva conflagración mundial debido al avance y expansión del nazifascismo. En México, la ideología socialista se difundía lo mismo desde las escuelas que entre los agremiados en la Confederación de Trabajadores de México y entre los obreros, artistas e intelectuales cercanos al Partido Comunista. No es de extrañarnos entonces que al nuevo partido se le llegara a considerar como una expresión del Frente Popular preconizado en el VII Congreso de la Internacional Comunista, y hasta llegara a proponerse la adopción del nombre de “Partido Socialista Mexicano”.

En su momento, Lombardo consideró que el Partido de la Revolución Mexicana surgió “no como un partido permanente, sino como una alianza entre la clase obrera, la clase campesina, el ejército y los sectores de la clase media dedicados a la política”, necesaria para “hacerle frente a todos los enemigos del gobierno y de la revolución”.[1] Además, valoró que “las mejores páginas de la historia de México, las que contienen las más brillantes luchas populares, demuestran que el Frente Popular en mi país ha sido la única técnica empleada contra la reacción interior y contra el imperialismo”.[2] La idea del Frente Nacional Democrático como línea política estratégica se gestó en Lombardo en la década de los treinta.

La CTM y el Frente Popular

A partir de la fundación de la Confederación de Trabajadores de México en febrero de 1936, Vicente Lombardo Toledano participó activamente para materializar el Frente Popular Mexicano. De tal forma, en el propio congreso constituyente de la CTM se nombró una comisión para que participara en el comité organizador del Frente Popular Antiimperialista que era una iniciativa del Partido Comunista de México, aunque se buscaría que quedara bajo la dirección del movimiento obrero.[3] Se dijo que se impulsaba la formación del Frente Popular “no por espíritu de imitación de lo que acontece en otros países, sino por causas objetivas de la situación nacional, ocasionadas por el ataque de las fuerzas reaccionarias del interior y las maquinaciones del fascismo internacional”.[4]

Por su parte, en septiembre de 1936,  el nuevo comité ejecutivo nacional del PNR publicó un manifiesto donde se mencionaba que la democracia a que aspiraba ese organismo “se concibe en términos de una creciente influencia de los obreros y los campesinos organizados, en la dirección política y económica de la comunidad”, por lo que se señaló que el partido mantendría una política de puertas abiertas frente a todas las organizaciones de obreros y de campesinos.[5]

En el Segundo Consejo Nacional de la CTM, celebrado en octubre de 1936, se acordó tomar las riendas de la conformación del Frente Popular, por lo que invitarían a los organismos sociales y políticos representativos de los sectores obrero, campesino y político para unirse “con el sólo propósito de luchar por la realización de un programa determinado […] a fin de dar de este modo a las luchas en favor de la independencia nacional, un carácter firme y claro.”[6]

El 10 de octubre de 1936, dirigentes de la CTM sostuvieron una reunión con Luís I. Rodríguez, entonces secretario particular del presidente Cárdenas, entre otros puntos abordaron el del “Frente Popular Mexicano. Su gran papel social e histórico. Su composición y su programa”, además intercambiaron opiniones sobre la relación entre la acción política de los trabajadores y el PNR, señalando también la necesidad de que hubiera un constante contacto entre la CTM y el gobierno “para el estudio y la discusión de los principales problemas de importancia general”, como la urgencia de un plan concreto “para fomentar la riqueza del país ante la crisis económica y política internacional que se avecina”.[7]

En noviembre de 1936, la dirigencia de la CTM se dirigió al Comité Ejecutivo Nacional del PNR e iniciaron las pláticas correspondientes junto con los miembros del Comité Organizador de la Unificación Campesina.[8] A mediados de 1937, Vicente Lombardo Toledano ya declaraba que la Confederación de Trabajadores de México había conseguido que el PNR, la Confederación Campesina Mexicana y el Partido Comunista aceptaran formar parte del Frente Popular Mexicano, el cual consideró como una necesidad debido a que “sólo la unión de los diversos sectores del pueblo de México, país semicolonial, será la fuerza que impida la explotación del pueblo por los elementos conservadores aliados al imperialismo extranjero”. Señaló además que una vez integrado el Frente, se invitaría a otros sectores “de menor importancia”, como la clase media y la pequeña burguesía, que aún no estaban organizadas.[9]

En las elecciones para diputados federales y senadores en 1937 el PNR invitó a la CTM y la Confederación Campesina Mexicana para que postularan candidatos “sin necesidad de sujetarse a los requisitos del partido”,[10] el Partido Comunista apoyó las candidaturas obreras y campesinas donde los comunistas tenían influencia.

Los preparativos para formalizar la conformación del Frente Popular Mexicano se retrasaron por la primera ruptura en el interior de la CTM, la cual se dio en su IV Consejo Nacional.

La “Unidad a toda costa”

Las diferencias entre velazquiztas y comunistas que se hicieron patentes en el congreso constituyente de la CTM se agravaron en su IV Consejo Nacional que tuvo lugar a finales de abril de 1937; en él, los delegados comunistas intentaron hacerse del control de los órganos de dirección. Lombardo Toledano criticó esa actitud porque era contraria a la estrategia del Frente dentro de la cual había nacido la CTM. Para Lombardo, las agrupaciones que formaban la central no tenían por qué ser homogéneas o subordinadas a una ideología única, siempre y cuando pudieran mantenerse unidas por una táctica común.

Los comunistas retiraron a sus delegados del consejo y a sus tres secretarios del comité nacional. Se separaron de la CTM aproximadamente 200 mil trabajadores de los sindicatos controlados por el PC o bajo su influencia, entre ellos el de ferrocarrileros y el Sindicato Mexicano de Electricistas.

Lombardo informó a los dirigentes de la Internacional Comunista sobre la división de la CTM como un retroceso en la construcción del Frente Popular. Earl Browder, secretario general del Partido Comunista de Estados Unidos y miembro del comité ejecutivo de la Internacional Comunista, vino a México en junio para convencer a los comunistas de la unidad necesaria en el movimiento obrero dada la difícil situación que se vivía tanto en el mundo como en el país, pues el 28 de mayo había estallado la huelga de los petroleros contra las empresas extranjeras.

Los dirigentes del Partido Comunista de México reconocieron sus errores y su actitud sectaria y aceptaron volver a la CTM en agosto bajo la consigna “Unidad a toda costa”, reconociendo “los acuerdos del IV Consejo y la autoridad del comité nacional que encabeza el compañero Lombardo”, reiterando su disposición para colaborar en la formación del Frente Popular y apoyar al gobierno de Cárdenas.[11]

(Primera parte de “Vicente Lombardo Toledano y la formación del Partido de la Revolución Mexicana”, trabajo presentado como ponencia en el 2° Congreso Internacional de Historia y Ciencias Sociales, Michoacán, junio de 2017.)


[1] Vicente Lombardo Toledano, entrevista con James Wilkie y Edna Monzón, 3 de diciembre de 1964, en Obra Histórico-cronológica, Tomo VI, suplemento, México, CEFPSVLT, 2016: pp. 139-140.

[2] FHUOM, Legajo 304, [mediados 1937], Entrevista a Vicente Lombardo Toledano por Douglas Montagu Jacobs, mecanuscrito.

[3] Ibídem: pp. 53-56.

[4] “Fundación del Partido de la Revolución Mexicana”, en CTM 1936-1941, edición facsimilar, Vol, 2, México, CEFPSVLT, 2011: p. 539.

[5] Citado en “Convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente”, 18 de enero de 1938, en FHUOM, Legajo 308.

[6] “Circular de información de la CTM a sus organizaciones filiales”, 23 de diciembre de 1936. en CTM 1936-1941, edición facsimilar, Vol, 1, México, CEFPSVLT, 2011: pp. 226-227.

[7] FHUOM, Legajo 283. 10 de octubre de 1936, Sin autor, Memorándum “Licenciado Luís I. Rodríguez”. Rodríguez sería el primer presidente del PRM.

[8] Comunicación del CEN del PNR al Comité Nacional de la CTM, 20 de enero de 1937, en CTM 1936-1941, edición facsimilar, Vol, 1, México, CEFPSVLT, 2011: pp. 319-320.

[9] FHUOM, Legajo 304, [mediados 1937], Entrevista a Vicente Lombardo Toledano por Douglas Montagu Jacobs, mecanuscrito.

[10] Ídem.

[11] “¡Unidad a toda costa!” [Resolución adoptada por el pleno del Comité Central del Partido Comunista de México, celebrado del 26 al 30 de julio de 1937], en Guadalupe Pacheco Méndez, Arturo Anguiano Orozco, y Rogelio Vizcaíno A., Cárdenas y la izquierda mexicana, México, Juan Pablos Editor, 1975, pp. 297-307.

A propósito del libro de Daniela Spenser: En combate. La vida de Lombardo Toledano

El libro En combate. La vida de Lombardo Toledano (2018), recientemente publicado en la colección Debate de la editorial Penguin, Random House, que agradezco a la autora su sentida dedicatoria hacia mi persona, a reserva de las variadas reseñas que sin duda se harán sobre el libro, quiero hacer algunos comentarios, resultado de una primera lectura.

  1. Es el primer libro que leo de Vicente Lombardo Toledano que abarca toda su vida en sus diferentes facetas, que consta, por cierto, de 567 páginas, en el cual solo las fuentes bibliográficas corresponden a casi la cuarta parte del texto. Además, son fuentes originales buscadas minuciosamente en instituciones tanto de México como de muchos otros países, incluyendo archivos que en algunos casos estuvieron “clasificados” por las agencias de inteligencia de EEUU y la URSS.
  2. El libro abarca desde el origen de la familia Lombardo en México, en la segunda mitad el siglo XIX, hasta la muerte del biografiado en 1968, fecha que coincide en este 2018 —dicho sea de paso—, con el 50 aniversario de su fallecimiento.
  3. Mi opinión preliminar sobre el libro, que podría tener cierta importancia como reflexión acerca de esta magna obra, es la pregunta sobre el papel que deben tener los juicios de valor en una biografía, porque considero que haciendo eso, estaríamos en una especie de extensión de la falacia naturalista denunciada por Hume en el terreno de la ética, es decir: pasar de los enunciados que se refieren a hechos a las conclusiones en términos de valores. Se podría pensar, incluso, que existe también una falacia historicista, que consistiría en narrar una biografía en términos de hechos y sacar luego conclusiones valorativas (morales). Estoy convencido de que es la historia la que ha de juzgar a Lombardo Toledano que, de hecho, al reconocerlo como un “héroe” de la etapa constructiva de la Revolución Mexicana, ya lo ha hecho, y no los historiadores que, a mi juicio, deben limitarse a exponer los hechos tal y como fueron.

Espero que el libro sea leído por historiadores, politólogos, sociólogos y antropólogos y nos den también sus opiniones.

Raúl Gutiérrez Lombardo.

80° ANIVERSARIO DE LA CTM, (1936-2016)

Con motivo del 80° aniversario (1936-2016) de la fundación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), se publica la portada original de la obra: CTM, 1936-1941. Talleres Gráficos Modelo, México, D.F.

“La presente obra contiene la mayor parte de los documentos relativos a los primeros cinco años de la Confederación de Trabajadores de México.

Portada

No es esta una historia de la C T. M. porque no se ha pretendido hacer un juicio de ella, sino, como queda dicho, sólo se ha querido publicar, en orden cronológico, la reseña de los actos inmediatamente anteriores a su creación y de los más significativos durante el primer quinquenio de la existencia de la Confederación.

Durante estos primeros cinco años de trabajos de la C. T. M., estuvo la Confederación regida por un solo Comité Nacional presidido por Vicente Lombardo Toledano…”

El Centro de Estudios Vicente Lombardo Toledano ofrece en donación 1 ejemplar de la edición facsimilar de la obra original “CTM, 1936-1941, (3 vols.)”, a las primeras 10 personas que se comuniquen al correo electrónico:

bibliolomb@hotmail.com

En breve también estará disponible la obra en PDF.

Enrique Ramírez y Ramírez

Lombardo, el hombre

En recuerdo del eminente político Enrique Ramírez y Ramírez, este Centro de Estudios publica un fragmento de la conferencia que dictó, en abril de 1980, de título “Lombardo Toledano en el movimiento obrero”.

LOMBARDO, EL HOMBRE 

Enrique Ramírez y Ramírez (1915 - 1980)
Enrique Ramírez y Ramírez (1915 – 1980)

Yo me siento con plena autoridad moral, para hablar de Lombardo Toledano, porque tuve el honor de vivir, trabajar y luchar muchos años cerca de él. Fui adversario suyo en ocasiones y otras, las más durante veinte años, fui su colaborador. Lo conocí de cuerpo entero. No lo deifiqué nunca, ni estoy dispuesto a deificarlo; lo conocía en su vida real; sé de su grandeza y también supe de su debilidad. Algunas veces se expresó él con palabras muy poco amables para mí y yo también lo hice en ocasiones, pero jamás, ni en los días de nuestro distanciamiento mayor, perdí de vista la estatura del hombre y su significación enorme para el movimiento obrero y para el desarrollo político.

Lombardo es uno de los grandes constructores del movimiento obrero mexicano. Lombardo, él en primer lugar, con la ayuda de muchos otros, elevó al movimiento obrero a un nivel ideológico, estratégico, táctico, doctrinario, teórico, moral y político, de lo cual no había ejemplo semejante en el pasado anterior de la CTM.

"... el punto de arranque del desarrollo contemporáneo de México"
Presidente Lázaro Cárdenas (1895 – 1970)

Fue también, por eso, un par de Lázaro Cárdenas; fue por eso un elemento importantísimo para la construcción del frente nacional revolucionario, para la estructuración del nuevo partido en el poder. Lombardo Toledano construyó un partido, el Partido Popular, pero por encima de esa militancia, siempre perteneció a un partido más amplio: el partido de la Revolución Mexicana y el partido de la revolución social del siglo veinte en el mundo entero.

Fue un militante honesto. Era un intelectual superior; no un ensayo de intelectual ni una simulación de doctor, era un auténtico doctor. Era un universitario, flor de la Universidad de México, de las mejores creaciones humanas de la Universidad. Y alcanzó y tuvo una virtud singular: saber unir su destino, él, que era un intelectual de los grupos de selección, de las minorías, de la élite intelectual, supo unir su destino profunda y definitivamente a la lucha de las masas trabajadoras.

Dice alguna autora de uno de estos libros de análisis apresurado y a veces poco bien intencionado del movimiento obrero, que Lombardo Toledano carecía de base sindical cuando participó en la formación de la CTM. ¡Que no tenía base sindical! Hacía más de cinco años que había sido miembro del comité central de la CROM; inició la organización sindical del magisterio; era uno de los líderes, el más notable, de la CGOCM, y no tenía base sindical… Si ha habido líderes en México, con respeto, con aprecio en la masa trabajadora, uno de los más distinguidos entre ellos fue Lombardo Toledano; era un apasionado de los principios y abrazó los principios del socialismo con sinceridad tajante, exhaustiva.

Ramírez y Lombardo
Vicente Lombardo Toledano y Enrique Ramírez y Ramírez

Se entregó para siempre a la causa en la que llegó a creer por experiencia, por instinto y también por deliberación intelectual profunda. Si se habla del socialismo en México, hay que hablar de Lombardo Toledano; su obra, su parte en la obra, está allí. Habrá un día en que los trabajadores de México, cuando se hayan despejado las brumas de la confusión en que los medios de comunicación en manos de los enemigos del progreso social quieren envolverlo, envolver a las masas trabajadoras y confundirlas, habrá un día en que todos los trabajadores de México y todos los hombres interesados en la transformación social del país, reconozcan en Lombardo Toledano a uno de los héroes del trabajo y de la cultura en México.

  • Imagen de Vicente Lombardo Toledano y Enrique Ramírez y Ramírez albergada en la página Macro Economía.
  • Imagen de Enrique Ramírez y Ramírez albergada en la página Siempre.

Latinoamérica y la fundación de la Federación Sindical Mundial

Latinoamérica y la fundación de la Federación Sindical Mundial

Por Juan Campos Vega

1.FSM_grabadoEl 3 de octubre de 1945 se funda en París la Federación Sindical Mundial (FSM). Es la única organización obrera que logra conjuntar, hasta la fecha, a los sindicatos de la inmensa mayoría de los países del mundo, trátese de sindicatos de países desarrollados, coloniales, semicoloniales, dependientes, y de países socialistas.

Las condiciones que hicieron posible la unidad mundial de los trabajadores son diversas; sin duda, un factor fundamental para el acercamiento de las organizaciones de los trabajadores, fue la lucha común contra el fascismo en los prolegómenos y durante la segunda guerra mundial. Sin dejar de señalar algunas de estas condiciones, el presente escrito se orienta a destacar el papel de la clase obrera latinoamericana y caribeña en este importante proceso.

Antecedentes

En varios países de América Latina y el Caribe, las organizaciones sindicales compartían el interés por unificar a los sindicatos del área y del mundo entero. Los esfuerzos más significados en torno a estos propósitos son impulsados desde América del Sur y México.

Sudamérica. En mayo de 1929, en Montevideo, Uruguay, se funda la Confederación Sindical Latinoamericana (CSLA), a iniciativa de la Internacional Sindical Roja (ISR), con organizaciones sindicales dependientes o vinculadas a los partidos comunistas de la región.

Para enero de 1936, meses antes de que acordara su disolución, la CSLA convoca a una asamblea de sus agremiados en Santiago de Chile —aprovechando la realización de la Conferencia Americana del Trabajo, convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)—; en ambos eventos participan dirigentes sindicales de varios países de América, particularmente de la región sur, en los que analizan:

Los principales problemas laborales, socioeconómicos y políticos que afectaban a la clase trabajadora en el continente. El diagnóstico fue uno, la inexistencia de la unidad obrera en la región no colaboraba en frenar los abusos de los “patrones” y era imposible exigir mejores garantías sociales y laborales a los estados sin una gran estructura sindical continental. Los obreros reunidos en Santiago firmaron un pacto […] para hacer conciencia entre los trabajadores del continente sobre la necesidad de unirse.[1]

Vicente Lombardo Toledano envía un mensaje a los asistentes a la reunión convocada por la OIT, —que publica en El Universal, de México, el 1 de enero de 1936—, en el que le plantea a los representantes del proletariado latinoamericano y caribeño que:

Sólo la acción conjunta del proletariado puede salvar los destinos de América. No es preciso que los trabajadores todos piensen del mismo modo, que todos sustenten la misma doctrina política, que todos opinen igual respecto de las características de la sociedad futura; no es menester un común denominador ideológico para intentar la defensa colectiva de sus intereses: basta con un programa mínimo de acción, con un programa igual para todos, que garantice sus derechos fundamentales.[2]

3.AL_campesinosLos derechos a los que hace referencia Lombardo, y que enlista en el mensaje, están relacionados con las principales libertades públicas: de asociación profesional, de reunión y de manifestación públicas, de expresión de las ideas, de prensa, y de huelga; los derechos a la tierra para los campesinos, a salarios humanos, a seguros contra el paro y contra los riesgos profesionales, y las demandas de la disolución de las milicias privadas o semioficiales, al margen del ejército regular; así como el respeto a la acción cívica de los trabajadores, a los partidos políticos de la clase obrera y campesina, y el mantenimiento del régimen político del sufragio universal y del voto secreto.[3]

Al finalizar la Conferencia Americana del Trabajo, los delegados de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay, suscriben un manifiesto donde comprometen sus esfuerzos para “abordar de inmediato las tareas indispensables para llegar a constituir cuanto antes una vigorosa organización continental de los trabajadores También consideran indispensable […] trabajar en sus respectivos países. Para atenuar la miseria que aflige al proletariado del continente”.[4], es decir, enfrentan ambos problemas “en la misma dirección del mensaje abierto que envió el dirigente mexicano.[5]

México. La primera central nacional, la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), fue constituida el 12 de mayo de 1918 en Saltillo, Coahuila. En noviembre de ese mismo año, participa en un Congreso, en Laredo, Texas, convocado y dirigido por la Federación Americana del Trabajo (FAT), de la que surge la Confederación Obrera Panamericana (COPA). Estuvieron “representados los siguientes países: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México y los Estados Unidos”.[6]

Las finalidades incluidas en el artículo II del documento “Principios, Objetivos y Reglas”, aprobado es el congreso fundacional de la COPA, establecen que la naciente organización pugnará por:

1. El establecimiento de mejores condiciones para los trabajadores que emigren de un país a otro.

2. El establecimiento de un mejor entendimiento y de mejores relaciones entre los pueblos de las repúblicas Panamericanas.

3. Utilizar todos los medios legales y honorables para la protección y adelanto de los derechos, intereses y bienestar de los pueblos de las repúblicas Panamericanas.

4. Utilizar todos los medios legales y honorables con el propósito de cultivar las más favorables y amistosas relaciones entre los movimientos obreros y entre los pueblos de las repúblicas panamericanas.[7]

Independientemente de las anteriores expresiones, en la práctica se trataba de una política tendiente a “controlar el movimiento sindical latinoamericano y su desarrollo, de acuerdo con los intereses del imperialismo norteamericano; de evitar que se incorporara al movimiento sindical revolucionario”.[8]

La CROM entra en crisis, y surge la “CROM depurada” con numerosos sindicatos que se habían escindido de ella. En el programa de la nueva organización, fundada el 10 de marzo de 1933, cuando se aborda el tema de las relaciones obreras internacionales, se plantea dos puntos alusivos:

35. La separación de la CROM de la Confederación Obrera Pan-Americana.

36. La CROM convocará a todas las agrupaciones obreras de las naciones iberoamericanas a un congreso para la organización de la Confederación Obrera Ibero-Americana, que discutirá y aprobará un programa de defensa y de acción contra el imperialismo en América.[9]

La CROM depurada, invita a otras organizaciones sindicales para constituir una nueva central, por lo que suscriben un pacto de unidad y posteriormente convocan a un congreso obrero y campesino que se reúne del 26 al 31 de octubre de 1933, del que surge la segunda central nacional del proletariado mexicano: la Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM, de corta vida, porque junto con las organizaciones que integran el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) constituido el 15 de junio de 1935, constituyen la central más grande y combativa de la historia de México: la Confederación de Trabajadores de México (CTM).

El congreso fundacional de la CTM, realizado del 21 al 24 de febrero de 1936, aprueba una resolución que fija las posiciones de la nueva central en torno a sus relaciones internacionales, en la que resuelve dirigir sendas excitativas:

A todas las organizaciones sindicales del continente americano, sin distinción de ideología y de táctica de lucha, para procurar el entendimiento y la unificación de todo el proletariado de América, especialmente del proletariado de los países de origen latino [10]”, [y] “a la Federación Sindical Internacional y a la Internacional Sindical Roja, haciéndoles ver la necesidad urgente que para el proletariado del mundo entero y para los destinos de la humanidad misma, tiene el hecho de un acercamiento entre las principales fuerzas sindicales existentes [11]”.

La CTM se adhiere a de la Federación Sindical Internacional (FSI) y participa en su Séptimo Congreso, que se realiza en julio de 1936, en Londres. En su primera participación, los delegados de la CTM, junto con los de España, Francia y Noruega, defienden “una posición de unidad y la afiliación de los sindicatos soviéticos”[12] a la FSI.

2AL_vs_FascismoEl 2 de septiembre de 1936, Lombardo, en su carácter de secretario general de la CTM, dirige una carta a las centrales sindicales latinoamericanas en la que después de expresar las principales preocupaciones políticas nacionales e internacionales, los aspectos sindicales y laborales que afectan por igual a todos los pueblos de América Latina y el Caribe, plantea la necesidad de “convocar sin pérdida de tiempo a un congreso obrero latinoamericano, que establezca las bases y los objetivos de una lucha continental a favor de los derechos fundamentales del proletariado y de la verdadera autonomía de las veinte naciones ligadas por el mismo destino histórico”,[13] y les propone constituir un comité organizador que convoque a dicho congreso.

El Congreso Obrero Latinoamericano que da origen a la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL), se realiza en México del 5 al 8 de septiembre de 1938. La CTAL sería una organización importante para la fundación y orientación de la FSM.

[1] Patricio Bernardo Herrera González, “En favor de una patria de los trabajadores”. La Confederación de Trabajadores de América Latina y su lucha por la emancipación del continente, 1938-1953, tesis para optar por el grado de doctor en historia, Zamora, Michoacán, Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, A. C., octubre de 2013, pp. 101-102.

[2] Vicente Lombardo Toledano (en adelante VLT), “Mensaje al proletariado de la América Latina”, Obra histórico-cronológica, t. III, vol. 4, México, CEFPSVLT, 1996, p. 5.

[3] Idem.

[4] Francisco Pérez Leirós, El movimiento sindical de América Latina, Buenos Aires, Imprenta “La Vanguardia”, 1941, pp. 55-56.

[5] Patricio Bernardo Herrera González, “En favor de… op. cit., p. 112.

[6] Amaro del Rosal, Los congresos obreros internacionales en el siglo XX. De 1900 a 1950, México, Grijalbo, 1963, p. 380.

[7] Francisco Pérez Leirós, El movimiento sindical de América Latina, Buenos Aires, Imprenta “La Vanguardia”, 1941, p. 40.

[8] Amaro del Rosal, Los congresos obreros… op. cit., p. 381.

[9] “Programa Mínimo de Acción de la CROM”, revista Futuro, núm.10 (extraordinario), México, D. F., Mayo de 1934, pp. 77.

[10] “Las relaciones internacionales del proletariado mexicano”, CTM 1936-1941, México, CTM, 1941, p. 52.

[11] Idem.

[12] Amaro del Rosal, Los congresos obreros internacionales en el siglo XX. De 1900 a 1950, México, Grijalbo, 1963, p. 300.

[13] VLT, “Carta de la CTM a las centrales sindicales de América Latina”, Obra histórico-cronológica, t. III, vol. 4, México, CEFPSVLT, p. 354.

La política comunista de unidad a toda costa

LA POLÍTICA COMUNISTA DE UNIDAD A TODA COSTA

Por Juan Campos Vega

Dos meses después de haberse producido la división en el Cuarto Consejo Nacional de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a fines de junio de 1937, el Partido Comunista Mexicano (PCM) reconoce, en el informe al pleno de su comité central, que esa decisión constituye un error y decide que sus integrantes retornen al seno de la confederación, seguidos de los sindicatos que los habían acompañado en su aventura —excepto el Sindicato Mexicano de Electricistas—, pero el daño ya estaba hecho: las dos posiciones que tenía el PCM en el comité nacional se pierden, y solamente se reincorpora Juan Gutiérrez, del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), y con ello la correlación de fuerzas al interior del comité ejecutivo, cambia a favor de “Los Cinco Lobitos”, encabezados por Fidel Velázquez.

Informe al comité central del PCM, 26 de junio de 1937
Informe al comité central del PCM, 26 de junio de 1937

El regreso de los sindicatos que abandonaron el cuarto consejo, debido a la decisión del PCM, conocida como política de “Unidad a toda costa”, da pie a una nueva tergiversación de los hechos. Está muy difundida la falsa versión de que esa política le fue impuesta al PCM porque Vicente Lombardo Toledano le solicitó, por medio de una carta, su intervención al dirigente del Partido Comunista de Estados Unidos de América (PCUSA), Earl Browder, que también era integrante del buró político de la Internacional Comunista (IC).

Señalar que la solicitud fue hecha a Browder no es casual, ya que el dirigente del PCUSA no sólo apoya las políticas del presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, en la lucha contra los nazis, lo cual es correcto, sino que aplica la tesis del frente popular más allá de lo debido: además de impulsar medidas reformistas durante varios años, en 1944 transforma al PCUSA en Asociación Política Comunista (APC-USA). Su política, calificada de frente-populismo extremo —bautizada como “browderismo”— es la razón oficial de su expulsión del PCUSA en 1946.

Las desviaciones de Browder son utilizadas para tratar de identificar la política de Lombardo con el “browderismo”, y deducir que la política de “Unidad a toda costa” asumida por el PCM, es responsabilidad del dirigente de la CTM. Un ejemplo de este tipo de interpretaciones tendenciosas, totalmente ajenas a la realidad, que pretende ignorar que la decisión de cambiar la línea política sectaria del PCM vino de la IC y no de Browder, es la siguiente:

Browder convenció al PCM de regresar a la CTM y a la alianza con Lombardo (con quien también tuvo pláticas) […] ambos, el Partido Comunista Mexicano y Vicente Lombardo Toledano, mandaron informes de la escisión al Partido Comunista de EE. UU., se publicó la versión de Lombardo y no la de los comunistas mexicanos en el Daily Worker (periódico del PC en EE.UU.), un procedimiento muy extraño […] Browder apoyó a Lombardo, y sometió a sus lineamientos al PCM [1].

Periódico del Partido Comunista de Estados Unidos
Periódico del Partido Comunista de Estados Unidos

Valentín Campa, en sus Memorias, también contribuye a difundir esa calumnia por medio de tres acciones; en primer lugar, cuando incluye la copia de la carta que supuestamente Lombardo dirige a Browder, en el anexo “Documentos”, le suprime el nombre del destinatario; en segundo lugar, encabeza la carta con una nota que señala que fue dirigida a “secretarios generales de varios partidos comunistas [2]”; en tercer lugar, incluye en el cuerpo de su libro, su versión, que “Browder escribió a la dirección del Partido Comunista Mexicano, anexando copia de una carta que le había dirigido Lombardo [3]”.

Campa, después de señalar que los que habían abandonado el cuarto consejo —a la que autocalifica de corriente democrática— actuaban desde el local del sindicato ferrocarrilero como organismo paralelo a la dirección de la CTM, plantea que esta “corriente democrática consideraba viable restablecer la unidad de la CTM, partiendo de que era la mayoría y su influencia en el movimiento sindical del país era cada vez mayor [4]”, y que la carta, enviada días después del cuarto consejo, reflejaba el reconocimiento de la difícil situación en que se encontraban Lombardo y Velázquez.

Pero los hechos, que siempre son más tercos que cualquier mentira o tergiversación, finalmente permiten conocer la realidad. La mencionada carta, en realidad está dirigida “Al Compañero Alejandro Losovsky, secretario general de la Internacional Sindical Roja” —de la cual Lombardo envió copia a diversos dirigentes comunistas—, y en ella se detallan los antecedentes inmediatos de la fundación de la CTM, el viaje de Lombardo a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la conducta asumida por el PCM, particularmente sus principales errores y sus negativos resultados. La carta no puede reflejar algún “reconocimiento de la difícil situación”, porque fue enviada 15 días antes de la realización del cuarto consejo, y no después de que se había generado la división.

Por su parte, el informe al pleno del comité central del PCM, también es explícito en el análisis de la conducta de sus miembros, y reconoce que fue un grave error abandonar el cuarto consejo; además, explica que el buró político (BP) se había pronunciado por la permanencia de todas las delegaciones pero que fue impotente para convencerlas, que el buró es responsable en su conjunto de esa debilidad, pero que:

Debe señalarse el hecho de que la fracción comunista del consejo no funcionaba y de que los delegados comunistas no cumplieron la directiva del BP. Y más aún, que fue un delegado comunista el que precipitó el desenlace declarando en una asamblea de las delegaciones descontentas que la Convención del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros había acordado retirar su delegación. La responsabilidad recae ante todo en los miembros del buró político que estaban presentes, en primer lugar el compañero Campa. Pero yo comparto esa responsabilidad, porque el compañero Campa me consultó por teléfono y me dejé convencer de que “era imposible volver al consejo [5]”.

De esa manera, con la indebida intervención del PCM en las decisiones de la CTM, se produjo, realmente, la primera división de la confederación, y los responsables de los negativos resultados obtenidos han tratado, durante décadas, de pasarle la factura de su comportamiento pequeño burgués, plagado de infantilismo izquierdista, a Vicente Lombardo Toledano.

Por esa razón, es importante recordar las posiciones de Lombardo ante el conflicto, expresadas durante el cuarto consejo; reflejan que tiene claro cuáles son los problemas de fondo que dan origen al enfrentamiento que lleva a la división. En su intervención en esa reunión expresa: “Los compañeros del Partido Comunista no han querido entender que la CTM es un frente único del proletariado, un frente general del proletariado y no una organización homogénea, no una organización coherente en cuanto a ideología, no una organización que deba obedecer a una opinión única y a una táctica única, y a una serie de disposiciones únicas”

Y rememora que al lado de otros colegas, desde el proceso que lleva a la creación de la CTM en 1936, insiste en que se incluya y se llame a todos los sectores, sin importar sus tendencias —excepto a aquellos francamente contrarios a la lucha de clases—  para que formen parte de la central unificadora del proletariado de México.

Afortunadamente, aunque con más de cuatro décadas de retraso, algunos de los documentos que dan fe de la conducta de cada uno de los personajes aludidos, y de los responsables de aplicar la política de “Unidad a toda costa” se han hecho públicos, y ponen a cada quien en el lugar que le corresponde.

[1] Francie R. Chassen de López, Lombardo Toledano y el movimiento obrero mexicano (1917/1940), p. 240.

[2] Valentín Campa, Mi testimonio. Memorias… op. cit., p. 339.

[3] Ibid., p. 131.

[4] Idem.

[5] Hernán Laborde, La política de… op. cit., p. 42.

Exitosas huelgas de electricistas y obreros agrícolas en 1936

Exitosas huelgas de electricistas y obreros agrícolas en 1936

Juan Campos Vega

Durante el año de 1936, el sindicato de trabajadores electricistas que forma parte de la CTM y los obreros agrícolas de La Laguna que también son integrantes de la confederación van a la huelga con la finalidad de mejorar sus condiciones de trabajo, sus salarios y prestaciones.

HUELGA DEL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS

La huelga contra la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz (Mexican Light and Power Company), realizada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), se debió a la negativa de la empresa extranjera de mejorar las condiciones económicas y sociales de los trabajadores.

El contrato colectivo de 1934, vencía el 30 de abril de 1936; después de dos prórrogas, de un mes cada una, y habiendo escuchado el 11 de junio la única propuesta empresarial, que inicia con una explicación que pretende dar “la imagen de una empresa agobiada por su falta de recursos para solventar las demandas de sus trabajadores”, para posteriormente realizar propuestas que no satisfacen al movimiento huelguístico.

Después de valorar la propuesta empresarial y reiterar la necesidad de llegar a un arreglo entre las partes “la asamblea autorizó que Breña Alvírez y Pavón Flores se entrevistaran con el presidente Cárdenas para informarle la situación y la inminencia de la huelga. En todos sus términos [el Presidente] apoyó lo realizado por el SME y solicitaba el mayor esfuerzo para evitar la huelga [1]”.

SME1

Las demandas centrales del pliego de peticiones entregado por el sindicato a las compañías de electricidad, el 24 de junio, incluía dos aspectos esenciales:

1o. Ordenar, reglamentar y hacer más claras y precisas las disposiciones del Contrato Colectivo de 1934, que la experiencia de dos años había mostrado que daban origen a dificultades provenientes de una interpretación diversa, con el fin de eliminar dichas dificultades y hacer más fácil y expedita la aplicación del Contrato.

2o. Eliminar estipulaciones que establecían injustas diferencias entre los trabajadores, las cuales el sindicato se vio obligado a aceptar en 1934 y elevar ciertos derechos, prerrogativas y beneficios económicos nuestros, para ponerlos más en consonancia con los avances hechos últimamente en materia de contratación colectiva, o para que sirviera de precedente a otros trabajadores [2].

A los aspectos anteriores se sumaban otras demandas de menor jerarquía que en conjunto representaban las demandas más sentidas por los trabajadores electricistas.

El 15 de julio, el sindicato envía un telegrama al presidente Cárdenas, para comunicarle el estallido de la huelga por la intransigencia de las empresas; ese mismo día se intentó llegar a un acuerdo entre empresas y sindicato, en la que estuvo presente el secretario particular del Presidente, pero también fue infructuosa, por lo que el 16 de julio estalló la huelga.

Para llevar al éxito el movimiento huelguístico, que dura diez días, y que afecta los intereses de la clase obrera y de toda la población de la capital del país y de regiones industriales importantes de entidades cercanas al Distrito Federal, la CTM presta su apoyo solidario, material y moral a la huelga, y realiza “una amplia y sistemática labor de divulgación de los antecedentes, las finalidades y el alcance del acto realizado por los trabajadores de la industria eléctrica [3]”, que contribuye a lograr el apoyo de las masas trabajadoras y de algunos sectores de la burguesía nacional, cuyos intereses se oponen a esa empresa perteneciente a un poderoso monopolio extranjero.

Trabajadores del SME resguardando la subestación Taxqueña
Trabajadores del SME resguardando la subestación Taxqueña

El objetivo de la labor propagandística realizada por la confederación, consiste en contrarrestar la información dolosa y malintencionada de la prensa mercantil, que intenta desvirtuar las acciones del sindicato y de sus agremiados ante la población del país. En este marco, es necesario resaltar la importancia del acto celebrado en el teatro Rex, convocado por el comité nacional de la CTM, y en el que Lombardo, en su carácter de secretario general de la confederación, explica las características del conflicto y contesta a las preguntas que le fueron formuladas por la concurrencia: sobre todo extranjeros residentes en la Ciudad de México, la mayor parte de ellos estadounidenses.

A diferencia de lo sucedido con la huelga ferrocarrilera que es declarada inexistente, las autoridades reconocen la legitimidad de la huelga de los electricistas, y después, el éxito del movimiento es completo, en el boletín de prensa del 25 de julio de 1936, que el SME redacta para la ocasión, establece que “Salvo unos cuantos puntos del contrato colectivo de trabajo que quedaron pendientes, los cuales deberán ser resueltos por acuerdo directo entre las partes en un plazo que vencerá el día último del corriente mes, el sindicato obtuvo la aceptación íntegra de su pliego petitorio [4]”.

En la redacción del boletín se evidencia el distanciamiento del SME respecto de la dirección de la CTM, ya que no se dirige a la confederación en su conjunto ni menciona a su comité ejecutivo nacional, sino solamente anuncia “a las organizaciones de trabajadores miembros de la CTM, a aquellas fuera de la CTM, que le prestaron su apoyo y solidaridad [5]” el éxito obtenido, mientras que a otras organizaciones sí las menciona como colectividades, y al referirse al Presidente de la República le otorga todo el mérito para la solución del conflicto.

Al mencionar la intervención del general Lázaro Cárdenas, el SME explica que al apoyar la solicitud el sindicato de intervenir para suprimir intermediarios y realizar arreglos directos con la empresa, permitió solucionar rápido el conflicto y lograr la victoria, por lo que, “El Sindicato Mexicano de Electricistas reitera una vez más la confianza que ha puesto en el señor Presidente, cuyo apego a la ley ha puesto una vez más de manifiesto, que los trabajadores tienen en él un amigo sincero y leal que hace respetar sus derechos constitucionales [6]”.

HUELGA DE OBREROS AGRÍCOLAS DE LA LAGUNA

En junio de 1935, Lombardo publica un artículo en el que analiza las características de La Laguna —la región agrícola más homogénea y más rica del país—, reproduce estadísticas socioeconómicas recientes de su actividad, y explica cómo se encuentra la división territorial de los municipios y estados en donde se encuentra ubicada la comarca lagunera, lo que la sujeta a la autoridad de ocho ayuntamientos pertenecientes a dos estados, por lo que “el tratamiento fiscal, económico, social y político, es diverso en cada municipio de la región [7]”; para concluir su análisis, propone una serie de medidas tendientes a ampliar la superficie de los cultivos, aumentar los salarios, y elevar las condiciones de vida de los que habitan en la región; entre las propuestas destacan: dividir las haciendas, prohibir la participación de las sociedades por acciones y de las empresas de extranjeros en la explotación de la tierra, dotar de ejidos a las comunidades agrarias, y establecer un solo contrato colectivo que regule las relaciones entre los dueños de los ranchos y los obreros agrícolas, así como un conjunto de medidas técnicas [8].

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Ante la propuesta de la CTM de establecer un “contrato colectivo único, que implicaba aumento de salarios y servicios sociales que nunca tomaron en cuenta los patrones [9]”.

La respuesta de la mayoría de los dueños de las haciendas —mayoritariamente extranjeros y antiguos jefes militares— fue de cerrada oposición a que se aplicara la legislación agraria, y a que se firmara un contrato colectivo de trabajo para nivelar los salarios y las prestaciones de los trabajadores. Inclusive amenazan con abandonar las haciendas y dejan de cumplir con lo establecido en los contratos colectivos existentes.

Lo anterior provoca una serie de huelgas para exigir el cumplimiento de lo establecido en los contratos vigentes, y el 16 de agosto de 1936, los obreros agrícolas de La Laguna se lanzan a la huelga general debido a la violación sistemática de sus contratos de trabajo, el despido arbitrario de trabajadores y los bajos salarios que devengan.

Por decisión expresa de los trabajadores de La Laguna —debido a un acuerdo con el Presidente de la República que garantiza los intereses de los campesinos—, la huelga se levanta para que se aplique, a partir del 15 de septiembre, la Ley Agraria. Estas medidas crean las condiciones para que se pongan en práctica las propuestas del Plan de la CTM, que establece por primera vez el sistema colectivo de trabajo agrícola, y que consiste en los aspectos siguientes: “a) Dirección agrícola centralizada en la región lagunera; b) Administración ejidal centralizada; c) Producción colectiva; d) Servicios colectivos de toda índole; e) Autonomía política de la región [10]”.

El Plan de la CTM para los ejidos de la comarca lagunera, serviría después para organizar el trabajo colectivo en los ejidos de otras regiones del país.

El año de 1936 fue exitoso para los trabajadores, se gana el movimiento huelguístico de los electricistas, que es de gran trascendencia para las luchas obreras, y otro en el campo, que se sienta precedentes importante en materia agraria, no sólo respecto a la tenencia de la tierra, sino también a los métodos de trabajo, al sistema de producción, al reparto de los ingresos y, en general, a la organización productiva, de prestación de servicios públicos, y de participación de los campesinos en los asuntos públicos de la región lagunera.

[1] Víctor M. Sánchez Sánchez, “Síntesis histórica del Sindicato Mexicano de Electricistas”, revista Lux año LVII, núm. 338, México, D. F., diciembre de 1984, p. 58.

[2] Idem.

[3] Confederación de Trabajadores de México, “Huelga de los trabajadores electricistas”, CTM 1936-1941, p. 105.

[4] Véase, “Boletín para la prensa del sindicato de electricistas”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, pp. 115-116, y en Víctor M. Sánchez Sánchez, “Síntesis histórica del Sindicato Mexicano de Electricistas”, revista Lux año LVII, núm. 338, México, D. F., diciembre de 1984, p. 60.

[5] Idem.

[6] Idem.

[7] VLT, “La comarca de La Laguna en cifras”, en Confederación de Trabajadores de México, CTM 1936-1941, p. 121.

[8] Ibid., p. 123.

[9] Confederación de Trabajadores de México, “El reparto de la región de La Laguna”, en CTM 36-41, p. 118.

[10] Véanse Confederación de Trabajadores de México, “Plan de la CTM”, pp.145-149, y “Segundo Consejo Nacional de la CTM. Informe del Comité Nacional”, p. 212, en CTM 1936-1941.

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